martes, 30 de junio de 2015

Las pistas

¿Está surgiendo una nueva crítica? Una conversación sobre cine y críticas con los integrantes de Las Pistas y el director de La Salada, para escuchar clickeando acá

P'tit Quinquin

Las películas no nacen iguales y libres, por más bello que suene el epigrama de Bazin. El responde en ello a la tradición de la modernidad francesa que abstrae las condiciones y las determinaciones específicas de la producción cinematográfica. Las películas pueden conquistar su libertad cuando son capaces de trascender sus condicionamientos iniciales y también dirimir el problema que como obras cinematográficas más les atañe: la variación de los puntos de vista. Pero sucede que el bello y falso epigrama de Bazin ha sido adoptado como base infundada por la crítica cinematográfica post-cahierista, que hace esfuerzos por esquivar la consideración de estas determinaciones y condicionamientos y finge que los objetos de su crítica nacen iguales y libres. Y eso a los críticos (a una mayoría de ellos, hay excepciones, por supuesto) les permite simular su propia libertad e igualdad, cuando en realidad están lejos de ser libres, porque responden a una asignación disciplinaria atada a una serie de límites. Los límites que gran parte de ellos esquiva pensar en su praxis son, por un lado, su dependencia del dispositivo de producción cinematográfico (desde dónde escribo sobre cine, quién me lo demanda, qué enfoques tengo que evitar para ser aceptado como parte del campo crítico, qué debo callar al hablar sobre las películas, qué normas debo satisfacer para ser leído como crítico); y por el otro la rutinaria simulación de una abstracta igualdad entre, para poner algunos ejemplos cercanos, películas como El estudiante, La patota, La Salada, Cuerpo de letra, Hors Satan o P'tit Quinquin, presunción de igualdad que evita el arduo problema de la variabilidad de los puntos de vista.

Definitivamente ni las películas ni los críticos nacen iguales y libres.

Alrededor de este asunto giró, sin haber sido del todo explicitado, la conversación sobre cine que tuvimos el último domingo en La otra.--radio, en la que participaron los cineastas Juan Martín Hsu y Martín Farina, los críticos Lucía Salas y Lautaro García Candela, y quien esto escribe. La conversación se puede escuchar acá.

La Salada

Uno de los mayores condicionamientos de la crítica hegemónica, al que están atados tanto los que escriben en los grandes medios como muchos de los que lo hacen vocacionalmente en un pequeño blog replicando el mismo modelo, es dar por sentado que existe una autonomía de lo cinematográfico que les permitiría hablar estéticamente o genéricamente del virtuosismo de un plano secuencia, de la extraordinaria composición del personaje que realiza una actriz, de los estilos o los temas recurrentes de un autor o de la visibilidad de que goza una película cuando se lanza al mercado respaldada por un dispositivo mediático-industrial, desligando estos asuntos del punto de vista de clase, generacional, nacional o las condiciones de  producción que toda película pone en juego. Los críticos no suelen hablar de estas cosas, porque dicen hablar de cine.

Si comentan Dark Zero Thirty, El Francotirador, La Patota o La Salada, esquivan tomarse en serio la política que aflora en esos films, y prefieren ceñir su discurso al montaje trepidante, a las constantes temáticas, a la calidad de fotografía, al género de las películas o a codificar las huellas estilísticas más obvias que un director suele plantar en la superficie de sus películas; incluso, en un país culturalmente colonizado como el nuestro, el crítico no muchas veces puede asumir su propia dependencia de la recepción que toda película trae desde el mercado internacional, ya sea desde el mainstream como desde el circuito de los festivales. Las películas no se estrenan iguales y libres cuando una aparece con 70 copias y viene con el espaldarazo de Francia que cuando se estrena con una copia en el Espacio INCAA en horarios inaccesibles y sin publicidad. Estos condicionamientos no suelen ser tenidos en cuenta por la crítica establecida a pesar de que siempre dejan huellas sobre la película misma, sobre su forma y sobre el tratamiento de su asunto. Y la determinan casi siempre con más potencia que una postulada voluntad autoral. Entonces, la crítica hegemónica puede hablar del estilo "de" Bigelow o "de" Eastwood o "de" Mitre desconociendo totalmente el problema de la variación de las perspectivas que hace posible estas películas. O directamente no hablar nada de Cuerpo de letra o de La Salada porque quedan afuera del radar de sus rutinas profesionales.  No es que todos estén obligados a hablar de todo con esta perspectiva que señalo, sino que resulta notable que la mayoría hable de lo mismo, de lo que impera en la agenda que nadie se pregunta quién establece, y esa mayoría naturaliza esta falta, bajo el paraguas protector de la suposición de la autonomía cinematográfica. "Yo habló de pelis, no me vengas con tanta ideología".

Hay una confusión crucial entre dos conceptos que la crítica hegemónica toma como sinónimos y no lo son: los de autonomía y de especificidad cinematográfica. La experiencia cinematográfica es específica, esto significa, abre la experiencia del mundo de modos que ningún otro hacer humano puede lograr; pero no es autónoma, es decir, como a cualquier otra producción cultural no le resulta posible darse sus propias normas como si estuvieran desligadas del mundo. "Hablo de cine" desconoce esta diferencia crucial. Por eso puede comentar películas con una posición política o de clase totalmente explícita y ni siquiera preguntarse por la perspectiva de su autor, por las huellas que esta perspectiva deja inexorablemente sobre la obra.

Todo esto no fue desarrollado en la charla del domingo,  pero es el problema que sobrevolaba nuestra charla y que yo sólo pude detectar después de terminado el programa, cuando lo volví a escuchar y seguí pensando alrededor de qué círculo nos movíamos.


Limitarse a determinar si el plano secuencia inicial de La Patota es virtuoso, si Mitre es buen dialoguista, engancharse en disquisiciones sobre el "enigma" de las decisiones de Paulina o sobre la operación de filmar dos veces el acto de la violación, interpretar el travelling final de la protagonista alejándose de vaya a saber qué como un signo de libertad (!) o de emancipación de género (!!!), como si todos estos detalles pudieran evaluarse sin referencia al punto de vista implícito de la obra, estas escaramuzas son el resultado de la incapacidad de la crítica para cuestionar el postulado baziniano de la egalité y la liberté de películas y críticas.

De todos modos, quiero repetir algo que dije en un momento de la charla del domingo: tengo la sensación de que en los últimos años algo se movió en la crítica cinematográfica argentina en lo que va desde la canonización casi instantánea y unánime de la que hace pocos años gozó El estudiante hasta el debate lleno de matices y tensiones que generó La Patota, a pesar de los pergaminos de Cannes. Algunos de los objetores de ambas películas son los mismos, pero la capacidad de escuchar estas objeciones y de problematizar su recepción ha sido muy distinta ahora en el campo de la crítica. ¿Es que sin darnos cuenta está surgiendo una nueva crítica?

La charla completa la pueden escuchar clickeando acá.

lunes, 29 de junio de 2015

Luces y sombras de la economía argentina: tensiones del dolar, fortaleza de las reservas, aumento del consumo, caída del saldo de la balanza comercial, mayor equidad....

Una conversación con el economista Federico Kucher, que se puede escuchar clickeando acá



- Hubo en estas últimas semanas algún intento de provocar una corrida cambiaria, pero la respuesta del equipo económico, con medidas coordinadas entre el Ministerio de Economía y el Banco Central, fue bastante rápida y el dólar paralelo en los últimos días empezó a bajar. Dos medidas centrales lograron desalentar las expectativas de un aumento brusco del dólar. Una fue tratar de bajar el dólar contado con liquidación, el dólar "Bolsa" a través del cual el sector privado intenta fugar de manera legal. El valor del "contado con liqui" tiene un impacto directo sobre el paralelo. La otra medida fue liberar dólares para la importación, lo que demuestra que el Banco Central tiene las divisas necesarias para contener cualquier intento de corrida cambiaria. Hoy las reservas se ubican en un nivel cercano a los 34 millones de dólares, mientras el año pasado a esta altura del año, cuando se hacía sentir la presión del conflicto con los fondos buitres, las reservas estaban en 29 mil. 

