TRATARON DE QUE FUERA A REHABILITACIÓN,
Y DIJE: NO, NO, NO.
SÍ, ME HE DESMAYADO,
PERO CUANDO RECOBRO EL SENTIDO
NI SIQUIERA TE ENTERÁS, NO, NO.
"El reiterado NO de Amy en su Rehab es también la negación a aceptar esa identificación con la que el Estado norteamericano se dirige a ella y desplaza su música a un lugar periférico. Con su NO responde que su ilegalidad, su supuesta inmoralidad, y esa monstruosidad que la va alejando de lo humanamente admisible no es lo único que tiene para ofrecer. Y creo que es sólo en ese sentido que habla de su vida personal. En ese acontecer privado se devela, una vez más, un verdadero problema del orden de lo público. Su música se ubica en ese punto oscuro, en ese umbral, justo allí donde la distinción entre lo privado y lo público pierde todo sentido. (...)
"Ni bien se tocan estos temas, se hace muy difícil no ceder a la tentación de preguntar: ¿cómo actuar entonces y qué hacer con estos casos? Más de una buena razón nos suele tomar por asalto, y muchas veces nos convence de que no se puede permanecer como un simple espectador de televisión al que se le quitó la libertad del zapping. Entonces se hace urgente actuar, sea por el bien propio del afectado aún cuando no lo demande, por mi imposibilidad de enfrentar la experiencia del otro sufriente, por la molestia que me provoca su comportamiento, por la lástima que me produce, porque pienso que tengo una función social/ moral/política en este mundo o por todo eso junto. Sin embargo hay, a mi juicio, una especie de mesianismo en esta interrogación acerca de qué hacer con el otro. Es cierto que la pregunta es ineludible para el que tiene que legitimar su función de gobierno o bien diseñar una política pública. Y también es cierto que por razones posiblemente diferentes a las enumeradas, guiadas por un sentido práctico, los pobres, las mujeres golpeadas, los niños abusados, los jubilados, los cartoneros o los adictos constituyen un problema de gobierno.
"Ese qué hacer con ellos significa, entre otras cosas, cómo gobernarlos. Por eso se los registra en planes de ayuda social, se hacen estadísticas, se los censa y se evalúa la necesidad de invertir o no en ellos. Se trata de administrar esas vidas, hacerlas entrar en los cálculos numéricos del Estado. Pero esas vidas, que son las nuestras (cada cual sabe en qué grupo fue incluido por el Estado) son un objeto que puede ordenarse, docilizarse, clasificarse y medirse con los fines de hacerlas gobernables."
(fragmento de la nota "Rehabilitación: ¿una política para los excesos?" escrita por Gabriela D'Odorico para La otra 18)
muy interesante, en verdad. gabriela siempre escribe notas excelentes. espero ansiosa poder encontrarme con la revista...
ResponderEliminarun beso. julieta.
recién veo que dice "bioética" en la tapa. buenísimo!! quiero mi revista!! ja ja...
ResponderEliminarbesos.
BASTA, POR FAVOR, DE GLORIFICAR A LAS CELEBRITIES DE LA INDUSTRIA DEL ENTRETENIMIENTO!!
ResponderEliminarComo pueden tragarse semejantes boludeces!? Estudien musica en serio, ignorantes!
jajaa! me da risa el comment de arriba.
ResponderEliminarbueno, me parece que la negación de Amy a su "Rehab" molesta mucho en la gente, y no tanto porque "amenaza a las políticas de Estado...". Su posición es tan molesta porque no obedece a las reglas de conducta de una persona normal. Y esto llena de odio a las amas de casa y los espiritus sumisos.
Pero también veo que esta posición de Amy es inteligentemente utilizada por su manager.
La posicion es "molesta" porque es un "no" que se vende como rebeldía en el mercado teen. Solo es una pose que compran los tontos.
ResponderEliminar"Reglas de conducta de una persona normal"? Qué es eso?! Si esta conducta pseudorebelde es lo mas comun entre la mayorìa de los teens socializados por la industria del entretenimiento anglo! Los "anormales" que la sociedad rechaza no aparecen en los medios (ni estan en condiciones de cantar).
Laura
Totalmente de acuerdo con Laura.
