todos estamos igual

sábado, 31 de marzo de 2012

Como los nazis, les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar

Carlos Slepoy, asesor argentino del Juez Garzón
este domingo a la medianoche en La otra.-radio


por Willy Villalobos

Este domingo vamos a tener como invitado al abogado Carlos Slepoy, miembro del equipo de colaboradores del juez Baltasar Garzón. Carlos formo parte del grupo de españoles y argentinos que se animó a creer en la justicia universal, que, despues de pelearla durante años, logró el procesamiento de varios criminales de estados latinoamericanos, entre los que se encontraba el dictador chileno Augusto pinochet.

Conozco a Carlos desde hace muchos años. La primera vez que pude conversar con él fue en 1977, en el pabellón 6 de la cárcel de La Plata, donde nos fuimos conociendo a través del lenguaje de las manos. La consigna con la que encaramos esta nota podría ser algo asi como la obsesión y el motivo central de la militancia de Slepoy, "Carli" para los amigos, que siempre que puede aclara que toda la persecución legal a los criminales no hubiera podido llevarse a cabo sin la presión y la fuerza de los Movimientos Sociales, Madres y Abuelas de los detenidos-desaparecidos, entre otros. Pero no sólo vamos a hablar de su tarea como abogado, porque seguramente también le vamos a pedir que nos cuente cómo está hoy la España del ajuste. También, cómo ve a la Argentina gobernada por el peronismo kirchnerista que logró, entre otras cosas, juzgar a gran parte de los militares genocidas.

El reciente 24 de marzo coversamos con Carli en la Plaza de Mayo. El había ido por el acto de la izquierda y yo por el de los movimientos "oficialistas", poer la importancia del significado de la consigna "Los grupos económicos tambien fueron la dictadura", impulsando el juzgamiento de los empresarios que se enriquecieron a costa de la masacre llevada a cabo por los militares. "Ojalá lo hagan" me decía el letrado con cara de desconfianza, mientras nos rodeaban miles de militantes de La Cámpora.

Hoy Carlos es uno de los abogados que colabora con los españoles que reclaman justicia por los crímenes cometidos por el estado español durante la dictadura franquista. Para lograrlo iniciaron el 14 de abril del 2010, aniversario de la República española, una querella desde la Argentina a raíz de la paralización de la causa que investigaba en España los crímenes del fascismo franquista, llevada adelante por el juez Baltasar Garzón, que luego fue procesado y condenado por atreverse a investigar a los dictadores de su país con el mismo énfasis que juzgó a los milicos latinoamericanos.

El otro día Hebe de Bonafini decía en una charla organizada por el Vatayón Militante que hay que hacer algo todos los días, un escrito, una marcha, una reunión, para que no fracase el proyecto que ella defiende. Carlos Slepoy es uno de esos "ilusos" que cree en la Justicia Universal, en la solidaridad entre los pueblos, y pone el cuerpo todos los dias para acercarse a esa meta.

La seguimos el domingo a la medianoche en La otra.-radio. FM La Tribu. 88,7. Online.

viernes, 30 de marzo de 2012

Tiembla el régimen

Momento cumbre del periodismo contemporáneo:


LLEGÓ EL GRUPO CONFERENCIA DE PRENSA

Señor Jefe de Gabinete de Ministros Juan Manuel Abal Medina:

Nos dirigimos a Ud. porque hace unos días le hemos escuchado afirmar: “A los comentaristas que dicen que no damos conferencias de prensa o que hablamos poco les digo que no se preocupen. Si hablamos poco es porque estamos trabajando, porque la política es eso: trabajar…” .


Frente a sus declaraciones es forzoso recordarle que, por ejemplo, desde el 1º de marzo, la Presidente de la Nación se dirigió a la ciudadanía en no menos de nueve oportunidades, incluídas las tres horas y media que...

No es Plataforma 12, no es Aurora, ni Atalaya ni Despertad!  Son casi todos los mismos, pero ahora llega: @CONF_DE_PRENSA!

Carlos Ares,  Marcelo Bonelli,  Osvaldo Bazán Vuelvo enseguida
Julio Blanck,  Walter Curia,  Nelson Castro Beso
Jorge Fernández Díaz,  Gabriel Levinas,  Quintín Guiño
Luis Majul,  Diego Rojajajajas,  Joaquín Morales Solá,  Gustavo Noriega Desternillado de risa
Mariano Obarrio,  Alcadio Oña,  Carlos Pagni Vampiro
Marcelo Panozzo,  Osvaldo Pepe,  Javier Porta Fouz Sorpresa
Ceferino Reato,  Ricardo Roa,  Magdalena Ruiz Guiñazú Flirteo (hombre)
Ricardo Kirschbaum,   Eduardo Van der Kooy,  Susana Viau Verde de envidia
Jorge Lanata,  Román Lejtman,  Alfredo Leuco,  Sylvina Walger Corazón rojo

Y siguen las firmas...

Vida sin principios

La película de Johnnie To, este sábado en Lambaré 873
a las 19:30, en la presentación de revista La otra 26




por Oscar Cuervo

Hay algo de fascinación morbosa en ver cómo unos pobres pelagatos adoptan la jerga de su propia opresión. Eso es lo que muestra Johnnie To en Vida sin principios (Life without principle). Muestra a una pobre chica empleada rasa de un fondo de inversiones que trata de ascender vendiéndole humo a una pobre anciana que trata de salvar sus ahorros. Las dos tratan, sin lograrlo, de comprender las fluctuaciones del mercado y hacerse su lugar en medio de esa desolación, justo el día en que todo está por irse al carajo (todo se va al carajo por medio de pantallas que escupen números que bajan o suben de golpe, sin gritos de horror, y ni siquiera gemidos). EI capitalismo tardío nos enseñó a aferrarnos a su extraña jerga como a un libro sagrado y a comportarnos como si entendiéramos el juego.

Esto sucede en los primeros minutos de la película, pero nos suspende en una inquietud suficiente para seguir un hilo narrativo que viene y va . La ventaja de To, Johnnie, es que puede arreglárselas para hace cine noir en tiempo presente, sin enredarse en referencias cinéfilas ni homenajes. Los homenajes hay que hacerlos en vida, piensa To y homenajea a un cine industrial, complejo, picante, elegante, destinado a un espectador de alto riesgo.

No sé por qué razón existe una camada de cineastas orientales que todavía pueden, desde la industria, arriesgar algo, apostar a que hay vida inteligente en las butacas y que no hace falta subrayar los cortes de montaje con ondas de bajas frecuencias para mantener en vilo al espectador. Creo que no es tan distinto, en su concepto, al cine de gángsters de la época clásica, que no tenía un clasicismo pretérito anterior en el que cobijarse y por ende no le quedaba más remedio que crearlo. Bueno: hay un cine venido de lugares como Hong Kong o Corea que no usa el género como coartada de la idiotez o la pereza. ¿Es cine de género el de Johnnie To? Difícil decirlo. Es un cine de frontera, en varios sentidos. Es thriller porque genera un thrill, por medio de planos sucesivos, de travellings, de acercamientos cautos, de tiempos elididos, de repetición y variación, es decir, de los recursos del más puro cine. Pero no es "género" en la medida en que cite a otros films anteriores en los que recostarse. Ni él como hacedor ni su destinatario como espectador pueden recostarse sobre un déjà vu. Un cine de fuertes marcas contemporáneas, volcado al mundo, pensado de acá para adelante.