Pero las reservas hoy no suben por causas estructurales, no suben porque Argentina tenga un superávit del comercio, ni porque exporte más de lo que importa, sino que lo hacen por una estrategia financiera del gobierno: la de ingresar divisas a la economía, como el Swap acordado con China; o suben por la colocación de nueva deuda en moneda extranjera, o porque YPF sale a tomar crédito; movimientos que fortalecen la posición de reservas internacionales que tiene el BCRA. Esto también muestra la debilidad estructural que tiene la economía argentina para recibir dólares a través del comercio. El actual saldo de la balanza comercial (entre lo que el país exporta y lo que importa) es de aproximadamente 150 millones de dólares por mes, que es casi un tercio de lo que ingresaba el año pasado. Argentina tiene un nivel de consumo alto mientras que el saldo de la balanza comercial cada vez se achica más, dado que no logra incrementar el nivel de exportaciones. El contexto mundial presenta una brutal desaceleración del comercio y Argentina encuentra dificultades para poder vender su producción a otros países. El ejemplo más evidente es la industria automotriz, que vende el 80 % de los autos a Brasil, país cuya economía tiene perspectivas de caída del producto bruto del 1,5 % y por lo tanto le demanda menos autos a Argentina. En el caso de las economías regionales del país, también se produjo una dificultad para la exportación de productos frutihortícolas como las peras y las manzanas, ya que Rusia, uno de nuestros competidores más fuertes en esta producción, llevó a cabo una devaluación del 70 % que les dio una ventaja competitiva en términos cambiarios y complicó la venta de nuestros productos. La propuesta típica de los economistas ortodoxos es que, para atacar un conflicto de las economías regionales como estos, hay que devaluar. Pero no tiene sentido tomar una medida general como es la devaluación para resolver problemas particulares. Lo que sí se pueden dar son incentivos fiscales para los productores de este ramo, que de hecho se están dando. También se encaran negociaciones bilaterales con Brasil para mantener y reforzar la cantidad de autos que se venden.

- El coeficiente de Gini, indicador que se acerca a cero en la medida que la equidad de los ingresos de la población mejora, se ubicó en 0,364 puntos en el primer trimestre de este año, cuando era de 0,367 en el mismo período de 2014 y de 0,372 en 2013. El 10 % de los individuos de mayores ingresos declararon una remuneración mensual promedio de 13.000 pesos, mientras que el 10 % de los que menos ganaron declararon entradas en promedio de 2000 pesos. La diferencia de ingresos entre pobres y ricos fue de 6,5 veces, cuando en el primer trimestre del año pasado era de 6,7 veces y de 8 veces en 2013. La cifra de 0,364 puntos marcó el nivel más bajo de la serie (es decir: de un aumento de la equidad en los ingresos de la población), serie que empieza a medirse en el primer trimestre de 2003. (Ver completo acá).

- Estas son las luces y sombras de una economía reactivada, ya lejos de las recetas de ajuste perpetuo que durante varias décadas aplicaron los ministros de economía ortodoxos, que desembocaron en la fenomenal crisis de 2001. Por una situación parecida a la nuestra hacia comienzos de siglo están atravesando ahora algunas economías como las de España, Portugal o Grecia. En estas horas es Grecia la que está en la mira del mundo. La perspectiva de lograr un acuerdo con las pretensiones ajustadoras de la Eurozona y del FMI llegó a un punto muerto: Grecia convocó a un referendum para dentro de pocos días, donde se le pide al pueblo que manifieste su aceptación o rechazo a nuevos planes de ajuste; también decretó un feriado cambiario, un corralito similar al aplicado en Argentina a fines del gobierno de De La Rúa, aunque la dirección política del gobierno griego apunta a lo contrario que lo que proponía la Alianza en Argentina: no ajustar más, sino lograr reactivar la economía saliendo del círculo vicioso de la "austeridad". Estos son problemas muy distintos a los que hoy afronta la economía argentina.

La doctora en economía Bibiana Medialdea García, investigadora de la Universidad Complutense de Madrid, que hace pocos días expuso en uno de los paneles centrales del seminario sobre crisis mundial organizado por el Cefidar, declaró: "En los últimos años los españoles nos convertimos en alumnos ejemplares de los mandatos de ajuste de la troika. Pero ahora se abre la puerta para un cambio político que permita un manejo alternativo de la crisis. Las experiencias de países de Latinoamérica se observan con fuerte entusiasmo para encarar este desafío. El estallido de la crisis financiera global produjo un impacto brutal para la economía española. La primera variable macroeconómica en reducirse fue la inversión, luego el empleo y finalmente el consumo. Esto generó una verdadera espiral perversa resintiendo en nuevas rondas la inversión, la ocupación y el nivel de demanda interna. El nivel de desempleo asciende al 24 por ciento y la desocupación juvenil se encuentra en cifras del 55 por ciento. Existe un enorme hartazgo de la sociedad española. La población alcanzó la conciencia necesaria para criticar las políticas de austeridad”. (Ver completo acá)

Qué noche kirchnerista de mierda




En la capital de Tierra del Fuego, el ex concejal Walter Vuoto recuperó a manos del peronismo el gobierno. Luego de 30 años, el PJ se adueñó de las 3 ciudades y de la provincia. Con el total de las mesas escrutadas Walter Vuotodel Frente Para la Victoria 22.51 por ciento superó a Héctor Stefani del PRO que lo siguió con el 18.43 por ciento. (Completo acá)

domingo, 28 de junio de 2015

La campaña de Lousteau está financiada por la mafia de Ciencias Económicas que vació el Hospital de Clínicas: Graciela Ocaña no lo denuncia


Vale la pena difundir el video de esta investigación realizada por el periodista Alejandro Bercovich. Porque la información que proporciona acerca de las fuentes del financiamiento de la campaña de Martín Lousteau no encontró eco en los grandes diarios de la derecha. La campaña de Lousteau cuesta millones de pesos que salen del vaciamiento del Hospital de Clínicas. "La UBA -dice Bercovich- es el botín. Un grupo de dirigentes se lo viene repartiendo desde hace 20 años con testaferros, empresas fantasmas, remedios e insumos que no llegan. De esta forma fue vaciado el Hospital de Clínicas. El grupo ahora tiene un candidato a Jefe de Gobierno de la ciudad que gasta millones en su campaña". Si esta grave denuncia rozara a algún dirigente del kirchnerismo, sería tapa de La Nación y Clarín durante varios días. Las cámaras de Lanata y Telenoche recorrerían interminablemente los pasillos decadentes del Clínicas. Pero el beneficiario del vaciamiento, Martín Lousteau, es parte de la alianza opositora; entonces estas graves denuncias son directamente silenciadas en estos medios. Muchos porteños simplemente no saben qué personajes ominosos apoyan a Lousteau, así como desconocen las consecuencias que sus desfalcos tienen sobre un hospital público. Graciela Ocaña, denunciadora serial que comparte el espacio político de Lousteau apoyado por la mafia nosiglista de la Facultad de Ciencias Económicas, guarda en este caso un pesado silencio. A la "Hormiguita" le va a costar, con esta omisión cómplice, seguir sosteniendo su imagen de luchadora contra la corrupción, porque está asociada a grandes corruptos.



"Estamos hablando -dice Alejandro Bercovich-de un entramado contable digno de un orfebre de la contabilidad creativa. Todo para derivar fondos públicos de la Universidad de Buenos Aires hacia negocios privados que terminan insertos en la política nacional y en este caso en la elección porteña. (...) ¿Cómo se conectan la corrupción en la UBA y el vaciamiento del Hospital de Clínicas con el diputado que quiere gobernar la ciudad con el apoyo de las fracciones menos transparentes del radicalismo, como las que orientan el histórico operador radical Enrique "Coti" Nosiglia, el presidente de la UCR porteña y actual Secretario de Hacienda de la UBA Emiliano Yacobitti, (...) y José Luis Giusti, que fue hasta hace dos meses decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y tuvo que renunciar a su cargo envuelto en un escándalo, luego de que su mujer lo denunciara por violencia de género, lesiones y presunto enriquecimiento ilícito. Antes de llegar a decano, Giusti fue Secretario de Hacienda de la UBA; también fue candidato a legislador por el PRO, pero cuando no entró a la legislatura se refugió de nuevo en la UBA con su amigo Yacobitti. (...) Giusti es un engranaje clave de esta maquinaria montada por funcionarios de la UBA para hacer negocios con la propia UBA. Es socio de Yacobitti y del ex-director de Asistencia Técnica y Pasantías de Ciencias Económicas, Gastón Ricardo, en media docena de empresas. Esas empresas son a su vez accionistas de otras, como se suele hacer cuando se quiere ocultar a los verdaderos dueños. El epicentro de los negocios es el Hospital de Clínicas [dependiente de la UBA]. (...) Yacobitti es uno de los principales impulsores de la candidatura de Martín Lousteau. Su nivel de vida no es compatible con el de un docente universitario".

