Verbitsky es habitualmente y desde hace muchos años el más racional analista político de la Argentina. Y también es un militante, lo que muestra que estas dos posiciones no tienen por qué ser excluyentes. En una entrevista que le hizo la Agencia de Noticias Paco Urondo se pronuncia con concisión acerca de los actuales dilemas del kirchnerismo y el rol de los militantes:
"Es muy importante que la militancia se organice, exija y apoye, porque es la única manera de que el Gobierno de Cristina pueda liberarse de las presiones y de las limitaciones de la índole contradictoria y compleja de las fuerzas políticas que la sostienen. El deber nuestro más que pedir es ofrecer. Y organizarnos para tener qué ofrecer. De esa manera se lograron los grandes triunfos populares. Después de la derrota de la 125 se dio la reestatización de las jubilaciones, después se dio el matrimonio igualitario, la ley de servicios audiovisuales; eso se dio porque hubo colectivos militantes que se organizaron por demandas específicas, y lograron el punto de intersección con la política. Esto que por años se planteó como cosas excluyentes, por un lado el sistema político y por otro las denominadas minorías intensas que militan por determinados temas. Cuando ese punto de encuentro se logra, los intereses populares avanzan y es muy difícil frenarlo".
En diez renglones dice lo justo, sin necesidad de enredarse en efusiones sentimentaloides acerca del caracter indeclinable de la revolución peronista (Omix, los Negros de Mierda), sin caer en la acumulación pragmática febril que propone Artemio, ni tratar de ajustar cuentas con los fracasos generacionales previos (Esteban Schmidt), por citar algunos casos lamentables.
Verbitsky habla escuetamente de las cosas que hay que hacer.
Siempre admiré eso de este hombre: su poder de síntesis que entraña respeto por el otro.El interlocutos es capaz de entender sin que le machaquen sobre el objeto.Eso te lo dan, aparte del talento, los 25 años de ejercicio del periodismo que tiene. Por ello le hicieron un Página/12 pequeño la vez pasada. Martha
ResponderEliminarOscar, en La Otra radio hace un tiempo dijiste que «la militancia» no consiste solamente en afiliarse a un partido político. Entonces te pregunto, ¿Schmidt no milita a su manera?
ResponderEliminarPienso que hizo su aporte. El libro se puede leer como ajuste de cuenta con una generación, pero me parece más preciso ver que su crítica apunta a determinados personajes y grupos. (Aunque aviso que apenas salió el libro me pareció un pataleo vano, resentido, narcisista, e improductivo. Pero luego vi que había algo de razón en su locura).
El tipo dice que el país está hecho mierda y que no quiere una vejez infernal. Dice no más reuniones. Sin embargo dijo lo suyo, fue original, y no hay que ser muy imaginativo para pensar que interactúa con otros en diversos ámbitos.
Para contribuir, mi aporte racional es: al pensamiento sobre problemas puntuales o los opositores hay que sumarle el pensamiento sobre las instituciones (pero no en abstracto como hace la oposición, acaso con fines inconfesables, sino con nombres propios: Policía, Justicia) y el pensamiento sobre el Estado, para que esté al servicio de la comunidad y no a su propio servicio o al servicio del mercado. Algo de eso hay, pero falta mucho más.
saludos
Fred:
ResponderEliminarno creo que Schmidt sea un militante ni que le interese serlo. Tampoco digo que sea necesario serlo, ni suficiente. Simplemente Verbitsky milita y Schmidt, según mi punto de vista, no. Pero no lo critico por no militar.
Por otro lado, que yo haya dicho que para militar no haya que afiliarse a un partido político no quiere decir que entonces cualquiera que "hace su aporte" es por eso mismo militante. Al leer el libro me da la sensación de que es un fruto del resentimiento, que se refugia en un punto de vista histórico generacional ("nosotros los que fuimos jóvenes alfonsinistas y que cándidamente creimos en la democracia y en la política, fuimos engañados por unos mayores hijos de puta, que se decían progresistas y eran corruptos u oportunistas": creo que esta frase puede resumir lo que a Esteban le lleva 200 páginas decir). No creo en una sola palabra de todo eso, sobre todo cuando pone a la juventud en lugar de "engañada". El que milita, por más que su causa sea equivocada, por más que conduzca a un fracaso histórico, el que milita nunca es engañado, porque lo decisivo en la posición del militante no pasa por el engaño y la credulidad, sino por la praxis; la militancia no es una cuestión de fe, no se trata de "creerle" nada a nadie; el que milita lo hace siempre ante todo por sí mismo, de modo que nadie puede alegar engaño. Es uno interviniendo en la historia. El rol de víctima engañada por unos adultos perversos vale mejor para las víctimas de la pedofilia que para los que participan en política.