¿Es posible una diversidad industrial osada, desafiante, con alguna chance de supervivencia, en el cine actual? ¿Es sustentable el proyecto artístico de To? Los personajes de esta película se mueven por el borde de ese volcán en erupción de la economía financiera, de las subas y bajas de las cotizaciones, y -algunos- sobreviven. Un poco así es la suerte de estos cineastas. Habría que ver qué pasa en Hong Kong con el cine de Johnnie, si es que conecta con audiencias populares, si se lo valora como autor. Habría que ver cómo funcionaría en occidente fuera del contexto de los festivales, compitiendo de igual a igual con la chatarra hight tech hollywooodense (mentiras que todas las películas nacen iguales, en el cine también hay posiciones dominantes y sensibilidades estragadas). Pero lo cierto es que acá se estrena poco y nada y mal, a desgano, casi como excusa para demostrar que no funciona, mientras las pantallas se taponan de Misiones Imposibles 2, 3, 4, 5, 6... que arruinan el gusto de nuestra juventud.

La revista La otra, que vuelve -y en qué forma-, eligió a Vida sin principios como una de las películas del año, como una prueba de vida del cine presente. Por eso, el número 26 que presentamos este sábado a las 19:30 en el Bar La Tribu (Lambaré 873) incluye un texto de José Miccio sobre ella en particular y otro de Gabriela Zubiría sobre la filmografía de To en general. Y al presentar la revista se nos ocurrió que venía muy bien proyectar la película que quizá nunca se estrene en esta ciudad.

jueves, 29 de marzo de 2012

Si esto fracasa, la culpa no va a ser de Cristina sino de todos nosotros, dijo Hebe


por Oscar Cuervo

Quería volver a ver a Hebe de cerca, a escucharla, saber cómo estaba después de la tremenda campaña que se desató contra ella el año pasado. Porque en los peores momentos del invierno temí que esos golpes tan fieros que recibió pudieran quebrarla, no moralmente, pero sí tal vez físicamente. Bueno, no. Ayer a la tarde, en una charla organizada por Vatayón Militante en el local de la Oester en Palermo, pude verla absolutamente brava, despierta, potente como siempre, bien Hebe. Yo siento un vértigo de Historia cuando la veo de cerca, me pasa con muy pocas personas, no necesariamente líderes políticos, a veces con algunos artistas, el verlos me hace entrar en contacto con el tiempo, en el sentido más materialista de la palabra, el más tangible, ese que pasa y queda, que se va y queda. Cuerpos que pasan por la tierra dejando huellas. Cuánto ha marcado Hebe nuestras vidas ("poner el cuerpo, lo mejor que tenemos, lo único que tenemos, dice), cuánto hizo cimbrear el piso, en este país de curas y milicos, con su fuerza de madre, una fuerza poderosa, indoblegable, espiritual, madraza. Ella, que siempre recalca el valor de la causa colectiva, es una singularidad, es única, todos sabemos que cuando entra ella sopla el viento del espíritu, ese que sopla donde quiere.

Y ayer la vi así, de esa manera, muy Hebe, sola ella. Perfectamente consciente de ese papel que juega en nuestras vidas, de la que le tocó, segura de su fragilidad de vieja brava, invencible. Repasa los momentos del trayecto, los tiempos duros de la dictadura y el tiempo maravilloso (así lo dice ella, si justo no les gusta jodansé, busquensé a otra Hebe, o vivan guachos para toda la vida) de Néstor y Cristina. Esto que estamos viviendo es maravilloso, una revolución sin sangre y sin armas. Yo una vez dije que uno de nuestros hijos iba a cruzar la Plaza y a entrar en la Casa de Gobierno, pero nunca pensé que lo vería (lo dijo Hebe, ¿eh?), y sé muy bien todo lo que falta, pero es increíble lo que conseguimos (dijo), no nos vamos a poner en contra por lo que falta, como hacen los troscos, pobre Trotsky, qué culpa tendrá (dijo).

Y hace especial hincapié en el tiempo intermedio, el de Alfonsín y Menem (para nosotras fue casi tan duro como la dictadura, nos echaron de la Plaza, querían aislarnos, que dejáramos de luchar). Parece preocupada por deslindar la historia de la democracia, los años grises, la trampa (así lo dice ella, si no les gusta, ya saben) de la CONADEP, el intento de comprarlas con indemnizaciones, aplauso, medalla, beso y mandarlas a tejer a sus casitas otra vez. La Línea Fundadora no fundó nada, dice ella (y si no les gusta...). Si hubieran estado con nosotras todos los que ahora dicen haber estado, habríamos sido millones y no las pocas que éramos. Los padres no estaban porque eran unos cagones, mi marido era buenísimo pero estaba siempre muerto de miedo.

Y después Hebe problematiza la historia de los Organismos, estaban las que querían ser señoras y las que éramos pobres. Las que cuando llegaron los radicales querían sacarse el pañuelo porque se les aplastaba el peinado. Y las que nunca marcharon. Hay películas que se han hecho, dice Hebe, que nos robaron las imágenes, nos robaron los pies: muestran nuestros pies, con nuestros zapatos baratos, y el cuerpo de otras que nunca marcharon. Hebe se refiere expresamente al Coco Blausstein y su película sobre las Abuelas. La cuestión de clase es algo que ella quiere remarcar, para que todo no se disuelva en la simpleza de "los Organismos". Está en su naturaleza el ser peleadora. Dice que tiene el mejor título al que podía aspirar: el de madre de revolucionario. Y que desde que le llevaron a sus hijos ya no tuvo miedo a nada: ¿a qué le puedo tener miedo? ¿qué cosa peor me pueden hacer?

La clave que ella remarca es la socialización de la maternidad, su segundo nacimiento, madres paridas por sus hijos. El capitalismo apuesta a la recompensa individual, al egoísmo, nosotras no lo quisimos. Somos las madres de todos, no solo de nuestros propios hijos. Esa es la clave para ella: el lugar de la reparación del genocidio ya no puede ser lo privado, tiene que ser lo público. Hebe siente esa imposibilidad de volver. Desde que se llevaron a nuestros hijos no pasa un día sin que hagamos algo. Porque hay que hacer algo todos los días: un escrito, una charla, una reunión, una marcha, tomar la Catedral, hacerse oir. Es salir al mundo lo que ella aprendió y lo que ella exige. 

Si esto fracasa, la culpa no va a ser de Cristina sino de todos nosotros. Hay que ver si todo eso que decimos sobre Néstor, dice, después de ver un video lleno de testimonios agradecidos hacia la vida de Néstor, dura ella, implacable Hebe, hay que ver si todo esto lo decimos una vez para la cámara o lo ponemos en práctica todos los días, o una sola vez por semana o por mes, o una vez cada tanto. Si esto fracasa, es por nosotros, dice ella y nos pone en pie de igualdad, cuando tanto nos convendría sentirnos un par de escalones abajo de ella, para quedarnos venerándola. No. Si esto fracasa, nos invoca, nos despierta, nos pone en contemporáneos suyos y no simplemente en admiradores suyos o herederos suyos. 

Hebe no es que aconseja eso, cada movimiento, cada gesto, cada entonación transmite esa cercanía de la historia.

Hay quienes deploran la presencia del presente de Hebe: "hola, soy Jorge Lanata, yo fundé dos diarios, tres revistas y cuatro casas de ropa". Y "yo no quiero ser alineada con mi pasado, la Beatriz Sarlo que soy no es la misma Beatriz Sarlo que solía ser antes". 

