viernes, 12 de marzo de 2010

Nace una estrella


por oac

La semana pasada, durante un par de días inolvidables, el Licuado Opositor fue conducido políticamente por nuestra querida Gordita. Fueron días talibanes, que se convirtieron en un útil globo de ensayo de lo que sería el país gobernado por el Licuado. Si la patria mediática se llena la boca cada día con el chamuyo del respeto a la institucionalidad, en esas horas lilitescas los opositores cometieron tal cantidad de barbaridades que minaron de manera fulminante la victoria que habían obtenido hace poco con la ayuda del resucitado Carlos Menem.

Esa mayoría efímera les permitió repartir los cargos de las comisiones legislativas desconociendo la representación proporcional, violando toda racionalidad política y desmintiendo así el respeto a las formas con que sermonean. Cebados por un atropellado revanchismo, se propusieron humillar a la presidente del Banco Central: primero la citaron para que se presentara en menos de una hora a someterse a una suerte de escarnio, con la Gordita de invitada especial, dispuesta a desplegar su fanática vocación de Gran Inquisidora. Marcó del Pont se excusó por resultarle materialmente imposible asistir a una convocatoria de urgencia irrazonable. Rechazaron entonces su pedido de asistir al Senado en los días siguientes. Frente a la monolítica brutalidad de los talibanes, la figura de Marcó fue creciendo en la consideración pública: sólo pretendía ser escuchada, ejerciendo el derecho a la defensa que a nadie se le puede negar en cualquier instancia de la vida civilzada.

La torpeza de los opositores la convirtió ante los ojos de todos en una víctima de los abusos del poder desmedido. Cuando pareció que negarse a escucharla les podría acarrear más costos políticos, los opositores accedieron a que expusiera ante ellos el último miércoles. Después de que ella explicó su posición y cuando se ofreció a responder a sus preguntas, los inquisidores se negaron a dialogar, aduciendo que la decisión de rechazar el pliego de su nombramiento estaba tomada.

Marcó del Pont ofreció numerosas entrevistas en los medios más adversos al gobierno y en todos ellos se mostró sólida, serena, racional, dispuesta a explicar sus convicciones a favor de la decisión del gobierno de pagar los vencimientos de la deuda externa con reservas del Banco Central. La impresión que dio Marcó del Pont es la de alguien que sabe de qué habla y que tiene una idea de qué quiere hacer y de cómo hacerlo. El contraste con la actitud del Licuado Opositor no podría ser mayor: más allá del despecho que moviliza a personajes como Carrió, Bullrich, Solá, Pino Solanas o Luis Juez, en cada una de sus intervenciones altisonantes evidencian no tener la menor idea de qué hacer en la -temible- circunstancia de que el gobierno quedara en sus manos.

Mercedes terminó por ser la más eficaz comunicadora que ha sabido tener el kirchnerismo en este par de extenuantes años de puja política. El estilo Del Pont es lo que hubiera hecho falta mucho antes, una voz dirigida no a pelearse contra las empresas mediáticas sino a explicarle a la sociedad la razonabilidad y la conveniencia de lo que se quiere hacer. Marcó del Pont demostró, por su aplomo y por su solvencia, que está para las ligas mayores, porque supera cómodamente la media de la dirigencia política, no sólo de la oposición sino también del oficialismo.

Quizá no sea un mérito del gobierno sino la exposición a la cruda luz del día de la nulidad opositora lo que haya catapultado a Marcó del Pont a la consideración pública. Ahora parece que el gobierno puede lograr lo que hasta ayer parecía imposible: que el Senado apruebe su designación y que finalmente se realice el pago de la deuda con reservas del BCRA, quizá no a través del DNU, sino por medio de un proyecto de ley propuesto por el senador pampeano Verna. Si todo esto sucede, puede que no sea por la habilidad política del gobierno sino por una implosión del Licuado Opositor. Hasta el propio Menem, que la semana pasada les regaló un triunfo al costoso precio de una sobre-representación en las comisiones legislativas, salió a decir que en la votación de la semana próxima está dispuesto a abstenerse y que no piensa votar en contra de Mercedes.

Esta implosión opositora también sirvió para que de la boca de la senadora del peronismo disidente Roxana Latorre saliera una grave acusación contra el "espíritu golpista de varios senadores, que no quieren que la presidente concluya su mandato en 2011". Latorre dijo: "yo no llegué hasta acá para ser conducida por Elisa Carrió". La santafesina participó de la movida opositora de la semana pasado en Senadores, por lo cual puede inferirse que sabe de qué habla cuando dice "golpismo".

Algunas cosas empiezan a despejarse en el panorama político argentino: Reutemann está "desentusiasmado", Felipe Solá parece estar más cómodo en compañía de la Inquisidora Morada que disputando un espacio dentro del peronismo, los republicanos no le hacen asco a aliarse con figuras como Menem o Rodriguez Saa para construir mayorías inconsistentes, el socialismo de Giustiniani es parte del cambalache de la "nueva política", algunos arrepentidos admiten que hay ánimo golpista... y hasta el propio Pino Solanas es capaz de alinearse, en su lamentable degradación política, con el elenco golpista.

6 comentarios:

  1. Lo que usted expresa Oscar se corresponde con lo que yo también sentí al observar cómo se fueron sucediendo los hechos, las mismas derivaciones del pensamiento, y seguramente esto fue una percepción general respecto la inconsistencia de la Oposition.

    Sobre Mercedes también la sensación fue que se elevó por sobre el resto sin buscarlo, sin especulaciones, y tal vez sea por eso que logró tal fenómeno que es como una brisa de aire fresco, como un señalar otro camino.

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  2. Me gustó que fuera Latorre- disidente- la que dijo esas palabras categóricas sobre los del REJUNTE golpistas.
    Martha

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  3. Las Reservas son el.ahorro.y el esfuerzo de los trabajadores, usamos ese sudor para pagar deuda y todavia queda un apice para pensar en progresismo?

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  4. Muy interesante maloperobueno, pero llegaste unos meses tarde. En marzo yo sudaba más que ahora. Volvémelo a recordar en diciembre.

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  5. Te lo puedo recordar en clase, aunque no pareces con tanto impetu entre tus alumnos.

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  6. Recordámelo donde te parezca, el ímpetu aparece cuando hace falta.

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