domingo, 11 de julio de 2021

Quintín, Seúl y los espectros

Cinefilia de derecha y crítica política 


La nota que sigue debe leerse teniendo en cuenta los siguientes antecedentes: 

- Editorial de Roger Koza de su programa de radio La oreja de Bresson (primeros 24 minutos):
 

- Nota "Ficciones peligrosas" por Roger Koza, acá.

- Nota "Los verdugos también lloran", por Nicolás Prividera, acá.


En la estructura subjetiva predominante en la crítica cinematográfica argentina actual la operación Quintín/Seúl no se considera algo que concierna a la crítica: parece suponerse que la crítica cinematográfica sólo consiste en hablar de películas y la crítica misma no es objeto de reflexión. Parece un enredo pero es uno de los problemas más interesantes que un crítico tiene para pensar: sobre qué fundamentos se basa su juicio estético. Si solo habla de películas, su objeto está bien planchado, no corre riesgo de que se cuele el mundo. Cuanto más cerrado el plano, más mundo fuera de campo. Pero la operación Seúl/Quintín es un asunto de la crítica cinematográfica porque hace al vínculo del cine con el mundo.

Lo que impera, en cambio, es una especie de pacto de caballeros muy careta: «querido Tal, estimado Cual», según el que es preferible no entrar en problemas y reducir la escritura sobre cine a escribir sobre películas. Pero la producción cinematográfica no es autónoma, no habría películas sin aparato de producción, distribución y exhibición. Tampoco habría crítica de cine sin un aparato que la sostenga: por un lado, la tradición crítica en la que la crítica se inscribe; por otro, el proyecto político -en sentido amplio, no de filiación partidaria- desde el cual escribe. Cuando un crítico habla sobre películas lo hace en el mundo, con otros, para otros, contra otros. Pero en muchos textos se ven las huellas del empeño por desalojar el mundo del texto. Un recurso de moda es hablar de las sensaciones que el crítico tiene al ver una película, lo que no es irrelevante, pero tampoco sale de la nada, también se funda en una posición.

La clave es esta: el crítico de cine mira y escribe desde una posición pero pensar las posición propia es algo molesto, hay una tendencia fuerte a eliminar todo pensamiento sobre eso. Entonces se apela a metáforas espectrales en las que parecería imposible detectar la posición del que escribe.

Igual no es posible: el que se hace espectral cuando escribe sobre cine lleva a cabo un acto muy concreto de irrealización de sí mismo, lo cual no deja de ser una posición política alienada.

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