Qué bien que está Hebe y qué bueno que ella esté hoy. aquí, junto a nosotros.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Lucas Carrasco

“Yo le cuestiono al progresismo su renuncia a pensar el país”. Lo dice en revista La otra n° 26, 
que se presenta  el sábado a las 19:30 en La Tribu, Lambaré 873


"En el libro en el que trabajo -dice Lucas- quiero encontrarle la vuelta a la efervescencia cultural que se ha producido [en la etapa kirchnerista]. Que tiene, me parece, dos modalidades: una desde una perspectiva progresista, que quebró muy fuerte el campo de lo decible y también impactó en las relaciones personales. Y después hay otra modalidad, que es lo que yo cuestiono del progresismo cultural, que es la renuncia a pensar el país, donde también ha impactado fuertísimo el kirchnerismo. Donde, para decirlo de una manera yo no sé si provocativa, Julio De Vido es el ministro que está más a la izquierda. Supongamos que el kirchnerismo, considerando donde impactó fuertemente, sea el 10 % de la sociedad. De ese 10, un 7 % le da más importancia a De Vido y a 678 que a Coscia y a María Seone. Es el rol de la obra pública, porque el kirchnerismo se sostiene en buena medida a partir de la obra pública. Haber puesto la obra pública como el eje central del discurso -eso era Néstor Kirchner- fue una cosa verdaderamente novedosa, que impactó muchísimo en el plano cultural. Dio vuelta las categorías del discurso político, porque le quitó el casete a muchísimos. Y me parece perdurable al interior del peronismo. Yo creo que esos cambios son mucho más importantes que los debates culturales que se producen en torno a la familia progresista. Pero también me parece que hay todo un semillero de pibes a los que se los intenta reducir constantemente a la Cámpora, pero que van más allá".

Lucas Carrasco postea sus textos cada amanecer a eso de las 5 de la madrugada y al leerlo uno tiene la sensación de que no es lo primero que hace en el día sino lo último que hizo esa noche. Por otro lado, no es fácil prever con qué se va uno a encontrar cada mañana en su República Unida de la Soja: puede tratarse de agronomía o de desesperación, de una declaración de amor o de abstinencia alcohólica o sexual, de una broma o una evocación de su infancia, de un desborde de odio contra los porteños o el capítulo de una novela negra que jamás será completada.

Su escritura, demasiado manchada de marcas coyunturales como para considerarla literatura, demasiado anárquica como para considerarla militante, demasiado desgarrada como para considerarla política, demasiado caprichosa como para considerarla periodismo, es todo eso junto: literatura, militancia, política, desgarro, periodismo. Pero también es algo distinto a la simple suma de esas cosas.

Puedo imaginar que si cuando todo haya pasado alguien quisiera comprender cómo era la Argentina kirchnerista, podría leer los posts de Carrasco con mayor provecho que los textos de Jorge Lanata, Marcos Aguinis, Beatriz Sarlo o Nelson Castro.

Este número de revista La otra -que se presenta el sábado a las 19:30 en Lambaré 873 y estará en los kioscos a partir de mediados de la semana que viene- contiene una extensa entrevista a Lucas.

En la presentación de este sábado a las 19:30 en Lambaré 873 también se proyectará Vida sin prinicipios de Johnnie To, elegida por La otra 26 como una de las mejores películas de 2011.

martes, 27 de marzo de 2012

Estalló el otoño camporista (y el columnismo tóxico)

La otra.-radio para descargar clickeando en estos enlaces:

26/03/2012 Primera parte

26/03/2012 Segunda parte

26/03/2012 Tercera parte

Fotografía: Ezequiel Solano

por Oscar Cuervo

La gran movilización juvenil y popular del último 24 nos puso contentos y el otoño nos pone introspectivos. Contra la impresión de caos desbordado y crujidos alarmantes que cierto columnismo tóxico de la reacción quiere insuflar, el curso de la política argentina parece encaminado al fortalecimiento de la democracia. Y contra los institucionalismos abstractos, la democracia no crece mediante la oscilación pendular entre dos partidos que algunos llaman alternancia, ni ante la abstracta autonomía de poderes: un ejecutivo con reuniones de gabinete para la foto y conferencias de prensa, de subordinación a los poderes fácticos internos y externos (eso es lo que la reacción entiende por "dialoguismo"), un BCRA vaticanizado, cuidadoso del valor de la moneda, dócil a las presiones del sector financiero, desdeñoso o directamente hostil a las políticas de un ejecutivo que está siempre obligado a someterse al sufragio popular, mientras que la estructura dura del poder económico y financiero nunca va a elecciones, pero conserva y pretende acrecentar su poder de presión.

"Democracia" no es un término neutro. Por eso, el hecho de que el Poder Ejecutivo (unipersonal según nuestra Constitución, mientras no se la reforme) intervenga fuertemente en la marcha de la economía y discuta con los poderes fácticos, con modales que son por lo menos tan duros como los que los lobbys siempre han aplicado para imponer sus intereses, es visto por el republicanismo abstracto como un avance autoritario. Pero para nosotros hay otros indicadores del avance democrático: como por ejemplo la movilización popular (ganar la calle) y la militancia juvenil, una de las emergencias que más deplora la derecha republicana, que desde hace meses está luchando por instalar una imagen demoníaca de la militancia, con desprecio resentido hacia la irrupción juvenil. Esa irrupción juvenil se llama hoy (con un poco de injusticia hacia otros colectivos militantes) la Cámpora. Desde el kirchnerismo se la quiso impulsar desde hace algunos años, pero tomó un empuje decisivo en ese funeral -el de Néstor- que fue el comienzo de algo, más que el final de lo anterior. Pero la Cámpora se vuelve más importante en la medida en que la reacción quiere demonizarla, quiere asustar a los intoxicados de columnas (hay columnas dominicales que son verdaderamente tóxicas) endilgándole rasgos incompatibles, como el ser violentos como los Montoneros y a la vez el no serlo, el ser incautos engañados por adultos manipuladores y a la vez cercar a la Presidenta para dirigir su voluntad, el ser dogmáticos y pragmáticos. El ser alegres cabezas huecas fiesteros y a la vez ambiciosos ocupantes de puestos de gestión. Es obvio que todo eso junto no se puede ser, porque ciertas características excluyen a otras, pero el columnismo tóxico los acusa de todo eso a la vez. Es obvio que este columnismo (Pagni, Pepe, Majul, Fernández Díaz, Morales Solá, Grondona, Neilson, Nelson, Leuco, Van der Kooy, Lanata, Levinas, Raffo, todos diciendo lo mismo en diferentes jergas) detesta la organización, la inserción, la juventud, el empuje, el aprendizaje necesario, la falta de experiencia y el potencial futuro. Esa conjunción les resulta pestilente y se ceban cada domingo en acentuar los trazos gruesos para transformar a los militantes de la Cámpora en un cuco para sus intoxicados lectores: la Cámpora es para ellos la Camorra, la Murga, las Juventudes Hitlerianas, los herederos del Gen Montonero, los Borrachos del Tablón, los Neomarxistas y los Analfabetos. Cuanto más crece la truculencia de los columnistas tóxicos, más centralidad adquiere la Cámpora.

El sábado pasado no eran los únicos movilizados, porque la izquierda trosquista conserva un respetable poder de organización y movilización. Pero para la derecha la juventud roja es hoy un elemento simpático del paisaje (sobre todo cuando critican al gobierno, por motivos opuestos a los que lo critica la derecha), tanto más simpático cuanto prometen renunciar al poder por siempre jamás y mantenerse en su corralito de rebeldes acotados. Pero el gran valor de la izquierda clásica es su coherencia, la instalación de ciertos valores (más éticos que políticos, pero igualmente estimables). Lo que reivindica a la izquierda clásica es estar en la calle haciendo política y conicidir en algunas pocas cosas con sus adversarios del kirchnerismo joven: por ejemplo, al decir Nunca Más a la dictadura, el poner la lucha contra la dictadura en términos de conflicto actual; y esto es también una coincidencia con el kirchnerismo, contra la reacción lanatista que quiere hacer creer que la dictadura es cosa del pasado.

El crecimiento de cada 24 de marzo, contra todos los pronósticos de feriado dominguero que quiso ridiculizar el columnismo tóxico, es una buena noticia de este comienzo del otoño. Es que el otoño también puede ser crecimiento y el entusiasmo no tiene que estar reñido con la introspección.

