viernes, 29 de abril de 2022

La trilogía del tenis

de Lucía Seles es la grata irrupción de este BAFICI. Se presentan como tres películas (Smog en tu corazón, Saturday disorders y Weak Rangers) y bajo el discutible tag "comedias", solo porque la comicidad absurda es uno de los registros que la misteriosa autora maneja.

En las cercanías de la basílica de Luján cinco personas de una estabilidad emocional frágil se cruzan en la cotidianeidad de un "centro deportivo". Tienen dificultades para afirmarse en la materialidad de sus existencias y se aferran a manías absurdas, jerarquías imaginarias y enredadas tramas neuróticas para fijar sentidos que les otorguen alguna dirección a su nada. La carencia de anclaje real de sus conversaciones y sus normas de conductas los desliza por un absurdo que produce tanta risa como angustia. Da la sensación de que la tensión que los liga puede explotar en cualquier momento en una catástrofe, pero lo que continuamente sucede son ligeros deslices disfuncionales. Lo peor que pasa es que finalmente nada explota.

Mucho más complejo que una (o tres) comedias o la adaptación local del mumblecore, Seles abre un universo pequeñoburgués de malestar, desamparo, absurdo y amor que sorprende por su solidez, sus derivas poéticas y su astucia para esquivar las salidas convencionales.

La recepción crítica al tratarla como "comedia psicótica" la reduce a una fórmula fácil de repetir, para no pensar en su singularidad, su melancolía, su crueldad y su verdad.

Es una incógnita quién es Lucía Seles, dramaturga y música, antes conocida como Diego Fernández y Rocío Fernándes, que desde hace 15 años viene mutando de identidad y de género, pero con esta trilogía se vuelve insoslayable. Vamos a buscar lo que hizo en sus vidas pasadas.

Cualquier análisis de la Trilogía del Tenis necesita repensar la gramática del malestar  que la atraviesa para desenvolver todo lo que la crítica se apresura a reducir a "comedia".

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