Esther Díaz estuvo en La otra.-radio
Primer programa del año. FM La Tribu
por Esther Díaz *
En la modernidad madura las comunidades occidentales se regían por la vigilancia con el objetivo de castigar a los infractores, es decir, a quienes no se avenían a la normalidad. Se trataba de sociedades disciplinarias. Para mediados del siglo xx se intensificó el panoptismo de modo que la cantidad devino calidad. Surgieron entonces las sociedades de control, cuyo objetivo no se limita al posible castigo del otro, se hace extensivo a la seguridad propia. Dominar la potencial peligrosidad era uno de los objetivos del encierro como práctica instituida por los aparatos de poder. En los siglos xvii y xviii se encerraba a los anormales para sacarlos de la vía pública y tenerlos vigilados. En nuestro tiempo existe autoencierro de personas y de familias con alto poder adquisitivo y de otras que carecen de ese poder: unas lo hacen para controlar su entorno y optimizar el placer de la existencia, las otras simplemente para sobrevivir.
Vigilancia y control pueden considerarse sinónimos, pero técnicamente se diferencian. La vigilancia, tal como la analiza Michel Foucault en Vigilar y castigar (publicado en francés en 1975), se produce de modo local y preferiblemente bajo techo. El control, en cambio, es global y se expande a cielo abierto. El control posmoderno es el paroxismo de la vigilancia moderna: cámaras en shoppings, bancos, aeropuertos, pero también en veredas, estadios, autopistas. El control se extiende incluso al campo virtual. Redes sociales, localización de teléfonos, grabaciones remotas, copias de claves electrónicas, acopio de información, registros de datos personales, de hábitos, de conductas, de deudas. Las técnicas de control circulan por la red urbana monitoreando el tiempo y el espacio de la población. Para dar sólo un ejemplo: las zonas públicas por excelencia, las plazas, ahora tienen rejas, horarios de visitas, cámaras...
* Fragmento del libro Las grietas del control. Vida, vigilancia y caos, recientemente publicado por Editorial Biblos.
Cada vez que respires
cada movimiento que hagas
cada atadura que rompas
cada paso que des
yo te estaré observando.
Cada simple día
y cada palabra que digas
cada juego que juegues
cada noche que te quedes
yo te estaré observando.
Oh, ¿no podés ver
que me pertenecés?
Cómo me duele mi pobre corazón
con cada paso que das.
Cada movimiento que hagas
cada promesa que rompas
cada sonrisa que finjas
cada reclamo que arriesgues
yo te estaré observando.
Desde que te fuiste
estuve perdido sin rumbo
en mis sueños sólo puedo ver tu cara
busco alrededor pero no te puedo remplazar
me siento tan frío y anhelo tu abrazo
me quedo llorando, nena, nena, por favor,
Oh, ¿no podés ver
que me pertenecés?
Cómo me duele mi pobre corazón
con cada paso que das.
Cada movimiento que hagas
cada promesa que rompas
cada sonrisa que finjas
cada reclamo que arriesgues
yo te estaré observando.
Cada movimiento que hagas
cada paso que des
yo te estaré observando.
Yo te estaré observando.
...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
OSCAR
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE : OS DESEO UNAS FIESTAS ENTRAÑABLES 2010- Y FELIZ AÑO 2011 CON TODO MI CORAZON….
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE ACEBO CUMBRES BORRASCOSAS, ENEMIGO A LAS PUERTAS, CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER Y CHOCOLATE.
José
Ramón...
Desde mi noche
ResponderEliminarherida
en el pecho
gracias,
José.
El programa de anoche, un lujo. La oportunidad de conocer y escuchar a una pensadora que conecta los problemas sociales con teorías e ideas inaccesibles para la mayoría. Y sabe hacer pensar. En mi caso, me quedó dando vueltas una frase, cuando dijo que afirmarse en una identidad marginal resultaba peor, y en todo caso, si vas a identificarte con algo, que sea con el poder. Justamente después de mostrar cómo muchos pobres tienen la "ideología del amo". Yo pensé un poco en Pasolini. Pero me quedó haciendo ruido la frase. Lo digo por aquello de que una, desde el mediopelo progre, se queda mirando la tele y esperando que "esa gente" piense y actúe según sus intereses de ¿cuál clase? ¿con qué discurso?
ResponderEliminarPero el ruido se hace más confuso cuando se cruza con el análisis de las identidades sexuales. Y vos Oscar citaste a Perlongher, y hablaste de sus resistencias a conformar identidades fuertes. Entonces yo pensé en los Putos Peronistas. Que están militando por una causa que implica más cosas que una ley de matrimonio, por ejemplo. Pero están reivindicando una palabra que ninguna organización utiliza públicamente. El presidente de la CHA no dice "soy puto" cuando habla con un movilero de TN. Y luego vuelvo la mirada a mi pueblo (estoy en Tandil) y me digo que no tiene sentido seguir cuestionando a mis pares (por decirlo de alguna manera) cuando es claro que vivimos en una ciudad donde es relativamente cómodo ser gay o lesbiana (pero no travesti, eso es obvio) siempre y cuando mantengas el closet entreabierto: podés salir y hacer lo que se te canta, pero nunca dirás "soy puto, torta". Never. Porque nadie se quiere identificar con el rol "perdedor". Con el que no es "sujeto", aún.
Gracias y bueno disculpen la desprolijidad.
Máquina:
ResponderEliminarmuchas gracias por tu amabilidad!
no dije que Perlongher se resistiera a conformar identidades fuertes, sino que veía con desconfianza el cerrarse sobre una identidad fija. En lugar de eso devenir: devenir puto, devenir peronista... pero no para encerrarse en eso. Y efectivamente yo concuerdo con NP (o con lo que yo entendí que dice). Creo que es un riesgo fijarse en la identidad "Puto Peronista", te cierra mucho si te adecuás a esa codificación. El problema no es lo fuerte de una identidad, sino la fijeza que te lleva a consistir en lo Mismo.
Devenir Puto Peronista puede resultar efectivo en determinada circunstancia, quedarse pegado a eso es reproducir estereotipos.
No somos idénticos ni siquiera a nosotros mismos. Desconfiar del principio de indentidad a = a.
Creo que lo que decía Esther iba en el mismo sentido. Ella lo desarrolla en su libro.
"¿Y para qué poetas?"
ResponderEliminarEn el caso de los grandes poetas, para que la filosofía dé cuenta de ciertos saberes a los que la poesía ha accedido, recorriendo caminos novedosos...
Estar sujetos, cristalizarse, que dificil aceitar la maquinaria para no culminarse y darse la movilidad del devenir..La Máquina de decir.., Oscar, Esther...gracias por aceitar la maquinaria. Cada tanto vuelvo a Perlongher, o P.P.P. para no repetirme.
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