Por Martha Silva
Es verdaderamente entrañable la evocación de los artistas de varieté de la Costanera Sur, que hiciera el dramaturgo Mauricio Kartun, en Tristezas del género ínfimo: surgieron modestamente en los tablados de verano y muy pocos alcanzaron la celebridad. Entre ellos estuvieron José Marrone, el Chúcaro, Mariano Mores, Chassman y Chirolita y Hugo Díaz.
El teatro estaba representado por el “género chico” –el sainete y la zarzuela-, el “género grande” –la comedia y el drama- y el “varieté” - que era el orgulloso género ínfimo que transcurría en discretos tabladitos de madera, un antagonista de hierro para los teatros tradicionales del Centro-. Hoy vuelven a surgir estos artistas, a veces en unipersonales, con sus técnicas cercanas a lo circense, algo aggiornadas y aquel mismo espíritu zumbón.
Pero si bien es cierto que están los que se transforman en pocos segundos, los imitadores, los mimos, los ventrílocuos y los magos, lo que ha variado fundamentalmente es la temática que transitan, que se ha vuelto decididamente cruel. Poco ha quedado de aquella ingenuidad de los años 50, pues la preocupaciones del hombre moderno giran en torno del Éxito, el Dinero, la Seguridad, y las Noticias.
Aquel hombre de las ciudades, que vivía en pensiones e iba a la milonga, ahora se ha convertido en un ser doblemente solitario, asediado por las malas noticias que se trasmiten agigantadas por los medios de difusión. Está aterrorizado, asediado, al borde del ataque de pánico, obligado a enclaustrarse y consumir un puré de sedantes que lo ayudan a soportar la cruel realidad.
Las noticias son cada vez más impresionantes- el sonido en esta obra juega un papel fundamental- pero ante ello, otro ejemplar humano puede reaccionar de modo muy diferente: este personaje de la fauna moderna que despliega Sergio Lumbardini, con sus técnicas de clown, titiritero, mago y ventrílocuo, se coloca en las antípodas del hombre timorato: es el tipo seguro que niega todo motivo de preocupación. Su expresión preferida es “¿qué tal? ¿todo bien?”. Luego nos enteramos de que nada está bien y su existencia está plagada de calamidades, pero él se defiende del mundo con ese latiguillo.
Una pareja “Chirolita”, en la que la mujer sólo gime en silencio, representa las relaciones sentimentales cosificadas y despreciables. La vil explicación del hombre acerca de esa pareja surgida en un chat alega que fue sólo un touch and go y que, después de sucesivos touch, no queda más recurso que el go. Todo se ha ido transformando en un despreciable truco de magia como los de El Mago Gregorio, otra cratura de Lumbardini, perpetuamente frustrado en sus intentos de maravillar. Y el intento fallido de recrear los viejos recursos de Marcel Marceau, con una soga que resulta demasiado corta.
Todo mal.
Pero que saldrá del teatro riendo, se lo podemos asegurar, aunque luego se interrogue.
(Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543)
ay Martha,no me digas que "Todo mal"; la vida es cruel, como el ventrilocuo de sergio. Y es muy real.
ResponderEliminarSaludos, buen comienzo de semana
Sil
Bueno! No te digo que TODO MAL.
ResponderEliminarSi querés te digo TUDO BEM..PERO TE ESTOY ENGAÑANDO.
MARTHA
La voy a ir a ver.. Tengo algunas referencias y ese género me encanta.
ResponderEliminarADDÍO.
fELISA.
Yo te recomiendo ir, Felisa (se que Martha no, pero cada uno tiene sus gustos).
ResponderEliminarLas entradas del CCC se comienzan a vender los miercoles a las 17 para las funciones del fin de semana.
Saludos
Silvia
Silvia:
ResponderEliminarme parece que no entendiste. No me refiero a la obra, sino al post de Martha.
Por las dudas, volvé a leerlo.
saludos
Oscar:
ResponderEliminarahora sì no entiendo nada, no sè que comentaste porque acà figura una tal felisa, no veo tu mensaje.
reina la confusiòn!!!!
Bueno, Silvia, en este post hay ahora 7 comentarios, incluyendo este que estás leyendo.
ResponderEliminarSi leés el post de Martha y los 7 comentarios con atención, creo que todo se te va a aclarar.
saludos