Gabriel Beati, Enfermero Jefe del Hospital de Clínicas, dice: "El Hospital está en un estado calamitoso, que se viene acentuando tras muchos años de abandono de las distintas gestiones que gobernaron la UBA y en estos últimos dos años se ha profundizado. Encontramos un hospital arrasado, con asensores que no funcionan, con falta de insumos, con la cocina en un lugar que no debería estar, con falta de higiene. Esta semana nos faltaron guantes, camisolines, jeringas, antisépticos, toallas. El laboratorio Medipack es uno de los proveedores del Clínicas, junto con un abanico de otros laboratorios y droguerías. Yo estimo que el Hospital tiene tantos proveedores porque ,al ser un deudor moroso, llega un momento en que el proveedor no te quiere entregar".


Y Alejandro Bercovich agrega: "Medipack es una sociedad vinculada a directivos de la UBA: a Emiliano Yacobitti, José Luis Giusti y Gastón Ricardo, entre otros".

Beati responde: "Sí, nos enteramos que el [ex] decano de Económicas tenía una vinculación con una de las droguerías que proveen al Clínicas, que se caracterizan por los sobreprecios que le facturan al Hospital. Entre los trabajadores de Farmacia es muy común escuchar que un insumo se paga en el Clínicas diez veces más caro de lo que sale en el mercado".

Dice Bercovich: "La droguería Medipack, uno de los proveedores que le facturan montos millonarios al Clínicas, es propiedad de Gastón Ricardo, de otros directivos de la UBA y de testaferros de ellos. Los fondos que destinan estos directivos a comprarse medicamentos en sus propias droguerías son los que le faltan al Clínicas para funcionar en niveles elementales de dignidad. Lo mismo pasa en el Instituto Oncológico Ángel Roffo, también dependiente de la UBA".

Para cualquiera que haya visto, leído o escuchado las notas de Alejandro Bercovich queda claro que no se trata de un simpatizante del kirchnerismo. En su labor periodística es muy incisivo cuando le toca entrevistar a funcionarios kirchneristas. Su investigación está exenta de toda sospecha de ser una operación tendiente a favorecer al oficialismo. Si Bercovich conoce en detalle la trama de negociados que desde la Facultad de Económicas vació al Hospital de Clínicas es porque él mismo es docente de esta facultad. Al día siguiente de realizar su denuncia periodística, Bercovich fue amenazado por Juan Manuel Oro, ex-presidente del Centro de Estudiantes de Económicas y dirigente de la agrupación Nuevo Espacio, que responde a Yacobitti: "Como acostumbran a hacer los seguidores de Emiliano Yacobitti en Económicas, donde se manejan como amos y señores de una facultad a la que se debería ir a estudiar -dice Bercovich-, han amenazado a dos docentes allegadas a mí y les dijeron que me iban a hacer reventar como una rata por la investigación y las pruebas que presentamos ayer".

Yacobitti fue, junto a Juan Nosiglia (hijo de Coti) dirigente de Franja Morada. Fue también presidente del Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas de la UBA y presidente de la Federación Universitaria Argentina. Durante aquellos años Yacobitti y Nosiglia Jr. acumularon denuncias políticas, penales y periodísticas. Se los acusa de apretar a opositores a su gestión con métodos patoteriles y de montar negocios alrededor de la venta de apuntes, el bar y el centro de estudiantes de la facultad (ver más acá).

Este informe del programa Punto Doc fue emitido en el año 2002. Allí ya se ve a Yacobitti, todavía estudiante, sospechado de corrupción.


Yacobitti junto a Terragno y Lousteau


Soy paciente del Hospital de Clínicas. Puedo atestiguar sobre la extraordinaria calidad de los médicos y enfermeros que hacen su trabajo con amabilidad y profesionalismo, pero también  acerca de la decadencia edilicia, la falta de higiene, los baños desprovistos de papel higiénico y jabón, las bolsas de residuos patológicos amontonados en los pasillos, cerca de las camas de los enfermos y de la cocina, los ascensores descompuestos, los techos y paredes descascarados por las filtraciones de humedad... El contraste entre la calidad del personal y el estado deplorable del Hospital deja un sabor agridulce. Esta nota de Bercovich me permitió enterarme de los responsables de ese deterioro y de sus vínculos con el dinero que financia la campaña de Martín Lousteau.

Yacobitti asesoró a Lousteau en el reciente debate en TN

Por estos días pude escuchar a unos cuantos simpatizantes kirchneristas que están especulando con el resultado de las elecciones para Jefe de Gobierno de la UBA. Ante la posibilidad de que Rodríguez Larreta no llegue a ganar en primera vuelta, estos amigos kirchneristas se entusiasmaban con votar a Lousteau, como un voto táctico para que el PRO pierda su principal enclave territorial. "Nos tenemos que librar de la mafia macrista", me dicen. Sería bueno que sepan que, si lo hacen, van a ayudar a que la ciudad quede en manos de esta otra mafia nosglista, aliada del macrismo y responsable del vaciamiento del Hospital de Clínicas.

viernes, 26 de junio de 2015

La Salada: una película frágil y bonita a la que el establishment de la crítica no le da bola

por Oscar Cuervo

Entre las películas argentinas que no pude llegar a ver en el BAFICI 2014 estaba La Salada, del Juan Martín Hsu, argentino de origen taiwanés. La película es una de las tres que participaron en la Competencia Internacional y la sobreoferta de esos días de locura me impidieron verla. Unos meses más tarde pude reparar esa falta en la muestra organizada por los cineastas de Diseño de Imagen y Sonido de la UBA. Finalmente La salada ahora se ha estrenado. Se puede ver en dos funciones en el Espacio INCAA de Congreso (ver acá). Es una de las más delicadas y gratas sorpresas del reciente cine argentino, pero no está bancada por Telefónica, ni por Axel Kuschevatzky, ni por el nieto de Mirtha ni por el Clan Llinás ni por la FUC. Entonces a esta película frágil y bonita le cuesta ganar visibilidad, los críticos del mainstream no le dan bola ni notas especiales en la sección Espectáculos. Como no cuenta con un dispositivo de imposición tampoco genera debates. Y apenas algunas miradas atentas. Acá Lautaro García Candela y acá Roger Koza. De estas cuestiones de la visibilidad, la independencia, el cine y los compromisos de la crítica vamos a hablar el domingo en La otra.-radio (medianoche, FM La Tribu, 88,7).

Alguna vez hace varias décadas La Salada fue un balneario para pobres, ubicado al borde del Riachuelo. Desde los 90, neoliberalismo mediante, fue transformándose en un centro comercial regenteado por inmigrantes provenientes de muy diversos lugares del mundo, un efecto de las migraciones globales, la economía informal y el trabajo en negro. Hsu se aproxima a ese espacio de cruces culturales y de marginación con delicadeza, melancolía y gracia, sin sordidez ni paternalismo. Su virtud es ponerse a la altura de sus personajes, no sobrevuela una idea genérica de los inmigrantes ni tiene una tesis que ilustrar. Aprovecha el cine para algo mucho mejor que eso: para acercarnos a la experiencia de otros.



Las historias de inmigrantes que se cruzan (la joven hija de un comerciante coreano viudo y conservador, un adolescente boliviano que llega a la Argentina acompañando a su tío buscando trabajo, un muchacho taiwanés que vive solo, habla por teléfono con su madre en Taiwan y quiere conseguir una novia, y todos los personajes que los rodean) fueron recogidas por Hsu en sus incursiones en La Salada o reflejan en parte su propia experiencia. El director las ficcionaliza sin forzarlas. Los personajes se cruzan sin amoldarse a un cepo narrativo; el director privilegia la contingencia de esos cruces antes que una forma a priori que los abarque. 



La especialidad de este director parece ser la delicadeza: la realidad impone preocupaciones económicas, laborales, soledad y opresión, pero Hsu busca en sus personajes gestos de amor, de desahogo e incluso de goce. Filma con delicadeza la intimidad amorosa, la amistad entre personas de distintas generaciones, procedencias y posiciones sociales; e incluso encuadra con justeza los momentos de encuentros sexuales (algo que suele deschavar las imposturas de muchos cineastas), como parte de la experiencia de los personajes y no para premiarlos o juzgarlos. Las canciones que atraviesan el espacio en el que los protagonistas se mueven (entre Virus, el pop oriental, los karaokes, las cumbias y Genesis) están usadas con gracia y emoción. En personajes que no encuentran muchas oportunidades para ser escuchados, las canciones funcionan como vehículos de usos múltiples.


