martes, 31 de julio de 2012

Perrone animal cazador loco escultor vampiro

La nueva de Perrone, mañana en el Rojas


por Oscar Cuervo

Caigo en que mañana miércoles 1 de agosto a las 19:00 se estrena el corto  Maga Liis  de Raúl Perrone (en el marco de la ceremonia de clausura del Festival de Cine hecho con Cámaras de Fotos, más información sobre el Festival clickeando acá).  Maga Liis es parte del proyecto PENDEJOS.

PENDEJOS es una idea que Perrone está maquinando o una serie de películas que está filmando o quizá ya tiene filmadas, con Perrone nunca se sabe. Yo hace un par de semanas pude hace una incursión en el territorio perroniano y directamente caí en uno de los planetas del sistema PENDEJOS. Tuve el honor de asistir (junto con Martín Farina, del staff de La otra) a la primerísima y exclusivísima proyección de Indio, un nuevo largo que Raúl acababa de terminar... ¡dos días antes! Creo que nunca me pasó esto de tener que ver una película que nadie vio en compañía de su director, en su propio microcine, además sin saber yo qué es lo que iba exactamente a ver. Ni bien terminada la proyección partimos junto con el Perro a un bar cercano a la estación de Ituzaingo a internarnos en una extensa charla sobre la película que acabábamos de ver y sobre todo en general. Fue un curso acelerado para consustanciarnos con el método Perrone (método, territorio, universo, sistema, planetas... ¡cuántas metáforas son necesarias para describirlo!). Debo decir, en primer lugar, que en los últimos meses estuve aprendiendo intensivamente sobre su obra, que todo empezó cuando vi SEM por youtube, un corto que forma parte, con toda naturalidad, de una serie integrada por el TRÍPTICO (Luján, Los actos cotidianos, Al final la vida sigue, igual) y por Las pibas (película que presentó en el último BAFICI). No sé si esta serie ya está concluída o si todavía viene algo más, pero sí sé que se prestan a pensarlas como serie. Perrone está filmando series de películas y creo que él mismo no siempre sabe si una serie está acabada o si todavía viene algo más. Lo que tengo claro es que Indio (y  Maga Liis , que se presenta mañana en el Rojas) ya formarían parte de otra serie, precisamente: PENDEJOS.


Indio: Perrone me sorprende. La película tiene un aire de familia con la serie colorista (acabo de inventar esta etiqueta) que forman el TRÍPTICO, Sem y Las pibas. Y digo que es otra serie por el hecho evidente de que PENDEJOS es en blanco y negro. Hay una manera de aproximarse a las historias y personajes presentados que tiene muchos rasgos en común:  intimismo, planos secuencia, escenas que empiezan cuando dos personajes ya están conversando, personajes tomados en medio de situaciones de tránsito,  separándose, encontrándose, qudándose solos, recordando algo que perdieron o esperando algo que no tienen todavía. Perrone filma conversaciones y encuadra de un modo perroniano: con mucho aire arriba.  Filma también personajes pensando solos. Registra siempre luz natural, sonido directo (que después será enrarecido en postproducción) y más que hacer a sus actores (o modelos bressonianos o neorrealistas) que compongan algo, los hace ser ellos ante cámaras. Hay además un aroma Perrone que es marca inconfundible: el espacio de Ituzaingo, calles, casas, lugares de encuentro: en Indio es una pista para andar en skate (supongo que se dice así).

Indio: Perrone me sorprende, porque todo eso está, pero levemente alterado en relación a la manera como había sido tratatado en la serie colorista. El blanco y negro agudiza las condiciones de austeridad. Se trata de una fotografía de contraste muy crudo y Perrone se abstiene del recurso emocional del color que determinaba la estética del TRÍPTICO. Mediante el negro y el blanco el cineasta administra su recurso clave: el fuera de campo: las películas son siempre un work in progress, no porque les falte terminar de poner o sacar algo, sino porque las zonas vacías que Perrone deja con toda premeditación las tiene que completar uno mismo: cuando en el plano hay una zona negra, uno tiene que completar con la imaginación lo que se esconde en la sombra; cuando un plano empieza o cuando termina, uno debe completar lo que pasó antes o lo que pasará después. Se da a entender que algo terrible puede haber pasado, o quizás no. Esto forma parte de la esencia del cine en general, pero en esta época de Perrone parece ser el elemento clave de su poética: el crear un fuera de campo cada vez más denso en posibilidades.

Voy a ampliar para la revista lo que me pareció  Indio, pero quiero agregar ahora que para comprender el sentido de su cine me resulta conveniente apelar a ciertas metáforas.


Perrone es un investigador poético. Es una suerte de antropólogo que investiga un universo al que dentro de unas décadas va a haber que acudir cuando se quiera saber cómo se vivía en una zona determinada del conurbano bonaerense, cómo se hablaba, cómo eran esas casas y cómo se las habitaba. Perrone no registra "espacios físicos" sino lugares: esto es: espacios habitados por personas, impregnados de historias personales y colectivas. Ese es el lado, si se quiere, documental. Pero el tipo de estrategia que este invesitgador despliega es (atención): poético. Con su cámara Perrone registra huellas de un mundo real, que existe más allá de su voluntad. Y no busca: encuentra: alguien lo invita a conocer un lugar, él va y ahí conoce a otra persona, un pendejo skater, lo que lo lleva a hablar con el papá del pibe; mientras los va conociendo,  se le ocurren ideas que filma, etc. No diré más.

La obsesión de un loco lo obliga a encerrarse a ver lo filmado, a descubrir lo que antes había encontrado. O se tira en su cama a pensar. Piensa y piensa. Y después va a ver el material filmado y arma cosas: encuentra ahora fantasmas. Una alucinación inducida por el uso de la cámara. Huella de lo real y alucinación.

Bueno, esto que acabo de describir de manera bastante precaria es la figura del investigador poético. Podría agregar que también es un escultor que descubre formas en la materia bruta de lo real, personajes que halla escondidos en personas que no sabían que los tenían adentro. Perrone en sus incursiones por el territorio de Ituzaingo sale a recoger pedazos de vidas reales con su cámara y luego las esculpe en su sala de montaje y en su imaginación (cuando se echa en la cama a pensar). El sonido es un arma fundamental en esta transposición: a las huellas registradas por su cámara les introduce una distancia poética mediante el mundo sonoro que compone.

Y además, Perrone es un animal de caza y un vampiro.

Pero estas metáforas requieren tiempo para que las pueda desarrollar. Esperen a que lo haga para el próximo número de La otra.

Mientras tanto, mañana voy a ver Maga Liis, que probablemente comparte muchos de los rasgos que encontré en Indio y quizá todavía aparecen algunos nuevos. Ustedes también pueden ir. Es en el Rojas, Corrientes al 2000, a las 19:00. La entrada es gratis.

lunes, 30 de julio de 2012

Batman derrapa, Sebregondi Retrocede, Clarín zozobra.

Toda cultura es política
Un programa para bajar (30 de julio de 2012)
Clickeando acá





Con el estreno de Batman, el caballero de la noche asciende termina de delinearse el auténtico aporte de Christopher Nolan a la historia del personaje encapuchado. Hay una generación que creerá que Batman es un agente antiterrorista que defiende a una ciudad de los Estados Unidos de una organización que viene desde Medio Oriente. La magra cosecha le llevó a Nolan kilómetros de celuloide y varios centenares de golpes de timbales y trombones a un volumen insalubre. Nolan demostró también que para contar la infancia traumática de Bruce Wayne y la genealogía de cada elemento del encapuchado (la Batisoga, la capucha, la capa, la Baticueva) hacía falta una hora de algo más parecido a Kung Fu o Karate Kid que al superhéroe inventado por Bob Kane, que cada personaje secundario introducido a una trama complicada (no compleja) debería tener también una infancia traumática (aunque el personaje en cuestión después careciera de interés y de una función dramática precisa). Nolan demostró que más es menos: más villanos olvidables, más diálogos explicativos sin relevancia narrativa, metáforas más berretas sobre la autosuperación, más solemnidad, más prólogos y más epílogos, más parafernalia bélica: todo eso hizo de Batman un personaje menos ambivalente, menos misterioso, más parecido a cualquier otro defensor del estilo de vida americano.