El programa del domingo pasado lo dedicamos a la llegada del otoño, fresco, íntimo, prometedor.

Así fue la música que escuchamos:



THE DOORS: INDIAN SUMMER
CARLA BRUNI: AUTUMN
YO LA TENGO: AUTUMN SWEATER
NAT KING COLE: AUTUMN LEAVES
MILES DAVIS: AUTUMN LEAVES
BRIGHT EYES: A PERFECT SONNET
NEIL YOUNG: HARVEST MOON
NEIL YOUNG: HARVEST
NEIL YOUNG: OUT ON THE WEEKEND
BJORK: COSMOGONY
ELIS REGINA Y TOM JOBIM: AGUAS DE MARZO
PAOLO NUTTINI: AUTUMN

Otros programas para bajar:
Debate sobre The Wall. Programa 19/03/2012
Programa CocoRosie / Energía nuclear

lunes, 26 de marzo de 2012

Si pensabas que esto terminó, te equivocaste



Es como si estuviera cayéndome de la cama
de un sueño largo y fatigoso
las flores y los frutos más dulces cuelgan de los árboles
he caído del pájaro gigante que me estaba llevando
es como si estuviera cayéndome de la cama
de un sueño largo y fatigoso, recuerdo tal cual
cada raíz, cada gesto.

Soy un corazón en esta tierra fría
cayéndome de la cama, de un sueño largo y fatigoso
al fin me liberé de todo el peso que estuve llevando
La mujer corrió su velo del ojo del que mira
ahora soy un pez fuera del agua
caído del pájaro gigante que me estaba llevando.

Yo me abrí
estaba tirado
la canilla cerrada
yo era solamente un número
quiero caerme
y volver abajo.

Y si pensás que esto terminó
estás equivocado
y si pensás que esto terminó
estás equivocado..

domingo, 25 de marzo de 2012

La derecha deplora que ganemos la calle


por Oscar Cuervo

@psirven: Que el funesto 24/3 sea feriado (en vez del 10/12, regreso a la democracia) es otra loKura.Idem el 2/4 (Malvinas). Menos mal q hoy es sábado.

El tarado de Sirvén refleja con bastante fidelidad el sentido común antiK promedio. Es decir, hay otros mucho más tarados y algunos un poco más inteligentes, pero sus tuits expresan un punto de convergencia difusa que abarca a Magdalena, Noriega, Fontevecchia, Eliaschev, Levinas, Raffo, Tenembaum, Quintín, Majul, Fernández Díaz, Caparrós, Morales Solá y Marcos Aguinis, entre tantos. Algunos lo expresan de manera más brutal, otros lo atenúan con un grado de distancia cool, algunos un poquito más izquierdosos, otros un tanto más videlistas, pero Sirvén colinda con todos. (Es notable observar cómo la oposición política propiamente dicha, los partidos, se alejan cada vez más, con cierta sensatez, de la monotonía corporativa).

Ayer sábado al mediodía Sirvén tuiteó esa soberana pelotudez. Reprueba la movilización que conmemora el último golpe militar, confunde conmemoración con festejo, le atribuye loKura a una decisión política racional que excede largamente al kirchnerismo para abarcar a sectores mucho más amplios, se queja por el día no laborable. 

Su desazón es nuestro júbilo.

Es notable que a medida que los años pasan el peso de la conmemoración crezca en cantidad y calidad. Debe ser la única fecha del calendario que dos sectores políticos diversos como la izquierda clásica y el kirchnerismo reivindican como propia, con la misma pasión y firmeza. Se hacen dos inmensas movilizaciones sucesivas (que a la vez permiten la expresión de matices diferenciados en cada uno de los dos grupos, como los momentos distintos que elijen los organismos de DDHH para manifestarse), la marcha de los distintos sectores militantes se desarrolla en paz y con impecable respeto por los otros, y a medida que los años pasan se va cargando de nuevas perspectivas políticas. La de este año pone en foco a los grupos económicos que impulsaron y sostuvieron a la dictadura, la necesaria colaboración civil (del campo empresarial y mediático) sin la cual el genocidio no hubiera sido posible. Ya no basta con el juicio y castigo a los genocidas (este paso ya está definitivamente aceptado y, salvo algún que otro fascista extravagante, a casi nadie se le ocurre la posibilidad de dar marcha atrás). Ahora se trata de asumir una mirada más abarcadora y menos abstracta: el terrorismo de estado prepararó el terreno para una severa reforma estructural, política, social y cultural que sólo en la última década se va desmantelando. Lo que era hasta hace unos años asunto de especialistas (el comprender que los campos de concentración eran una pieza de un dispositivo diseñado con frialdad, financiado con entusiasmo, promovido con pericia publicitaria) ahora empieza a ser una evidencia compartida. 

Ayer fueron muchas horas de circulación de militantes, que convirtieron la rememoración del pasado en un programa para el presente y el futuro. Porque los que diseñaron y publicitaron el proceso genocida no son los que se mancharon las manos de sangre (nunca lo hacen), no han sido juzgados (es prácticamente imposible encuadrar sus acciones en figuras penales) y -lo que es decisivo- a diferencia de las cúpulas militares destituidas y encarceladas, los otros, los que financiaron y se beneficiaron, los que anestesiaron las conciencias y mostraron la dictadura como un camino lógico y deseable, esos están todavía en funciones (un solo ejemplo, en verdad minúsculo: la columna de James Neilson en la revista Noticias de esta semana es una reivindicación apenas velada del golpe y lo más cercano que se ha escrito en estos días de las declaraciones de Videla: "con cualquier otro que no fueran los Kirchner estaríamos mejor".

Por eso hay que decirle a la tarada de Sirvén que no se trata de un festejo cualquiera y mucho menos de un feriado dominguero, sino de un instante en el año en el que el pueblo hace una de las cosas que la derecha más deplora: ganar la calle.

(Hoy a la medianoche en La otra.-radio la seguimos. FM La Tribu. Online.

viernes, 23 de marzo de 2012

La dictadura no habría sido posible sin la participación de civiles

Roger Waters fue

Para descargar La otra.-radio del domingo pasado, clickear acá:
Debate sobre The Wall. Programa 19/03/2012

por Oscar Cuervo

No me acuerdo cuándo ni cómo me enteré de los shows de The Wall en el país y menos me acuerdo de qué pensé al respecto. Mejor dicho: me debo haber enterado igual que todo el mundo, pero creo que antes de sentir verdaderas ganas de ir empecé a enterarme del "fenómeno" por el cual en pocas horas se iban agotando una, dos, tres, cuatro funciones en la cancha de River. Pero hay un hecho indiscutible, más allá de mi dificultad para recordarlo: nunca moví un dedo por ir y las noticias de las funciones agotadas, en lugar de darme más ganas, me las quitaban. Creo que ahí funciona un mecanismo de marketing que en mí tuvo un efecto inverso: mucha gente quiso ir a ver The wall por el solo hecho de pensar que mucha gente había sacado entrada para verlo. Gente que no va habitualmente a espectáculos musicales pensó: "si no voy a ver otro show en el año o en los próximos dos años, voy a ir a este, que es el show que hay que ir a ver". Un taxista me decía el jueves pasado: "esto es algo que no vas a poder ver nunca más, no hay nada igual". No sé bien por qué, pero eso a mí me fastidió. La cuestión es que, pude constatarlo finalmente, las entradas no se habían agotado, ya que se siguieron vendiendo hasta la última función. Las noticias de las entradas agotadas eran parte de una campaña de marketing pensada hasta en los mínimos detalles. El lunes y el martes el periodista Sergio Marchi, que sacó, casualmente, un libro sobre Roger Waters, iba de una radio a la otra, mañana, tarde y noche, contando lo fabuloso que era el show de Waters y, casi sin querer, deslizaba en la charla que aún se podían conseguir entradas. El martes a las 19, un rato antes de que empezara el último show, pude ver en un canal de noticias de cable que no es TN una charla amena entre locutora y columnista en la que recordaban que todavía había entradas para el show. Nunca oí a Marchi tan entusiasmado chiveando otro show, tampoco vi antes en ese canal de noticias que se transfugueara dentro de los bloques informativos un chivo de un recital. Quizá lo de Waters sea una modalidad que de ahora en más se reproduzca a menudo, ya le encontraron la vuelta.

