por Lidia Ferrari
En las elecciones europeas han vencido los Euro escépticos, la derecha y los partidos anti-inmigrantes. Pero no es el caso de Italia que, a diferencia de los otros países de Europa que han castigado a sus gobiernos, gana el partido que gobierna (si bien no es secundario que lo sea desde hace sólo 3 meses por una alianza con Berlusconi y sin elecciones). Lo cierto es que el PD de Renzi ganó y con más votos de los esperados. También en Italia, a diferencia de otros países europeos, no triunfó la derecha (al menos nominalmente[1]) si bien no hizo una mala elección. La Lega Nord, el tradicional partido de ultra derecha sacó un buen 7%. A Berlusconi no le ha ido tan bien, ya que quedó en tercer lugar, después del M5S, con un 16% de votos. Era hora, si bien uno se pregunta cómo todavía puede acarrear esa cifra. La tercera cosa que en Italia ocurrió diferente es que ganó un partido que no está dentro de los euro-escépticos. Renzi, si bien ha criticado la administración de la Unión Europea (todos lo han hecho) no es de los que quieren salir del Euro y comenzó su mandato visitando en primer lugar a Merkel. Por eso, en Le Monde han titulado una nota: Renzi, campeón de Europa[2].
Pero nadie se esperaba que el M5S perdiera casi 3 millones de votos desde su anterior elección, que había sido la gran sorpresa italiana. Las encuestas daban entre un 3 y 5% de diferencia, y no un casi 20% como resultó. Los del M5S estaban esperanzados en una mejor performance, si bien continúa siendo la segunda fuerza, con más de 21% de los votos. Se habla mucho del discurso disruptivo de Grillo. Efectivamente, Grillo ha representado la rabia y la desazón, denunciando fraudes, corrupción, la mentira y la connivencia de treinta años de complicidad entre izquierda y derecha. También plantea cambios drásticos. Todavía la sociedad italiana ve el fantasma del comunismo por todos lados, fantasma con el que siempre ganó Berlusconi. Como dice Renzi, ganó la esperanza (él) y no la rabia (M5S).
El problema es que el M5S pretende un cambio radical en Italia y en Europa. Y todos están de acuerdo en decir que a los italianos, en su mayoría, no les gustan los cambios. Por eso, que el M5S se sostenga como segunda fuerza y que represente a más de 5 millones de italianos, tampoco está mal para una sociedad que aún sostiene a un Berlusconi y que lo ha votado por 20 años. Dario Fo, apoyo del M5S desde la primera hora, participó del cierre de campaña con una lección artística e intelectual. Frente a la acusación mediática incesante de que Grillo es populista, Dario Fo les explicó a los italianos que ser populista -sin mencionar a Laclau- no era necesariamente algo malo. Una reflexión sobre el populismo impensable para el europeo medio que a la sola mención de populista ve hombrecitos con bigotes que se comen niños crudos.
Como dice un amigo italiano, existe un anti-fascismo “part-time”. La acusación de fascista a Grillo desde izquierda y derecha, inundó la escena política italiana. Pero cuando estos gobiernos se aliaron con la Lega Nord cuyo discurso y actos eran descaradamente fascistas les resultaba ‘very fashionable’. Se trata de la cultura política de un pueblo. Para confirmar esta idea, hoy hablé con un conocido que votó PD. Aunque hace más de 10 años que no iba a votar, en esta oportunidad lo hizo en contra de Grillo. Cuando le digo, veremos que hace Renzi con tanta legitimación política en las urnas, señalando su cercanía a los círculos de poder de Europa y a las políticas de austeridad, en lugar de opinar sobre la política, se dedicó a criticar a los italianos que, a diferencia de los alemanes, no saben hacer bien las cosas. Me pregunta: ¿por qué compramos Volswagen y no Fiat? Deslicé un argumento muy extraño en estas tierras: colonización cultural. No, me dijo: -porque los hacen mejores. Los alemanes son mejores que los italianos, dice un italiano. Uno está tentado a preguntarse ¿Es necesario hacer guerras con armas, cuando con la pedagogía y la colonización cultural basta?
Intenté mencionarle la fama mundial de la Ferrari – sin alusiones personales conscientes - pero era imposible. Los italianos hacen todo mal, insistía. Por eso fue a votar al PD. La idea de la superioridad de los europeos del Norte sobre los europeos del Sur es fuerte entre muchos italianos. Da ganas de prestarles un rato a Jauretche.
El pecado del M5S y de sus líderes fue un exceso de optimismo, dijo Chiesa. Eso se paga. Pero hay un crédito: la emergencia del entusiasmo por la política, pues eso queda como saldo vital. El M5S seguirá siendo la oposición. La gente que los acompaña está convencida, por eso llenan las plazas y se transforman en un Agora de discusión política pública. Como dice el periodista Travaglio, los votos de ellos no son clientelistas. Recordé cuando se votaba a Menem por temor a no poder pagar el crédito del lavarropas.
