miércoles, 4 de agosto de 2010

Inminencia


por oac

Tenemos ideas falsas de las cosas: la vida nos deja jugar a que construimos fortalezas para quedarnos a vivir en ellas y en realidad estamos yéndonos. Cada día es una despedida. Gustavo Pena Casanova, el Príncipe, parece haberlo descubierto y parece entonces no querer quedarse con algo guardado. Las canciones le son ofrecidas y él va regalándolas una tras otra, con la confianza que le otorga la aguda conciencia de su fugacidad. Cuanto más frágil se vuelve el músico, menos se agarra de la vida, más la deja ir, mientras le canta una canción que la saluda y la celebra, por ese milagro de estar ahora vivo, ahora en la inminencia.

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