Hsu es más preciso en los espacios íntimos y un poco más difuso al mostrar el espacio general de la feria comercial al borde del Riachuelo. Uno de sus mayores aciertos es el recurso del humor y la calidez que extrae de un elenco muy dúctil (que incluye con eficacia una cara del nuevo cine argentino, Nicolás Mateo, entre muchas caras y acentos extranjeros). La Salada podría haberse desarrollado como un drama miserabilista o como un exponente del género negro. La dureza del contexto habilitaría todo tipo de crueldades con la excusa de la denuncia, hasta un regodeo cínico en salidas degradantes. Pero el director optó por un tono sutil de comedia romántica con ternura y melancolía, sin dejar de mostrar a estos personajes vulnerables en un mundo difícil.

jueves, 25 de junio de 2015

Bobby Flores + La Patota x Oscar Cuervo + Ignacio Montoya Carlotto = Patologías Culturales


por Maxi Diomedi

Programa N° 405 de Patologías Culturales (sábados a las 17:00 en FM La Tribu). Completo. Además de una entrevista a Ignacio Montoya Carlotto, hablamos de una de las noticias de la semana: el procesamiento del escritor Pablo Katchadjian a pedido de María Kodama.

En la segunda parte, entrevista a Bobby Flores. Hablamos de radio y de cómo piensa su hacer radial. Bobby nos dice que hay una manera de hacer ingresar a Zappa sin que el oyente huya despavorido. Y no solo eso: hay una manera de que aparezca una música más dificil y que a quien escucha le parezca totalmente natural.

Hacia el final se acercó Oscar Cuervo para hablar de La patota, la película de Santiago Mitre que tiene a Dolores Fonzi como protagonista y que es, a su vez, una remake de la película dirigida en los 60s por Daniel Tynere con Mirta Legrand como figura principal.

Antes de dar paso a la grabación sólo queremos destacar el momento más alto del análisis (allí donde aparece la mirada Cuervo en todo su esplendor). Es cuando dice :

"La película se puede ver como una continuación de las preocupaciones que Mitre tenía en El estudiante. Hay al comienzo un plano secuencia que es una exhibición de virtuosismo cinematográfico, con una discusión presuntamente política entre el personaje que hace Dolores Fonzi (la hija) y el personaje que hace Oscar Martinez (el padre). Por los datos que aparecen en ese primer diálogo él es un juez y fue un militante idealista de los 70s que, con el correr de los años, se va haciendo pragmático y piensa que para incidir sobre la realidad hay que transar con ella, hay que insertarse en el sistema. La hija representaría una noción extrema opuesta: sostiene los ideales por sobre todas las cosas, el ideal de la no contaminación".

"Hay un equívoco respecto de lo que Mitre dice que le interesa como político y gran parte de la crítica replica, alineándose con la interpretación que el propio director dicta desde las declaraciones periodísticas. Por supuesto que toda película es política. Pero no me parece que la política esté puesta en ese elemento obvio que está colocado en el ingreso del film, que es la discusión entre el padre y la hija. Esto lo digo porque me parece que la manera de discutir política de ellos (los personajes del padre y la hija) es completamente abstracta. Si vamos a discutir sobre si hay que entrar al sistema o si tenés que acercarte a la realidad acercándote a los pobres, yo no creo que eso sea una discusión política. En todo caso me parece que es una discusión de tipo ético o moral. Porque la política nunca es tan simple como elegir entre los ideales y el pragmatismo. Eso es un falso dilema que vos podés sostener en la medida en que simplifiques a los personajes hasta transformarlos en una especie de fórmula vacía, donde uno representa la joven idealista y el otro al padre progresista ex militante (...) El es un chanta y ella es la integridad que no cede ante nada, ni siquiera ante el hecho de cuando llegue ahí (a Misiones) va a ser violada por la patota. Entoces se pueden hacer muchas lecturas políticas de la película, que no son esas que [la discusión inicial de] la película indica".

Para escuchar el programa, vayan al blog de Patologías, clickeando acá.

miércoles, 24 de junio de 2015

La patota

Una conversación radial para escuchar clickeando acá


por Oscar Cuervo

Hay algo que se juega en el primer, extenso, plano secuencia de La patota, en el que Paulina (Dolores Fonzi) y su padre Fernando (Oscar Martínez) se constituyen en los auténticos antagonistas del conflicto. Y se juega de manera definitiva. Quiero decir, en el nivel dramatúrgico, en la tesis que sus autores (director Santiago Mitre, guionistas Mitre y Mariano Llinás, respondiendo a un encargo de remake de una vieja película de la dupla Tinayre/Legrand) instalan y de la que la película no va a moverse. Por un lado, ese plano secuencia es una exhibición técnica de destreza de actuación y de eso que la crítica rutinaria llama "puesta en escena", destinada a ser destacado por los comentaristas precisamente como una exhibición de destreza. Por el otro, la película presenta con toda explicitud y énfasis el conflicto que a sus autores les preocupa plantar, en el mismo punto que finalizaba El estudiante, la película anterior de esta dupla autoral. El enfrentamiento entre la joven militante idealista y el veterano ex militante setentista que con el correr de las décadas se fue desplazando hacia la zona del cinismo más despreciable. La discusión entre ellos, si queremos llamarla política, es de una suprema abstracción, como en El estudiante pero mucho peor. El gran equívoco que promueven estas películas es su presunta intención política, cuyo sentido el director anuncia en notas periodísticas y la crítica en su gran mayoría repite. Fernando es el juez, ex-militante setentista, que sostiene que solo se puede operar sobre la realidad desde los resortes del poder estatal, mientras Paulina, su hija, intenta retomar el sentido inicial del setentismo "acercándose al pueblo". Ella es una abogada con gran talento (solo por lo que dice el padre en el diálogo inicial podemos adjudicarle ese talento; la película se encargará de desmentir un menor atisbo de inteligencia en ella) recibida hace poco. El padre le ofrece acomodarla en el sistema, donde ella iría a descollar. Ella por supuesto dice "no", en nombre de una integridad revolucionaria, cuasi religiosa, o simplemente en nombre de una moral de una voluntad íntegra e indoblegable (que los autores confunden con algún tipo de concepción política). Es evidente que una discusión entre un pragmatismo que se adivina desde el primer momento espurio, metiroso, hipócrita, encarnado por el juez, y un idealismo que repele toda posibilidad de transacción, personificado por Paulina, no llega a rozar el asunto propio de la politica y solo puede poner en su lugar el sucedáneo de un moralismo tosco. Es sorprendente que gran parte de la crítica crea que eso es un planteo político.

Lo cierto es que en ese plano secuencia inicial se agota todo lo que los autores quieren decir. Esto ya no es un problema ideológico: es, ante todo, un problema dramatúrgico. ¿Qué puede esperarse de una película cuando todo ya se expuso en su plano inicial? Ahí ya sabemos que el juez es un chanta, que detrás de su discurso pseudoprogresista se esconde malamente un burgués despiadado y egoísta y que eso que la hija le reprocha terminará por confirmarse. Ahí sabemos que Paulina no se deja "tentar" por el "poder" y que representa una versión descafeinada de la subjetividad militante. Padre e hija discuten sobre militancia y parecen agotar todas sus posibilidades entre un pragmatismo fraudulento y un idealismo necio e inefable. Si se me permite decirlo con una frase breve: este dilema es una pelotudez. Los auténticos problemas de la política pasan a kilómetros de ahí. Habrá varias discusiones entre el padre y la hija a lo largo de la película y, por supuesto, habrá una discusión final que intenta cerrar lo que ya estaba cerrado desde hace rato, como para darle una estructura simétrica al guión.

