tag:blogger.com,1999:blog-3577531657340593422.post2288562220661639770..comments2024-02-23T14:42:31.008-03:00Comments on La otra: Federales y unitarios en el cine argentinoOscar Cuervohttp://www.blogger.com/profile/15744374287487312025noreply@blogger.comBlogger2125tag:blogger.com,1999:blog-3577531657340593422.post-74791367036523666712021-03-28T02:06:59.661-03:002021-03-28T02:06:59.661-03:00La trampa en que volvemos a caer, unos pocos, no v...La trampa en que volvemos a caer, unos pocos, no vayamos a creer que este debate atraviesa el territorio como lo hacía la guerra civil del siglo xix, es ir a ver su producto para conversar un rato sobre sus ademanes. El declinante bafici y Llinás se necesitan mutuamente, para simular que pasa algo en el cine porteño: es una pirotecnia que se hace pasar por fuego de artillería. En eso, el cine de Llinás se parece a los canteros de Larreta.<br /><br />Postiglione es generoso: la película no vale un pepino, a los 6 minutos está todo dicho y a partir de ahí hay que esperar una hora para devenir largometraje sin que nada se altere, después de advertir que se trata de filmar sin gracia, sin auténtico interés cinematográfico por la ejecución musical, con verborragia y carteles que no establecen ningún contrapunto con el eje musical, sin tensión formal, con recursos mal y tardíamente aprendidos de Godard, porque para generar la tensión que logra Godard con imagenes, textos, música, ruidos y voces primero hay que habitar una inquietud que Godard conoce y Llinás no. El recurso de los carteles con moraleja y los músicos que tocan todavía le puede parecer novedoso a un crítico tardo, pero lo máximo que logra es tener ganas de volver a ver Prenom Carmen.<br /><br />Ultima acotación: no hay tal unanimidad como la que Postiglione señala. Por lo menos hay algunos interesantes textos que rompen esa presunta unanimidad: de Tomás Guarnaccia en https://lasveredascine.wordpress.com/, de Prividera en http://www.conlosojosabiertos.com/concierto-para-la-batalla-de-el-tala/ y de Miguel Peirotti en https://www.asalallena.com.ar/festivales-all/22-bafici-concierto-la-batalla-tala-miguel-peirotti/, textos que anuncian que después de más de una década de ademanes desobedientes a Llinás ya le sacaron la ficha.Oscar Cuervohttps://www.blogger.com/profile/15744374287487312025noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3577531657340593422.post-49696076191626592742021-03-28T02:06:26.875-03:002021-03-28T02:06:26.875-03:00Le doy la bienvenida a este texto que Postiglione ...Le doy la bienvenida a este texto que Postiglione publicó antes en su facebook. Un interés que encuentro en él es que sea un cineasta quien lo firma: hay una norma invisible que hace que generalmente los cineastas hablen en voz baja (y mal) de las películas de sus colegas, con algunas excepciones.<br /><br />Dos o tres cosas: me complace que Postiglione recoja el guante político que Llinás arroja, porque es una estrategia típica de Llinás la de amagar con decir sin nombrar, para después evadir las consecuencias políticas que se extraen de su discurso. Llinás es gorila desde siempre, desde Balnearios, donde añoraba la distinción aristocrática que había perdido la costa marítima bonaerense desde que los sindicatos peronistas llenaron las playas de las clases populares de las que la película se burla. Llinás tira la piedra y esconde la mano. Habla de mártires unitarios y de gobernantes actuales pero se retrae cuando alguien detecta su obvio conservadurismo barnizado. <br /><br />Le gusta presentarse como transgresor pero ni eso es original. La derecha actual asumió una desfachatez retórica para mostrarse desobediente (Milei, Espert, el propio macri son también desobedientes, hacen en política algo muy parecido a lo que Llinás en el cine). La derecha desobedece cuando hay democracia. Pero las espadas de los unitarios que los carteles profusos de su audiovisual evocan con melancolía defendían los mismos intereses que preserva con agresividad hoy la Sociedad Rural. Igual que Sarlo, Llinás se molesta cuando se señala que está alineado con la Rural de siempre.<br /><br />Llinás simula añorar la vuelta de la hora de la espada y eso delata la neurótica amargura que caracteriza a sus películas. Es que a la derecha no le basta con apropiarse de la riqueza de los trabajadores: quiere embellecer su vulgar angurria con caligrafía retórica. No quiere solo vencer sino embellecer. Pero la característica más peculiar de las intervenciones anuales de Llinás es su endogamia: su cine se proyecta para un bafici larretizado y se las arregla para que cada otoño una pequeña burbuja tribal le dedique tiempo a su falsa desobediencia, yo mismo alimento la trampa al escribir este comentario. Quizá ese mínimo resarcimiento narcisista es todo lo que Llinás necesita, porque no lo voy a ver nunca empuñando la espada para degollar caudillos federales: la tarea sucia siempre la hacen otros. En este caso, la feroz policía porteña empuña el arma que llinás añora. Lo de él es puro chamuyo, básicamente cobarde. Su alardeo compadrito no asume riesgo alguno, el peligro está hoy en otros lados: no es cine político como La hora de los hornos y menos Juan Moreira, que requerían un coraje civil y artístico auténtico. No va a tener que exiliarse como Sarmiento ni hacerse pasar por muerto como Lamadrid, porque su cine es el que no está vivo. No va a ser secuestrado y asesinado como Raimundo Gleyzer, Pablo Szir o Enrique Juárez, lo que pone su desobediencia gestual en su lugar preciso: es solo retórica. Esa inocuidad es lo que define su política. No va a librar ninguna batalla salvo la de hacerse notar en su espacio anual en el bafici. Y logra que durante diez días se discuta sobre sus extravagancias más que sobre cine. Porque no hay mucho cine del que hablar después de perder una hora con su concierto con notas al pie. <br /><br />Oscar Cuervohttps://www.blogger.com/profile/15744374287487312025noreply@blogger.com