Es cierto, la mercancía colocada era un viejo disco conceptual. Es cierto, Pink Floyd es una marca instalada que por razones dignas de análisis atravesó épocas, clases y generaciones: la banda no ha sido mejor que Zeppelin, Genesis, King Crimson, ni que hablar de los Beach Boys. Es cierto, The Wall es un buen disco, con unas cuantas canciones perdurables. Una obra de síntesis, el fruto tardío del malestar contracultural explicado a los niños. También fue la respuesta de una banda mainstream, en 1979, a la explosión punk que había deslegitimado, dos años antes, al rock mainstream. The Wall, irónicamente, les da la razón a los punks a la vez que se las quita: habla de un rockstar paranoico que odia a su público mientras vive de ellos y esconde en el fondo de su intimidad un desgarro inconfesable: pero mientras denuncia el show como dispositivo desalmado... ¡pone en marcha un show de dispositivo desalmado! 30 años después, el mismo tipo sigue "denunciando" su misma alienación con un dispositivo 1000 veces más desalmado. Su "vuelta" ocurre en un momento en el que el negocio del rock se multiplica pero cada vez es más difícil que los discos dejen marcas.

Yo suponía que iba a ser justamente un espectáculo onda Fuerza Bruta pero con tecnología de punta y con ese viejo disco detrás. No iba a ver a la banda que había grabado ese disco, sino a un grupo de sesionistas ignotos y eficientes que tratarian de sonar lo más parecido al disco y que no tienen ninguna intención de que alguien retenga, no ya sus nombres, sino una pequeña huella personal en la partitura que cada noche deben reproducir. Y sospechaba que un cierto porcentaje de lo que se oyera cada noche habría sido pregrabado y se dispararía en el momento exacto, sin que nadie lo note. O, como pude constatar finalmente -y esto es mucho peor-, sin que a nadie le importe aunque lo note.

En fin, no veo nada ilegal en todo esto, no estoy haciendo ninguna denuncia: podría ser un playback de principio al fin, el contrato de Marchi con la editorial que publicó su libro podría incluir una cláusula que dijera que tenía que seguir chiveando con entusiasmo hasta último momento y que le darían entradas para todas las funciones, para él, sus novias, sus hermanitos, sus hijos, sus nietos y su única tía viva. Todo legal.

Pero además pude saber, por lo que me contaron mis amigos Sofi Grenada y Maxi Diomedi que sí fueron al show, que los sincros entre las pantallas, el playback y los movimientos en vivo de Waters no estaban muy ajustados. Y algo más, y más pior: este eficaz entretenimiento incluyó una utilización abyecta de fotos de niños desnutridos convenientemente disparadas en momentos claves del show. ¿A quién se le ocasiona un perjuicio mayor? ¿Al niño de la fotografía usado como mercancía? ¿A la canción que nunca habló del hambre infantil (como podría constatar cualquiera que se molestara en prestarle atención a las letras)? ¿Al tipo que paga 100 dólares para creer que su sensibilidad mejora al asistir a una obra de arte edificante?

Todo bien, Roger Rockets, no es con vos. Es con el tipo que escribió esta canción que empieza:

So ya
thought ya
might like to go to the show
to feel the warm thrill of confusion
that space cadet glow?
Tell me is something eluding you, sunshine?
Is this not what you expected to see?
If you wanna find out what's behind these cold eyes
you'll just have to claw your way through this disguise.

Debate entre Sebastián Duarte y Maxi Diomedi sobre The Wall


En este link hay más videos del programa: La otra.-radio en video.

Y para bajar el audio completo del programa (con canciones de Pink Floyd, un bloque sobre El Príncipe y otro sobre política nacional), clickear acá:

Debate sobre The Wall. Programa 19/03/2012

jueves, 22 de marzo de 2012

14° Bafici: Tabú, Méliès, Herzog, Alfredson, Raya, Hong, Coutinho, Lombardi y un cielo amarillo PRO



En el ambiente retrofuturista del Planetario de Buenos Aires, bajo un cúpula iluminada en amarillo PRO, se presentó la 14° edición del BAFICI (que se llevará a cabo entre el 11 y el 22 de abril en Buenos Aires). El Ministro de Cultura macrista Hernán Lombardi y el director artístico del festival Sergio Wolf rotaron algo desorientados por el dispositivo escénico ubicado en el centro de la sala, anunciando las novedades más importantes del nuevo BAFICI. Antes se había proyectado sobre la semiesfera del Planetario que hace las veces de cielo una serie de fragmentos de películas especialmente realizadas para ser exhibidas en el sistema Fulldome, que posibilita un campo visual de 360º grados y aprovecha la forma cóncava del planetario para producir un efecto tridimensional (distinto al cine 3D). Entre los fragmentos proyectados se incluyeron uno que adapta The Wall de Pink Floyd a una estética de animación digital cercana al videogame. Esta es la manera que eligieron para presentar la incorporación del Planetario al circuito de salas de BAFICI, en el que se presentará una programación especial de ¿películas? realizadas en ese formato. En el momento de explicar, Wolf admitió que los grandes cineastas aún no descubrieron esta modalidad (si acaso alguna vez la descubren). El efecto es vistoso en dosis breves, pero habría que ver si es soportable durante dos horas. La advertencia de Wolf no hace esperar ninguna buena película en este ámbito, aunque sí quizá se podría probar qué tal se ve el video de U2 realizado en 2008 por Andreas Doubek y Joe Stohel.


Pero si hablamos del cine del BAFICI hay que buscarlo por otro lado: El Viaje a la Luna de Georges Méliès (con la música que en 2010 le puso el dúo francés Air), la presentación de la versión recuperada de India, un clásico de Armando Bo e Isabel Sarli, o el cortometraje La maleta del cineasta chileno recientemente fallecido Raoul Ruiz (de quien el año pasado el BAFICI exhibió la excepcional Misterios de Lisboa). El corto, cosa  notable, es lo primero que Ruiz realizó en 1963 y lo reencontró y restauró poco antes de morir: la primera obra de más de un centenar que el chileno hizo en su prolífica y creativa carrera.

Entre las retrospectivas, se destaca la dedicada al sueco Thomas Alfredson, de quien en los últimos años conocimos Let the Right One In (Suecia, 2010) y El Topo (Reino Unido, Francia, 2011). Además de estas dos, se verán Bert: The Last Virgin (1995) y Four Shades of Brown (2004).  Alfredson estará presente en el festival. También habrá retrospectiva de Narcisa Hirsch, una célebre cineasta experimental argentina.

Four Shades of Brown

En distintas secciones se presentarán películas de Christian Petzold (Barbara), Raya Martín (Buenas noches, España), Eduardo Coutinho (As canções), Isaki Lacuesta (dos películas: El cuaderno de barro y Los pasos dobles), Hong Sang-soo (The Day He Arrives), Werner Herzog (Death Row), Rithy Panh (Duch, le maître des forges de l’enfer), Bruno Dumont (Hors Satan), Guy Maddin (Keyhole), Rosa von Praunheim (King of Comics), Alain Cavalier (Pater), Ross McElwee (Photographic Memory), Raúl Perrone (Las pibas), Heinz Emigholz (Parabeton - Pier Luigi Nervi and Roman Concrete), Lisandro Alonso (Carta para Serra), Jonathan Demme (Neil Young Journey), Edgardo Cozarinsky (dos películas: ... Puntos suspensivos y Nocturnos), João Pedro Rodrigues (el director de Morir como un hombre presenta su mediometraje Alvorada vermelha, co-dirigido por João Rui Guerra da Mata), Mauro Andrizzi (Accidentes gloriosos, co-dirigida con Marcus Lindeen) y Gastón Solnicki (realizador de la notable süden, que ahora presenta su film familiar, Papirosen). Y por supuesto mucho más: 449 películas entre cortos y largos.



