Hoy a la medianoche en La otra.-radio
- LADO A
Hay grandes huecos, enormes, en mi erudición filosófica. Los estudios universitarios tuvieron el marco del mayo francés, y una universidad que mudó su aparato didáctico del oropel cartesiano al asambleísmo maoísta y al trotskismo estudiantil. Gracias a lo cual se crearon facultades a las que ingresaron los más brillantes profesores hasta aquel momento marginados de la Sorbonne. Pero por la lucha cultural e ideológica teñida de anarquismo pedagógico, la disciplina se rompió en pedazos. por eso debí estudiar solo y la autodisciplina se convirtió en una necesidad rigurosa. Hasta hoy.
Mis profesores se convirtieron en guías de quienes sacaba lo que me podían dar en circunstancias de ultrapolítica, y los libros fueron mis verdaderos maestros.
Comencé por el final. Aprendí filosofía con Althusser y con Foucault, y ninguno de los dos hablaba de Aristóteles. Jamás estudié filosofía clásica, ni historia de la filosofía en sus etapas diagramadas por orden de sucesión. Las ramas del árbol filosófico jamás entraron al aula, ni la gnoseología, ni la ética, la metafísica o la filosofía política.
Escuchaba a Foucault dar clases sobre botánica del siglo XVII, luego sus cursos sobre penalidad y sexualidad, a Louis Althusser elaborar conceptos sobre las relaciones entre ciencia y filosofía, a sus discípulos Rancière y Badiou dar clases sonre teorías de las ideologías, a Balibar sobre materialismo dialéctico, y a François Châtelet sobre, él sí, al fin, un poco de Platón y Aristóteles.
(...) Sabía que luego de dar los primeros pasos de esta historia me confrontaría con un filósofo que no llego a leer, y que es uno de los fundamentales de la historia de la filosofía. Me refiero a Aristóteles. No llegar a leer no es no leer, sino no poder mantener su lectura. Lo he leído decenas de veces, tantas como abandonado su lectura. Al menos, si ya no puedo trasmitir con claridad la estructura de pensamiento, intentaré aclararme a mí mismo, y comunicar este intento de refelxión de un estudio frustrado, a los lectores.
(...) Resulta de una dureza extrema el pasaje de Platón a Aristóteles, es como el pasaje de la infancia resguardada al rigor de la vida adulta.
Con los diálogos platónicos brilla la faz literaria de la filosofía. Hay personajes y escenas. No se ha perdido la voz, la phoné. Sócrates habla. El cambio de género, del diálogo socrático-platónico al tratado del maestro de Estagira, ya no nos confronta con el escrito puro. Sin voz, sólo hay grafo.
(...) Es un misterio difícil de develar el motivo que nos hace tan arduo e insatifactorio leer a un filósofo, y de una cercanía tan apasionante otro. Debe ser así porque cambiamos de prejuicios, o porque la lectura tiene que ver con la vida, y los encantos se nos aparecen cuando el azar lo permite, y nuestra preparación los autoriza y aprovecha.
Aquello que me distancia hasta hoy de la lectura continua y atenta de Aristóteles se resume en una palabra: la lógica. No me llevo bien con la lógica, de modo análogo al rechazo que manifestaba Gombrowicz por la poesía. El escritor polaco decía que lo dulce es sabroso cuando se mezcla con otros componentes, azúcar solo y puro empalaga y harta. Así le parecía la poesía, al menos la que se pretendía muy poética. La lógica me resulta algo similar, es hueso sin carne, no tiene grasa. El arte de la confrontación argumentativa, de la disputa y el combate de ideas, de la defensa de posiciones y la ofensiva para demoler imposiciones, se compone de accesorios a las reglas de demostración silogística y de la coherencia discursiva. No es que dé lo mismo qué y cómo se diga, pero la retórica acompaña a la lógica en el arte de la trasmisión de pensamientos. Y cuando la retórica adelgaza, hasta hacerse velo transparente para llegar a la forma pura del orden deductivo, el grafo se hace cifra, y el verbo cálculo.
Esa conversión requiere de otro tipo de vocación. El ajedrez no es lo mismo que el truco, la matemática tiene otro encanto que la epopeya, y la lógica no va por el mismo camino que la meditación filosófica.
- LADO B
Kierkegaard ha escrito muchos libros que firmó con seudónimos. Jamás con su propio nombre salvo uno, conocido en castellano como Mi punto de vista, y que en danés se titula Synspunkiel for min foraftterwirksomhed.