Los críticos que celebraron a Nolan como a un gran autor cinematográfico no tendrán que rendir cuenta de su falta de sustento porque dentro de unos años nadie se acordará de Nolan y la franquicia de Batman tendrá a un nuevo empleado que quizá le devuelva al hombre murciélago algo del encanto que Nolan le quitó. O quizá lo haga aún más aburrido y solemne.

En el programa de ayer hablamos de Batman y Nolan, el dúo estático. Juan Manuel Castro nos vino a contar acerca de la historia del encapuchado.

También hablamos de la operación de Clarín contra Vatayón Militante. Es evidente que el punto que más molesta a la derecha exasperada es la militancia, que el acto de aniversario de la muerte de Evita (ninguneado por la prensa corporativa) demostró de qué lado está el poder de movilización y había que tratar de poner bajo sospecha esta convocatoria, que Clarín trabaja para darle letra a las viejas conchetas pero sus operaciones tienen un plazo de vencimiento cada vez más corto. Se acerca el 7 de diciembre y las operaciones van a ser cada vez más sucias e inconsistentes. Atacar a Vatayón por su actividad cultural en los penales o a Víctor Hugo porque en el 77 hizo un picadito con un milico uruguayo revelan que carecen de alternativas políticas y echan mano de cualquier recurso, de nula consistencia política y calidad periodística cada vez más baja. La respuesta de Vatayón ha sido impecable y el respaldo que hoy hizo Cristina de estas iniciativas militantes revelan una solidez ideológica que no se deja amilanar con operaciones berretísimas.

"Toda cultura es política" dijo el Vatayón y esa frase escueta resume a la perfección el concepto sobre el que giró el programa La otra.-radio de ayer. Ariel Idez vino a conversar sobre la apasionante experiencia de la revista Literal que en la década del 70 editaron Germán García, Osvaldo Lamborghini y Luis Guzmán. Refiriéndose a las posiciones polémicas sostenidas por Literal contra la idea de una literatura de denuncia que en los años 70 gozaba de mucho predicamento, Ariel Idez escribió algo que comentamos en el programa de ayer:

"En el campo intelectual de aquellos años se adjudicaba una suma importancia al valor testimonial de la literatura: este procedimiento llegaba hasta el punto de impugnar la misma práctica literaria en aras de otras formas más eficientes a estos fines, como el periodismo . Pues bien, el párrafo que sigue a la primera frase de Literal anuncia: “La información en un texto es un beneficio secundario que no justifica la existencia de un escritura literaria. A diferencia de una “noticia”, la verdad de un texto no puede someterse a una prueba de realidad.” (L. 1 p.5). Más adelante se amplían los argumentos: “La noticia es una cama donde cualquiera puede acostarse sin que se le mueva el piso”."

Es un placer muy grande hacer un programa que puede ir de Batman a Lamborghini y de Vatayón Militante a la música de Prince. Es que toda cultura es política. Acá pueden bajar el audio del programa:

Vatayón Militante: Toda cultura es política



Texto aparecido originalmente en el blog de Hank Soriano:

En noviembre del año pasado nosotros, el Vatayón Militante, organizamos una jornada cultural en el local que nos prestaban en Corrientes y Dorrego, Chacarita, dentro de la Comuna 15.
A ese evento, fueron invitados e invitadas personas privadas de su libertad, que participaban de los talleres formales de educación de diferentes penales bajo la órbita del Servicio Penitenciario Federal, cuyo director es el compañero Víctor Hortel.


Una semana antes del evento, se hicieron presentes agentes del Servicio a analizar, chequear y detectar qué cuestiones de seguridad eran pertinentes para poder a llevar a cabo dicha gesta, dicho encuentro, dicha situación.


El día, finalmente llegó.
El gran despliegue de camiones del SPF, agentes con sus ropas de trabajo y autos particulares, llamaron la atención del barrio.
Ingresaron las personas privadas de su libertad al local y se dividieron en sectores.
Cada uno de los sectores, tenía como consigna a un mínimo de cinco guardias, todos ellos, adentro del evento, vestidos de civil.


En esa jornada, sólo se sirvió pizza y gaseosa, estando terminantemente prohibida la venta de cualquier tipo de bebida alcohólica.


Vinieron internas que bailaron sus danzas típicas regionales, vino Olga Guzmán, la interna también famosa que leyó sus poemas editados.
Hubo un número de tango para todos nosotros, y luego un número de percusión a cargo de la gente de educación del penal de Ezeiza.


También hubo otros números musicales, y un karaoke en el que cantábamos personas privadas de su libertad y personas privadas del encierro.
Todo dentro del marco de una jornada cultural.
Y como toda la cultura es política, y nosotros no escondemos nunca nada, hacemos política y la política la planteamos, entre otros aspectos, desde la cultura.


Así, se dieron momentos de enorme compañerismo, de inclusión y visibilización: el evento fue publicado una semana antes y la convocatoria era abierta a cualquiera que quisiera venir, de cualquier lugar, con entrada totalmente gratis.
Fue uno de los eventos a los que más gente concurrió, en la historia del Vatayón.


Y para nosotros, cada uno y una de las personas privadas de su libertad, son exactamente iguales: ya fueron condenados o están esperando una condena o un veredicto por el delito que cometieron o no.
Desde ese lugar, desde la deuda social que debe recoger la sociedad y con ésta, la militancia, es que trabajamos con todos los internos e internas, en igual condiciones.
Jamás nosotros preguntamos a ninguno o ninguna por qué están en una cárcel, pero siempre les pedimos que nos pregunten a nosotros por qué y para qué estamos allí, y si un caso tiene relevancia pública, es una cuestión incidental: todos y todas las personas privadas de su libertad, son exactamente iguales.


La respuesta, con aristas, es siempre la misma: estamos allí porque creemos en un proyecto de país inclusivo, de igualdad, justo y soberano.
Un país y un estado que está trazado por la matriz política desde que Néstor nos devolvió a todos a la decisión como un factor determinante.
Un gobierno en el que Cristina nos enseña día a día que el único agente de cambio es la política.


Y porque creemos y sabemos que la cultura siempre es política, hacemos política desde la cultura.
Porque todo es política.
Cada decisión es política.
Cada momento en el que interactuamos con otra persona en cualquier estrato, es política y cuando dejamos de hacerlo, también estamos haciendo política.


Porque la política es decisión.


El Vatayón, por otro lado, no decide quién viene y quién no: eso lo decide en primera instancia el interno que se anota en el evento, y luego debe ser autorizado por cada juez en particular, de cada juzgado en especial, analizando cada caso específico y el juez es quien firma esa salida transitoria, que es parte del derecho de la persona privada de su libertad.


Más acá de la cuestión, cada video y cada foto que publican los grandes medios opositores y desestabilizadores, son propiedad de Vatayón, y están publicados tanto en el Facebook de la agrupación, como en el canal de youtube de la misma.


La investigación, entonces, no fue más que una nariz metida en un lugar al que cualquiera puede acceder, desde el día que hacemos cada una de las cosas.
Nada de lo que hacemos está oculto.
Nada de lo que hacemos no se puede mostrar.


Todo es para todos y todas.
Y ese todo, es, siempre y ante todo, político.


"Cambio, es el nombre del futuro"
Néstor Carlos Kirchner


Juan Soriano
Referente del Vatayón


Diana Pinasco
Coordinadora general de Talleres y Actividades Culturales de Vatayón

domingo, 29 de julio de 2012

Lado A: Literal / Lado B: Destruyendo a Batman




Hace pocos meses, la Biblioteca Nacional editó la edición fascimilar de la revista Literal, que en la década del 70 dirigieran Germán García, Osvaldo Lamborghini y Luis Guzmán, en franca lucha contra las nociones de literatura y compromiso político imperantes en aquella época. La masiva revista Crisis y la políticamente comprometida Los Libros eran dos modelos contra los que Literal discutió con bravura y riesgo artístico, cuestionando en acto la separación neta entre crítica y ficción. Hoy viene a La otra.-radio Ariel Idez y Alejandro Ricagno a hablar de la experiencia artístico-política de Literal.

