por Oscar Alberto Cuervo
“¿Por qué este año no hay películas argentinas en Cannes? ¿Por qué hasta un excelente programador como Olivier Père, que se despide de la Quincena de Realizadores, obvió todos los films del BAFICI?” se preocupa Quintín en su columna de otroscines.com.
Sigue diciendo Quintín: "Se ha comentado en este sitio, igual que en otros medios, que este año no hay ningún largometraje argentino en Cannes. Ni en competencia, ni en Un Certain Regard, ni en la Quincena, ni en la Semana de la Crítica. En ninguna parte. Durante el reciente BAFICI, le recomendé a Père que viera dos películas, Todos mienten, de Matías Piñeiro; y Castro, de Alejo Moguillansky. Tengo mis dudas con ambas películas, especialmente con la última, pero son las que premiaron los jurados, celebraron los críticos locales y elogiaron los extranjeros presentes en Buenos Aires. Representan una de las tendencias más elaboradas del cine local y tienen, en principio, una afinidad más o menos evidente con el material que circula en los festivales internacionales. La Quincena estaba buscando alguna película argentina, después de haber exhibido el año pasado no sólo Liverpool, de Lisandro Alonso (elección previsible), sino también Salamandra, de Pablo Agüero (una grata sorpresa). Durante el BAFICI, Stéphane Delorme, uno de los programadores de la Quincena, había expresado ya ciertos reparos con Todos mienten, pero yo estaba casi convencido de que Père iba a terminar eligiendo alguna de las dos películas, o incluso las dos".
Pero resultó que ninguna de ambas y ninguna otra película argentina de producción reciente fue programada para el próximo Cannes. ¿Será preocupante?
Lo que más impresiona a Quintín es que el programador de la Quincena de Realizadores de Cannes tiene una ambición mayor que la de “reunir unas cuantas películas aceptables”. La ambición que Q le atribuye a P es la de “definir el futuro del cine”. ¿No será esto excesivo? Puede que Père tenga esta ambición, no lo sé, pero en todo caso ¿sería ello relevante para el futuro del cine propiamente dicho? ¿Tiene que dar un programador de Cannes, por serio, ambicioso y probo que sea, la pauta para medir la relevancia de la cinematografía argentina? Si de pronto durante los próximos cinco años los programadores de Cannes decidieran no programar films argentinos, ¿ello sería un síntoma de qué?
Plan B
Pero resultó que ninguna de ambas y ninguna otra película argentina de producción reciente fue programada para el próximo Cannes. ¿Será preocupante?
Lo que más impresiona a Quintín es que el programador de la Quincena de Realizadores de Cannes tiene una ambición mayor que la de “reunir unas cuantas películas aceptables”. La ambición que Q le atribuye a P es la de “definir el futuro del cine”. ¿No será esto excesivo? Puede que Père tenga esta ambición, no lo sé, pero en todo caso ¿sería ello relevante para el futuro del cine propiamente dicho? ¿Tiene que dar un programador de Cannes, por serio, ambicioso y probo que sea, la pauta para medir la relevancia de la cinematografía argentina? Si de pronto durante los próximos cinco años los programadores de Cannes decidieran no programar films argentinos, ¿ello sería un síntoma de qué?
Plan B
En el último BAFICI pareció imponerse de pronto la sensación de un alumbramiento, algo así como un novísimo cine argentino, vinculado a lo que se denominó “la factoría Llinás” o “los chicos FUC”. En varios medios se tituló, al hacer el balance de esta edición del BAFICI “el gran triunfo de los chicos FUC”, para referirse a los premios obtenidos por Castro (de Alejo Moguilansky) y Todos Mienten (de Matías Piñeiro). En la última edición de la revista El Amante, se parangona a Todos mienten con la literatura de Domingo Faustino Sarmiento, Roberto Arlt y Osvaldo Lamborghini; también se establecen vínculos del cine de Piñeiro con el de Orson Welles, Alfred Hitchcock, la screwball comedy, Rivette, Godard, Peter Bogdanovich (todos estos dislates en una sola página).
Ya dije hace poco que no comprendía el alborozo de un sector de la crítica local por Castro y Todos mienten. Un lector del blog me reprochó que no reconociera “el talento inconfundible e indiscutible [de Piñeiro] en lo que respecta a la puesta en escena”. Más tarde, al conocerse los premios que estos dos films ganaron en el BAFICI, otro lector me preguntó qué diría ahora que Castro y Todos mienten comenzaran su carrera internacional por los festivales. A esa sensación térmica parece haber respondido Quintín, quien habitualmente se jacta de su independencia de criterio, al recomendar a Olivier Père dos films que, él mismo reconoce, no lo convencían del todo. Pero, como se ha dicho, Père vio estos films y los desechó. Tan preocupado quedó Q que le mandó un mail a Père preguntándole por qué. Père le dio a Q “una respuesta demasiado breve (...). Solo decía que de las dos le interesó más Todos mienten que Castro, que le pareción "artificial", pero no decía por qué no las programó. Le pedí más precisiones, pero no creo que conteste”.
