jueves, 29 de abril de 2021

Mesa acordeón



por Daniela Andújar


la máquina de escribir, que compré en la pescadería, pesa unos 200 kilos

está apoyada arriba del “tripé”,

que es la mesa,

que en verdad es un acordeón

de plástico y madera, muy liviano

que se despliega

para vender en la calle, en la feria o en la luna,

la única silla de la casa es el banco de la batería de Jorge (Albornoz) que pesa 300 kilos y que llevamos en colectivos unos miles y miles de kilómetros buenos aires bahía río brasilia río sao paulo río bahía río sao paulo

Lo que escribo es “Blenorrago”, historias inverosímiles sobre una realidad brasilera inverosímil y muy insímil y muy verdadera como lo son la palpabilidad de la mentira y las conversaciones con los Orixás

observo  algunas características constantes

no hay mesa

la casa es rodante y siempre otra

la máquina de escribir es más pesada que la casa

la pescadería de enfrente que me la vendió

también tiene el único teléfono público y privado

atiende todo el barrio y en el caso de que sea para vos, te llaman a los gritos y una acude a las zancadas dando gracias a la gritos (muy velozmente porque quién sabe si no es comunicación internacional pescadería a pescadería)

Lo que rodea la casa, a la pescadería y a la máquina de escribir es una selva que entra por la cocina hasta volverse inalcanzable

además de 1 infinidad de lagunas saladas

1 ruta peligrosa

55 kilómetros de baches hasta Río

mares succionadores como sopapas

personas matadas y descartadas allí

tierra roja

bananeros glucosos

cuchicheos con pistolas

aullidos, ladridos, monerías, yaguareterías, sapos boi compositores de óperas

todo es un poco aéreo

un poco suelto

un poco volátil

y bastante claro

la realidad es polifónica

las mesas son improbables

la comida, una obligación que da risa si no fuera mortal

la poesía, una posesión

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