Dice Ariel Idez en su ensayo "Literal, la época leída a contrapelo":

Populismo y realismo: los “enemigos” de Literal

"Desde su primer número [la revista] Literal definirá con claridad a los antagonistas ante cuyo contraste elaborará su propia imagen y contra los que disparará su munición más gruesa: el realismo y el populismo. El realismo representa la poética hegemónica en el campo literario, aquella que aporta mayor capital simbólico a quienes la practican, por ser la que mejor puede cumplir con su misión política al denunciar las injusticias del orden establecido. Los ataques al realismo desde las páginas de la revista se multiplican y conforman, en su conjunto, una crítica implacable. Se lo objeta desde una óptica estructuralista: “Cuando el lenguaje enseña sobre la realidad, la constituye: el continuo real es organizado por la discontinuidad del código. Todo realismo mata la palabra subordinando el código al referente, pontificando sobre la supremacía de lo real, moralizando sobre la banalidad del deseo” (L. 1. p.6), como desde una visión de vanguardia, identificándolo con el pasado que debe ser superado. (...)


"La otra tendencia imperante en el campo intelectual que recibe los embates de Literal es el populismo. El contingente de intelectuales populistas, en palabras de Beatriz Sarlo, “analiza la cultura popular y la industria cultural desde perspectivas no semiológicas; las presenta en su emergencia histórica y las teoriza como portadoras de una cultura popular-nacional que las élites, tanto como la izquierda, habrían pasado por alto”. El populismo centra su interés en productos típicos de la cultura popular nacional como el folletín, la gauchesca, el periodismo, el cine nacional y las letras de tango. Este corpus de análisis rescata objetos de estudio que habían sido apropiados en la década del 60’ por la semiología o la estética pop, para someterlos a una relectura política que permita identificar en ellos a “la voz del pueblo”. Podría tratarse, en última instancia, de una lectura peronista de la cultura popular. Crisis, la revista fundada en mayo de 1973 por Federico Vogelius y dirigida por Eduardo Galeano, es la publicación que mejor expresa esta tendencia. El populismo también busca una identificación con las luchas y los sufrimientos del proletariado de la que espera el surgimiento de una nueva forma de cultura. Identificación que no tiene que ver sólo con el contenido sino también con la forma. Se ensayan estrategias para acercar la cultura de élite a las clases populares a través de un lenguaje simple, transparente, comprensible, de fácil acceso y lectura. Literal ataca al populismo por entender que en toda representación de una clase por otra hay una violencia implícita, que Osvaldo Lamborghini hace explícita en su relato “El niño proletario” y que Germán García teoriza como ataque al populismo en el artículo crítico que escribe en Literal sobre Sebregondi Retrocede [novela de Osvaldo Lamborghini]: “Escribir en el cuerpo del niño proletario la historia de una venganza “familiar” (después de quemar la letra impresa de sus diarios) es desenmascarar la idealización de una clase por otra, donde la obsesión de compromiso es correlativa de la negación de una separación insoportable”. Pero además Literal impugna al populismo desde la misma categoría de pueblo, por entender que es falsa la representación que en el campo intelectual se hace de los consumos, estrategias y prácticas culturales populares. Así, en el afiche-presentación de la revista se proclama: “Porque no hay propiedad privada del lenguaje, es literatura aquello que un pueblo quiere gozar y producir como literatura. La insistencia de ciertos juegos de palabras es literatura, como lo comprende cualquiera que sepa escuchar un chiste”. Esta apelación al chiste como goce popular con los juegos de lenguaje se repite en varias oportunidades a lo largo de la revista. Para Literal, las estrategias lingüísticas puestas en juego por las clases populares son mucho más complejas de lo que el campo intelectual supone, así:

Una empobrecida ‘interpretación’ de las mayorías silenciosas –y populares– dice que el pueblo –es decir, los buenos– sólo usa el lenguaje para pedir aumento de sueldo (de nada vale que se diga que la gente no escribe una carta de la misma manera que habla en el café, no se dirige a una mujer de la misma manera que a un amigo, no se prohíbe gozar un chiste o un juego de palabras. (…) Una ideología anti-intelectual toma como cabeza de turco a unos pobres muertos de frío, mientras las vindicaciones ‘populares’ usan complejas máquinas de difusión para imponer su interpretación de la verdadera realidad (L. 2/3 pp. 13-14).

sábado, 28 de julio de 2012

No seas fanático

Todo sobre el Batman de Nolan en La otra.-radio


por Oscar Cuervo

"Recién escribiré sobre Batman la semana que viene, pues tengo una cantidad de trabajo importante que resolver. Pero no será una crítica favorable. Viéndola, además, me imaginé a esa gente que murió frente a este monumento del devenir adolescente planetario. ¿En qué plano habrán sentido el tiro en la nuca, en la espalda? Me tiene los huevos llenos tener que asistir a un fenómeno mundial e indulgente en donde se aplaude las apuestas de la industria. Un film mediocre que logra convencer por los números, como si éstos tradujeran su valor estético y pertinencia filosófica".

Bastó que Roger Alan Koza posteara el párrafo anterior en su muro de facebook para que se desatara un vendaval de comentarios en pocas horas, con varios autodenominados "fanáticos" del encapuchado ofendidísimos porque un crítico de cine -que no es "fanático"- se atrevió a hablar de la película sin conocer al dedillo toda la simbología esotérica que está en posesión de los iniciados. Una de las acusaciones más graves que recibe Roger es "usar palabras largas".

Estos fanáticos ofuscados son una versión muy atenuada del loco que entra a la sala de Denver y se despacha a 12 espectadores. Probablemente el pobre loco sí sea un fanático de Batman y hasta es posible que sepa el significado esotérico de cada símbolo esparcido a lo largo de la película. Lo que no está claro es si sus doce víctimas eran también fanáticos de Batman o había entre ellos algún crítico acostumbrado a las palabras largas.

Pero junto a estos fanáticos hay también algunos cinéfilos (incluso críticos que usan palabras largas) que atribuyen a Christopher Nolan un lugar importante en la historia del cine. En 2008 no pocos críticos saludaron a Batman, el caballero de la noche como a una verdadera obra maestra, incluso como la película del año.

Voy a esperar a ver (hoy) Batman: el caballero de la noche asciende. Pero las dos primeras de la saga no me permiten atribuirle la más mínima importancia en la historia del cine. Prescindiendo de los aspectos ideológicos (nefastos, tan funcionales a la paranoia antiterrorista que promueve a escala global el estado terrorista norteamericano), en las dos primeras partes Nolan ha malgastado kilómetros de celuloide en tratar de conferirle realismo y respetabildad al hombre murciélago, sin lograrlo. Hasta ahora Batman ha sido una criatura que mostró desenvolverse con mucha mayor vitalidad y convicción en el espacio bidimensional del comic impreso. Batman, la historieta, tiene muchos elementos atractivos que podrían haber sido explotados cinematográficamente, pero todavía no tuvo suerte.

Lo que en las dos primeras de su saga Nolan no pudo es articular una narración fluida que sostenga la belleza de sus momentos puramente cinemáticos (atribuibles a la potencia del ícono y sostenidos por un buen diseño de producción): las irrupciones repentinas del encapuchado, su vuelo elegante, propulsado mediante recursos del diseño aerodinámico plenamente humanos (a diferencia de los otros superhéroes, dotados de poderes sobrenaturales), su insomnio vigilante desde la cima de los rascacielos, esa dialéctica entre el vigilante en lo alto pendiente de lo que pasa en el bajo fondo, en los callejones más oscuros y mugrientos de la Ciudad Gótica. Batman podría ser un personaje trágico si asumiera su insanable desesperación, la idea de un superhéroe freak, insomne y desesperado podría tener un resultado genial (a veces lo roza en los comics, sospecho que es porque dibujantes y guionistas gozan de libertades productivas que en una película de cientos de millones de dólares ningún artesano rentado se puede tomar). Podrían haber hecho algo interesante Ridley Scott o Walter Hill allá por los años de Blade Runner, capaces de diseñar un universo autónomo en términos audiovisuales. Pero Nolan hasta ahora se mostró inepto, tanto para generar un universo autónomo cuanto para dotar de dimensión trágica a sus personajes, y terminó mezclando a Kung Fu con el Chapulín Colorado, le hizo impostar a Christian Bale una voz ronca que podría dar miedo a los chicos de tres años y medio y le encargó a Hans Zimmer que saturara la banda sonora con acordes pomposos y graves, a lo Carmina Burana.