Las estrellas de esta edición seguramente serán la portuguesa Tabú de Miguel Gomes (el director de Aquel querido mes de agosto), y la iraní This Is Not a Film (de Jafar Panahi) que vienen precedidas de una hola de admiración unánime.


En la Función de Apertura se verá la película argentina El último Elvis, opera prima de Armando Bo (nieto homónimo del viejo Armando). La película cuenta la historia de un imitador de Elvis. La película de la Función de Clausura será L'Enfant d'en haut, tercer largo de la franco-suiza Ursula Meier, ganadora del Oso de Plata Especial en la edición 2012 de Berlín.

Los que no estarán: Aleksandr Sokurov (Faust), Johnnie To (Life Without Principle), Aki Kaurismaki (Le Havre) o Steve McQueen (Shame), películas que habrá que agenciarse de otro modo.

El festival ha perdido este año las salas Atlas Santa Fe 1 y 2, que eran de lejos las más grandes con que contaba, lo que permitía programar las películas del festival con convocatoria masiva. En compensación, se suman tres salas nuevas y recientemente equipadas para exhibir films en diversos formatos: dos que pertenecen al Centro Cultural General San Martín y la del Planetario. Pero las tres nuevas salas tienen una capacidad bastante reducida, por lo que faltarán butacas para compensar las perdidas.



El BAFICI volverá a contar con un sistema de venta de entradas unificado, que permite comprar entradas para todas las salas o funciones por Internet o en los puntos de venta del Festival. Desde el 3 de abril se podrán comprar de manera anticipada a través de la página web www.festivales.gob.ar, o personalmente de 10 a 20 h. en la Casa de la Cultura (Av. De Mayo 575 PB) y en el Hoyts Abasto. Desde el 12 de abril, se podrá adquirir el remanente por Internet, o personalmente en las boleterías de todas las sedes afectadas al BAFICI. El valor de las entradas será de $15.- y $13:- para estudiantes y jubilados que acrediten su condición.

La programación completa (aunque aún no la grilla de horarios) YA puede consultarse en www.bafici.gob.ar.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Ahora que se fue Roger Waters (y su playback), nos quedamos con Syd Barrett


SYD BARRETT
RETRATO DEL ARTISTA ADOLESCENTE
por Diego Valente *

Líder desbordado del primer Pink Floyd, el mito detrás de Syd Barrett quiso que hagamos foco en sus problemas psíquicos y olvidemos su música. Esta nota busca volver a las canciones de Barrett, un artista mil veces citado y muy pocas escuchado.

El primer gran enigma del rock inglés. A través del tiempo, Syd Barrett entró casi inevitablemente en el terreno del mito. Son muchos los elementos que ayudaron a esta construcción mitológica en torno al líder fundador de Pink Floyd: su extraño comportamiento y su imagen estrafalaria, su relación con los alucinógenos, su tan vanguardista como fugaz paso por la música y el continuo tributo que le rindieron los integrantes de Pink Floyd (especialmente Roger Waters, de hecho puede decirse que en cada álbum de Pink Floyd comandado por Waters hay alguna referencia a Barrett). Pero por sobre todo, claro, está el hecho de que Syd se haya vuelto loco y haya optado, desde más o menos 1973 hasta el presente, por el silencio **; recluyéndose en el sótano de su casa materna en Cambridge. “Me estoy acostumbrando a una vida familiar. Nada excitante. Trabajo en un subsuelo, ahí abajo. Básicamente pinto. Fui educado para pintor y debería haber pasado más tiempo haciendo eso.” Declaró Barrett acerca de su nueva vida. El encierro abriría el mito. En un ambiente como el rockero, donde la exposición constante es la norma, que una figura reconocida de un paso al costado es un hecho que nunca pasa desapercibido.

Según el autor francés Roland Barthes, el mito termina por naturalizar los hechos históricos sobre los que actúa, los digiere, los asimila. Creo que en el caso de Barrett esto se ve con claridad en la forma en que la gran mayoría de los críticos de rock lo encasillaron: como un resultado típico de la psicodelia lisérgica de los 60s que sólo cumplió la función de inspirador de las obras claves que Pink Floyd realizaría en los 70s. Por supuesto, algo queda inevitablemente excluido, olvidado detrás de este proceso: es, paradójicamente, lo que más debería recordarse: los temas que Barrett compuso entre el 66 y el 71. En efecto, se habla mucho de la locura de Syd, de sus desequilibradas anécdotas y poco de sus canciones. Y, sin embargo, hay muchas de ellas esperando ser descubiertas y causar conmoción. Tal como lo hicieron en algunos de sus alumnos más talentosos, como los propios Floyds o los grupos que en los 90s retomaron el sendero que Syd empezó a trazar: The Charlatans, The Stone Roses o Primal Scream, entre otros.

Nacido en Cambrindge, Inglaterra, en Enero de 1946. Barrett estudió Bellas Artes, hasta que conoció a Rogers Waters, Rick Wright y Nick Mason con quienes fundó Pink Floyd . Acerca de sus compañeros, observó Barrett en 1971: “Su chance para escribir música está íntimamente relacionada con el hecho de que son estudiantes de arquitectura. Gente no muy excitante”. En esos lejanos tiempos puede decirse que comenzó la primera etapa de Barrett como compositor, que abarca un puñado de canciones pop de tres minutos destinadas a ser singles de Pink Floyd allá por 1966. Entre esas tempranas gemas se destacan la controvertida Arnold Layne (que cuenta la historia de un joven que gusta probarse ropas femeninas frente al espejo) y el pop delicado de See Emily Play. Esta etapa se cierra en 1967 cuando Syd vuelca toda su capacidad creativa en The piper at the gates of dawn el fundamental primer álbum de Pink Floyd, pieza clave de la psicodelia inglesa. Aquí las canciones de tres minutos se convierten en composiciones complejas y exigentes. El álbum llevó al límite las posibilidades de su época. Ningún otro grupo, ni siquiera los Beatles (que estaban grabando Sgt. Pepper´s en Abbey Road al mismo tiempo que Floyd grababa su debut) había sonado así antes. El disco en su totalidad puede ser concebido como un largo viaje por el cosmos y por la alucinada mente de Barrett. Se trata de una obra experimental, afiebrada y onírica en la que conviven extrañas memorias de la infancia, historias de gnomos y espantapájaros, alusiones al I Ching, visiones de LSD y relatos sobre el espacio. Con esta placa Syd trazó su firma definitiva sobre diversas generaciones de músicos de rock. Empezando por los propios Floyd: las armonías vocales hacia el final de Bike serian luego una marca registrada del grupo que alcanzarían su mayor expresión en Time (1973), lo mismo ocurre con las largas composiciones en torno al espacio como Interestelar overdrive (para comprobarlo basta con escuchar Echoes de 1971) que reflejan las interminables zapadas que el grupo interpretaba en las noches de clubes londinenses como el UFO. Un ejemplo paradigmático de la relación entre los viajes espaciales y las exploraciones lisérgicas, lo representa Astronomy domine el tema que abre el disco.



Dominio astronómico

Verde claro y lima
una segunda escena
una pelea entre el azul
que una vez conociste.
Flotando el sonido resuena
alrededor de las aguas heladas y subterráneas.
Júpiter y Saturno, Oberon, Miranda
y Titania, Neptuno, Titan.
Las estrellas pueden asustar.

