lunes, 16 de junio de 2014

Liquiden a Sabella (pará un poquito)

Bloque Mundialista de La otra.-radio: se escucha acá




- Si Sabella quería instaurar un sistema de juego, los primeros 45 minutos le sirvieron para darse cuenta de que nunca más tiene que plantear un partido de esa manera.

- ¿Y cuál sería el error de Sabella en el primer tiempo?

- No rodear a Messi de gente en la que él pueda descargar y desplegar lo mejor que tiene su juego, que es ir para adelante y no tener que retroceder a la mitad de cancha a buscar la pelota, y tener que apilar cuatro tipos. Porque está todo el tiempo rodeado de cuatro tipos.

- Es como correr un Gran Premio y en vez de correr con un Fórmula Uno ir con un coche de calle.

- ¿Y por qué eligió ese esquema para jugar en el primer tiempo? ¿Cuál es la lógica de lo que planteó, pensándolo desde su cabeza?

- Salir a defenderse contra Bosnia, que no le hagan goles, poner cinco defensores y ningún jugador creativo en el medio, porque el único que jugaba en el medio más o menos es Di María.

- Y jugó mal, Di María.

- Si vos tenés una delantera como la que tiene la Argentina y todo el mundo dice que es la mejor del mundo, y de los tres ponés a uno y no le ponés un volante... era tan obvio que ese planteo era tan insólito. Y tuvo mucha suerte de que Bosnia se hiciera un gol en contra.

(Fragmento de nuestra conversación de anoche en el bloque mundialista de La otra.-radio).

Es notable el estado de crispación que acompaña a las opiniones futboleras; el tono con que se juzga un error inicial de Sabella en el planteo táctico es terminante y despiadado. Me llama la atención (por lo general no veo los partidos de fútbol ni leo la prensa deportiva) que esa misma severidad de los opinantes no se aplica cuando tienen que hablar de otras cosas: un fan de Charly o del Indio se bancan que su ídolo empiece un recital desafinando o que una banda de rock tarde 30 minutos en lograr sonar aceptablemente (y a veces no lo logran en todo el recital). El fan de rock les tiene paciencia a sus ídolos. Lo mismo los militantes o simpatizantes de un partido político: si vamos a la Plaza a escuchar a Cristina y el discurso tarda en ponerse interesante, o si en alguna ocasión se limita a repetir una liturgia transitada, ninguno de los compañeros va a putear a la oradora. También bancamos cuando Cristina pierde algunos meses en darse cuenta de que su equipo económico no está bien ensamblado y finalmente se decide a hacer cambios que podrían haber ahorrado un importante costo político o económico si se hacían a tiempo. En fútbol eso no pasa: si la Selección tarda en acomodarse en la cancha, a los dos minutos los sabihondos están puteando en sus sillones, en su muro de facebook o en su twitter: tolerancia cero.

El equipo ayer no jugó bien en el primer tiempo y es posible que se deba a que el planteo inicial de Sabella estuviera equivocado. Sabelo: en mitad del partido, cuando ya muchos hinchas pedían colgarlo en la plaza pública, tuvo una capacidad de rectificarse sobre la marcha y probar con otro esquema que mejoró bastante el funcionamiento del equipo. No es fácil encontrar en los niveles dirigenciales argentinos de cualquier ámbito esa capacidad de aceptar el movimiento del ensayo y el error. Y también podría pensarse que jugadores como Messi, Agüero o Di María, quizás desbordados por los nervios del debut, no encontraron su mejor rendimiento. También habría que poner un poco de serenidad y esperarlos.

No sé mucho de fútbol, ya voy a hablar al respecto cuando se publique una entrevista que me hizo Santiago Segura, del blog La Música es del Aire. Pero una idea me acuerdo de cuando era chico y mi papá me llevaba a la cancha: a los jugadores a veces hay que saber esperarlos (como a los músicos, a los cineastas, o las presidentas). Y el hincha de fútbol suele salirse de la vaina sin saber esperar.

El audio de nuestro bloque mundialista se puede escuchar acá.