Y atenti, que estoy dispuesto a desdecirme si al ver hoy la tercera de su saga, al final me termina gustando. Nada me gustaría más que una película de Batman me gustase al fin.

Hoy la veo y mañana lo hablamos en La otra.-radio. Medianoche del domingo. FM La Tribu. 88,7. Online

viernes, 27 de julio de 2012

jueves, 26 de julio de 2012

Esa mina barata, esa copera bastarda, esa mierdica

Evita, 60 años después, sigue viva


Adelgazó más de veinte kilos y se le grabó en la cara una expresión de tristeza que nadie le había conocido, ni aun en los tiempos de hambre y humillación.

No por eso le tuvieron lástima sus enemigos, que también eran millares. Los argentinos que se creían depositarios de la civilización veían en Evita una resurrección obscena de la barbarie. Los indios, los negros candomberos, los crotos, los malevos, los cafishios de Arlt, los gauchos cimarrones, las putas tísicas contrabandeadas en los barcos polacos, las milonguitas de provincias: ya todos habían sido exterminados o confinados a sus sótanos de tiniebla. Cuando los filósofos europeos llegaban de visita, descubrían un país tan etéreo y espiritual que lo creían evaporado. La súbita entrada en escena de Eva Duarte arruinaba el pastel de la Argentina culta. Esa mina barata, esa copera bastarda, esa mierdica -como se la llamaba en los remates de hacienda- era el último pedo de la barbarie. Mientras pasaba, había que taparse la nariz.

De pronto, los adalides de la civilización se enteraron con alivio de que las navajas del cáncer taladraban la matriz de «esa mujer». En la revista Sur , resignado cobijo de la inteligencia argentina, la poetisa Silvina Ocampo avizoraba en pareados enfáticos el fin de la pesadilla:

Que no renazca el sol, que no brille la luna
si tiranos como éstos siembran nueva infortuna
engañando a la patria. Es tiempo ya que muera
esa raza maldita, esa estirpe rastrera.

Sobre los muros que desembocan en la estación Retiro, no demasiado lejos de la residencia presidencial donde Evita agonizaba, alguien pintó una divisa de mal agüero: Viva el cáncer, y la firmó La hermosa Evelina . Cuando la radio dio la noticia de que la gravedad de Evita era extrema, los políticos de la oposición destaparon botellas de champagne. El ensayista Ezequiel Martínez Estrada, cubierto de pies a cabeza por una costra negra que los médicos identificaron como neurodermitis melánica, se curó milagrosamente y empezó a escribir un libro de invectivas en el que se refería a Evita de esta manera: Ella es una sublimación de lo torpe, ruin, abyecto, infame, vengativo, ofídico, y el pueblo la ve como una encarnación de los dioses infernales».

(Tomás Eloy Martínez, Santa Evita)

miércoles, 25 de julio de 2012

La caída del murciélago

por Carmen Cuervo

“¿Cómo pudo pasar esto? ¿Por qué un hombre como vos se vio llevado por sus demonios tan lejos, a tanta profundidad? Una pregunta absurda sobre todo viniendo de mí. Sé mejor que nadie lo que puede retroceder un alma y destrozar una mente. Lo que arrastra a los hombres hacia la oscuridad.” (Batman: Dos caras, crimen y castigo)

Bruce Wayne es un hombre disfrazado de murciélago, con una capucha que le cubre hasta la mitad del rostro, con endijas en los ojos, orejas y barbilla puntiagudas. El traje es una enorme capa azul o gris con terminaciones triangulares. En el pecho brilla la insignia de un murciélago. Batman es un hombre oscuro con un cinturón amarillo y una cuerda para colgarse y andar por los aires.

¿Por qué un murciélago? En la historia se repetirá una y otra vez la escena nocturna de un murciélago que rompe los cristales de la ventana de una habitación. Batman, que así se llama el hombre disfrazado, será un caballero destinado a una cruzada contra el delito y el mal. En 1939 nació un comic que narraba sus aventuras pero también empezó a desarrollarse un ícono que se fue construyendo durante más de 70 años en una gran variedad de historietas, series animadas, series televisivas y películas. Junto con Batman apareció también una comunidad de fanáticos lectores y coleccionistas que alimentaron la leyenda.

Batman no es un personaje que tenga un autor anónimo, pero se presenta como una creación colectiva. Si bien fue creado por un guionista y un dibujante, su imagen actual es el producto de la imaginación de un conjunto de guionistas, dibujantes, coloristas, directores de cine, diseñadores y actores que a lo largo de las décadas fueron conformando la identidad del encapuchado. Esta identidad es tan poderosa como frágil, ya que es el resultado de diferencias, cambios, contradicciones, avances y retrocesos.

De niño, Bruce presenció el asesinato de sus padres cometido por un criminal. Entonces emepezó su lucha contra el mal y su trasformación. Desde ese momento sólo fue cuestión de esperar a que otros engendros empezaran a salir a la luz. Con su propia aparición, el murciélago propició involuntariamente el surgimiento de los criminales más despiadados y letales. Todos ellos habitaron las calles de Ciudad Gótica, una ciudad caracterizada por su estupidez y su locura, su luces y sus sombras, sus górgolas y sus ángeles góticos. Es sangrienta y oscura, poblada de criminales y de vicios. Allí se hacen los más oscuros negocios que producen inmensas ganancias y todos los criminales luchan por tomar el control. Los políticos, los policías y los jueces son corruptos y los habitantes comunes se han convertido en víctimas del delito, y luego en oscuros buscadores de venganza y justicia por mano propia.

En los 60 se puso de moda un libro de Werttham llamado La seducción del inocente, en el que se exponía la tesis de que el comic de Batman seducía a los niños inocentes que luego imitaban los delitos cometidos en la historia. Más allá de aquel libro, parece cierto que los lectores fueron seducidos por Batman, por la forma de sus trazos y sobre todo por sus colores y su imagen plana, sin perspectivas, que lo muestran realizando figuras de artes marciales, como si estuviera danzando. Los lectores fueron arrastrados por el placer, sin prestar atención a la violencia o las implicancias ideológicas de la historia. Yo misma debo reconocer que recién mirando las películas advertí el alto nivel de violencia de Batman; también en ese momento descubrí la oscuridad de un personaje que se me había perdido en el colorido de las páginas de la historieta.