Algunos se apresuran a augurar el fin del NCA o una suerte de “aislamiento internacional” que podría ser análogo al que sufrió Argentina al declarar el default de la deuda externa. Me vino a la memoria Anoop Singh, aquel hindú parecido a Peter Sellers que en la época de la Alianza venía a monitorear las variables económicas nacionales y se iba reclamando más ajustes. Algunos críticos parecen poner ahora a los programadores de Cannes en un lugar similar al FMI: si no nos aprueban, será nuestro fin.
Creo que toda esta tontería debe haber comenzado hace unos años, cuando un VHS que dormía en un cajón del INCAA fue rescatado por un programador de Cannes: era una copia de La libertad, de Lisandro Alonso. El programador se aseguró de que el estreno internacional se hiciera en su festival. Así el film de Alonso pasó de manera fulminante de un cajón polvoriento a la vidriera mundial más preciada para el cine de autor. Este acontecimiento no fue en ese momento valorado en su dimensión por el propio Lisandro: cuando le propusieron hacer una proyección de La libertad en el BAFICI, respondió con inocencia que no podía porque la iban a dar “en un festival de Francia”: hasta tal punto no era conciente de la importancia del lugar que de pronto había ganado. De ahí en adelante, sus películas estuvieron siempre en ese festival. Lo que el episodio parece demostrar es que Lisandro filmó La libertad sin tener idea de qué era Cannes. Si hubiera especulado con la recepción internacional, seguramente habría hecho una película menos anómala y quizá por eso mismo no hubiera llegado. Paradoja: el camino más corto para llegar allí podría ser no proponérselo.
El acontencimiento se fue transformando con el correr de estos años en el paradigma al que debería aspirar todo nuevo cineasta argentino, como si una suma de contingencias debiera transformarse en un mecanismo habitual. En los últimos tiempos el mundillo crítico estuvo tratando de descubrir, año tras año, a un nuevo Lisandro Alonso, y más aún, a algún joven cineasta cuya sola existencia declare caduca la renovación que significó La libertad en aquel momento. Todos quieren ser Heraldos de lo Nuevo y se impacientan si la punta de lo Nuevo tarda en asomar. Esa ansiedad debe explicar el apuro por declarar este año el triunfo de la “factoría Llinás/chicos Fuc” en el BAFICI y por creer que ese triunfo se extendería naturalemente hacia el exterior. Los críticos locales quisieran descubrir a los nuevos valores al menos antes que Cannes. Quieren mostrar su sagacidad y ser ellos los que le dictan a Cannes la tendencia y no al revés.
Parador Retiro
Parador Retiro
Pero ¿tiene que repetirse necesaria y regularmente una irrupción como la que protagonizó Alonso para comprobar que el cine argentino sigue vivo? ¿Tiene que ser Cannes la medida de esa vitalidad? Yo vengo observando desde hace unos meses la aparición de un grupo de directores con perfil más bajo, haciendo su cine sin esta avidez de novedades. En Mar del Plata 08 aparecieron La Tigra Chaco (Federico Godfried, Juan Sasiaín) y Parador Retiro (Jorge Colás). Curiosamente sus directores son egresados de la carrera de Diseño de Imagen y Sonido de la UBA, un centro de formación en el que hasta el momento nadie había reparado, ya que se suele situar en la FUC el epicentro del NCA. En el BAFICI aparecieron otros films y otros cineastas muy intersantes que no respondían al modelo “chicos FUC”, (incluso cuando algunos de ellos venían también de la FUC, como es el caso de Marco Berger, el autor de Plan B). Estos cineastas no se proponen como el relevo de los anteriores ni se plantean la obligación de producir nuevos remezones geológicos al hacer sus óperas primas. Quizá la serie de azares afortunados que catapultaron a Lisandro Alonso a la vidriera de Cannes sea sólo eso: una forma posible de hacerse ver, pero no la única ni necesariamente la que ayude a madurar a un cineasta joven. Quizá ya no importe tanto llegar a Cannes en cuestión de meses, sino simplemente hacer cine. Quizá el reconocimiento no tenga que ser siempre fulminante, ni francés, ni abisal. Quizá haya que dejar que estos nuevos directores hagan sus películas sin tanta histeria alrededor. Quizá lleguemos a darnos cuenta de que sí valen la pena después de dejarlos crecer a lo largo de unas cuantas películas.
