Por Oscar A. Cuervo
En Morceaux de conversations avec Jean-Luc Godard vemos a un Godard que no esperábamos, en algunos momentos un anciano decepcionado, alguien que reprueba con voz temblorosa la marcha de las cosas, que empieza a pensar que llegó la hora de ver las cosas por última vez (así como en la época de la nouvelle vague, dice, estaba viendo las cosas por primera vez), acusa recibo de la inminencia de la muerte, sólo que eso no le provoca nada parecido a la serenidad: por momentos parece que su furia hacia el presente es en realidad miedo pánico. Sólo tiene reproches amargos, cree que es conocido, pero que nunca ha sido reconocido, desecha las nuevas tecnologías: no pueden permitir en absoluto la creatividad. Es implacable con unos jóvenes artistas plásticos que montan sus "dispositivos" -acá diríamos instalaciones- en los que sólo encuentra un ingenio que huye de lo real sin siquiera aceptar que están huyendo. Jean Luc, él, figura clave de una modernidad que siempre señaló hacia el futuro, hacia las posibilidades, hoy parece sentir que su futuro es cosa del pasado.
Godard confiesa que le hubiera gustado ser matemático y en cierta manera lo es, dado que su cine busca siempre ver las cosas en relaciones y proporciones. Se identifica con un matemático nórdico llamado Abel, quien se propuso encontrar la ecuación de tercer grado, la ecuación de las ecuaciones. Abel viajó a París a entrevistarse con el presidente de la Sociedad de Matemáticos Franceses pero éste no lo recibió y Abel se volvió caminando a Noruega. Godard dice: "estos son mis compañeros de ruta" y se pone a llorar.
Godard debe ser el cineasta vivo más importante, por su enorme gravitación en el cine desde mediados de los 50, porque el cine actual sería otro si él no hubiese existido y porque sigue haciendo películas maravillosas. A pesar de todo ello, no parece estar pasándola bien. Y no obstante, su pensamiento sigue operando si uno presta atención a cineastas jovencísimos como el filipino Raya Martin.
Raya es, en varios sentidos, alguien que está en el otro extremo: en el de la juventud en estado de promesa. En el working progress Box Office: Next Attraction lo vemos filmando su nuevo largometraje, matándose de risa: está jugando, con esa impunidad que da el tener 23 años: es como que todo le chupara huevo. Ayer vi Possible lovers (largo) y Track Projections (corto), de su producción reciente. Antes de la proyección, un chico del Bafici leyó un mensaje de Raya y hizo un par de advertencias: en el mensaje Martin agradecía al BAFICI por ser siempre demasiado amable con él, por permitirle estrenar estas películas en el circuito de festivales, además le decía al público que había escrito un texto muy largo para presentar estas películas, pero después se dio cuenta de que no había nada que explicar, así que borró lo escrito y termina el mensaje con una frase: "el cine es libre y el amor es real". Las advertencias: la proyecciòn se hará sin subtítulos a expreso pedido de Raya (igual no había mucho para traducir); y los chicos del BAFICI aclaran que las copias de las películas están en perfecto estado y que todo lo que vamos a ver y escuchar es tal cual lo ha concebido su autor. Este tipo de advertencias forman parte de los riesgos que asumen Martin, sus exhibidores y su espectador. Asì que: a prepararse para lo que viene.
Como todavía hay gente que no ha visto estas dos películas, no conviene agregar nada más: sólo decirles que si no incluyen a Raya Martin en la panorámica del cine actual, su mirada será incompleta. (continuará)
Godard está viejo, levanta demasiado el dedo, me resultó extrañó que niege rotundamente las posibiladedes creativas que brinda la tecnología. Especialmente teniendo en cuenta que el tipo fue el primero que empezó a explorar las posibilidades del video a fines de los setentas. Así como también me parecen completamente discutibles sus comentarios acerca del judaísmo. Igual conserva toda su lucidez. Con los "instaladores" da en el clavo. Hay algo allí demasiado ascéptico, demasiado distante. Lo que ellos hacen ya lo hizo Duchamp mucho mejor, aunque con menos ductilidad técnica. Pero fijate que a su vez se lo ve preparando su propia instalación, y finalmente inaugurando una diferente a la propuesta por él en primer lugar ya que la primera fue rechazada. Su tristeza parece venir mas bien de ese rechazo en particular, quizás una instalación con más densidad y propuesta que las que pueblan los museos del mundo, repitiéndose solas una y otra vez aunque nadie las esté viendo. Por lo tanto lo de su rechazo a las nuevas tecnologías hay que tomarlo con pizas, como una especie de advertencia que hace hacia aquellos que se pierden en la técnica y olvidan el resto. Por lo menos es un viejo que resiste y no un viejo derrotado.
ResponderEliminarSu lucha es, como él mismo lo expresa, contra un tiempo que se propone aniquilar el tiempo.
El pasado, la(s) historia(s), parece decir, son, más que nunca, tan importantes como el futuro para rehacer el tiempo.
Es un intempestivo que lucha contra la muerte de la temporalidad y contra la nula corrección de buena parte del arte contemporáneo.
Gabriel Muro
Todo depende de las condiciones del campo de batalla: a veces la mejor vanguardia es la retaguardia.
ResponderEliminarGabriel Muro
Igual la sensaci�n de incompletud estar� siempre aca. El que fund� la expresi�n castraci�n, estaba pensando en el Bafici..
ResponderEliminarConocí a Raya Martin con Possible Lovers y me parece la mejor expresión que he visto del bello infierno que es estar enamorado secretamente.
ResponderEliminarTodo un ejemplo ha seguir para los cineasta del siglo 21.
saludos
J.D.
Cinencuentro.com
pd: ¿alguien sabe donde puedo conseguir sus otras películas?
Judaz:
ResponderEliminarsuscribo ciento por ciento tus afirmaciones: es una de las grandes películas de amor del siglo XXI y Raya es el futuro. Tengo entendido que algún allegado a Raya o él mismo ha ingresado a este foro en los últimos días. No sé donde se pueden conseguir sus películas, pero si te enterás please avisame
saludos
Oscar