Visión del mal nº 9
¿A qué alude el verde del título? ¿con qué puede asociarse el color verde?
La Chambre Verte
Francia, 1978, 93 minutos
Director: François Truffaut
Guión de Truffaut, sobre el relato "El Altar de los Muertos" de Henry James
Actores: Jean Dasté y Nathalie Baye
Fotografía: Nestor Almendros - Música: Maurice Jaubert
A François Truffaut se lo recuerda como el niño desvalido de la nouvelle vague, el huérfano que impregnó un sabor agridulce a la formidable renovación del cine moderno producida en la mitad del siglo XX. El creador de Los cuatrocientos golpes, quien le dio vida a ese personaje inoxidable que es Antoine Doinel, su alter ego, su criatura, su niño adpotado (Jean Pierre Leaud).
Las películas de Truffaut se recuerdan con una sonrisa triste, portadoras de una ternura recatada que ya no es fácil de hallar.La tristeza de su desamparo siempre fue luminosa. O casi siempre: porque Truffaut tuvo su lado oscuro. Ya en Los cuatrocientos golpes el pequeño Antoine tenía su secreto altar privado consagrado al escritor Honoré de Balzac.
Antoine le encendía velas y una vez, accidentalmente el altar se incendió. Ese germen de culto mortuorio pujaba por salir en cada película de Truufaut. Pero sólo eran ráfagas, perfumes. Hasta que hizo La habitación verde, el film maldito de Truffaut, que habla de un pasado que no termina de pasar, pero tampoco queda: se va poniendo verde.
Dice Jorge-Mauro de Pedro en "La habitación verde. El morador de cementerios", Miradas de cine nº 36:
"En la más extrañas de sus películas, alejada de homenajes cinéfilos, reconstrucciones de época o experimentos que pasaban por la coctelera diversos géneros, el Truffaut actor —tan hierático como de costumbre— se mete en la piel de Julien Davenne, humilde redactor de un diario de provincias. Su cometido allí consiste en la elaboración de necrológicas, tarea esta por la que demuestra un denodado y desacostumbrado interés, rehuyendo en lo posible fórmulas banales o expresiones desgastadas por el uso.
(...) Truffaut trata de elevar un nuevo altar pagano, de reconstruir la capilla de la memoria (y para ello utiliza, entre otras, instantáneas de sus amigos desaparecidos en la vida real). Los paralelismos con su oficio de cineasta resultan evidentes: las fotografías de los difuntos, la luz que emana de las velas, la penumbra de su habitación verde.... la imagen, la claridad que surge de las entrañas del proyector, la oscuridad de la sala. El cine convertido en liturgia, la memoria colectiva como bálsamo de la muerte, igualmente presente y no por ello menos temida.
Pero también encontramos reflejos en La habitación verde de su oficio de crítico. De aquél alborotador que cargaba contra los vivos (a su entender, vergonzantes herederos de una tradición brillante) y entonaba cánticos fúnebres por los ya desaparecidos o por los moribundos (los últimos representantes del clasicismo norteamericano, arrinconados por un espectador desconocedor del pasado).
Dice Christian Busquier en Mabuse:
En La habitación verde, como en el relato El entierro prematuro de Poe, la tragedia es de uno. Y la tragedia tiene una dimensión abismal, en cuyo centro late un corazón negro.
Desde ese corazón (que ya no respira vida), se establece un recorrido, un mapa de relaciones (idas y vueltas), que buscan profundizar en la naturaleza del amor y en lo que el hombre está dispuesto a padecer (por propia voluntad) en consecuencia. Como en toda autopsia, el escalpelo atraviesa las partes donde puede hallarse la clave al misterio: ¿Es el hombre (como género) un ser idiota por naturaleza, o simplemente, su obsesión por el amor es lo que lo hace vulnerable y lo somete a todo tipo de flagelos? En todo caso, es el hombre, una criatura ávida de sensaciones y sensible. León Bloy escribió: "El hombre tiene lugares en su corazón que todavía no existen, y para que puedan existir entra en ellos el dolor." Cada palabra tiene un peso bien definible, y estas, encierran el peso de una gran verdad.
Olivier Assayas completa la idea: ".En cada uno de sus filmes, incluso en los que poseen la apariencia mas tranquila, se juega algo muy violento."
Hola! Decía Serge Daney que había un Truffaut para ahuyentar a las familias y otro para tranquilizarlas. Si le creemos no sé éste film dónde quedaría incluido pero lo presiento, por lo que dejás entrever. nO LA CONOZCO. mARTHA
ResponderEliminarEntrevés bien.
ResponderEliminarUna joya absoluta. Truffaut para esto era único,podía tomar un objeto de su interés particular y darle vueltas sin pensar ¿me interesará solo a mí?.James era igual.Una gema,él digo.
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