La historia de Robin es una muestra de la lábil identidad de los personajes. Según sus creadores, el niño maravilla fue inspirado en Robin Hood. Se dice que su aparición fue producto del intento de seducir con su juventud al público infantil. Su disfraz copia la figura de otro animal, un pájaro de pecho rojo. Su traje es colorido, en contraposición con el de Batman. Es un uniforme rojo con botas y guantes negros o verdes, una capa negra por fuera y amarilla por dentro, con una R en el pecho. Pero el que asume la identidad de Robin no es siempre el mismo personaje, aunque siempre se trate de un joven huérfano que ha sufrido la pérdida de sus padres, también asesinados por delincuentes. El primer Robin era Dick Grayson, el hijo de unos acróbatas de circo, un equilibrista que demostraba su agilidad y gracia en el combate del delito (Detective Comics 38, abril 1939, La leyenda y la historia 5, El círculo mortal). El segundo Robin se llamaba Joson Tood. Su guionista, Jim Starlin (Una muerte en la familia, Batman 426,429, La historia y la leyenda 6-7), declaró su odio hacia el personaje. Este Robin había sido un niño de la calle y manifestaba una violencia que preocupaba al propio Batman. En el capítulo Batman, 423, en un episodsio confuso, Tood mata a un asesino arrojándolo por el balcón. Esta actitud desencadenó una polémica entre los lectores. Algunos se quejaron porque un defensor de la ley no podía cometer ese delito, aunque otros lectores alabaron su actitud. Ante esta reacción, el guionista anunció que dejaba el destino de Robin en manos de los lectores. Su vida pendía de un hilo y hubo una encuesta telefónica. Los lectores decidieron que debía morir y así fue, en manos del Guasón. Allí puede verse la trágica figura de Batman, sobre un fondo vacío sosteniendo el cuerpo muerto y deshilachado de Robin. Pocos meses después de su muerte, Robin resucitó. El último Robin fue Tim Drake, un joven con capacidades de detective y gran intelecto (1988). Se especula que este Robin se transformará alguna vez en el nuevo Batman.

La representación común del tiempo sufre alteraciones cuando uno se quiere introducir en la historia de Batman. Que la historia tenga 70 años hace que cada uno de los lectores entre en ella en circunstancias distintas. Yo, por ejemplo, conocí al encapuchado cuando era niña mirando la serie televisiva; otros lo habrán encontrado en las últimas películas. Cada uno se topó con un Batman distinto. La historieta fue creada en 1932 y esa versión primera sólo sus contemporáneos o los coleccionistas la han leído. Hace un par de años se editó en Argentina la colección de historietas creada a partir de los 80, donde Batman pasa a ser "el Caballero Oscuro". En esta colección se ordenaron y volvieron a contar y dibujar todas las historias que el murciélago desarrolló desde los años 30. Una capa de tiempo sobre otra. 

La vida de Batman se vuelve a contar, se reordena, se omiten partes, se rellenan los huecos que no han sido narrados. Entran en la historia personajes y sucesos que no deberían haber ingresado nunca. Más aún, algunos han ideado una historia alternativa de Batman que no tiene ningún efecto de continuidad temporal. Esta idea de tiempos sumados y aplastados origina un tipo de personaje nuevo: los hijos toman el lugar de sus padres, generaciones de padres transmiten sus destinos funestos a sus hijos. La familia traslada el pecado, el dolor y la muerte. 

“Pero el pasado no se cura. Nunca se cura, nunca muere. Las familias son veneno y ese veneno te devora todos los días y todos los años de tu miserable y patética vida” (Batman dos caras, crimen y castigo).

Quiero presentarles a mis dos archi-enemigos predilectos, aunque sepamos que estos personajes han sufrido transformaciones que impiden mostrarlos como identidades consolidadas. Pero, antes que nada, ellos son la contraparte perfecta de Batman, su única razón de ser.

En la década del 40, Gatubela era una joven prostituta, con pelo corto y negro, que aparecía rodeada por 10 felinos. Una joven enérgica que al ver a Batman vestido de murciélago decidió invertir todo su dinero en un disfraz para convertirse en ladrona. El disfraz tenía una capucha gris de la que sólo asoman sus ojos. Gatúbela tiene bigotes, un traje ajustado marrón o negro, con cola y guantes con garras. Aunque en su primera aparición fuera confundida con la ayudante de Batman, a lo largo del tiempo fue una de sus más terribles enemigas. Pero el destino de ambos estuvo siempre ligado por el amor y el odio.

El Guasón (the Joker) es un payaso de pelo verde, engominado, su cara es blanca, sus ojos desorbitados amarillos y verdes. Tiene una camisa amarilla con un moño verde, saco violeta y guantes verdes. Sonríe, pero tiene las encías y las cuencas de los ojos consumidas por el ácido, esas espantosas y coloridas partes de ojos y encía que vemos en primeros planos. El Guasón es un ex recluso de un hospital psiquiátrico y tiene un plan de extermino para Ciudad Gótica. Es sangriento y exhibicionista y sus acciones son reproducidas por miles de pantallas de TV. El ácido se convirtió una de sus armas favoritas. Los colores y la sonrisa del Guasón se repiten en cada una de las víctimas a la que asesina con su veneno. En un principio operaba solo, para destruir a la sociedad y especialmente a Batman. Después, lamentablemente, el Guasón se trasladó a Medio Oriente para hacer tratos con terroristas.

Hubo un momento en la historia en el que los personajes perdieron lo que los hacía particulares. El Guasón se parecía a un terrorista y Batman se convertía en el símbolo de la ley y el orden, un policía más. El murciélago había dejado de ser el caballero oscuro de la noche y yo me preguntaba cuál había sido la atracción que me había llevado alguna vez a escribir sobre el encapuchado.

Hace poco conocimos la saga llamada La caída del murciélago. La historia recuperó su atracción. Los dibujos son otra vez trágicos. Ciudad Gótica es invadida de nuevo por la locura, ya que todos los dementes asesinos son liberados para acabar con Batman. Bruce tiene conciencia de que la debacle es total. De todas formas, pelea enloquecido con todos sus enemigos a la vez, sin bajar los brazos, porque sabe que ese es su destino: 

"Voy corriendo hacia mi tumba pero ya muerto. No puedo descansar con todos los locos de Arkham sueltos. Ya hubo treinta asesinatos y todos fueron trabajo de los dementes menores. Acaba de empezar pero la tumba se me va acercando rápido y ahora... No hay descanso. Los malos no descansan y los que osan enfrentarse a ellos tampoco". (Batman, la historia y la leyenda,13)

"Sigo mal, el cansancio me ataca desde el primer movimiento. La energía se me acaba inmediatamente. Agotado antes de empezar. Al carajo la debilidad. A toda velocidad y adelante. El golpe sube por mi columna y explota en mi cerebro. Me mareo. Aguantá.

"El calor es insoportable. Mina mis última reservas de fuerzas. No me sobra nada de fuerza. Tengo que terminar antes de que se me acabe del todo. Antes de que Gótica arda.

"Estoy destrozado y chamuscado. Creo que tengo una costilla rota. No tengo fuerza. Nunca me había sentido tan débil, tan vil. Pero no estoy muerto". (Batman la historia y la leyenda, 14).

Mañana se estrena en Buenos Aires Batman: El Caballero de la Noche asciende, la tercera (y parece que última) de la saga que desde 2005 viene filmando Christopher Nolan. Veremos qué pasa.

(continuará)

martes, 24 de julio de 2012

El molino y la cruz


por Liliana Piñeiro

Las pinturas hablan, dicen, son una cosa viva que interpela al corazón. Así lo plantea el director ruso Aleksandr Sokurov, y así parece entenderlo el polaco Lech Majewski, en su obra El molino y la cruz (2011). Tomando como punto de referencia la pintura de Pieter Brueghel Camino al calvario (1564), el film logra, a través de un trabajo estético magistral, la ambientación del Flandes del siglo XVI bajo la dominación española, escenario donde tienen lugar las diversas escenas que conforman el cuadro.

Majewski crea una ficción donde, por medio de unas pocas reflexiones, Brueghel explica a su amigo y mecenas Jonghelinck el proceso de creación de su obra a través de los distintos bocetos. La vida familiar del pintor, las persecuciones religiosas, los bufones bailando, las escenas de seducción, las ejecuciones: todas las costumbres de la época desfilan ante sus ojos para ser inmortalizadas en el dibujo. A medida que avanza el film, la realidad y la representación de la realidad se acoplan como amantes que ya no pueden separarse. Pacientemente, como una araña que construye su tela, somos atrapados y sumergidos en el cuadro. Las escenas se suceden casi sin palabras y, oculta en el centro, apenas perceptible (como son los misterios, antes de ser develados), la procesión hacia el calvario es el calvario: Cristo es crucificado nuevamente, y el drama de la humanidad se desarrolla mientras sobrevuelan, amenazantes, los cuervos.

