martes, 17 de agosto de 2010

Una historia muy bonita con final triste

El bar de la esquina



Yo estaba en una terracita
un oscuro mediodía
echándome una copita
en ese bar que hace esquina con la calle mayor
viendo volar a las moscas
viendo pasar la vida
viendo pasar las chicas
que a todas me acercaría
que a todas las besaría
pero las pierdo de vista
pues porque pasan de prisa.

Apuré el chinchón de un trago
por el culo del vaso
dibujé una silueta
dejé volar a mi mente
me cegó un poco el alcohol

Y al abrir los ojos vi
que la borrosa silueta
se había convertido en princesa
y eras tú
y apareciste tú
y apareciste tú.

Yo me levanté de la silla
y hacia ti me encaminé
puedo darte un beso niña?
y ay después me avergonzé
de mí
pero no pude resistirme
y te pregunté otra vez
puedo darte un beso niña
aunque sea en la mejilla?

Y tu me dijiste que sí
me respondiste que sí.

Podría subirte la falda
y tumbarte aquí en mi mesa?
podría tomarte aquí mismo?
dime que sí por favor
tú tiraste al suelo las copas
que habían encima de la mesa
y me agarraste entre tus brazos
y se te abrieron las piernas.

Y tu dijiste que ya, ya, ya
venga, hazlo ya, venga va.

Y así sin darnos cuenta
que los dos nos liamos
venga a hacer el amor
en ese bar que hace esquina con la calle mayor.

Los clientes no entendían
la gente curioseaba
a ver qué hacen esos dos
follando en un bar del centro
en plena calle mayor
y al fin vino un camarero
y nos llamó la atención.

Fuera de aquí por favor
y le contestamos que no
ah! y además le pedimos
un pequeño favor
puede señor camarero
hacer de casamentero?
cásenos aquí mismo
cásenos por favor.

No debería de hacerlo
pero en fín venga va.

Y ahí mismo nos casamos
nos casó el camarero
convidamos a todo el mundo
y ahí encima de esa mesa
de ese bar y de esa calle
la luna de miel pasamos
quince días bien preciosos.

Fue precioso nuestro amor
fue precioso nuestro amor
fue precioso nuestro amor.

Fue precioso nuestro matrimonio.

ALBERT PLA

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