Werner Schroeter Vuelve
Medianoche en La otra.-radio - Un anticipo de la retrospectiva de 19 de sus films en la sala Lugones que comenzó ayer.
por Alejandro Ricagno
Algo escribí en La otra numero 24 sobre mi relación “fantasmal” con Werner Schroeter, (1945-2010) mi frustrada participación en un workshop sobre marginalidad y realidad social que él intentó hacer en 1983 en Buenos Aires, organizado por el Instituto Goethe, antes de que las amenazas de bomba al Instituto se sucedieran ininterrumpidamente y obligaran a abandonar el país (“si el puto de Schroeter no abandona el país, volamos el edificio del instituto entero”, decían los mensajes, según consigna el director en su autobiografía). Algo escribí sobre cómo fue que Werner se relacionó con mi amigo y la posterior pareja del realizador, Marcelito Uriona. Algo escribí sobre cómo finalmente conocí y acompañé a Schroeter durante la edición del lejano Bafici “quintiniano” del 2008. Era una nota más bien íntima, confesional, escrita sobre el borde del impacto que me causó la noticia de su muerte, a sus jóvenes 65 años, en abril del 2010, en la que revivía los fantasmas de mi juventud y el recuerdo de la conmoción que me provocó la visión de sus primeros films.
Bueno, seguramente escribiré más, pero esta vez sí, sobre su obra. Es que hay una oportunidad única de ver su filmografía casi completa en "Superar la insoportable realidad", la retrospectiva que organizaron el Goethe junto a la Sala Lugones y la Cinemateca Argentina entre el sábado que pasó y el domingo 1 de septiembre. Digo casi, porque lamentablemente faltan una muy polémica versión de Salomé (1974), así como también su película más queer, Der Rosenkönig (1985) y su antepenúltimo opus, Deux, que volvió a reunirlo con Isabelle Huppert, después de la experiencia de la alucinante y flamígera Malina (1991), sobre la novela autobiográfica de la poeta Ingeborg Bachman, ésta sí incluida en la muestra.
Son 19 films de una producción de casi 40, entre cortos y largos, pero que alcanzan para dar más que una idea cabal de una obra personal, elusiva, hipnótica, subversiva, difícil de catalogar, que abarca diversos períodos y cortes estilísticos, constituyendo una de las voces más originales y sobre todo marginales de aquel irrepetible Nuevo Cine Alemán.
Son 19 films de una producción de casi 40, entre cortos y largos, pero que alcanzan para dar más que una idea cabal de una obra personal, elusiva, hipnótica, subversiva, difícil de catalogar, que abarca diversos períodos y cortes estilísticos, constituyendo una de las voces más originales y sobre todo marginales de aquel irrepetible Nuevo Cine Alemán.
La muerte de Malina Malibrán
Entre las sorpresas del ciclo, que no son pocas, está el estreno más esperado y que nos interpela directamente. Se trata de De la Argentina, (1983-1985) el documental que Werner realizo a partir de los testimonios recogidos en ese workshop interruptus y que filmó luego de su primer viaje, entre 1983 y 1984, en un país que recién salía de la noche negra, con testimonios que van desde Madres de Plaza de Mayo y otras víctimas de la dictadura, hasta referentes del under de resistencia cultural, como el poeta Fernando Noy y hasta una Libertad Leblanc que luce algunos vestuarios de Evita, incluyendo una contundente entrevista a Paco Jamandreu. Por razones no del todo claras, nunca esta película se exhibió en el país, e incluso su circulación por festivales fue casi nula. Así que es casi un estreno mundial, una pieza secreta a descubrir. ¿Cómo se verá hoy, en esta Argentina nuevamente movilizada, politizada y polarizada esta obra rodada en aquél país que salía apenas de las sombras más negras, viendo nacer un período que combinaba la esperanza y la desconfianza por partes iguales? ¿Cómo será la mirada de Schroeter –y la nuestra hoy, habida cuenta del tiempo pasado y los cambios políticos de estos últimos 30 años- sobre ese país que le hizo sentir miedo (además de amor) por primera vez en su vida, como lo confiesa en su Autobiografía, que la Editorial Mar Dulce acaba de editar aquí, y que será motivo de una mesa durante la muestra con la presencia de Gabriela Massuh y Pablo Schanton? Conociendo parte de su obra será, a no dudarlo, una obra no convencional. En el muy interesante sitio Memoria Abierta, que recoge un minucioso listado sobre Cine y Dictadura, desde 1976 hasta el 2011, se lee esta escueta reseña:
