Por Oscar A. Cuervo *
El 4 de julio de 1976 aparecieron asesinados en la parroquia de San Patricio (de la comunidad de los palotinos de Belgrano R. de Buenos Aires) los sacerdotes Alfredo Leaden, Pedro Duffau y Alfredo Kelly y los seminaristas Salvador Barbeito y Emilio Barletti. Todas las evidencias señalaron desde el primer momento que se trataba de un crimen de la dictadura militar, pero insólitamente han pasado 30 años * y el crimen sigue aún impune, sin que la propia iglesia católica argentina se muestre interesada en saber la verdad. Juan Pablo Young y Pablo Zubizarreta encararon la realización de un documental, titulado precisamente 4 de Julio, que cuenta esta historia.
Quizá ningún otro caso de la historia argentina muestre con mayor dramatismo las sinuosas relaciones entre la iglesia y el poder. Los asesinos dejaron escrito sobre la alfombra de la parroquia: “estos zurdos murieron por ser adoctrinadores de mentes vírgenes”. La noticia produjo una gran conmoción en el barrio. La multitudinaria misa de cuerpo presente fue presidida por el Obispo Guillermo Leaden, hermano de uno de los asesinados. A pesar de que todos los indicios apuntaban hacia algún sector del régimen militar, en la misa convivieron los feligreses de San Patricio con las jerarquías eclesiásticas argentinas, el delegado papal Pío Laghi y hasta algunos dirigentes del Proceso como Suárez Mason. Desde entonces la iglesia nunca ha promovido una investigación seria sobre los culpables de la matanza, pero ahora el cardenal Bergoglio inició el proceso de beatificación y canonización de los religiosos asesinados que paradójicamente puede perpetuar el manto de silencio que cubre la verdad sobre el crimen.
- ¿Cómo fue que emepezaron la investigación?- le preguntamos a uno de los realizadores, Juan Pablo Young.
– Yo me volví a vincular con la iglesia de San Patricio a partir del sacerdote Kevin O´Neill. El fue amigo de los tres sacerdotes asesinados y maestro de los seminaristas muertos. Y desde que ocurrió el crimen hizo una paciente labor de acopio de las pruebas, para que el martitio de los cinco no se olvidara. Lo escribió en el periódico de la comunidad irlandesa, The Southern Cross, mandó numerosas cartas al Vaticano y al Episcopado argentino, y me convenció para que tomara la posta. Él me preguntó si yo estaba interesado en hacer algo con la historia. Yo había estudiado cine con Pablo Zubizarreta y le comenté, él me dijo que su familia también estaba vinculada a la parroquia y conocía a los sacerdotes. Empezamos en septiembre del 2001. En el 2003 muere Kevin y decidimos tomar la realización como una misión nuestra. Nosotros creíamos saber determinadas cosas pero nos fuimos dando cuenta de que en realidad no sabíamos mucho. A medida que avanzamos se nos fue planteando una interrogación profunda sobre qué es lo religioso. Porque los que los mataron reivindican una justificación teológica de sus propios actos. Los asesinos no eran ateos ni protestantes, eran católicos y su catolicismo estaba en juego en su acción. Entonces quisimos ver con más detalle esta relación tan particular de la iglesia y los militares, de la cruz y la espada. Y decidimos titular la película 4 de julio, una fecha que uno asocia a la independencia de los EEUU. Hay una relación entre la política exterior de los EEUU y el rol de la iglesia argentina, porque en 1968 Rockefeller, vicepresidente de los EEUU, estuvo de gira por Latinoamérica e hizo un informe que lleva su nombre. Allí dice muy claramente que los sectores renovadores de la iglesia católica, que adherían al Cocilio Vaticano II, significaban un peligro para los intereses norteamericanos en la región.
- ¿Antes de encarar la investigación ya tenían una idea sobre las relaciones entre la iglesia y el poder político?
- La teníamos, pero no con tanta claridad como después. Yo soy católico. Tenía alguna idea de la relación entre dictadura e iglesia, la iglesia como una institución aliada al poder militar a partir de los beneficios que éste le reportaba. Por ejemplo, cuatro días después de la masacre de San Patricio, cuando se reúne la asamblea episcopal para tratar este tema, llega Tortolo, el vicario castrense, con una oferta de la marina para instituir la obligación de impartir la religión católica en las escuelas públicas. Esta es una oferta muy tentadora para la iglesia, algo a lo que siempre aspiraron; sin embargo el episcopado decidió no aceptarlo, porque quedaba en evidencia que era para tapar el crimen.
- ¿De parte de la iglesia o de algunos sacerdotes en particular se hizo algún intento por reactivarla?
- No, ni siquiera la propia congregación palotina. Nosotros entramos en el proyecto a partir de un sacerdote, pero a medida que nos íbamos metiendo nos dimos cuenta de que dentro de la congregación hay mucha gente que no quiere saber más nada con este tema. Hay una manera muy perversa de ocultarlo y es aceptar el proceso de canonización que se está promoviendo sin que se piense qué decían ni que era lo que hacían estos mátires. Dejémolos en el bronce, en el martirio, en el pasado.
- ¿Los sacerdotes habían sido amenazados?
- Había amenazas, había una carta de un sector de la feligresía de San Patricio que pedía su destitución como párroco, se lo acusaba de comunista. La mayor parte de los a feligreses estaban en contra de Kelly. Porque la pastoral que ellos iniciaron hizo que muchos jóvenes de otros barrios se acercaran a San Patricio, donde sentían que podían tener una experiencia renovadora: que la iglesia no se cerrara en la sacristía, que los sacramentos formales no valen de nada. Y esto en un barrio tan paquete como Belgrano R. empezó a llamar la atención, porque no eran permeables al cambio. También significó un impacto para la iglesia argentina, porque había sectores mucho más jugados que los palotinos, por ejemplo los pasionistas de la iglesia de Santa Cruz, y sin embargo eligieron a los palotinos ¿Por qué? ¿Por qué fueron elegidos ellos?
(* Fragmentos de una entrevista realizada en 2006 y publicada en el número 14 de revista LA OTRA. El documental está ahora a punto de estrenarse)
Yo también espero que el bronce de la canonización no acalle las voces de estos sacerdotes. El estreno de este documental es una buena ocasión para revisar su pensamiento.
ResponderEliminarVi la película en la avant-première del martes 1ro. de julio justamente en la parroquia de Santa Cruz. Me impresionó mucho y nunca pensé que iba a afectarme así y mantener la atención tan concentrada durante la hora y media que dura el documental. Es muy recomendable para hacer un ejercicio de nuestra memoria y para los que, como yo, no conocían estos hechos resulta de un valor incalculable. Después de ver esta películta, es difícil que los palotinos asesinados, indefensos y en las sombras, queden olvidados y congelados en el bronce.
ResponderEliminarespero que la peli quede en los cines el tiempo sificiente para que muchos podamos verla.... Y si no sería buenísimo que Oscar la pasara en si ciclo no?
ResponderEliminarale ricagano
Está todos los días en el Tita Merello, sábados y domingos en el Malba, y los martes en el 25 de mayo. El sábado a las 17 hablamos con los realizadores en Patologías Culturales, 88.7, www.fmlatribu.com
ResponderEliminar