Es raro que una película que se llama La patota tenga como antagonistas excluyentes al padre y a la hija. Esto se evidencia en el afiche con que se la promociona en las calles de Buenos Aires: los rostros de Fonzi y Martínez. ¿Y la patota? También es sintomático que el título de la película en el exterior sea Paulina, cambio que se explica mucho mejor por lo que la propia película es que por el alegado problema de que la palabra "patota" sea intraducible a otros idiomas, una excusa inverosímil. La explicación más económica del título local es, precisamente, económica. La película es fruto de un encargo que involucra a Axel Kuschevatzky, Telefé Cine, Nacho Viale, el nieto de Mirtha Legrand. Un argumento crucial de la venta local de la película es que se trata de un remake donde Dolores Fonzi juega el rol de docente violada por un grupo de muchachos pobres de la provincia de Misiones, algunos de los cuales serán sus alumnos. Este dato, difundido profusamente, estimula la fantasía de una escena oscuramente deseada, la de la estrella bonita ultrajada por una pandilla de bárbaros. La película podría llamarse Civilización y barbarie y el título sería un poco más fiel a su contenido, aunque no tan marketinero. En todo caso, eso puede quedar para la vertiente "independiente" en la que Mitre y Llinás suelen incursionar.

De todos modos, para que el producto sea posible, y también para que la discusión inicial tome carnadura, es inevitable que la película se dirija hacia el objeto de disputa argumental de padre e hija, es decir, el pueblo. O sea: la patota. Más claramente: los violadores. En definitiva, los bárbaros. ¿Esta serie de desplazamientos es realmente inevitable? Desde luego que no en el plano de la pretensión política declarada. Indudablemente sí desde la obligación contractual que liga a Telefé y Viale con Mitre y Llinás. Si la película se propusiera plantear en serio un dilema político, la salida narrativa del duelo argumentativo en que están enfrascados padre e hija tiene que conducir al pueblo. Política sin pueblo es cualunquismo (y ahí se paralizaba El estudiante). Desde el punto de vista dramatúrgico, lo mismo: lo único que puede romper el encierro dialéctico de los antagonistas es la aparición de un tercero. El "objeto" de los desvelos de Paulina, eso de lo que su padre quiere alejarse. El pueblo. Es ahí y no en la oposición moralista entre pragmatismo e idealismo donde se juega la política de la película.

¿Cómo filmar al pueblo? Si no antecediera el contrato que exige que Paulina tiene que ser violada, la película jugaría ahí la posibilidad de complejizar la discusión inicial, de someterla al principio de realidad. Pero Fonzi tiene que ser violada, tal como lo fue Legrand hace más de 50 años. Parece casi imposible que una relectura de semejantes premisas conduzca hacia buen puerto. Quizás, con mucha imaginación y una visión política osada, la violación podría abrirnos una perspectiva inesperada. No sucederá eso en manos de Mitre y Llinás. La patota violadora no es siquiera una patota (como bien argumenta Mex Faliero en Fancinema) sino más bien una horda. La visión que la película propone del universo popular es todo lo horrible que se pueda imaginar: un amasijo de violencia primordial en el que prevalecen las pulsiones animales. Alguien va a alegar: hay hombres así de brutales y de cobardes en los sectores populares. Ese nunca es un argumento válido para sostener una opción narrativa. Quizá nunca el pueblo haya sido tan mal tratado en una película del cine argentino de los últimos 25 años. Probablemente se trate de un escollo insalvable para Llinás y Mitre: tenían que hacer que su protagonista fuera violada por los pobres y los autores no pueden escapar, por su propia condición, a objetualizar a estos sujetos políticos con las peores connotaciones. 


La idea que la película propone de la militancia "proletarizada" de Paulina es de trazo grueso. Como es abogada, lo que ella va a enseñarles a "los pobres misioneros" es Instrucción cívica. Nomás llegar y ser presentada ante el curso, Paulina descerraja una bajada de línea de una puerilidad asombrosa para una abogada brillante, como se la había presentado minutos antes. Si Paulina anhelara el encuentro con el pueblo y fuera capaz de negarse a la tentación sistemática del padre y a su ventajosa condición de clase, es que la arrastrarría hacia ese encuentro un deseo poderoso. Nada de esta pasión aparece aquí, sino una insólita torpeza pedagógica. Sin tener en cuenta ni darse el tiempo de averiguar que sus interlocutores son una comunidad bilingüe (los pobres de la película hablan guaraní, previsiblemente para cualquiera menos para la protagonista), ella les baja línea sobre sus derechos. La respuesta es que ellos van a humillarla mediante el simple recurso de burlarse de ella en su idioma natal. El personaje carece de sensibilidad o tacto mínimos para superar este escollo. Se ha enterado de la peor manera y ya no podrá salir de esa trampa. No habrá entre los chicos misioneros uno solo que sea capaz de romper el primer impulso del resentimiento del oprimido. Nadie, ni ella ni ellos puede tirar un puente hacia el otro, con lo que la política queda esencialmente negada. En su lugar, lo que Paulina intenta es Instrucción Cívica, es decir, adoctrinamiento o evangelización del Buen Salvaje (pero el salvaje... ¡es malo!). No se le ocurre que pueda aprender nada de ellos sino solo enseñarles. La respuesta a semejante ceguera política va a ser, como ya podemos inferir, brutal. Otro elemento, notoriamente ausente, es una interacción política de Paulina con sus pares docentes: no hay experiencia de acercamiento popular que pueda ser discurrida entre ella y sus compañeros. De hecho, no hay compañerismo, lo cual nos conduce una vez más a la negación de la política. Hay, sí, una colega docente con la que Paulina tendrá su único momento de esparcimiento: una noche de distensión y leve borrachera que "involuntariamente" (por decisión autoral) va a conducir a la escena de la violación. La colega le advierte acerca de la inconveniencia de sentir lástima por el objeto de su praxis instructora, pero esa advertencia, que dice algo sobre la incapacidad que los autores le atribuyen a Paulina de pensar políticamente, solo va a funcionar como admonición del desastre. 

Uno de los elementos llamativos en el diseño formal de La patota es que la escena de la violación transcurre dos veces, uno desde el punto de vista de Paulina, y por segunda vez desde la perspectiva de la horda. Esto no debe llevar a pensar que ahí la película se abra hacia una comprensión del punto de vista del "otro", lo que una vez más nos conduciría a la política. No hay comprensión del mundo popular en esta variación: de hecho, solo hay una acentuación de los rasgos barbáricos del pueblo. Que los autores hayan dispuesto de este recurso tan llamativo, que aún así la mirada del otro no aparezca, y que, en cambio, se refuerce la imagen forjada de antemano por el uno, no hace sino agotar la imposibilidad de apertura de los autores hacia el mundo otro. En ese sentido, el relato está completamente tapiado por la disputa interburguesa. Si digo "horda" para referirme al grupo de los violadores es porque, curiosamente para una película que los menta desde su título, no es capaz de forjarlo como un grupo de personajes dramáticamente diferenciados. No hay conflicto subjetivo entre los miembros de la horda, sino la prevalencia de la brutalidad del jefe de la manada, al que los otros se entregan por miedo o por mera inercia.


Otra omisión sorprendente del relato es que, después de producida la violación narrada doblemente, después de la primera intervención de la policía misionera (que está dramáticamente del lado de los bárbaros), la vuelta de Paulina a la escuela rural no merece ningún desarrollo especial. La película no encuentra tiempo tampoco para mostrar la interacción entre Paulina y los objetos de su praxis ni siquiera en ese momento crucial, potencialmente el corazón del conflicto: ¿cómo se reencontrará ella con esa comunidad que alberga a sus violadores? No importa o no hay coraje de filmarlo. No habrá entonces ocasión de aprender nada por parte de ninguno de los involucrados. Paulina no tiene palabras para ellos y ellos no la tienen para ella. O la película no la muestra. 

Llinás y Mitre, en cambio, dedicarán lo que resta de la película a redundar sobre lo que se supone es la resolucion, la tenacidad, la integridad de la "militante idealista", que más bien parece masoquismo. Paulina volverá a decir no y no y no a su padre, a su novio, a la policía en la ronda de reconocimiento. Paulina se negará a dejar el lugar, a delatar a sus violadores, a abortar. Este "no" sostenido como eco del final de El estudiante, es inefable, es decir: impolítico. Un atisbo de explicación asoma en la entrevista de Paulina con la asistente social que atraviesa la película, lo que reenvía el dilema moral hacia la zona privada de la psicología, desmintiendo el halo misterioso con que se quiere revestir sus opciones. A lo sumo ella dirá "no sé" cuando se le pregunte por sus razones. En un reportaje, Dolores Fonzi remite esta respuesta a una similar que da el personaje del padre en la película El hijo. Pero más vale no entrar en comparaciones. En realidad, en la imposibilidad de dar cuenta de su experiencia, Paulina se acerca  al mundo beato de la Mirtha Legrand de la versión original, de la que Mitre y Llinás pretendían alejarse. Esta Paulina es mucho más una monja sufrida que una militante.