Entre las sorpresas del ciclo, que no son pocas, está el estreno más esperado y que nos interpela directamente. Se trata de De la Argentina, (1983-1985) el documental que Werner realizo a partir de los testimonios recogidos en ese workshop interruptus y que filmó luego de su primer viaje, entre 1983 y 1984, en un país que recién salía de la noche negra, con testimonios que van desde Madres de Plaza de Mayo y otras víctimas de la dictadura, hasta referentes del under de resistencia cultural, como el poeta Fernando Noy y hasta una Libertad Leblanc que luce algunos vestuarios de Evita, incluyendo una contundente entrevista a Paco Jamandreu. Por razones no del todo claras, nunca esta película se exhibió en el país, e incluso su circulación por festivales fue casi nula. Así que es casi un estreno mundial, una pieza secreta a descubrir. ¿Cómo se verá hoy, en esta Argentina nuevamente movilizada, politizada y polarizada esta obra rodada en aquél país que salía apenas de las sombras más negras, viendo nacer un período que combinaba la esperanza y la desconfianza por partes iguales? ¿Cómo será la mirada de Schroeter –y la nuestra hoy, habida cuenta del tiempo pasado y los cambios políticos de estos últimos 30 años- sobre ese país que le hizo sentir miedo (además de amor) por primera vez en su vida, como lo confiesa en su Autobiografía, que la Editorial Mar Dulce acaba de editar aquí, y que será motivo de una mesa durante la muestra con la presencia de Gabriela Massuh y Pablo Schanton? Conociendo parte de su obra será, a no dudarlo, una obra no convencional. En el muy interesante sitio Memoria Abierta, que recoge un minucioso listado sobre Cine y Dictadura, desde 1976 hasta el 2011, se lee esta escueta reseña:
“Optando inteligentemente por dejar que las víctimas del secuestro, la mutilación y la tortura cuenten sus historias de una manera tranquila y sencilla, este docudrama sobre la brutal represión militar en Argentina conmueve por el poder de su presentación. El director Werner Schroeter combina escenarios de casos reales, viñetas históricas y la historia del pequeño Gabriel, un huérfano que de alguna manera sobrevive”.
Esta película se proyectará el viernes 30 de agosto, y a la función de las 19:30 asistirá todo el equipo de filmación argentino que participó en su realización. Una ocasión que se anticipa ya, por todo lo expuesto, doblemente emocionante. También, en el terreno del documental, será interesante ver La estrella radiante (Der lachende Stern, 1983), que Schroeter filmó clandestinamente en Filipinas, mientras era invitado a un festival de cine en Manila, organizado nada menos que por Imelda Marcos, la mujer del dictador Ferdinando Marcos (¿la habrá visto nuestro amigo Raya Martin?, me pregunto). También forma parte de la retrospectiva su “canto de cisne”, que otra vez lo acerca al universo rioplatense; se trata de Nuit de chien, (2008) una adaptación, al parecer libérrima, de la novela Para esta noche, de Juan Carlos Onetti, rodada en Portugal, que va este domingo en el que también se proyecta Mundo Lux (2011), un retrato íntimo del director durante los últimos cuatro años de su vida, realizado por Elfi Mikesh, directora de fotografía de sus últimos films. En estas proyecciones estará presente el productor de ambos films.
De los films que he visto -y de los que recuerdo- puedo distinguir dos etapas; la más underground, que comprende principalmente sus indescriptibles (en términos narrativos) primeros films collage. Su primer largo rodado en 16 mm y que lo lanzó la ruedo internacional luego de una serie de cortos, en su mayoría dedicados a María Callas, fue Eika Katappa (1969), “uno de los films más bellos del nuevo cine alemán”, según palabras de su amigo Fassbinder, una suerte de viñetas atravesadas por el gesto teatral, la ópera, lo trash, los mitos wagnerianos, citas bíblicas, homoerotismo, lo pasional y lo tanático.
En él, el rostro de una de sus musas, la incomparable María Montezuma, es un centro que brilla como un sol negro sobre el que giran fragmentos de Siegfried, Carmen o Hamlet, relacionándose entre sí gracias a la música de Giuseppe Verdi, Beethoven, Bizet, Penderecki, Elvis Presley o Catarina Valente. Su presencia casi vampírica protagoniza también La muerte de Malina Malibrán (Der tod der Maria Malibrán, 1974), vagamente inspirada en la figura de la famosa cantante lírica del siglo XIX, que según la leyenda cantó hasta caer muerta. Pero nada de lo biográfico o histórico del personaje aparece en el film, apenas unas referencias, y sí mucho bellcanto entre sufridas o extasiadas mujeres amándose o sufriendo. Ambas películas pueden ser calificadas como “experiencias hipnóticas” de un cine no narrativo, al que el concepto “experimental” le queda corto. Están ligados tal vez al gesto warholiano, -no en vano en Maria Malibrán aparece una de las "chicas Warhol”, Candy Darling, junto a una jovencísima Ingrid Caven, de la troupe Fassbinder-; pero a la vez su estética se aleja del pop americano.