De acuerdo, pero vos Oscar como muchas veces en tus comentarios no tomás en cuenta los aspectos económicos financieros del tema. Sea como sea lo que se considera prioritario tiene que ver con el aspecto económico que parece no le dás importancia. Para hacer cine se necesita plata, y esos movimientos internacionales son fundamentales para cineastas que no llevan gente al cine, mas claramente, que no facturan, mas claramente que no pueden devolver una inversión; y es entonces que la plata en este caso sigue un circuito que tiene una parte importante de su consolidación en los fondos estatales y más importante aún en fundaciones, empresas y subsidios de organismos extranjeros, amén de algún mecenas o departamento heredado. La Argentina en este sentido es una isla, pero en el mundo pasan cosas, por ejemplo Madrid eliminó su consejería cultural cuando a la puerta se agolpan los desocupados de la industria y la construcción.
ResponderEliminarYo deduzco que hasta hace seis meses en el mundo occidental la plata abundaba y se prestaba fácilmente por el canal adecuado, los gastos en cultura se deducían de impuestos y era una inversión conveniente que devolvía hasta prestigio, marca, nombre. Cuando la famosa burbuja estalló, la crisis restringió hasta tal punto los movimientos de dinero(o en todo caso las promociones en rubros del consumo se convirtieron en una opción casi única de un menú desvastado)que poco lugar queda para nuestros cineastas. La isla Argentina pretende que a nosotros no nos toca, y de cualquier costado de la política ni se atreverían a modificar presupuestos culturales, pero la pequeña o mediana expansión que se produjo en los últimos años-mucha más gente dedicada al cine-al reducirse el grifo, harán presión sobre los fondos y promociones estatales, como desde hace años no ocurría; para mí el motivo de los chirridos que se escuchan desde el último bafici. Si como dicen la situación empieza a estabilizarse hacia fin de año, el cinturón se aflojará un poco pero lo que seguro quedará instalado es un control del gasto estricto. Digo, un seguimiento en Estados Unidos y sobre todo en Europa de la conveniencia de las inversiones. Un mundo como el de la década del 70,pero gracias a Dios con petróleo barato, que si así no fuera no estaríamos hablando de cine llamado independiente, ocupados por conseguir un hueso para la sopa.
H.
H.
ResponderEliminarsi tuviera algo que decir acerca de la relación entre crisis financiera y cine lo diría, pero trato de hablar sólo de lo que conozco mínimamente y no es este el caso.
Lo que sí me parece evidente es que tu análisis de la situación financiera internacional no explica en absoluto por qué el programador de Cannes no eligió ninguna película argentina este año. ¿La crisis financiera sólo afectó a las películas argentinas y no a las de otros países que sí fueron elegidos? ¿A Pere no le gustaron Todos Mienten y Castro por alguna razón financiera? ¿Cuando eligieron hace unos años La Libertad, lo hicieron por una razón financiera?
¿Los directores argentinos que yo menciono, que están haciendo películas interesantes cómo se vinculan con la crisis financiera?
¿y qué tiene que ver con la crisis financiera el hecho de que cierta crítica argentina trate de buscar en los programadores de Cannes la convalidación de la producción cinematográfica?
La verdad es que tu análisis no me parece que ilumine nada acerca del tema que se habla en este post.
Bueno,Oscar: No hay crisis financiera para el cine,se nota que la estética es lo que prima,loco debo estar para mezclar el dinero en este asunto.El hecho de que coincida esta eventualidad de la crisis con la ausencia de películas argentinas en Cannes es pura coincidencia.Seguramente que los programadores han puesto el ojo en otras cinematografías. Pero no hay problema,viviremos con lo nuestro,seguiremos haciendo el cine que importa sin que a la pyme estatal se le mueva un pelo. Los que se joden son ellos.No los necesitamos para nada.
ResponderEliminarH.
H:
ResponderEliminarlamento que no seas capaz de entender ideas tan simples como las desarrolladas en este post y caigas en estas estupideces que decís en tu último comment.
Yo me aburro de leer la chatura de pensamiento que desplegás en 10 renglones, no quiero ni pensar lo que será escucharte una hora seguida. Seguí así que vas muy bien.
No le hablen a Cuervo de dinero, che, eso queda para sus cursitos... El cine es puro y casto, no hay intereses sino cineastas impoutos. Como Alonso, que no sabía que catzo era Cannes, pero algo sabía: filmó "La libertad" después de verse todas las pelis que Sarquis pasó en su sección del Festival de Mar del Plata. Ahí aprendió bien la lección... Pero lo hizo por amor al arte, eh, total tiene el campoto del padre y no necesita $. Eso si, cada vez hace películas mas caras y sponsoreadas... Ay, es que lo pervienten los impuros agentes de ventas, diría Quintín!