Con el 40% de votos Renzi está en una posición de fortaleza inusitada, ya que sus aliados de Centro-Derecha y Berlusconi, si quisieran hacer caer su gobierno, cosa muy sencilla en este país cuando los aliados se desalían, lo pensarán dos veces, debido a lo que representa ese 40%. Se verá ahora qué hará Renzi, llegado al poder sin haber sido votado, por una alianza con la derecha y con Berlusconi. Está todo por verse.
En Europa, los partidos de extrema derecha y eurofóbicos fueron ganadores. Parece que da votos el odio a la inmigración. Estos partidos sacaron más de 25% en Gran Bretaña, Francia y Dinamarca. También hizo una elección fuerte la derecha en Austria, Suecia, Finlandia, Polonia, Alemania, Hungría. Hasta el partido neo nazi alemán logrará entrar al Parlamento europeo con un escaño.
Si bien el partido que gobierna el parlamento europeo, el PPE, de centro derecha, perdió escaños, continuará gobernando. Lo paradojal en estos tiempos es que la derecha pro europea que gobierna el Parlamento europeo se encontrará con esta nueva derecha que arriba con un discurso antieuropeísta. ¿Será una contradición? ¿O hay algo que los puede unir? Los maremotos de Le Pen en Francia y Gran Bretaña, con una ultra derecha anti Europea plantearán problemas a esta Europa en crisis. Pero también se tendrán que ver con una izquierda incipiente que se ha duplicado, como los Podemos de España, Tsipras de Grecia y el M5S de Italia (que no se declara de izquierda pero levanta sus banderas). Por primera vez en la historia del Parlamento, desde 1979, los partidos antieuropeos y de ultraderecha podrían sumar unos 100 escaños.
Una nota[3] dice que una de las características del análisis después del voto es la ecuación: ‘hemos perdido: en algo nos habremos equivocado’ o ‘hemos ganado: hicimos todo bien’, lo que significaría que el electorado siempre tiene razón. Concluye que en Italia casi siempre es lo contrario. Lo dice en función de recomendar al M5s no focalizarse en pensar en qué se equivocó, pues plantea que los casi 3 millones de votos que perdió Grillo se deben a la coherencia demostrada. Piensa, como tantos, que los italianos votaron PD porque no quieren ‘de verdad’ el cambio. Sin embargo, desde mi “moderado” entusiasmo por el M5s me surge la pregunta: ¿cuál ha sido el error del M5S y sus electores? Quizá su excesivo optimismo. Pero se podría objetar: es sólo desde un decidido deseo que puede abrazarse una causa política que quiere cambiar las cosas, sobre todo, cuando son difíciles. Bueno, quizá el error haya sido pensar que era más fácil de lo que es.
Otros dicen que el error de Grillo fue hablar de revolución. Los italianos nunca hicieron una revolución, y no quieren una revolución. Pero si es eso lo que está en su programa, si es la razón de ser de este movimiento que algunos dicen que es inclasificable, ¿cómo hacer? Lo que es cierto es que todos están de acuerdo con que las cosas deben cambiar en Italia y en Europa. Pero ¿en qué dirección? Renzi desde que abrazó este enorme triunfo dice que no hay tiempo que perder. Que el M5S y Berlusconi, su aliado, deben estar con él para llevar adelante las reformas urgentes que el país necesita. Quizá pretenda mucho del M5S. En la discusión en campaña se ha puesto acento en las formas (los italianos son adictos a la imagen y las apariencias) pero es cierto que las diferencias de fondo están en el tipo de reformas que cada uno pretende. Así que veremos qué sucede. El M5S, después de la bofetada electoral, sigue siendo el segundo partido con más de 21% de votos y ha dicho que seguirá haciendo su trabajo de oposición.
Hay que reconocer que el M5S marcó la agenda de la campaña, haciendo denuncias, revelando cohechos y, sobre todo, desasnaron a mucha gente respecto de lo que sucede. Por lo tanto, los otros partidos tuvieron que ponerse a estudiar. Parece que eso le ayudó al PD a tener éxito en las urnas. Eso dice Travaglio, que habla ya de una ‘democracia renziana’[4], pues teme se esté resucitando a la vieja Democracia Cristiana. En el Parlamento italiano todos están festejando, aún los que perdieron, porque han derrotado a la verdadera amenaza y enemigo común: el M5S. Son los únicos que no festejan.
El M5S, como se dice de los jóvenes, tiene toda la vida por delante. También Renzi, que gobierna desde hace escasos tres meses. Cómo él mismo lo ha dicho, ahora no tiene excusas. Veremos si las reformas que llevará adelante están en consonancia con tantas promesas que anduvo repartiendo. Habrá que esperar a ver si su “Revolución productiva” [5] se realiza.
Treviso, 26/05/2014
NOTAS:
[1] Renzi viene del PD, tradicional partido de centro izquierda, que en los últimos tiempos ha hecho una falsa oposición a Berlusconi y que, para llegar al gobierno hace escasos tres meses, hizo alianza con Berlusconi (lo acusan de haberlo resucitado) y el centro-derecha.
[5] Renzi no habla de revolución productiva, pero este momento me evoca los momentos de las promesas políticas incumplidas. Esperemos que éste no sea el caso.