En cambio, es sumamente alemana en su combinación asincrónica entre las más diversas músicas y el juego entre el hieratismo operístico y la cualidad cinemática de sus criaturas misteriosas y fascinantes. Para entrar en el mundo del primer Schroeter uno debe dejar toda expectativa de linealidad y dejarse arrastrar por el collage sonoro que se contrapone a imágenes de una cualidad fantasmagórica, que remiten tanto al cine mudo como al imaginario pictórico, que oscila entre el romanticismo y el neoexpresionismo, mixturándose con el kitsch más desatado.
En él, el rostro de una de sus musas, la incomparable María Montezuma, es un centro que brilla como un sol negro sobre el que giran fragmentos de Siegfried, Carmen o Hamlet, relacionándose entre sí gracias a la música de Giuseppe Verdi, Beethoven, Bizet, Penderecki, Elvis Presley o Catarina Valente. Su presencia casi vampírica protagoniza también La muerte de Malina Malibrán (Der tod der Maria Malibrán, 1974), vagamente inspirada en la figura de la famosa cantante lírica del siglo XIX, que según la leyenda cantó hasta caer muerta. Pero nada de lo biográfico o histórico del personaje aparece en el film, apenas unas referencias, y sí mucho bellcanto entre sufridas o extasiadas mujeres amándose o sufriendo. Ambas películas pueden ser calificadas como “experiencias hipnóticas” de un cine no narrativo, al que el concepto “experimental” le queda corto. Están ligados tal vez al gesto warholiano, -no en vano en Maria Malibrán aparece una de las "chicas Warhol”, Candy Darling, junto a una jovencísima Ingrid Caven, de la troupe Fassbinder-; pero a la vez su estética se aleja del pop americano.
En cambio, es sumamente alemana en su combinación asincrónica entre las más diversas músicas y el juego entre el hieratismo operístico y la cualidad cinemática de sus criaturas misteriosas y fascinantes. Para entrar en el mundo del primer Schroeter uno debe dejar toda expectativa de linealidad y dejarse arrastrar por el collage sonoro que se contrapone a imágenes de una cualidad fantasmagórica, que remiten tanto al cine mudo como al imaginario pictórico, que oscila entre el romanticismo y el neoexpresionismo, mixturándose con el kitsch más desatado.
La segunda etapa arranca con Regno de Napoli (1978), donde Schroeter se embarca ya en una gramática más narrativa -sin dejar el gesto operístico que lo distingue-, pero donde lo real adquiere otra potencia dentro del relato. Se trata de un canto de amor a la ciudad de Nápoles (ese tercer mundo pasoliniano), a través de la saga de una familia napolitana desde 1943 hasta 1972, que acaba constituyendo un retrato poético y político de la Italia de posguerra, con ecos de Pasolini y Visconti, cruzados con Brecht y el melodrama meridional. El sur italiano también se hace presente en otro de sus films de esta etapa, Palermo oder Wolfsburg (1980), el único que fue estrenado comercialmente en nuestro país bajo el titulo de Desarraigo. Filmado parte en Sicilia y parte en Alemania, donde al igual que Fassbinder –pero de modo muy diferente- aborda el tema de los trabajadores inmigrantes en la Alemania de los 70.
Ensayo general
Para los fanáticos del teatro y la danza, les recomiendo altamente el documental Ensayo General (Die Generalprobe), rodado durante el Festival de Teatro de Nancy en 1980, que nos deja ver parte de la coreografía de Pina Bausch, Café Muller, bailado por la misma Pina, y una inolvidable perfomace del bailarín de danza Butho, Kazu Ohno, a orillas de un río, mientras somos testigos del romance de Werner con el joven Mostefa Djadjam. Esta fue la película que le mostré a Marcelito Uriona, un frío viernes de 1983, en un cine club de Bernal, y está fue la imagen de Werner, que antes de conocerlo personalmente, lo enamoró.
Ahora enamórense ustedes, aunque más no sea de su fecunda e inimitable obra. Ya volveremos, otra vez, sobre él.
ahhh !pero quien es la minita de la primera foto. Bahh.. quiero decir... como se llama esa obra
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