por oac
La película serbia del debutante Nikola Lezaic es la que elegí para abrir mi Bafici y es un muy buen comienzo. Grupo de jóvenes skaters, convulsión hormonal, existencial, simbólica: Lezaic elige este punto de vista para abrirse a una comprensión del tiempo presente. ¿Por qué la angustia juvenil es tan rendidora en el cine contemporáno? Habría que ver hasta cuándo, posiblemente en algún momento vaya a agotarse este paradigma en el que uno puede reconocer la precedencia de Gus Van Sant y una serie casi infinita de variaciones. Posiblemente algún día nos hartemos de skaters que funcionan como sismógrafos de la época, no creo que eso suceda mientras existan películas como Tilva Ros. Estos veinteañeros no han pronunciado (o no han hallado aún) sus propias palabras; no obstante hacen signos de sus cuerpos. Se tatúan, se golpean, se raspan, se pinchan: filman esa escritura corporal para que se haga legible en youtube. Son atravesados por una enorme fuerza que no les pertenece del todo, porque proviene del exceso de eso que llamamos vida, a falta de un término más preciso, y se estrella contra el colapso del mundo conocido, un mundo que ya no es capaz de contenerlos. La energía vital se abre camino de todos modos, muchas veces en forma autodestructiva, muchas otras como puro desmán. Pero esa vitalidad no se suicida en la visión de Lezaic, puede aún confluir en las marchas políticas de sus padres, la politización de esta angustia es difícil pero no imposible y puede todavía encontrar un léxico nuevo, o un lenguaje hecho de restos, combinados de nuevas formas. Se trata de una generación que cultiva con arrogancia una noción de contemporaneidad y, paradójicamente, avanza a ciegas en el tiempo que les toca. Leizac hace un cine vibrante, un realismo con momentos líricos, un pulso muy elegante para los planos secuencia y una tristeza cauta, no desesperada.
Esta película de una hora lleva las firmas del cineasta Martin Scorsese y del crítico Kent Jones. No sé exactamente cuál es el rol de cada uno, aunque es más visible la intervención de Scorsese asumiendo la primera persona del singular para contar de qué manera las películas de Elia Kazan marcaron su experiencia juvenil. Es como un retorno a las historias del cine americano e italiano que Scorsese practicó en la década pasada. La apelación autobiográfica del cineasta afamado como autoridad que respalda la importancia del precursor homenajeado es un poco abusiva. Podría ser más interesante pensar el cine de Kazan más allá del efecto que produjo en el joven Scorsese. En todo caso, la película no salta el límite del homenaje protocolar e invita a revisar la filmografía de Kazán en buenas proyecciones. Lo más molesto quizá sea el tono de disculpa que Scorsese reclama para los actos de delación que Kazán practicó durante el macartismo
Primera decepción del Bafici 2011, ante la módica esperanza que había despertado la idea, interesante, de registrar la presencia de las canciones de amor en los diversos espacios de la vida urbana. Podría haber sido. Pero en realidad gana la pereza de no querer trabajar sobre la forma cinematográfica, unida a la facilidad de registro de las cámaras digitales. La película de Karin Idelson simplemente yuxtapone secuencias, con una preferencia por lo bizarro y lo deforme, como si ese fuera el principal destino del cancionero amoroso. Uno se pregunta si esto es el cine del futuro.
Yo la queria ver, Frenkel , Bochaton, Pandolfo,imagino conceptos musicales,sonoros.
ResponderEliminarAparte la directora fue parte de mi infancia, hace 30 años no la veo.
No se la puede ver ni un poquito la peli?
En la película no están ni Frenkel ni Bochaton ni Pandolfo.Pero lo peor es que las posibilidades eran muy interesantes y la realizadora no las aprovechó. Hay para mí un exceso de sordidez en el recorte que hace de los usos de las canciones de amor. Y pereza en la forma cinematográfica. De todos modos andá a verla y podés discrepar. No se me ocurriria decir que alguien no vaya a ver una película.
ResponderEliminarHabia leido en Pagina que habia hecho entrevistas a esos musicos y me imagine de cajon que iban a formar parte de la pelicula.
ResponderEliminarNo entiendo como se perdio semejante calidad de artistas, pero bueno...
PD:Me toco ver Love story y Noche sin fortuna, dos documentales. Love story me gusto, es el estigma del nazismo en la generacion actual de Austria, interesante vista de como los familiares directos de los nazis(hijos y nietos) tienen que sobrellevar un apellido.
Saludos