Hay algo de Dios escondido en cada creador. El gran molinero del cielo que muele la harina con la que se construye el mundo. La tortura y el erotismo, la condena y la maternidad: las historias son fragmentos crueles y amorosos, una argamasa que une la vida y de la muerte. Incansables, las aspas del molino son una cruz que gira… y sólo se detiene para que el pintor le robe al tiempo el momento inefable de la creación y Majewski, en un magnífico juego de cajas chinas, construya a su vez una pintura. Y, a fuerza de belleza, la ponga otra vez en movimiento.

lunes, 23 de julio de 2012

Maradona, Rodolfo Walsh, Osvaldo Lamborghini, Beatriz Sarlo, Jorge Alvarez, Beck, Bat for Lashes, My Brightest Diamond...

Be brave
Un programa para descargar. 23 de julio de 2012. Clickeando acá.






por Oscar Cuervo

A eso de la 1:55 de la madrugada de este lunes, cuando al programa le quedaban apenas cinco minutos, Willy Villalobos se refirió en un tono inusualmente crítico hacia Diego Maradona y su participación en TVR de anteayer: "Si un amigo mío está en una situación así, yo le diría: 'estás diciendo boludeces'. (...) Está diciendo boludeces, habla de cualquier tema, lo aplauden, él se cree que está bien y queda como un boludo". Inusual porque Willy fue siempre uno de los acérrimos defensores de Maradona. Hay que decir que la crítica de Willy hacia Diego no concitó mayor adhesión en el resto del staff del programa, y apenas despuntó un principio de discusión cuando el programa se terminó. Yo vi a Maradona en el programa del sábado y no me pareció para nada que Willy tuviera razón. Pero no quiero seguir acá la polémica que en el programa no pudimos dar por falta de tiempo.

Antes que eso, La otra.-radio había hecho un recorrido por una serie insólitamente amplia de temas, con especial lucimiento de nuestras dos protagonistas musicales: Bat for Lashes (nombre artístico de la cantante británica Natasha Khan) y My Brightest Diamond (así se hace llamar la cantautora norteamericana Shara Worden).

Y comentamos largamente el extraordinario interés que ofrecen algunas ediciones fascimilares de revistas culturales de los años 70 que está editando la Biblioteca Nacional. Más precisamente, la colección completa de Los Libros (1969/1976, 4 tomos de más de 400 páginas cada uno) y de Literal (1973/1977, dirigida por Germán García, Osvaldo Lamborghini y Luis Guzmán).

Los Libros fue fundada en 1969 por Héctor Schmucler; por su prodigioso staff pasaron Ricardo Piglia, Carlos Altamirano, Beatriz Sarlo, Ernesto Laclau, Jorge Rivera, Enrique Pezzoni, Nicolás Rosa, Oscar Masota, Germán García, Edgardo Cozarisnky, Oscar Steimberg... Empezó siendo una revista que se proponía reseñar todos los libros aparecidos durante cada mes en Argentina. Los subtítulos de la revista, a lo largo de su existencia, fueron marcando las sucesivas mutaciones de este notable proyecto editorial. Desde el número 1 se subtituló: "Un mes de publicaciones en Argentina y el mundo". En el número 8 el subtítulo pasó a ser "Un mes de publicaciones en América Latina"; en el n° 22 (agosto del 71) "Para una crítica política de la cultura"; en el número 27 una polémica interna acerca del Gran Acuerdo Nacional que proponía la dictadura de Lanusse precipita la renuncia de Schmucler y Germán García. La revista queda a cargo de Sarlo, Altamirano y Piglia, quienes por entonces adherían al marxismo maoísta. En el número 40 el triángulo se fractura cuando Sarlo y Altamirano, alineados con el PCR, llaman a apoyar al gobierno de Isabel Perón contra el golpismo de lo que ellos caracterizan como sectores del "imperialismo soviético", cosa que a Piglia le parece insostenible. A partir de la ida de Piglia, el subtítulo de Los Libros pasa a ser "Una política en la cultura". La revista sigue saliendo hasta febrero de 1976. En marzo, cuando los militares dan el golpe, allanan la redacción y clausuran la revista.

Recorrer las más de 1600 páginas de esta edición fascimilar es un ejercicio apasionante, que permite apreciar la riqueza de los debates políticos y culturales de esa época, que presentan una densidad y una variedad que muchas veces los que hablan de esos años con desconocimiento reducen a caricatura. Para dar un ejemplo de esta riqueza, tan solo en el primer número (julio de 1969), pueden leerse artículos como "El enigma Sade" (Oscar del Barco), "Los Nacionalistas" (Ernesto Laclau), "El Vandorismo" (una reseña de Aníbal Ford del libro de Rodolfo Walsh ¿Quién mató a Rosendo?), "Sábato, custodio de las letras" (Jorge Rivera), "Nueva novela latinoamericana" (Nicolás Rosa). En casi cualquier número de Los Libros pueden encontrarse varios artículos de similar interés (que, ciertamente, al final decae, cuando Sarlo y Altamirano extreman su posición maoísta hasta el sectarismo y el disparate).

En el prólogo a la edición fascimilar se recogen declaraciones de varios de los involucrados en el proyecto (no de Sarlo), entre las que se destacan las que hace Germán García: "Contrariamente a lo que puede parecer, éramos muy tolerantes en ese momento. Porque el peronismo obligaba al marxista a ser más blando, o más confuso... Y eso se ve en las consignas de la Juventud Peronista de izquierda, que eran: 'Mao y Perón, un solo corazón'. Te das cuenta que había una cierta confusión. Yo simpatizaba con el peronismo porque el peronismo no te exigía que tuvieras que hacer doctrina con su discurso. Paradójicamente, con su adherencia al líder, el peronismo dejaba una gran libertad discursiva, porque se podía ser peronista y espiritista, peronista y lacaniano, peronista y cualquier cosa. No tenías obligación de adecuar tu discurso a una exigencia doctrinaria. Creo que algo así también pasaba con los marxistas que vinieron del Partido Comunista, como Schmucler, que salió de ahí: los marxistas de la llamada 'nueva izquierda' en la Argentina eran muy flexibles en ese sentido, y no podían ser muy dogmáticos, porque además había problemas internos: unos eran althusserianos; otros, maoístas, y otros no sé qué. O sea que había un clima que permitía cierta convivencia. Por suerte eso no era una doctrina oficial que había que obedecer, no era estalinismo. La solidaridad entre escritores, periodistas y algunos críticos dibujaba un espacio de autonomía que soportaba las presiones, cuando no las calumnias del proceso de politización. Pero pronto habría una rápida escalada a los extremos, como diría Clausewitz". (Los libros, Tomo 1, pág. 15).

La atmósfera político-cultural que García pinta en este párrafo me hizo pensar en la mirada obtusa y ñoña que Huili Raffo (de Trabajos Prácticos) mostró tener hacia la militancia de los años 70 en un breve intercambio de mails que tuvimos en diciembre de 2008 y que repite casi sin variantes en su columna de Perfil de cada domingo. Si se tomara a Raffo como exponente intelectual de esta época y se lo confrontara con cualquiera de los integrantes del staff de Los Libros, daría la impresión de que en algún momento de estas últimas décadas ocurrió alguna catástrofe humanitaria que hizo que se perdiera la inquietud intelectual, la gracia, la sensibilidad y la lucidez política, para terminar desembocando en un cualunquismo de cacerolera de Barrio Norte, que es lo que Raffo más bien encarna. Afortunadamente él no es un exponente intelectual de esta época, sino un elemento residual del neoconservadurismo de los años 80, que ahora se manifiesta resentido al darse cuenta de que su tiempo pasó de manera irreparable.

De Raffo no hablamos en el programa de ayer. Pero sí de Bruce Springsteen, Nanni Moretti, Rodolfo Walsh, Román Riquelme, Osvaldo Lamborghini, Luis Guzmán, Augusto T. Vandor, Rosendo García, Azucena Villaflor, Sui Generis, Jorge Alvarez, Manal, Nicolás Prividera, Syd Barret, Beck. Y, claro, de Maradona, Sarlo, Lamborghini, My Brightest Diamond, Bat for Lashes...