6 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. Además, a Messi no le salió una en ese primer tiempo, es decir, que de una que le hubiera salido, las opiniones hubieran cambiado notablemente. Mucha opinología. Para el caso, Pjanić que es un jugador talentosísimo, el eje de la Roma, fue bien anulado.
    Y es que la defensa argentina jugó muy bien, qué pasa entonces con los que se la pasaron diciendo que era un desastre?

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  2. Yo tampoco soy experto ni quiero despotricar contra el seleccionado, pero creo que el enojo viene por el lado de querer ver a un equipo con energía de mundial, y ayer se los percibió lánguidos. Con un espíritu así no se ganan los mundiales. Uno puede bancar pifies a su banda de música, pero el fútbol es otra cosa, 30 minutos es una eternidad y pueden resultar mortales. Tampoco te podés bancar mucho a una banda si la ves planchada. Uno puede bancar a Cristina porque es una mujer pasional. Yo entiendo que los posmodernos se indigesten con la épica y el énfasis de las emociones, claro, con la panza llena te indigestás fácil, pero cuando se está en un mundial así yo prefiero ver al equipo con espíritu de alegría, apasionado y con apetito, además, claro que sí, de las cuestiones tácticas. Me dio la mala sensación de un equipo demasiado quisquilloso. Ojalá esté equivocado y me tenga que atragantar con mis palabras.

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  3. "Uno puede bancar pifies a su banda de música, pero el fútbol es otra cosa": ¿por qué es otra cosa?
    Ea parece ser una verdad inefable: si un gobierno yerra en una medida económica, podés terminar en una devaluación, pero la gente que apoya al proyecto sabe que el apoyo no se volatiliza por un error táctico y seguís bancando.

    Por otro lado, hablás de la "energía del mundial" y está más que probado que la energía del mundial no siempre se traduce en grandes partidos, muchas veces, y sobre todo en el debut, pesan los nervios por la exposición extrema y eso también es energía de mundial. Lo que más me llama la atención es que en este caso no se reconozca la capacidad de rectificación del primero al segundo tiempo, que tuvo consecuencias inmediatas. El equipo puede ser quisquilloso, ocurrente, ciclotímico o irregular, lo que quieras. Pero la falta de paciencia para esperar que las cosas se acomoden de parte de los hinchas de fútbol me llama la atención.

    En cuanto a las bandas planchadas, el Indio hace AÑOS que está dando recitales inaudibles, casi no tiene voz, de siete notas que canta le pega a un, hay que viajar 12.000 km para verlo, pagando $300 y la adoración hacia él no cesa por parte de los ricoteros.

    Puede ser que el fútbol sea otra cosa: pero la explicación del por qué no me resulta evidente.

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  4. Justo te estoy editando mientras escucho a Cristina.

    Lo más destacable es que todos los protagonistas se hayan dado cuenta y hayan reconocido lo flojo del primer tiempo, tanto Sabella como los jugadores. En el fútbol las victorias suelen tapar las cagadas, es simple: ganar anula todo lo demás (remember Italia 90). En este caso, desde Messi hasta el propio técnico no bien terminado el partido reconocieron los errores.

    Veremos cómo sigue. ¿Lo viste entero?

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  5. Claro que lo vi entero, por eso lo comente'. Después de todo no es tan difícil opinar sobre fútbol. Los que ven todos los partidos no ven mucho mas que yo, que veo un promedio de 7 partidos por década.

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  6. No es lo mismo porque las bandas no compiten en un mundial. No compiten. Si no te gustó como tocaron te vas a tu casa, ponés el cd y esperás otro recital. No es tan urgente. No tenés que esperar 4 años. Son otros tiempos. A mí las competencias me hinchan las bolas pero los mundiales son así. 30 minutos de un partido no es igual que el mismo tiempo de estar escuchando a tu banda tocar mal. Banco al equipo y ojalá mejoren. Los ricoteros viajan 10.000 km para ver al Indio porque es un tipo pasional. No quiero tirar merda contra todo lo posmoderno, pero lo emocional está en retirada o mal visto y cuando se da, más vale que está bueno prestar atención. Estoy seguro los que escuchan a muchas lánguidas bandas posmodernas que cuelgan sus discos en bandcamp y adhieren al concepto minimalista de la contención de las emociones no harían ni el esfuerzo de pasar la sube por la máquina para ir a verlos a Palermo.

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