Señales luminosas ondulan, parpadean, parpadean, parpadean
Blam, pow, pow
La escalera asusta a Dan Dare
que esta allí.

Verde claro y lima
el sonido resuena alrededor
de las aguas heladas y subterráneas.

Otro punto a tener en cuenta es que Syd produjo en este álbum una temprana conexión entre el rock y la literatura. De hecho, el extraño título del disco, que podría traducirse como El flautista a las puertas del alba, fue extraído del libro para niños de Kenneth Graham Wind in the Willows. Barrett también desarrolló en The piper su particular sonido de guitarra basado en esos solos distorsionados e hipnóticos, ajenos a todo virtuosismo, con los que creó una escuela. En los 90s buena parte de los jóvenes guitarristas ingleses tomarían clases con The piper at the gates of dawn.

El disco logra gran aceptación de la prensa y es un éxito importante dentro del underground inglés. La consecuencia de este suceso, es una serie de extensas giras que terminan por colapsar el delicado equilibrio mental de Syd, quien se volvía más y más proclive al consumo de ácido lisérgico. Para darle un descanso a su líder, el grupo contrata a David Gilmour, un viejo amigo de Barrett, como segundo guitarrista. Pero el floyd quinteto fue efímero. Syd pasaba la mayor parte del tiempo desconectado de todo y así se tomó la difícil decisión de expulsarlo del grupo. Respecto a su alejamiento de Pink Floyd, Barrett comentó: “Nos separamos y hubo un gran problema. Pero no siento que Pink Floyd fuera un problema aunque tuve imágenes nuestras recorriendo Inglaterra en una camioneta. Imágenes feas…”

En el medio de esta traumática situación, el grupo editó su segundo disco A saucerful of secrets en el que Syd sólo participó como guitarrista en un puñado de temas al tiempo que Rogers Waters tomaba las riendas musicales de Pink Floyd. Sin embargo, la placa esconde un último tema compuesto y cantado por Barrett para el grupo. Se trata de una dramática despedida para sus fans titulada Jugband blues, en la que cambia la guitarra eléctrica por la acústica, anticipando así la tendencia dominante de su carrera solista.



Jugband blues

Es terriblemente considerado de parte de Uds. pensar que estoy aquí
Y yo estoy casi obligado a dejarles en claro que no estoy aquí
Y nunca supe que la luna podía ser tan grande
Y nunca supe que la luna podía ser tan azul
Y te agradezco que hayas tirado mis zapatos viejos
Y me hayas traído aquí vestido de rojo.

Y me pregunto quién podría estar escribiendo esta canción
Y no me importa si el sol no brilla
Y no me importa si nada es mío
Y no me importa si estoy nervioso con vos
Haré mi amor en el invierno.

Y el mar no es verde
Y amo a la reina
Y ¿ Qué es exactamente un sueño?
Y ¿Qué es exactamente una broma?

La tercera etapa de la carrera de Barrett abarca dos álbumes solistas. El primero de ellos salió a la venta en 1970 con el irónico título de The madcap laughs (El lunático ríe) y se trata de un disco caótico, fiel reflejo de la inestabilidad psíquica de su creador. Por momentos Barrett desafina, canta casi dormido (como si para dejar el LSD hubiese recurrido a una montaña de tranquilizantes) y pifia notas en la guitarra, mientras la banda que lo acompaña pierde ocasionalmente el ritmo. Sin embargo, el talento le gana penosamente a la locura y a Barrett le alcanzan un puñado de temas maravillosos para sacar el disco a flote. El sonido del álbum oscila entre las canciones eléctricas que remiten al primer Floyd (como la etérea No good trying o la muy psicodélica No man´s land) y las acústicas, características de su etapa solista que alcanzará su cima en su segundo álbum. Entre esas piezas acústicas hay algunas perlas admirables. Allí están la onírica y colgadísima Golden Hair (donde Syd retoma sus puentes con la literatura basándose en un texto del exigente escritor irlandés James Joyce) o Terrapin la canción que abre el disco y que se convirtió en una de sus melodías más recordadas. Mención aparte merece Long Gone, maravilla que en sólo dos minutos y medio conecta el folk inglés con la psicodelia mediante uno de los estribillos más vanguardistas que un músico hizo jamás. En cuanto a las letras, oscilan entre las imágenes sin sentido, ubicadas de manera inconexa y líneas dolorosamente catárticas como en Late Night (“Dentro mío me siento solo e irreal”).

Syd estaba completamente desbordado por sus problemas psíquicos cuando en 1971 edita Barrett, su último disco. Sin embargo, mediante una cuidada producción el álbum suena mucho más prolijo que The madcap laughs. Esta vez Syd se inclina casi enteramente por el sonido acústico. Acaso porque le era más práctico así. No es difícil imaginarse a un artista atormentado que llegaba al estudio con su guitarra acústica, cerraba los ojos y cantaba como podía. De hecho, existen muchas tomas de la mayoría de los temas ya que Barrett desafinaba o dejaba bruscamente de cantar sin que los técnicos de sonido (y acaso ni siquiera él mismo) supiesen bien por qué. Luego los músicos que lo acompañaban se encargaban de arreglar y ordenar un poco las caóticas interpretaciones de Syd quien no obstante se encontraba en un inquietante pico creativo como compositor. Así lo demuestran la belleza casi naif de canciones como Baby Lemonade o Love song. Es interesante observar que las doce piezas que integran la placa son completamente opuestas a las composiciones de The piper at the gates of dawn. Se trata de temas simples, con letras extrañas pero mucho menos ambiciosas. Barrett conmueve con una música mínima, fragmentaria. Se lo escucha cansado y frágil como si la extraña calma que domina las canciones estuviese todo el tiempo a punto de ser vencida por el silencio (al cual finalmente se entregaría). Un buen reflejo del disco es el tema Dominoes, bellísimo como una leve lluvia otoñal que cubre todo con su exquisita melancolía.

Stars. Entre liderar una banda con ese nombre (con la que llegó a tocar fugazmente en vivo) y un tercer disco solista que nunca llegaría se debatía Barrett hacia 1972. Pero no era él, sino sus antiguos compañeros quienes estaban a punto de volverse megaestrellas con la edición del genial The dark side of the moon (1973), en el que la extraña luz de Syd se filtra por todas partes. Como en Brain damage donde Rogers Waters le canta: “Vos abriste la puerta y tiraste la llave, ahora hay alguien en mi cabeza pero no soy yo”.

* Nota aparecida originalmente en el número 9 de revista La otra, cuya edición se haya completamente agotada.

** Postdata de 2012: Syd Barrett murió el 7 de julio de 2006, un año después de publicada esta nota.

martes, 20 de marzo de 2012

Mujer de azul

(Oskar Kokoschka, 1919)
Visuales LI‏


por Liliana Piñeiro

Cuando la ausencia abre al dolor, la muñeca es pura presencia de evocación. Recostada sobre el azul, ofrece su cuerpo inerte como destino.

Sumisa, articulada, es apenas un pliegue para el deseo que la moldea, en un intento tan empecinado como inútil, de atravesar el simulacro.

Dormir al sol


por Martha Silva

El director de este film, Alejandro Chomski, tiene un corto titulado: Escape al otro lado (1993) basado en un cuento de Adolfo Bioy Casares, “Planes para una fuga a Carmelo”. En el transcurso de esa filmación surgió la posibilidad de filmar esta película que se estrena ahora. El escritor apoyó el plan, pero hubo ciertos inconvenientes; en 1999 falleció y el proyecto fue dejado de lado temporariamente. Después de unos años, Chomski logra retomar esta idea.