ResponderEliminarBien por Laura también, poner el acento justamente en los que NO tienen esta hiperexhibición que le brinda la red mediática.
ResponderEliminarTal vez esa enumeración que hace Gabriela, de aquellos que de alguna forma deben ser "encajados" en las estadísticas.
Y re-ver estos conceptos de "normalidad"/ "anormalidad", que sería hoy la normalidad?
Lilián
Laura, Tatiana, Lilian, que sucesión de chiacas tan ñoñas. Le aconsejan a cuervo qué modelo de persona tiene que difundir, seguro tendría que poner en la tapa a algun careta que se muetra impecable para que se parezca a la buena conducta que ustedes practican. Felicitaciones por estar de acuerdo con el departamente de estado de USA.
ResponderEliminarJORGE
Y vos, Jorge, qué chico tan piola!!
ResponderEliminarPero más vale no gastar pólvora en chimangos, porque el odio merece objetivos un poco más inteligentes que tu impecable sandez.
Jorge, necio, yo no espero de Cuervo (ni de nadie) "modelos a seguir" (ni caretas, ni "rebeldes" del pop).
ResponderEliminarPor otro lado, el artículo atrasa: a principio de este año aceptó "rehabilitarse" (a diferencia de los poco glamorosos consumidores de paco de los países perífericos -que no hablan inglés y no venden discos- dijo sí, si, si).
Laura
Evidentemente Amy molesta, y lo hace a quienes se parapetan detrás de un puritanismo apenas disfrazado de madurez tirando a podrida.
ResponderEliminarLos prejuicios que esgrime Laura acerca del mercado teen revelan su oido grueso y su espíritu tieso, que no sabe distinguir una cosa de La Otra.
¿Así que no concocen las reglas de conducta de persona normal... cuando las respetan tan puntualmente? El estado tiene preparada una malla sanitaria invisible para los que meramente funcionan, van a trabajar, pagan sus impuestos y ante la aparición de un artista que no encuadra en sus estrechos cánones de moralidad dejan caer los párpados pesados como juicios.
Laura: no tenés idea del mercado teen ni de la música que se hace en el mundo de los que aún viven, parece que hablas de los adolescentes "tontos" con un desprecio que debe tener componentes que no cabe analizar aquí. También despreciás a músicos que no tienen nada que ver como el mercado teen, como Amy. No sos capaz de escuchar el planteo político de un tema que evidentemente te molesta.
También hablás desde el prejuicio respecto de la nota de La otra: en la versión completa de la revista está incluido el período (ya pasado) en que Amy aceptó internarse: pero además parecés tributaria de una idea de "actualidad" que no tiene en cuenta que la obra artística, la canción, no depende de lo que Amy haga o deje de hacer, porque habla de un yugo que, como vos ejemplificás tan bien, es mucho más duradero que lo que duran las últimas noticias.
Amy: La otra te escucha con atención, mañana domingo los que no tengan el cerebro devastado por los prejuicios, los que no sean adictos al puritanismo podrán escucharte en la Otra.
Oscar, tenés el atrevimiento de meter a quienes no conocés en tus burdas categorías mentales y hablas de prejuicios? Todos los que no piensan como vos son puritanos de "buena conducta"? Y como lo sabés?! Prejuzgando.
ResponderEliminarEstos "artistas" no encajan en los "canones de moralidad" de la sociedad porque en el mercado de esta música "encajar" no vende. En todo caso, pour epater le bourgeois, encajan en la supuesta "inmoralidad" de los rebeldes millonarios de la industria del entretimiento norteamericana.
No fue mi intención ofenderte, no sabía que eras el presidente del club de fans y pensé que en un blog de estas características podía pensarse criticamente la industria cultural (lo estoy leyendo al puritano Adorno).
Hasta nunca
Saludos
Laura
Suerte con Adorno.
ResponderEliminarAmy, si vas a rehab que no te cambien el styling...esa mujer se viste y camina como una divinidad.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo es insoportable que gente que se dice crítica y "culta" aún utilice el argumento de que algo está en el mercado y por lo tanto no resiste y debe ser desfenestrado? Digo, si eso fuera cierto, toda la crítica de cine de Bazin y la nouvelle vague hubiera sido cualquiera no?
ResponderEliminarPor favor, no por estar a la moda lo digo, pero aggiornense un poco y no imposten un Adorno please...
