Caminante ante un mar de niebla
(Caspar David Friedrich, 1818)
por Liliana Piñeiro
El resplandor hace visible lo invisible. Entre la niebla, de cara al viento el caminante lee los signos de la Naturaleza.
Se adivina su temor y su temblor: algo de lo humano se desdibuja frente a lo inabarcable.
Es nuestro paso tan pequeño? Caminamos a destiempo de Dios?
A cada milagro su pregunta.
Querida Liliana, por un extraño azar, la imagen en ese cuadro me toca hace mucho tiempo; y tu poema dice sobre ese temblor y esa angustia de una manera inolvidable.
ResponderEliminarAndando a los tumbos por este mundo de abajo, en la noche de exiliados dioses, mi abrazo en esta ardua Belleza.
Un gran abrazo
Alejandro
Alejandro: tu comentario, viniendo de un gran poeta y de un gran lector de Hölderlin y Heidegger, es doblemente elogioso.
ResponderEliminarGracias!
Hermoso como todo lo que escribís Liliana.
ResponderEliminarAlfin salí , me fuí al cine , recogí el diploma de dramaturgia ( Kartum) y cualquier día que se me pase la abulia me despacho con una obrita. Además compré LA OTRA que no leí aun, porque no tuve tiempo! ( Lástima que no tiene teatro!) Soy mala, pero lo que se dice mala... Martha
Felicitaciones por el diploma, Martha!
ResponderEliminarY no desesperes, en el corazoncito de La Otra cabe el teatro...
beso,Liliana