“Maradona se situó en el centro mismo de la incomodidad.
Muy fácil hubiera sido para él hacer como hizo Pelé, hacerse amigo de los poderosos.
Hacerse patrocinar, marchar por las avenidas centrales de los manshaorejas. Y no lo hizo así.
Muchos no le perdonaron su origen, yo he escuchado muchas veces durante el año de su suspensión: “Y que querés con ese negrito villero”.
Tampoco le perdonaron su origen a Gatica o a otros que desde muy abajo llegaron muy arriba.
Ningún deportista padeció trauma semejante. Fue empujado a la equivocación, incluso.
Los medios de comunicación suelen obligar a los luchadores quijotescos y solitarios a jugar el juego que todos juegan,
el de los medios, el de saber que Sócrates no escribió ningún libro, el juego de no comerse la eses, el de una cierta elegancia…
y a ese juego juegan muy bien quienes manejan el mundo.
Y Diego jugó ese juego.
Claro, al otro, al que jugaba él, era muy difícil ganarle.
No he visto ningún periodista que lo desafiara a hacer jueguito, pero si he visto que lo desafiaran a hablar, o a alguna polémica.
Pedirle a Diego que sea polemista, o que sea culto…bue”.
Alejandro Dolina, 1994
Hoy a la medianoche en Antojo. FM La Tribu, 88.7, www.fmlatribu.com
Y a su término en La otra.-radio: informe Marfici, con el triunfo de CRIADA y mucho más.
Me parece extraordinario que haya ganado Criada. El cine es muy reacio a la hora de abordar el trabajo; siempre lo hace como algo circunstancial, aleatorio, tangencial, una especie de "nota al pie", que le sucede, de vez en cuando, a alguno que otro personaje; nunca (o raro, rarísimo) como el núcleo o centro mismo de un film: la exhibición del cuerpo trabajador. Salvo los hermanos Dardenne y en nuestro país un Lisandro Alonso con La libertad, son muy pocos los que se atreven a aproximarse al cuerpo en ese campo de relaciones de poder constituido por el trabajo. Y menos el trabajo esclavo como en este caso.
ResponderEliminarSaludos,
Ema