Para descargar el audio del programa completo, clickear acá.

domingo, 22 de julio de 2012

Batman: los años entre las sombras


por Juan Manuel Castro

En junio de 1938, Superman apareció en la revista Action Comics, lo que generó un éxito en ventas y el nacimiento de un nuevo género: "el heroico". Fue así que la división de National Publications (que luego fue DC Comics) solicitó a jóvenes escritores y dibujantes que profundizaran ese género de comic para crear personajes que compitieran con el hombre de acero. Por eso, Bob Kane, que ya tenía una carrera en el mundo del noveno arte, convocó al escritor Bill Finger para enseñarle los primeros bocetos de The Bat-man. El personaje parecía una copia de Superman. Finger sugirió unos cambios radicales en su aspecto. El secreto estaba en cambiar los chillones rojos y azules por negros y grises, además de incorporar una capucha que cubría la mayor parte de su rostro. El resultado fue un ser que inspiraba misterio y temor. Finger también sugirió el nombre de Bruce Wayne para la identidad secreta de Batman: Bruce provenía de Robert Bruce, el rey escocés, y Wayne mostraba el costado playboy del millonario justiciero, ya que significa “hombre delicado". Fue así como el caballero oscuro apareció en Detective Comi de mayo de 1939, en la historia titulada El extraño caso del sindicato químico. La demanda creció rápido y a principios de 1940 Batman sacó 2 títulos a la calle: Detective Comics yBatman. Kane se vio obligado a contratar a los dibujantes Jerry Robinson y George Roussos. Además pensó que Batman necesitaba alguien con quien hablar, por lo que en abril de 1940 debutó Robin (Dick Grayson). Robin atrajo al público juvenil y elevó las ventas de las historietas.

En 1943 empezaron a salir tiras de Batman diarios de distintas ciudades. En los años 50 nuevos artistas -como Win Mortimer y Jack Burnley-dieron sus trazos al enmascarado. Fue a partir de esta época, después de la Segunda Guerra Mundial, que la historieta adoptó un estilo más ligero y menos oscuro. En junio de 1952 Superman y Batman se conocieron oficialmente. Fue en el clásico Superman # 76, que dio comienzo a una alianza que duró hasta 1985. Ambos héroes lograron sobrevivir a la pérdida de interés en el género.

En 1954 comenzó una etapa complicada para el hombre murciélago, ya que apareció el libro Seducción del Inocente de Fredric Wertham, un psiquiatra que, además de cuestionar la violencia del comic, concluyó que había huellas de homosexualidad en la relación entre Batman y Robin. Se creó entonces la organización Comics Code Authority, que actuó como ente fiscalizador de las publicaciones.


Ya entrados los 60, con el auge de la ciencia ficción, las historias de Batman fueron orientadas hacia ese rumbo. Entraron nuevos personajes como Bat-mite (Bati-mito), en respuesta a Mxyzptlk -el duende que acechaba a Superman; Ace, el Batisabueso, en respuesta a Krypto -el super perro- y Batimujer -Kathy Kane. Entre las más recordadas y lamentables historias aparecieron El batman del futuro, El superbatman de la tierra X, El batman interplanetario, El batman gigante, El prisionero del planeta X, La mascota interplanetaria de Batman, El Robin Robot y un largo etcétera. Hoy se puede decir que, a pesar de la gran cantidad de apariciones, no fue una época propicia para la vigencia de estos personajes.

También en los 60 Batman ingresó a un nuevo grupo de superhéroes llamado "Justice League Of America" (Brave and the Bold # 28), lo que aumentó su popularidad. Años después, la baja en las ventas obligó a que el equipo creativo fuera modificado. En mayo de 1964, el artista Carmine Infantino intentó repuntar la imagen de Batman. Tras añadir en el diseño de su traje el popular óvalo amarillo y renovar el batimóvil, surgió un nuevo caballero oscuro. Todos los rastros de los años 50 fueron eliminados y de a poco empezó a cobrar un nuevo aire.

En 1966 se filma la serie de TV Batman, que fue un éxito instantáneo. Contra todo pronsótico, no opacó al cómic. Más aún, elevó sus ventas. Además la TV catapultó a Batgirl (Bárbara Gordon) como nuevo integrante del bati-equipo. Para 1969 el artista Neal Adams y el joven escritor Denny O'Neil fueron asignados al cómic del murciélago. Fueron los responsables de haber enviado a Robin a la escuela. Estos nuevos espacios le devolvieron a Batman un estilo realista y oscuro. El éxito fue moderado.

Para los 80, Batman contaba con una gran lista de villanos, entre ellos: Clayface, Dr. Doble X, Mr. frio, Cavalier, Doctor crimen, Máscara negra, Blockbuster, Calendar Man, Dr. Zodiaco, Dr. Tzin-Tzin, Killer Moth, Man-Bat, Araña negra, Calculador, The Spook, Crazy Quilt, Nocturna, Profesor Milo, además de los archi-rivales inmortalizados en la pantalla grande. En 1985, el caos reinaba en la editorial DC Comics, que decidió reestructurar el universo de sus personajes con una maxi-serie de 12 números, a la que tituló Crisis en tierras infinitas. Los cambios fueron notables y muchos de los clásicos superhéroes fueron dados de baja. Batman fue el personaje que más concitó la atención en 1987. Bajo el guión de Frank Miller (ya célebre en ese entonces por su Dark Knight) y el genial arte de David Mazzucchelli (Daredevil) surge la espléndida miniserie Batman año 1. Más adelante aparecieron El ojo del observador, Año II, El hombre que ríe, El círculo mortal y Una muerte en familia, entre otras.


En 2008, en el episodio titulado Batman R.I.P, el encapuchado se enfrenta a la organización Black Glove que provoca la locura del superhéroe. La historia continuó con Final Crisis en la que se supone que Batman ha muerto a manos de Darkseid. En la serie de 2009, Batman: Battle for the Cowl, Dick Grayson se convierte en el nuevo Batman, mientras que Damian Wayne (hijo de Bruce) asume el papel de Robin. (continuará)

sábado, 21 de julio de 2012

No matar la palabra, no dejarse matar por ella

En qué andaban, allá por los años 72/73, Beatriz Sarlo, Ernesto Laclau, Ricardo Piglia, Carlos Altamirano, Osvaldo Lamborghini, Germán García, Luis Guzmán, Josefina Ludmer, Oscar del Barco, Jorge Rivera, Aníbal Ford, Eliseo Verón, Oscar Masotta, Héctor Schmucler... (La respuesta este domingo a la medianoche en La otra.-radio, FM La Tribu, 88.7, online)



A los lectores también les pasan ciertas cosas. Un hermanito llega en el momento culminante de la novela (nos dice Gombrowicz), una mosca zumba justo cuando el lector llegaba al nudo del texto: el efecto se ha perdido. La operación de leer vuelve a empezar en otro, mientras algún otro intenta la aventura de un texto resistente a moscas y hermanitos. Inútil. La literatura inscripta no puede imponer su lectura. Además las palabras siempre tienen más de un sentido… y el contexto influye… el tiempo pasa. El inscriptor atiende el sentido que flota –como la mosca- sabiendo que no podrá cazarlo en el aire, como podrá hacer con la mosca si se ejercitase un poco. Incluso, suponiendo que las palabras fuesen moscas, sería muy difícil amaestrarlas de manera que siempre volasen en un sentido prefijado. Y aun suponiendo que esto fuese posible puede ocurrir que el lector interprete mal el vuelo de nuestras moscas, que tenga cierto miedo al contagio y escape de ellas, que las moscas le recuerden alguna tía siempre rodeada de moscas.

Una cierta distancia de la letra siempre será recomendable. Una distancia que permita desplegar los juegos de la palabra y haga comprender que la ironía sólo puede ser confundida con el cinismo por quienes son llevados por la fuerza (de la culpa) a sostener sus conce(p)ciones. La ironía destruye el sentido unívoco de la palabra, destruye el sentido común que asigna identidades fijas y bien delimitadas a todas las multiplicidades que reprime. La partitura del signo no puede reducirse al dos por cuatro del lenguaje común, aunque más no sea porque ya todo el mundo sabe divertirse con un juego de palabras. En las palabras aparece el empuje de una necesidad y/o deseo: se puede pedir una pizza o una prueba de amor.