Esta proximidad esencial de la segunda versión con la primera ¿despolitiza la película? Imposible. Claro que La patota de Mitre y Llinás es un film político como pocos. Solo que su política no se halla donde ellos esperaban haberla puesto. En cambio, se trata de un documental acerca de sus propias imposibilidades de filmar al pueblo.

lunes, 22 de junio de 2015

Es la autoridad de Cristina lo que la derecha abomina, no sus fueros

La otra.-radio de anoche, para escuchar acá


Cristina hace un gesto político significativo al no postularse a ningún cargo electivo para el período que empieza el 10 de diciembre. En estos días, los dirigentes y militantes del FPV han recuperado una palabra política que no se usó en estos años: Cristina es jefa del Movimiento. La palabra tiene un peso semántico más denso que el término "Modelo", que se usó más en estos años. 

Este desplazamiento verbal responde al nuevo período que se apresta a iniciar el peronismo/ kirchnerismo bajo la conducción de Cristina. El "Modelo" implica ciertos instrumentos económicos adoptados tácticamente al inicio del mandato de Néstor en respuesta a una coyuntura precisa: superávits gemelos, dólar recontra-alto, desendeudamiento. El Movimiento tiene una dimensión no coyuntural ni meramente técnica sino histórica, indica una procedencia y una proyección hacia el futuro. No depende de la instalación en un cargo estatal, ni de estrategias de marketing sino de la producción, mucho más compleja y no sujeta a manipulación técnica de la autoridad

Hay que volver a pensar esa palabra, autoridad, que se vincula con otra: autor. Y reclama una correspondencia con otros dos términos inescindibles de ella: Movimiento y pueblo.

La derecha no soporta la autoridad como lazo entre un líder democrático y su pueblo. La autoridad no tiene precio y no se puede comprar. Desde la visión neoliberal solo puede traducirse como autoritarismo, lo que no es sino una de las figuras degradas de la autoridad. La derecha, la semana pasada, asistió con furia al gesto de autoridad de Cristina, para ordenar, en una negociación política con el candidato a presidente con serias chances para ganar en agosto y octubre, los términos de una sucesión institucional. Cristina lo hizo desde un lugar distinto al que caracteriza esta derecha furiosa: no desde la imposición autoritaria, sino desde la autoridad que le confiere ser la líder política de la minoría más sólida y articulada del país. Y ella culminó ese acuerdo con una renuncia a sus fueros a partir de diciembre, dando por tierra con todas las minúsculas especulaciones que la suponían aspirando a un cargo electivo para ponerse a salvo de persecuciones judiciales. 

En diciembre ella quedará sin esa protección: si quieren acosarla judicialmente, ahí la tienen, parece desafiarlos ella. Porque quizás ese acoso no haga sino acrecentar su autoridad como líder del movimiento. Las cuatro mil tapas de Clarín fortalecieron su autoridad: cuatro mil citaciones a Comodoro Py pueden continuar ese efecto paradójico. Los líderes se caracterizan por emerger de esos acosos.

Por eso el apilamiento de denuncias periodísticas con fiscales dispuestos a darle curso solo mostró en estos años su ineficacia política. Porque no es de manera tan simplota como se puede atentar contra una autoridad. Por eso la derecha está furiosa: el fin de ciclo no se aplica para un concepto transinstitucional como el de la autoridad política. De eso hablamos en el programa de anoche, que se puede escuchar acá.

Sin anillos



Alguien está divirtiéndose
no olvidemos
las cosas que hace la gente
cuando están libres

Como visitantes del espacio
es difícil encontrar un lugar
para pasar desapercibidos.

Estoy esperando una señal
estoy de pie en el camino
mi mente te busca.

Estoy cazando algo
pero algo se me escapa
como un perro estoy trayéndotelo
para vos.

Imágenes en mi mente
campos de filas de amapolas
armonía enredada
cajas de cambios que rechinan
imágenes en mi mente.

Imágenes en mi cerebro
energía eléctrica
drogas que luchan contra el dolor
una guerra en el interior
imágenes en mi cerebro.

Estoy buscando un trabajo
no sé lo que estoy haciendo
mi software no compatible con vos.

Pero esto no lo puedo negar:
sé que podés volar
porque estoy acá abajo
en la tierra sin vos.

Ángel sin alas
propietario sin nada
tirador experto
sin anillos a tu alrededor.

El camino que solíamos transitar
uno al lado del otro
tiene flores que pujan
por la línea de puntos.

NEIL YOUNG

domingo, 21 de junio de 2015

La política de La patota


por Oscar Cuervo

Dice Santiago Mitre que su película La patota es política y yo estoy de acuerdo. La remake del clásico de Daniel Tinayre que Mitre co-escribió junto a Mariano Llinás por encargo de Telefé, co-producida por Nacho Viale, Lita Stantic, La unión de los Ríos, la FUC y una serie de productoras europeas es claramente política, solo que yo encuentro su política en otro lugar, no donde sus autores dicen que la pusieron. Lo debatimos hoy a medianoche en La otra.-radio, FM La Tribu, 88,7, http://fmlatribu.com/radio/hd/ o http://fmlatribu.com/radio/sd/.

Además, con semejante semana que atrravesamos y las que se vienen, vamos a hablar de la política de la política.

La reivindicación de las yeguas



Nota del editor: Pasó la hora 0 del 21 de junio y ahora ya sabemos que Cristina Fernández de Kirchner no se postuló para ningún cargo electivo para el período que comienza el 10 de diciembre. Después de dos períodos consecutivos y con un alto grado de popularidad y capacidad de movilización, la Presidenta ha decidido hacer política desde el llano dentro de menos de seis meses. Terminan 8 años inolvidables y empieza un período inédito en la historia contemporánea de nuestro país. Ella estará ahí, pero no en ninguno de los tres poderes del estado. En el breve período que le resta como Presidenta trabajará, como ha dado sobradas muestras, por el triunfo del Frente para la Victoria, cuya fórmula presidencias quedó oficializada anoche: Daniel Scioli y Carlos Zanini. Apuesto a que los años venideros serán muy interesantes para nosotros. También serán algo muy distinto a todo lo vivido hasta ahora. Cristina ha dejado una huella fuerte en nuestras vidas, no solo las de los que la bancamos y la queremos, también en los muchos que la odian queda una marca fuerte de ella, seguro. Justo me llega este texto de Lidia Ferrari que creo que viene bien para un día como hoy:


por Lidia Ferrari

Una amiga se encuentra en Ezeiza con una conocida que está por abordar el mismo avión que ella. Se ponen a conversar y esta persona, de profesión médica, le dice que sus pacientes están aprovechando a comprar pasajes en 12 cuotas porque “después que se vaya la yegua” no saben lo que va a suceder. Mi amiga, un poco sorprendida de la declaración ideológica largada así de zopetón, le dice que le parece un poco contradictorio lo que afirma. Un caso entre miles que conozco y que no me sorprenden, aunque me indignen.

Pero lo que quedó resonando en mis oídos es ese apodo para denominar a una Presidenta mujer con un término que, como todas las palabras, cargan un sentido decantado en el tiempo, en el uso y costumbre que una cultura se da sin premeditación ni discernimiento. Ese modo de denominar a ‘esa’ mujer, la Presidenta de la República Argentina Cristina F. de Kirchner, carga consigo lo despectivo de un apodo y el peso del desprecio por ser precisamente una mujer. Pero, si ese es el sentido que se decanta cuando alguien dice de una mujer que ‘es una yegua’ no debemos naturalizarlo. No sabemos de dónde proviene esa carga negativa para la yegua, ya que no suele tener la misma connotación cuando alguien dice de un hombre ‘es un caballo’. Es cierto que frecuentemente se intenta transmitir que es medio bruto pero no porta la hostilidad desembozada que tiene el ‘es una yegua’. Ahora, me pregunto, ¿por qué las yeguas de la familia equina deben soportar el peso de tanta negatividad y rechazo? ¿Hay alguna historia rural, gauchesca que permita entender el peso de ese sentido sobre la esposa del caballo, que sólo porta su diferencia con los que en el mundo equino nacen con el sexo macho? No sé si existe un comportamiento maligno de las yeguas que las hace más difícil de domar o montar y que sea eso que ha decantado en el sentido del uso de ‘es una yegua’ o simplemente se trata de poner énfasis en el género de la yegua. Es una ‘hembra’ la que debe soportar ese peso añadido de maltrato, de violencia en el lenguaje.