Se trata de una comedia absurda en torno a la pequeña existencia, sin posibilidades de elegir otra, de una pareja constituida por Lucio Bordenave -relojero, ex bancario- y su esposa Diana -ama de casa de nombre significativo en la trama- protagonizados por Luis Machín y Esther Goris respectivamente. Ellos viven en Parque Chas, lugar laberíntico y circular que tiene mucho que ver con el argumento. Corren los años 40. El conflicto gira en torno a la aparente depresión de ella, y todo lleva insensiblemente a que la joven sea internada para su tratamiento en una clínica de la zona en la que se le aplicará el método denominado “almagración”, un tipo de cirugía cerebral. (Los espectadores informados pueden comenzar a asociar este comienzo con las primeras películas de David Cronemberg, pero es puramente casual).

En suma, el protagonista, con su sensatez y adoración por su mujer, trata de “poner en hora” los acontecimientos y el desborde de los que lo circundan, incluida la siniestra familia de ella, pero los sucesos van tomando un sendero lindante con lo fantástico, en el escenario intrincado de Parque Chas.

Aparte de la solvencia actoral, otro acierto principalísimo lo constituye la pintura de época, el retrato de las costumbres imperantes y los edificios del momento en el que se desarrolla la acción, perfectamente elegidos..

Bioy y el cine

- Recordemos que Bioy Casares fue una personalidad ligada al cine, al que contribuyó con su literatura. Su primera colaboración fue en El crimen de Oribe (1950), versión de su novela El perjurio de la nieve, dirigida por Leopoldo Torres Rios y Leopoldo Torre Nilsson.

- En los años 60, junto a Borges y Hugo Santiago, Bioy desarrolló el argumento de Invasión, mítico film dirigido por Santiago.

- Una notable visión anticipatoria de la segregación hacia los viejos se da en La guerra del Cerdo. Gran sabiduría en el guión que no fue del todo aprovechado por Torre Nilsson (1975).

- Otra esperanza (1984-1992) es un film que transcurre en un siniestro sanatorio en el que se usa el dolor como fuente de energía. Fue invitada al Festival de Berlin; su directora –Mercedes Frutos- no pudo llevarla por problemas económicos.

- Ponemos especial énfasis en El sueño de los héroes (1997), dirigida por Sergio Renán, una hermosa película con un final de imponente belleza e inédito elenco.

Paradójicamente, La invención de Morel, el libro más significativo de Bioy Casares, nunca fue abordado por el cine. Quizás sea dificultoso su traslado, aunque vimos una hermosa versión teatral con enormes títeres en el Centro Cultural Borges, a la que asistiera el autor, ya en sus últimos tiempos.

lunes, 19 de marzo de 2012

Clarín roba bases de datos de las cuentas bancarias para imponer suscripciones compulsivas


El ajustazo que no fue



por Oscar Cuervo

En los últimos días hemos asistido a una sorprendente seguidilla de desmentidas del diario La Nación, tácitas admisiones de que anteriormente habían puesto en tapa noticias falsas. Primero fue Lorenzetti el que tuvo que desmentir que hablara de falta de libertad de expresión en relación a este gobierno (en realidad se refería al terrorismo de estado). Después La Nación tuvo que desmentir que la DAIA hubiera negado un comunicado manifestando su preocupación por la nota antisemita de Carlos Pagni del lunes pasado (el propio presidente de la DAIA dijo al aire en el programa de Víctor Hugo que su entidad estaba muy preocupada por el tono antisemita de ese artículo). Al otro día tuvo que desmentir la noticia de que el gobierno había censurado una entrevista de Longobardi a Alberto Fernández en C5N, cuando en el propio programa de Longobardi en Radio 10 Longobardi, Fernández y Hadad (dueño de la radio y de C5N) bromearon en el aire quitando veracidad a la denuncia de censura. A los dos días dijeron que Dilma Roussef criticaba la inflación en Argentina, cosa que tuvieron que desmentir medio día más tarde cuando el gobierno brasilero negó tal intromisión en los asuntos argentinos. Verbitsky en su columna de ayer en Página pone la noticia en su contexto preciso:

"No es casual que los dirigentes sindicales que se reunieron con Dilma Rousseff le hayan mencionado el ejemplo argentino, como reverso de la política económica que sigue Brasil. En 2011 la economía brasileña creció algo menos que el promedio de los países que integran el Grupo de los 20 (2,7 por ciento de Brasil contra 2,8 por ciento del G-20). Pero la diferencia se agiganta con los tres países del Grupo que más crecieron: la Argentina (9,5 por ciento), China (9,2 por ciento) y la India (7,3 por ciento). Dilma se reunió por más de dos horas con los dirigentes de las seis centrales sindicales de su país, quienes se quejaron por la desindustrialización, consecuencia de la apertura financiera y el flujo masivo de capitales especulativos, que produjo un persistente atraso cambiario, al estilo argentino de la década pasada. Los sindicalistas le opusieron el ejemplo de la Argentina, donde el mayor crecimiento se da en las exportaciones de Manufacturas de Origen Industrial (MOI). Uno de los asistentes dijo que Dilma replicó: “¡Pero la Argentina tiene 20 por ciento de inflación!”. Esa referencia a la inflación fue el eje de la cobertura en la prensa argentina que, en cambio, ignoró el encomio sindical al modelo argentino. Dilma “nos dio una clase sobre lo que está haciendo, pero todas las medidas son lentas y el país está quebrado”, dijo Paulo Pereira da Silva, el líder de Força Sindical, la central obrera creada por Lula".(Nota completa)

De una desmentida a la otra, uno se pregunta si los lectores de La Nación debería adoptar un prudencial  "período de ventana" antes de dar por buenas las noticias que leen en su diario. O si acaso el lector de La Nación prefiere intoxicarse con información ficticia que responda a sus propios deseos, una realidad paralela en la que Alberto Fernández es censurado, Dilma Roussef se queja del Indec, la DAIA aplaude el antisemitismo de Pagni y el presidente de la Corte Suprema hace saber que en Argentina se persigue a los disidentes.

Ahora le toca el turno al ajustazo más anunciado de todos los tiempos. Desde diciembre, cuando el gobierno anunció su decisión de revisar su política de subsisdios, La Nación y Clarín empezaron a poner en tapa el anticipo de enormes aumentos en los servicios públicos, aumentos que aún no se produjeron pero que ya fueron informados varias veces. El gobierno decidió hacer recortes en sectores muy restringidos, aquellas empresas y barrios residenciales que por su posición privilegiada no merecieran seguir siendo subsidiadas por los fondos públicos. Lo que los diarios de derecha informaron en tipografía de catástrofe  era, a la vez que un mega ajuste, una admisión del fracaso de la política de subsidios que durante años sostuvo el kirchnerismo para fomentar la reactivación de la economía. Ni una cosa ni la otra: la política de subsisdios no se abandonó y el bestial ajuste a los sectores populares no ocurrió. Lo único que se mantiene en pie es lo que el gobierno anunció en diciembre: en esta etapa ya no es justo subsidiar a determinadas empresas y sectores sociales pudientes. También la prensa de derecha mostró mucha ansiedad para anticipar un brutal aumento del boleto de colectivos, cosa que no ocurrió ni parece que vaya a ocurrir por ahora. Lo único que aumentó brutalmente es el pasaje del Subte al día siguiente que Macri se hizo cargo de este servicio (y después del aumento brutal, Macri se deshizo de los subtes).


Ahora llegó el momento de admitir que la noticia del ajustazo a los servicios públicos no llegará. Pero La Nación encontró la forma de desmentirse sin que se note: no es que el diario haya anticipado una noticia falsa, sino que el gobierno "frena" o "se echa atrás" en el recorte de los subsidios. De modo que, en lugar de admitir el reiterado engaño que le infligió a sus lectores, el diario informa ahora una marcha atrás del Poder Ejecutivo.