Se escribe para que las palabras no sean llevadas por el viento. Biografías, cartas, comentarios de escritores en todos los tiempos, muestran un deseo de reconocimiento, una llamada dirigida a un objeto que se dibuja en un imposible que está más allá de lo real. El que escribe supone digno de memoria su mensaje, el que habla cuenta con el hecho innegable de que las palabras se las lleva el viento. La paradoja de los escritores más subversivos -piense en Sade- es que la subversión escrita se inscribe en un sistema que se repetirá.
Lenguaje que se asfixia en redundancia, redundancia que se destruye: la encrucijada de la estilística muestra que esa sorpresa que define al estilo, no dice quien resulta sorprendido. El escritor está sorprendido -sujetado- por la pasión del lenguaje aunque su escritura no llegue nunca a sorprender a nadie. 

El lenguaje hace presente lo ausente, todo valor implica una ausencia. Un pedazo de plástico transformado en la Virgen de Luján soporta toda la concepción cristiana del mundo. Si los presidentes usasen los bastones de mando para rascarse la oreja se podría hacer toda una campaña sobre la injusticia que significa que un objeto de tal valor sea usado para una función tan irrisoria. Pero no lo usan para nada, de ahí el valor indiscutible. La funcionalidad del lenguaje está en lo opuesto de su valor y la literatura quiere explicitar ese valor, no reiterar al vacío esa funcionalidad. Cuando la palabra se niega a la función instrumental es porque se ha caído de la cadena de montaje de las ideologías reinantes, proponíéndose en ese lugar donde la sociedad no tiene nada que decir.
La literatura (en todas sus manifestaciones) es una variante infinita de esa ironía que explica de qué maneera detrás de la postura de amos del lenguaje, aparece la sumisión a una palabra que siempre se anticipa.
El poder hace uso de la palabra con el fin de someter la supuesta libertad del otro: la literatura es una palabra para nada, en la que cualquiera puede reconocerse. El escritor puede adjudicarse cualquier misión, el lector lee lo que puede creyendo leer lo que quiere. No se trata del arte por el arte, sino del arte porque sí, como una afirmación que insiste en nuestra cultura, mediante la energía y el tiempo de algunos sujetos que no desean matar la palabra ni dejarse matar por ella.

LITERAL, noviembre de 1973

"La zona del Di Tella, la facultad, Viamonte, se había llenado de galerías de arte: era una zona por la que andaban los pintores y yo me había hecho la siguiente tesis: los pintores no tienen superyó, porque como pintan y eso se desliza, no tienen órdenes estrictas de hacer algo. Y yo veía la calle Corrientes como una calle en la que había que definirse. Y a mí me parecía que había que confundirse, no definirse. Me interesaba la ambigüedad, tenía otro tipo de sensibilidad. Yo tengo problemas para los colectivos. Cuando varios opinan lo mismo yo pienso que eso no quiere decir nada. No creo en enunciaciones colectivas, los enunciados colectivos nunca sé a qué enunciación responden exactamente".
GERMÁN GARCIA, 2008

viernes, 20 de julio de 2012

Un ejército de propietarios


Las tribus salvajes son una potencia independiente y feroz en el seno de la república. Para acabar con este escándalo es necesario que la civilización conquiste ese territorio: llevar a cabo un plan de operaciones que de por resultado el aniquilamiento total de los salvajes.

Jamás el corazón del pampa se ha ablandado con el agua del bautismo, que constantemente ha rechazado lejos de sí con la sangrienta pica del combatiente en la mano. El argumento acerado de la espada tiene más fuerza para ellos, y este se ha de emplear para arrinconarlos en el desierto.

Aceptando como auxiliar la espada, nosotros proponemos un plan sistemático de operaciones, que sirvan de baluarte al interés particular que vaya posesionándose de los campos conquistados, poniéndolo bajo el amparo de los fuegos del cañón civilizador. De este modo, podría llegar el día en que se viese el fenómeno singular de un ejército de propietarios radicados en el suelo, y siendo en consecuencia el primer apoyo del orden y la estabilidad de las instituciones.

Bartolomé Mitre, La guerra de la frontera (1852)

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Más revoluciones hemos hecho nosotros, quitando y poniendo gobernadores, que los indios por la ambición de gobernar. Es que ellos creen una cosa de la que nosotros no nos queremos convencer: que los principios son todo, los hombres nada; que no hay hombres necesarios.

Y es asunto que se presta a fecundas consideraciones, que los que aman la libertad racional se persigan unos a otros y se exterminen con implacable saña, conculcando las instituciones que ellos mismos han formulado, jurando que son sus salvadores, por la satisfacción sensual del poder; mientras que los que aman la libertad natural no quiebran lanzas en fratricidas guerras.

¡Ah!, esta civilización nuestra puede jactarse de todo, hasta de ser cruel y exterminadora consigo misma. Hay, sin embargo, un título modesto que no puede reivindicar todavía: es haber cumplido con los indígenas los deberes del más fuerte. Ni siquiera clementes hemos sido. Es el peor de los males.

Lucio V. Mansilla, Una excursión a los indios ranqueles (1870)


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Sellaremos con sangre y fundiremos con el sable, de una vez y para siempre, esta nacionalidad argentina que tiene que formarse, como las pirámides y el poder de los imperios, a costa de la sangre y el sudor de muchas generaciones.

En esta campaña no se arma vuestro brazo para herir compatriotas y hermanos extraviados por las pasiones políticas o para conquistar territorios de naciones vecinas. Se arma para algo más grande y noble: para combatir por la seguridad y el engrandecimiento de la patria, y aún por la redención de esos mismos salvajes que, por tantos años librados a sus propios instintos, han pesado como un flagelo sobre la riqueza y bienestar de la república.

Gral. Julio A. Roca, Discursos (1878)


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jueves, 19 de julio de 2012

Estoy en llamas

Bat for Lashes en La otra.-radio
Domingo a la medianoche




Ey, nenito ¿está tu mamá en casa?
ella se fue y te dejó solo
tengo un mal deseo
estoy en llamas.

Ahora decime, nene, ¿ella es buena con vos?
¿puede hacerte las cosas que yo te hago?
puedo alzarte más alto
estoy en llamas.

A veces es como si alguien empuñara un cuchillo, nene,
afilado y mellado, y abriera un valle de 6 pulgadas
en el centro de mi alma.

Por la noche me despierto entre sábanas mojadas
y un tren de carga cruza por mi cabeza
Sólo vos podés aplacar mi deseo
estoy en llamas.



Hace poco descubrí, gracias a una recomendación de mi amigo Marcos, a una cantante inglesa increíble llamada Natasha Khan, que lleva por nombre artístico Bat for Lashes. Y quedé subyugado por su voz misteriosa y sensual. Lleva editados dos discos, Fur and Gold (2006) y Two Suns (2009). Y el primero termina con esta versión de I'm on fire, el gran tema de Bruce Springsteen al que Natasha le cambia el género (donde Bruce canta "little girl", ella dice "little boy"). La versión de Natasha es un poco más lenta pero tan buena como la original. Y al escucharla fue inevitable remontarme a una escena genial de Pallombella Rossa, la obra maestra de Nannni Moretti. En medio de un partido de waterpolo, y sin que exista ninguna justificación, alguien pone un casete con el tema de Springsteen; el juego entonces se detiene un momento y todo el estadio queda cautivado por la canción. Es una escena inolvidable, absurda, ridícula y sublime, una de esas mágicas salidas musicales por las que las comedias de Moretti se elevan a un plano superior. Ya que hablamos de esa canción, no me pude resistir a traer la escena:



El domingo escuchamos a Bat for Lashes en La otra.-radio. FM La Tribu. 88,7. Online.