Aclaración: los dos comentarios de arriba fueron suprimidos por las persona que los envió y no por el editor del blog.
ResponderEliminarDigresion: ¿Alguien sabe si para el Bafici se agotaron TODAS las entradas? ¿ES cierto?
ResponderEliminarEl gesto de Amy me recuerda un poco a Charly, eso de mostrarse hecho una piltrafa de chupi y merca en los programas de TV de la una de la tarde, esos que van para las señoras... y aún así no dejar de ser un dandy.
ResponderEliminarLo de Amy parecería que está un poco más construido, no conozco tanto el caso. Pero la tipa atrae.
Pero Silvia! ¿Cómo se van a agotar TODAS las entradas del Bafici, si los estudiantes de la FUC están desde hace 2 semanas en el piquete?!
ResponderEliminaryo lo único que sé es que quiero una revista ya!!
ResponderEliminarja ja...
ya está en los quioscos??
Laura se te ve la tanga! ese es un tema ! aguante Amy y Damas Gratis!
ResponderEliminarNinja
Jorge, gracias por lo de noña, me hace sentir la Chilindrina, personaje muy querido en estas tierras y al que en honor a la verdad, me parezco un poco.
ResponderEliminarYo no aconsejo a Cuervo en nada, me limité a expresar una opinión sobre la Nota de Gabriela D'odorico, donde ella está hablando de los que encajan o son forzados a encajar en las estadísticas estatales.
Esta discusión viene de largo, y por el tenor que tuvo anteriormente, no creo que se me pueda "encajar" en puritanismos (como me gusta esa palabra)
Ahora prejuicios, son los que abundan, de todos lados para ponerse a juzgar quien es quien.
La pregunta sobre qué es la normalidad en estos momentos sigue pendiente, tal vez Jorge te daría un indicio sobre la conducta "impecable" que se pretende seguir, según tus palabras.
No hagas conjeturas sobre mi conducta o sobre mis gustos musicales, de los que no conocés nada. Dejá vos la moralina para otra ocasión, por lo menos en mi caso y con respecto a Amy, estaba tratando de ir en otro sentido, pero como ocurrió en las otras entradas del tema se termina en lo mismo, la descalificación burda.
Lilián
Como sea,
ResponderEliminardinamitemos la normalidad
de una vez.
Gracias.
Amy deberìa decirle NO a la antena de La tribu, aca en santelmo no la puedo escuchar!!!
ResponderEliminarMás allá de lo que sea La Normalidad, siempre se actúa en función de esta, es decir, ya sea siendo normal o siendo anormal. Haciendo una comparación: en lo que es gramática en el lenguaje, nunca nadie escribe, ni habla, "antigramaticalmente", sino gramaticalmente o agramaticalmente. Conozco poco de esta Amy, pero por lo que lei en esta nota creo "adherir" a la política cultural, o política de vida, de esta muchacha (adherir en el sentido de que lo puedo llegar a reconocer como una posible resistencia ante la administración de las vidas, las conductas). Ahora bien, paradógicamente creo que sus conductas refuerzan la gobernabilidad, la administración de vidas, porque el Estado necesita lo anormal para definirse como normal y también para cumplir su rol de normalizador. Nunca va a existir lo normal sin lo anormal, y visceversa. Y, a fin de cuentas, alguien que no vaya a rehabilitación, o que su vida no esté contabilizada, o que se lo considere un "indisciplinado" no deja de ser gobernado por la disciplina.
ResponderEliminarAlbertina
Albertina... carri?
ResponderEliminarEmancipate ya de lo normal. ¿No te das cuenta que este concepto es una jugarreta de los que te quieren mal?
No hay normales ni anormales, hay personitas que viven, festejan su sensibilidad múltiple, cual carnaval carioca.
¿Querés bailar?
Cece...Babock?
ResponderEliminarSi existen los anormales y
normales en sí, no lo sé ni me interesa. Sí sé que discursivamente, categóricamente, SÍ LOS HAY. (Y, en definitiva, todo "es" discursivamente). Si no hubiese "normales" y "anormales" no habría, por poner un ejemplo, psiquiátricos. Este concepto no es "una jugarreta de los que me quieren mal" (por cierto, ¿que es "mal"?), sino un concepto construido socialmente, circula en sociedad, existe por y en sociedad (como todo concepto, no?). Pararse desde el lugar que no hay ni normales ni anormales es no pensar, analizar, lo que la sociedad produce con dichas categorías.
