Oda al mar (Claudia Fogo, 2010)
por Liliana Piñeiro
Foto del silencio:
a la hora del reflejo, apenas murmura
el agua burbujeante
las rocas enmudecen y una sola gaviota
se le atreve
al cielo
inmensos
como buenos amantes
el mar y la soledad
Dos veces solamente - creo recordar- me encontré sola frente a la naturaleza. Una en un paisaje como éste que se fue despojamdo poco a poco, ya atardecía.
ResponderEliminarOtra en una selva en el Norte de Corrientes. Se descompuso la camioneta sanitaria y la doctora y el auxiliar salieron a pedir ayuda. Empezó a oscurecer y no volvían.Los ruidos típicos de los animales de la selva me iban cercando cada vez más. Fingí que no me pasaba nada.cuando llegaron. El de la ciudad tiene que estar alerta.
Martha
El pasiaje me trae recuerdos, no se porqué a las peliculas australianas de Peter Weir, donde la naturaleza esconde misterios de otro orden.
ResponderEliminarEl poema, bellisimo; sobre todo el cierre, que más que cerrar, abre. A lo Enrique Molina. O mejor dicho, como si Enrique Molina hubiera rencarnado en una ola erótica en el haiku marino de Liliana.
Chaupeu!
Ale
Qué bueno provocar estas asociaciones...!
ResponderEliminarMartha, Ale: saludos
Y feliz año.
Saludos Liliana!
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