Si él dice que el país está hecho mierda y que no quiere más reuniones, pues bien, que no vaya a más reuniones, pero creo que el país no está para nada hecho mierda, quizá Schmidt sí lo esté y le da bronca que la historia siga sin él. Yo hablé con él hace un par de años y me dio la impresión de ser un quebrado... ¡de Franja Morada! al que le da bronca, mucha bronca, que la política haya vuelto a ser importante en la vida de la gente, justo cuando él había decidido retirarse a sus aposentos a hacer una carrera profesional con la construcción de un personaje cínico. No veo su originalidad. Tiene el mismo resentimiento contra la política que el de tantos otros, que hacen política desde su posición de burgueses individualistas (Lanata, Tomás Abraham, Jorge Asís son variantes de ese mismo odio a la política, una variante putrefacta del cualunquismo).
No puedo creer una palabra de las que dice ES.
La intersección de las minorias intensas y el sistema político que celebra HV es mas el resultado del tacticismo de Néstor que en el trajin de la guerra escribe decretos que crean, amplian y democratizan derechos, que en la tenacidad y fortaleza de los viejos y queridos militantes. Porque la letra del decreto, decisionismo desnudo, es el acto de reparar y traer al mundo lo que no existia. Lo mismo para la ley: hay que juntar manos levantadas, formoseñas, porteñas, santafesinas, radichas, perucas, de caballeros socialistas y conservas de provincia. Hay que hablar como Agustin Rossi para convencer, pero hay que digitar la transferencia de ATN para el puente de Chilecito que al fin va a llegar. Eso es gestión, legitimidad y Ley: el milagro kirchnerista. Ni las hidalgas firmas del Frenapo (¡yo firmé, De Gennaro!), ni las marchas del orgullo gay, ni las radios truchas de Mariotto, ni los gritos de Barone para el fan club: los avances logrados son nuestro Estado que sigue construyendo nuestra sociedad, como la generacion del 80, como Perón. De arriba hacia abajo. Lo lamento Vertbisky, la buena historia de la militancia se da de narices contra la historia, al menos en la Argentina (no somos Francia). Yo soy artemista y weberiano, aunque suene aguafiestas. Cristina 2011 es la ultima cifra de la libretita de Néstor, esa que contaba las reservas del BCRA. Paz y administración. saludos
ResponderEliminarComo siempre desorientado César. El tacticismo de Néstor es una pobrea mirada de la coyuntura, de la Argentina y una pésima concepción de la historia. Como si un tipo encaramado en una silla pudiera generar cambios a fuerza de tacticismo. ¿Es sólo cuestión de decretazos? ¿Por qué no los hicieron otros? ¿Cualquier decretazo da lo mismo? ¿Néstor podía, si hubiera querido, ajustar, encaramar a la iglesia, llamar a la reconciliación con los genocidas? ¿Igual hubiera despertado lo que despertó su muerte? Hay que juntar las manos levantadas: sí, también las juntó Menem durante diez años. Si todo se reduce a juntar manos y hacemos la que venga, me parece que se te está escapando el sentido de la historia.
ResponderEliminarSiempre meando fuera del tarro, vos. Durante el conflicto con el campo el tacticismo de Néstor era, según vos, la ruina del gobierno. Ahora que se murió el perro resulta que el tacticismo es la clave del poder.
Ay ay ay...
Oscar, muy interesante lo que decís sobre el mensaje de E.S., la militancia, la construcción del personaje, el resentimiento, y odio a la política. Sirve para pensar.
ResponderEliminarsaludos
Exactamente. Durante la 125 el decisionismo cerril lo llevo a Néstor al borde del abismo. Tacticismo no es bueno ni malo, yo no califico. Es un modo de gobernar y su éxito depende de las lecturas que hagas de la realidad, de interpretar los cambios en las relaciones de fuerza y como te posicionas ahi. En esa clave: se levantan manos para privatizar y se levantan manos para estatizar. ¿Con esto digo que es lo mismo? Ni a palos. Si hay un sentido de la historia, no esta escrito a priori. Hace poco Artemio hablaba tambien de dos conceptos centrales en esto: contingencia y coyuntura. Por ulitmo, tergiversas mal lo que digo: yo no me rio de los militantes, lo que sostengo es que la militancia -como vos decis en una respuesta en este post- es una decision de vida, de compromiso, pero que de ningun modo la historia se explica (con el diario del lunes, como Vertbisky) desde el compromiso de un grupo de personas. Yo creo, mas bien, en el momento maquiaveliano, menos romantico, menos ético, pero mas efectivo. Si a la canonizacion de Néstor le sustraemos esta condicion, mentimos. Recordemos que sus medidas mas extraordinarias fueron en los momentos de mayor debilidad: como si provinieran de una relacion inversa con la popularidad. Insisto: yo no me burlo de los militantes, simplemente trato de decir que su rol en este juego aparece sobredimensionado e idealizado.
ResponderEliminarYo creo que vos decís eso para justificarte.
ResponderEliminar¿Para justificarme de qué?
ResponderEliminar