Y no sé si entendiste lo que quise decir... Yo intenté decir que la sociedad disciplinaria necesita -de hecho los construye- a los anormales, a los locos, a los enfermos, porque eso es lo que posibilita la definición de lo normal, lo sujeto a la norma.
Que las personitas viven y festejan su sendibilidad múltiple no significa que dichas personitas, en su vivir, no construyan la categoría, el lugar excluido, de lo anormal. Repito: yo pongo énfasis no en lo que las personitas son, sino en lo que la sociedad (y sociedad somos todos, creerse por fuera de las prácticas sociales es imposible) dice que son.
Por último: no me puedo emancipar de lo normal por el simple hecho de que, repito, vivo en sociedad.
Albertina
pd: bailemos, que allá el mundo y acá nosotros
Otra cosita, cece: vos misma hablas de la existencia de los "normales": "Su posición es tan molesta porque no obedece a las reglas de conducta de una persona normal". Además, si no existiese la normalidad, ¿cómo se la va a dinamitar?
ResponderEliminarEntonces, ¿hay o no hay normales?
¿O simplemente te molestan dichas categorizaciones y lo mejor que podés hacer contra ellas es negar su existencia (negarla de a ratos, eso está claro)?
Quizás llevaste a cabo en estos días tu genial propuesta de "dinamitar la normalidad" y entonces por eso no existe más dicha normalidad en tu comment posterior...
Albertina
Albertina: Se ve que cece, cual dulce animalito irreflexivo y juguetón, conoce sólo el mundo sensible y su deseo sería sin dudas prolongarlo indefinidamente. De otros mundos posibles, ni noticias.
ResponderEliminarAlbertina y Sra. anónimo,
ResponderEliminarNo niego la categoría de lo normal, lo que hago es cuestionarla por opresiva y mentirosa. Que no haya citado a las sociedades de control, a la penitenciaría, al panóptico, a los hospitales psiquiátricos y a los aparatos antimasturbatorios del siglo XIX, como sí lo haría una lectura desteñida, obediente y anticuada, no quiere decir que los desconzca, sino que estos tópicos huelen a humedad.
Hoy el encorsetamiento de cuerpos y sensibilidades pasa por otro tipo de dispositivos, desde el "collar electrónico" al amplio universo mediático.
Albertina, te enredás tiernamente en un embrollo: ¿existe o no existe la normalidad? ¿la mera existencia lingüística que postulás (oposición normal/anormal) basta para concretar su existencia...? ¿quién alimenta la normalidad? ¿la sostenés vos, o la sociedad, o tu vecina de enfrente que mira las cosas raras que hacés desde su ventana? ¿Es una creación "discursiva", qué significa esto concretamente para vos?
Si quieren ejercer el pensamiento, como animalitos sensibles que son, entonces primero liberense del terror. (¿O acaso también creen que la sensibilidad y el pensamiento van separados? ¿Sabían que August Comte se enamoró, y se volvió loco? Tengan cuidado...! No vaya a ser que ZAS! se broten; y después los vecinos comenten.)
Pensar la "normalidad" significa poder llegar a una idea (propia) sobre las consecuencias que genera dicha categoría en sus mentes, en sus cuerpos y en sus decisiones. Sino, dediquense a hacer encuestas cuantitativas, habida cuenta de que tanto les interesa lo que ese enjendro gaseoso que Uds. frívolamente llaman "sociedad", dice.
Pero momento! ¿...lo que en realidad les interesa no será lo que la sociedad dice-sobre-Uds.? ¿Será la mirada omnipresente de esa vecina chismosa?
Veo, repito, como animalito sensible que soy, que el valor restrictivo de la "normalidad" tiene más peso en unos que en otros; y quizás, esto sea directamente proporcional a la docilidad de cada uno para acatar, justamente, la norma.
Y un bonus track:
ResponderEliminar¿Cómo se dinamita la normalidad?
SIENDO.
¿No entendieron?
Lean Fenomenología del Espíritu, Ciencia de la Lógica, y El ser y el tiempo.
Después charlamos.