ResponderEliminarTenés razón son ideas simples.Tan simples como para creer que Q. es un señor a quien le gusta mariconear con demostrar como influye en el jurado de la quincena de realizadores.Si yo pensara así,aparte de menospreciar a Q. sería no un boludo,sino el rey de los boludos.
ResponderEliminarH.
Sigan así muchachos, con el cinismo que va supurando el resentimiento de no tener nada pero nada para decir nunca, sigan teniendo evidia hacia todo lo que ustedes no pueden hacer, el mundo también necesita mierdas como ustedes, lacras como ustedes, nulidades como ustedes. Su periódica aparición nos recuerda la bajeza necesaria para la economía del mundo.
ResponderEliminarSigan muchachos mientras se les va la vida entre su propia mierda.
Imposible competir con vos en nukidad y mierd, Cuervo. Nos ganas a todos.
ResponderEliminarPor no hablar de la "envidia por lo que no podés hacer", que te supura en cada frase renga que lográs articular.
ResponderEliminarSos el urinario de Duchamp sin la firma de Duchamp. O sea: un simple lugar dónde evacuar.
Oscar, coincido con vos. Es simple y certera la idea del post. Anónimo, directores com Godard, Bergman, Cassavettes, Alonso, Pedro Costa, Apichatpong, etc fueron a Cannes con películas de un presupuesto ínfimo. hoy en día(y desde hace tiempo) no es excusa el dinero para hacer una buena película. Incluso los festivales más prestigiosos están recibiendo formatos digitales. Hoy no produce el que no quiere, o el que espera que le venga todo de arriba. Y el que no hace una buena película, es porque no le sale.
ResponderEliminarPablo:Si te referís a mí no soy ningún anonimo,soy H.Es verdad que fuí insultado en bloque como si participara frecuentemente,pero no,soy Hugo.
ResponderEliminarSi sos el Pablo que creo que sos te pido sinceramente si tenés tiempo que me expliques como se hace para hacer algo más que una ópera prima y remarco esto último porque creo como vos en que se puede hacer UNA película. Cómo se puede seguir filmando sin vender entradas,producir más de UNA película. No quiero repetir aquí el contenido de mi respuesta primera al post que quiero tengas en cuenta.
Gracias.
(Por supuesto no tengo la misma opinión respecto al teatro, porque sé de que se trata y como se resuelve.)
"No produce el que no quiere" ???
ResponderEliminarGenial. Lindo argumento... Una sola palabra lo separa de "no trabaja el que no quiere".
Pero encima de facho es falaz: a menos que a Cannes se le de ese año por descubrir alguna cinematografìa exòtica, las pelìculas llegan escoltadas por lobbys varios... Y no me salgan con el cuento de "La libertad", que a esta altura es tan contraproducente compo creerse "La cenicienta".
Me llama la atención la capacidad para el divague de algunos comentaristas. El post arranca con una nota de Quintín sobre el hecho de que los programadores de >Cannes no eligieron pelis argentinas y donde después Oscar menciona algunas películas no tan comentadas, los comentadores se ponen a divagar sobre la crisis económica con un nivel de doña Rosa. Encima muestran veleidades de estar haciendo un análisis materialista dialéctico, aunque más que Marx parece que su autor de cabecera fuera Castro Nelson. Ni una palabra sobre las películas que Oscar menciona, solamente alguna patadita envidiosa hacia Alonso, al que no le perdonan si el papá le puso plata para hacer su película.
ResponderEliminarLo que a mí me queda pendiente son las películas que Oscar nombra, no vi ni Plan B ni Parador Retiro ni La Tigra Chaco. ¿Dónde se pueden ver? ¿se estrenaron o se van a estrenar?
Parece que al mundillo del cine festivalero se le han erizado los pelos de la nuca por el hecho que no hay este año películas argentinas en Cannes. Y yo me pregunto: ¿y qué con eso?. Hay mas de 200 cinematografías- mas o menos proliferas- en el mundo, y ni hablar del numero real de películas realizadas en un año; y así y todo, cada año, 4, 5 o 100 tipos deciden sobre otro puñadito minúsculo de películas para dar cuenta del “estado del cine actual” Pufff! ¡que pavada!... Pongamos perspectiva. Obviamente que Cannes es EL festival, que todos miran su tendencia y quedar seleccionado es un “antes y después” para un realizador, pero también influyen tendencias, modas, favoritismos, conveniencias, etc, en la selección… No digo que todo se rige por ese canal, pero seria absurdo pensar que podría no suceder.
ResponderEliminarEsto de Cannes me hace acordar- si se me permite la analogía- al índice de riesgo país: todos se estresaban por estaba en un millón infinito punto rojo, pero al final no tenia injerencia en nada.
Acá no pasa nada que no pase en otros lados. El año que viene habrá otro Cannes.