Imagino que la señora médica que así denominó a su presidenta mujer quizá haya asistido a la marcha ‘ni una menos’, porque nadie podría estar en contra de marchar contra la violencia de las mujeres, tan declamada. Pero se desliza en el peso de sus palabras esa violencia y ese odio, resentimiento, desprecio, digamos ese afecto y pensamiento negativos sobre una mujer que ha arribado a un lugar al que casi ninguna mujer puede arribar. Sobre ella, ya no importa si sus acciones políticas son buenas o no, si estamos de acuerdo o no con ella. A ella sí está permitido basurearla con las palabras y, sobre todo, con un apodo. Ya no tiene nombre y apellido, sino que es simplemente un apodo. Similar a la manera en la que se recuerdan a las bailarinas de tango de los orígenes. Cuando se las menciona lo único que ha quedado de ellas es simplemente un apodo: La Payaso, la Tero, María la Meona, la Parda Refucilo, Pepa la Chata, Lola la Petiza, la Mondonguito, la Parda Flora, la Barquinazo. Ellas componen un escaso e indocumentado recuerdo. A nuestros oídos actuales esos apodos nos suenan irrespetuosos, despectivos, hostiles. Pero es lo único que nos ha quedado de ellas.

Insistamos entonces con la idea de que si el uso es el que le da el sentido a las palabras, podríamos ya proponernos reivindicar a las yeguas, pues ellas no han cometido otro pecado que nacer ‘conchudas’, que también, lo sabemos, es una forma del insulto practicado contra las mujeres y contra la Presidenta Cristina por quienes las quieren maltratar y despreciar.

‘Es una yegua’, ‘es una conchuda’ es una forma de decir –sin ser conscientes de ello- que lo que desprecian de la Presidenta de la Argentina no es su política –de ella se aprovechan comprando pasajes en 12 cuotas- si no que sea mujer.

Reivindiquemos a las yeguas y a las conchudas, si es que realmente queremos las mujeres tener los mismos derechos que los hombres, también en el terreno del lenguaje.

viernes, 19 de junio de 2015

El randazzismo bannerista renunciante y House of Cards



Es notable ver cómo los kirchneristas de facebook y algún blogger se despiden de la militancia cuando la interna no se resuelve como ellos quieren y se embanderan en el cualunquismo cool de House of cards. En estos años K hubo una vuelta de la política y también una moda. Y en esa moda muchos entendieron que formar parte de un colectivo es poner un banner contra Magnetto, o la fotito de Cristina y Néstor abrazados. Y ante el primer disgusto renuncian a la militancia y se van a ver House of cards.

Los sucesos de las últimas horas yo me los vi venir hace unos meses, cuando advertí el carácter que asumía la prédica antisciolista de Randazzo. El hombre no le habló nunca al argentino convenciéndolo de que podía ser un buen presidente. Le habló al kirchnerismo bannerista tratando de calentarle la cabeza para que no voten a Scioli. Ergo, no se proponía ganar las elecciones generales, sino que priorizaba mellar a Scioli y ganar en agosto. Para el día después de las PASO Randazzo no tenía propuesta, sólo confiaba con que ser  "el candidato de Cristina" le bastaba para sumar y que, en definitiva, ganarle a Macri no era imprescindible, ya que habría cumplido con su sueño de ganarle a Scioli. Cuando cayó en la cuenta de que Cristina no iba a atar su liderazgo a la ambición personal de un tipo e iba a trabajar para que el movimiento nacional ganara, se portó como un novio despechado.

La prédica divisionista de los que preferían perder con Randazzo caló hondo en el bannerismo. Y hemos perdido dos días preciosos prestándole atención a un caprichoso que creyó que Cristina iba a poner su fortaleza política en la cuenta de un tipo sin otro proyecto que él mismo.

¿Cristina se valió de él para kirchnerizar a Scioli? ¿Se dio cuenta demasiado tarde de que Randazzo no da la talla para conducir un movimiento complejo y heterogéneo y gobernar un país tanto más complicado? Puede ser. Al menos se dio cuenta antes  de que fuera demasiado tarde. Pero Randazzo se cayó sólo como una hoja seca la última semana de otoño, por su propio vacío político. No hay agrupación, sindicato, intendencia, gobernación ni militancia que salga a respaldarlo, porque él nunca pensó en formar parte de un colectivo.

Generó un ruido en el kirchnerismo más nocivo para la cohesión del movimiento que el daño que a esta altura puede hacer la propia derecha, que está boqueando. Insólitamente la derecha quiso operar a Scioli, el kirchnerismo lo blindó con Zanini y Clarín y La Nación terminaron encontrando a una figurita funcional en Randazzo.

Ahora veo mu difícil, dado los desplantes cometidos y el daño propio, que Randazzo llegue como ministro a diciembre. Incluso no lo veo deseable. Que se vaya.

Con él, se va el kirchnerismo de banners y facebook y algún bloguero renuncia a su blog (?). El movimiento cambia el pelo para seguir adelante. 

Quiero terminar con algo que escribí hace un tiempo, cuando todavía abrigaba alguna esperanza en la sensatez de Randazzo y en el compromiso de los banners:

Consejo a los randazzistas: no hagan una campaña antisciolista, porque así pondrían a Scioli en el centro y renunciarían a una identidad propositiva. Hagan campaña mostrando lo bueno de Randazzo, para que gane el randazzismo y no el antisciolismo. Que el mensaje no sea "vótenme a mí para que no gane Scioli", porque eso sería rebajar su propia estatura política.

Un consejo ahora para todos los kirchneristas: no hagan campaña diciendo que el voto K es de Randazzo y que el voto a Scioli es voto opositor, o de la derecha, o de Clarín. Porque cuando se conozcan los resultados de las PASO le van a dar un argumento a la derecha, que va a tratar de contabilizar solo a los votantes de Randazzo como kirchneristas. Ojo, porque muchos kirchneristas van a votar a Scioli: no nos compremos una derrota al pedo. Si Randazzo hace unas muy buenas PASO y saca, pongamoslé, un 25%, no le demos argumentos a Clarín para que el lunes siguiente titule "Apenas el 25% es kirchnerista". Lo más inteligente que los kirchneristas podemos hacer es asumir que todos los votos del Frente para la Victoria son nuestros votos.

jueves, 18 de junio de 2015

Animos caldeados en la interna K

Debate político sobre la interna peronista/kirchnerista en La otra.-radio del domingo pasado, antes de saber cómo iba a terminar esto. Para escuchar clickeando acá.



Bueno, todos saben lo que pasó con la fórmula presidencial del FPV. Esto despertó una áspera polémica en el interior del kirchnerismo, tal vez como no se había dado en toda su historia. Lo gracioso es que los randazzistas atizaron unilateralmente el clima de la interna y, cuando llegó la noticia de la fórmula de unidad, una decisión absolutamente atinada desde el punto de vista táctico según mi parecer, estallaron desde el océano. Exasperados contra la decisión de la líder del movimiento, caían en una risible paradoja: habían estado exaltando durante semanas a Randazzo por ser un soldado de Cristina y cuando Cristina decidió que tenía que haber una lista de unidad se pusieron locos. No sé si todos ellos son capaces de percibir esta flagrante contradicción. Entonces, ¿no les importaba el liderazgo de Cristina? ¿No era su alineamiento incólumne con ella lo que valoraban en Randazzo? Entonces, ¿ahora creen que Cristina no acata a Cristina?

Más sensato es pensar que el alineamiento férreo de Randazzo (aún si fuera cierto) no es un atributo suficiente para postularse como candidato a presidente; pero su capricho por aferrarse a una candidatura para la que había perdido su principal apoyo mostraba que ese alineamiento tan férreo no era...  Para solicitar ser elegido presidente alguien debe mostrar algunos atributos más que el alineamiento férreo. Hace falta, por ejemplo, capacidad para producir poder y no solo para consumirlo. Este es un atributo que yo encuentro en la fórmula de unidad que se decidió el martes: Scioli Zanini son productores de poder y Argentina necesita eso para afianzar su democracia.

Ahora veremos si Randazzo baja un poco los humos y muestra que realmente privilegia el futuro del movimiento por sobre sus caprichos personales y acepta un cargo tan importante como la candidatura al gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Un inmenso poder territorial en el que Randazzo podría demostrar que puede ser mejor gobernador de lo que fue Scioli, si su narcisismo se lo permite. De todos modos, hubiera sido preferible que se llegara a una salida así sin tanta histeria de su parte, histeria que le contagió a un puñado de simpatizantes K que creyeron que era más importante ganar la interna que ganar en octubre las elecciones generales.

