sábado, 23 de septiembre de 2017

La lista de Caballero

El diseño de una sociedad atomizada y desinformada: los medios concentrados preocupan y dañan psicológicamente a buena parte de la población


Ley de Medios descuartizada por decretos presidenciales.
Despido de los periodistas de Radio Nacional.
Persecución a los integrantes de 678.
Despido de VHM de Radio Continental.
Despido de Pedro Brieger de la TVP.
Ataque con patotas al diario Tiempo Argentino.
4500 trabajadores de prensa despedidos, suspendidos o precarizados en 20 meses.
Desaparición del dial de Radio América.
Despidos en 360 TV.
Despidos en CN23.
Golpes y detenciones de periodistas integrantes de la Red de Medios Alternativos.
Acoso financiero y judicial a la empresa editora de Página 12.
Acoso financiero y judicial a la licenciataria de Radio del Plata.
Acoso financiero y judicial a la licenciataria de C5N y Radio 10.
Despido de Roberto Navarro.
Cierre del Buenos Aires Herald.
Cierre de la Revista 23.

La lista, que no es exhaustiva, la escribió Roberto Caballero. Los analistas liberales se detendrán en considerar caso por caso, si establecer relaciones. Porque el liberalismo es atomista y solo conecta los hechos mediante conjunciones.

Los autocríticos de otros dirán que es el resultado de una política comunicacional desacertada del kirchnerismo, de haber dejado la comunicación en manos de empresarios inescrupulosos. Puede ser verdadero que algunos de los empresarios involucrados fueran inescrupulosos, pero esos hombros alzados no dejan de mostrar un intento de explicar sin llegar al fondo del asunto.

La escalada es impresionante cuando se la mira en perspectiva. Cuando en diciembre proscribieron a los periodistas de 678 hubo quienes lo tomaron como una decisión de programación. La cosa es que la lista no paró de crecer. Y si después de las elecciones de octubre el poder interpreta que tiene vía libre para seguir avanzando, la lista seguirá creciendo. ¿En qué momento alguien se preguntará por el sentido de esta ofensiva? ¿Cuándo llegará la hora de pensar qué proyecto político obtura todo canal de expresión que manifieste la mínima disidencia? ¿Qué día y a qué hora solo nos quedarán para ver los debates entre los operadores de los servicios compitiendo entre ellos por la mejor justificación de la abolición del estado de derecho?

¿Qué proyecto económico, que llegó mediante elecciones, prometiendo transparencia institucional y republicanismo, necesita someter a la población a una operación continuamente psicotizante?

Martín Becerra, un experto en medios que fue muy crítico del kirchnerismo, dice:

"Amén del posicionamiento editorial de los medios, que en la Argentina resulta evidente para quien se interese en el asunto, y de su desempeño económico, que como se verá tiene bastante relación con la línea política, hay otra cualidad escasamente aludida entre analistas y opinadores sobre el tema: la función de contención, de reparo y de identificación que tienen los medios en la sociedad. Para seguir con el caso Navarro, este conductor oficia(ba) no sólo como destacado portavoz de un segmento intenso del kirchnerismo, sino también como guía y como espacio de catarsis y escucha. Con su despido, para su importante audiencia allí donde había comprensión e identificación, ahora hay orfandad. A menos que se aliente una perspectiva atomizadora del orden social, la ausencia de representación en la institucionalidad discursiva -que ejercen principalmente los medios de comunicación- de una parte de la ciudadanía, que es además un porcentaje significativo del electorado, es un hecho digno de atención.

"En términos más sociológicos la cuestión sería: si los medios no sólo son agencia (actores conscientes, troqueladores de la agenda pública) sino también reflejo del estado de conciencia y organización de grupos sociales, entonces ¿cuál es la representación en la institucionalidad de los medios del 65% de los argentinos que no vota a Cambiemos (y que, huelga decirlo, excede con creces al kirchnerismo)? ¿acaso no es ese un mercado de puntos de vista, de ideas y de identificaciones más vasto que el que interpelan Indalo Media y el Grupo Octubre en el sector de medios comerciales masivos? ¿cómo gestionan estos grupos, variopintos y heterogéneos, lo que Aníbal Ford llamaría sus necesidades sociales de infocomunicación?".

Becerra lo dice desde la revista web Anfibia, un medio sostenido por la Universidad de San Martín, una publicación de gran calidad que está sometida a las generales de la ley: en el rediseño neoliberal en curso, no es inverosímil que en algún momento los fondos que hacen posible Anfibia puedan desaparecer. Anfibia engrosaría entonces la lista de Caballero. En ese caso, Becerra podría quedarse esperando sentado a que lo llamen a escribir esporádicamente una columna en los diarios La Nación o Perfil.

Becerra deja preguntas flotando en el viento. Su observación es ajustada, su inquietud justificada. Sus planteos terminan con puntos suspensivos. El diagnóstico está: falta pensar en el tratamiento. ¿Qué hacer?

Gabriel Fernández, director periodístico de Radio Gráfica y de La Señal Medios dirige su mirada hacia la necesidad de apostar, en el campo nacional y popular, en beneficio de las construcciones propias. "Apostar a estos medios permite no ser vapuleado por quien tiene la billetera o porque tiene el poder político".



No es la proscripción de Navarro entonces: se trata del acceso a la verdad como una construcción pendiente. Quien no se plantea la comunicación política como problema a encarar y como lucha a dar, se resigna a ocupar un lugar subalterno, mientra la clase dominante lo permita, en el régimen que está diseñándose desde las pantallas y las escuelas, con las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia controlando la calle. 

Hay quienes por mezquindad, pereza o miedo han desertado a formularse estas preguntas y solo esperan que una "reorganización del peronismo", una vez sorteado el "obstáculo Cristina", va a volver a poner las cosas en su lugar. Nótese: para estos sectores el peligro no es la atomización del orden social del que habla Becerra, ni la flexibilización laboral, ni la mercantilización de la educación, ni la exclusión de al menos un tercio del pueblo el problema a resolver, sino el "obstáculo Cristina". Un peronista de aquellos hace poquitos días tuiteaba: "tenemos que asumir que nuestro turno es 2023 y empezar a pensar en cómo nos juntamos". Se descuenta que quien escribe algo así piensa que va a llegar a 2023 y se olvida de los que van a quedar en el camino.

¿Dónde está Santiago Maldonado? ¿Cuándo esta pregunta va a empezar a caerse de la agenda?

Termino con un planteo de hace unos días (previo al despido de Navarro de C5N) de las cuestiones que se ciernen para los medios comunitarios, las pequeñas radios alternativas, los blogs, el activismo en las redes sociales de los que La otra forma parte. El Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO) tiene sus propios desafíos.


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