Víctor Eremita. William Judge, Johannes de Silentio, Constantín Constantius, Young Man, Vigilius Haufniensis, Nicolaus Notabene, Johannes Climacus, etc., son algunas de sus máscaras. Por supuesto que en la ciudad se sabía que todas estas identidades remitían a una sola. Pero el propósito no era necesariamente el de esconderse sino el de jugar. Las ganas de disfrazarse no tienen que ver con ocultarse, sino con trasvestirse, ser otro y luego otro, y en lo posible no volver a ser el mismo.
He escrito un pequeño ensayo sobre Kierkegaard que llamé Los miedos de Kierkegaard, no quise hacerlo para descubrirlo en su trampa y mostrar sus llagas. Llagas tenemos todos y miedos más aún. Hay muchos miedos en él, situaciones de las que huye, tentaciones que lo inmovilizan. Las mujeres, el matrimonio y la literatura, en el sentido de la escritura que se place a sí misma, son sus demonios. No parecen ser demasiado peligrosos, pero lo son para quien se arroga una vocación de santidad.
Pero la beatitud de Sören es deforme, como deforme era su cuerpo giboso cuya espalda se doblaba por una joroba. Nos recuerda a Abelardo con algunas diferencias. Una es que no fue mutilado. La otra es que Regina Olsen no es Heloísa. La alumna de Abelardo era una mujer de gran talento cuyas cartas escritas en el encierro conventual la han inmortalizado. Su novia Regina pudo escaparse a tiempo al darse cuenta de que con Kierkegaard su vida iba a fracasar y que su novio vivía en un mundo de fantasías bastante lúgubres. Tuvo el tino de casarse con un amigo de Sören e irse a vivir al caribe holandés.
(...) Recurro ahora a una escena de nuestra ciudad. Muchos no conocen la asociación kierkegaardiana de Buenos Aires. Llevan a cabo actividades en su nombre y honor. Me invitaron a dar una conferencia en una institución protestante. La sala era un recinto en el que se oficiaban servicios religiosos. Despojada, austera, avara. Encontré a kierkegaardianos devotos. Un kierkegaardiano hace de Kierkegaard un referente moral. Un predicador. Mi ponencia estaba destinada a probar que el danés no era pastor, ni filósofo, ni místico, ni poeta, y que en todo caso el oficio que mejor le cuadraba era el de actor.
Su escritura es la de un actor, cambia de personajes, de nombres y transita por una diversidad de estilos. Se viste de comediante. El sermón no lo hace pastor, como el tratado filosófico no lo hace filósofo, ni la fábula, el epistolario, la autobiografía, nada lo restringe a un género específico. Por eso lo llamo escritor filósofo.
Tomás Abraham
Los párrafos anteriormente transcriptos fueron extraídos de su libro Historia de una Biblioteca, de Editorial Sudamericana. Esta noche en La otra.-radio vamos a seguir considerando las dos caras del profesor Abraham. También vamos a ocuparnos del affaire Mirtha Legrand / Gustavo Noriega. Y a debatir con Alejandro Ricagno sobre Francia, la nueva película de Israel Adrián Caetano. La música la traerán Cabaret Voltaire, Psychic TV, Magnetic Fields y Cat Power. A la medianoche en FM La Tribu, 88.7, www.fmlatribu.com .
Quisiera señalar dos posibles cuestiones con ánimo crítico. Digo "posibles" porque la respuesta la debería dar un profesor o estudiante avanzado de filosofía:
ResponderEliminar1. ¿Acaso las obras que se conservaron de Aristóteles no son las llamadas esotéricas? Si esto es así, ¿es válida la comparación con los textos de Platón?
2. ¿Acaso no hay quienes reconocen en la teoría de Aristóteles una búsqueda lograda de verdad y belleza? Si esto es así, ¿se lo puede reducir a la magra lógica?
Por útlimo, ¿pudo haber fallado el licenciado y doctorado en Francia Abraham?
saludos
Would you let me walk down your street
ResponderEliminarNaked if I want to
Can I fly fireworks on the fourth of every single july
Can I buy an amplifier on time
My sweet time
And I got no money
I will pay this time
And I got no money
I will pay you before I die.
And would you let me walk down your street
Naked if we all wanted to
Can I fly fireworks on the fourth of every single july
Can I fly an aeroplane way up high in the old blue sky
And I got no mercy
I will pay this time
And I got no mercy
I will pay you before I die.
Esta es la letra de NAKED IF I WANT TO.
ana fioravanti
Que pequeño comentario de alguien inteligente. Tal vez su paso por la despojada, austera y avara escuela protestante de Ramos Mejia lo marcó?....Sólo eso para decir algo de la Biblioteca K?
ResponderEliminarQue lástima