Los melones se acomodan en el camino.

En nuestro propio programa, La otra.-radio, el domingo pasado, antes de saber cómo se iba a dar esto, estuvimos discutiendo sobre la interna FPV, por momentos también ásperamente, aunque el transcurso del debate mostró que coincidíamos en más puntos de los que discrepábamos. Pueden escuchar el programa acá.

Ayer Willy Villalobos, compañero de La otra, escribió esto:

"La jugada [de Cristina] es brillante y representa a la totalidad y al ejercicio del poder. Es cierto que la construcción política hizo agua algunas veces, pero en estos años el modelo ha logrado mucho. En CABA hay un microclima que se piensa inteligente, pero nunca tiene en cuenta la opinión de los que llenan las urnas de votos masivamente. La fórmula Scioli Zanini es una buena síntesis del modelo y veremos cómo se avanza. A mí me gusta y nos saca del pozo de una discusión infantil donde Randazzo era la revoluta y Scioli la contra. Randazzo no aprovechó la oportunidad, no digo para ganar, porque estaba claro que no llegaba, sino para introducir un debate serio que se basara en críticas a la gestión y a propuestas. Scioli está en esto desde el principio y decir que es igual a Macri es una boludez que sólo perjudica a Cristina. El motorman no estuvo a la altura y defenderlo por izquierda, porque no hay otra, también es infantil, porque en lo que duró su campaña no dijo nada interesante que brillara. La jugada es brillante y nos permite seguir en el poder, repito, seguir gobernando, con una coalición que representa a la mayoría de nosotros, donde el kirchnerismo tiene mucho más peso del que pensábamos la semana pasada. Es brillante porque garantiza continuidad. Es brillante porque los enemigos están aceptando la derrota antes del partido. Es brillante porque nos invita a reflexionar sobre el ejercicio del poder y nos saca de la discusión chiquita, para invitarnos a entender las grandes jugadas. A veces no tenemos en cuenta al enemigo, la magnitud de lo que estamos enfrentando."

miércoles, 17 de junio de 2015

Zanini según Wikileaks

[Fragmento del libro de Santiago O'Donnell Argenleaks. Los cables de Wikileaks sobre la Argentina, de la A a la Z (Sudaméricana, Buenos Aires, 2011), referido a Carlos Zanini, recientemente nominado precandidato a vicepresidente por el FPV en la fórmula que encabeza Daniel Scioli]



Aunque para el gran público es prácticamente un desconocido, el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zanini es uno de los hombres más influyentes del gobierno argentino. Zanini no tiene peso territorial ni poder propio pero es uno de los asesores más cercanos a la presidenta Cristina Kirchner. En ocho cables filtrados por Wikileaks, Zanini aparece representando a los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner en temas delicados como el caso de la valija de Antonini Wilson, la multimillonaria venta de la empresa de trasmisión eléctrica Transenes y la Ley de Medios Audios Audiovisuales.

Zanini es un abogado cordobés de 56 años [N. del E.: en 2011]. En su juventud militó en la agrupación maoísta Vanguardia Comunista y cayó preso. En 1979 salió libre y en 1984 se mudó a Santa Cruz, donde conoció a Néstor y a Cristina, a quienes acompañó en todas sus gestiones políticas. Ha sido, durante años, el abogado consejero del matrimonio Kirchner (y después del fallecimiento de Néstor Kirchner, de la Presidenta). "Quienes están cerca de Zanini muchas veces se refieren a él por su sobrenombre, 'el chino', una referencia a los años de activismo maoísta de su juventud", dice un cable de enero de 2005 que resume su currículum.

Zanini prácticamente no habla en público y cuando lo hace en privado suele ser en nombre de la Presidenta, como antes lo hacía en nombre del matrimonio presidencial. Por eso no es mucho lo que se conoce del Zanini íntimo. "Pocos le conocen la voz y la mayoría no podría identificar su rostro en la foto de un acto oficial", escribió el periodista Julio Blank en Clarín.

Sin embargo, según un cable de agosto de 2008, Zanini habló de su familia, de su juventud, sus ideas políticas y los sucesos que las moldearon, en una conversación con el entonces embajador estadounidense Earl Anthony Wayne y con el funcionario del Congreso estadounidense Carl Meacham.

El cable agrega que tras la partida del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, del gobierno en julio de 2008, Zanini pasó a ser el nexo entre la embajada y el círculo íntimo de la Presidenta.

En el extenso despacho que da cuenta de su reunión con los funcionarios estadounidenses, Zanini trasmitió la postura del gobierno con respecto a una variedad de temas de actualidad. Defendió las políticas económicas del gobierno y la posición argentina en la ronda de Doha, acusó a los sectores enfrentados con la Casa Rosada por las retenciones agrícolas de haber apoyado dictaduras, criticó al vicepresidente Julio Cobos y explicó por qué el gobierno había enviado al Congreso un proyecto de ley para reestatizar Aerolíneas Argentinas. (La ley se aprobó al mes siguiente, en septiembre de 2008). Según el cable, antes de meterse de lleno en los temas de la actualidad nacional, Zanini contó su viaje al estado de Minnesota, en la zona de los Grandes Lagos del midwest de los Estados Unidos.

[Cable de la Embajada] El 7 de agosto, el embajador Wayne, acompañado por el alto funcionario del comité de Relaciones Exteriores del Senado, Carl Meacham, se reunieron con el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zanini, miembro del círculo íntimo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK). La reunión se había coordinado originariamente para hablar del reciente viaje de Zanini a Minnesota, donde su hijo ha completado un programa de un año de intercambio en una escuela secundaria.


[...] Zanini dijo que disfrutó su visita a Minnesota y de haber conocido a la familia anfitriona de su hijo. Estaba impresionado por el "espíritu independiente" y por la historia abolicionista de Minnesota al señalar que se sumó a la Unión como estado independiente en 1858. Además dijo que lo había impresionado el espíritu y que lo había sorprendido el número de fábrica de cereales (copos de avena y maíz) que había en Minnesota. Dijo que estaba contento porque su hijo había madurado con la experiencia [...] Dijo que su hijo había desarrollado un respeto por las normas legales y sociales, por el trabajo duro en el aula, y que ahora valora cosas a las que en la Argentina no les prestaba atención.


A continuación, el embajador y el funcionario del Capitolio contestaron que los intercambios son muy buenos para mejorar el entendimiento mutuo y las relaciones bilaterales. Zanini estuvo de acuerdo y opinó que había que terminar con las miradas estereotipadas en los dos países.

[Cable de la Embajada] Zanini estuvo de acuerdo en que son necesarios más intercambios para mejorar el entendimiento mutuo al decir "debemos abandonar las nociones preconcebidas que tenemos del otro". Se refirió a un reciente episodio del programa de televisión Los Simpsons en que uno de los personajes vinculó al ex presidente Juan Perón con Hitler [...] Zanini indicó que muchos argentinos se ofendieron profundamente con esta estereotipación pero para él era ilustrativo de cómo un típico estadounidense ve a la Argentina. Dijo que no hay que preocuparse ya que "en la Argentina hacemos lo mismo con EE. UU.".

Sobre el final del cable, firmado por Wayne, el autor habla de la importancia del lugar que Zanini ocupa en el gobierno, de sus ideas políticas y de cómo esas ideas se habrían moldeado durante su juventud.

[Cable de la Embajada]  En la actualidad, Zanini es el asesor más cercano a los Kirchner. Sus palabras reflejan de cerca las actitudes de CFK. Repitió el discurso oficial sobre la economía al indicar que la administración de CFK no va a encarar el desequilibrio estructural y de crecimiento económico en el futuro cercano. Sin embargo, nos dejó la impresión de ser un creyente ferviente en la justicia social (y en la agenda política de los Kirchner como forma de alcanzarla) más que un ideólogo de línea dura. Con la ida de Alberto Fernández, Zanini se ha convertido en el miembro más accesible de la minúscula "mesa chica", donde se toman las decisiones clave del gobierno de la Argentina. Su interés en las oportunidades sociales -originado en su historia por haber crecido en una familia de clase baja y haber recibido asistencia gubernamental para ir a la escuela- también es una parte clave de la mirada de CFK.