por oac
Hay algo en el amor que deja expuesta la naturaleza misma del malentendido. Digo: no de un malentendido accidental, sino de uno necesario e irrevocable, algo que no se puede despejar mediante la pulcritud del lenguaje. Pienso en Wittgenstein, en su necesidad juvenil de hallar la palabra precisa, esa que sería capaz de aislar un hecho tan simple como una estrella fija. Es la hora anterior al alba, me conecto con J y le propongo que salgamos a ver, cada uno por su lado, lejos, la misma estrella. Pero está nublado. Así que, en lugar de stella matutina, veo nubes. Las estrellas fijas fueron, en la época de Copérnico, centro de disputas astronómicas, teológicas, físicas, metafísicas. El mundo había vivido equivocado: Galileo mostró, mediante el simple recurso de apuntar un telescopio al cielo, que tampoco en él hay algo fijo. Pero varios siglos después Wittgenstein aún quería poner a prueba la capacidad del lenguaje para referir un hecho simple. Los enamorados desde hace siglos miran el cielo, siempre la misma metáfora, los enamorados pasan y las metáforas quedan. Y el amor humano, el que podemos llegar a hacer los hombres, se parece más a una nube, no hay duda.
Así que lo que magnetiza en la experiencia amorosa es esa lucha desesperada, perdida de antemano, contra el malentendido. Necesitamos arrimarnos a ese abismo para descubrir que no hay puntos fijos, ni en el cielo ni en la tierra que pisamos, que nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos, que nunca, quizá, los hayamos sido, que nos buscamos ahí donde, quizá, ya no estaremos.
Así que no hace falta entender nada: sólo hace falta amar.
¿Cuánto más puedo estar en este café perdido
antes de que la noche se vuelva día?
Me pregunto por qué tengo tanto miedo de la aurora.
Todo lo que tengo y todo lo que sé
es este sueño de ti que me hace seguir vivo.
Hay un momento en que
todas las cosas viejas se vuelven nuevas otra vez
pero ese momento puede ir y venir.
Todo lo que tengo y todo lo que sé
es este sueño de ti que me hace seguir vivo.
Aparto la mirada pero sigo viendo
no quiero creer pero lo sigo creyendo
las sombras bailan en la pared
sombras que parecen saberlo todo.
¿Soy demasiado ciego para ver?
¿acaso mi corazón me hace trampas?
Estoy perdido en la multitud,
todas mis lágrimas se han ido.
Todo lo que tengo y todo lo que sé
es este sueño de ti que me hace seguir vivo.
Todo lo que toco parece desaparecer
a cualquier lado que vaya tú siempre estás ahí
voy a correr esta carrera hasta mi muerte terrenal
voy a defender este lugar con mi último aliento.
En una habitación sombría
desde la penumbra vi una estrella fugaz,
me di vuelta y volví a mirar, pero se había ido.
Todo lo que tengo y todo lo que sé
es este sueño de ti que me hace seguir vivo.
BD
Yo siempre ando deseando amar y no entiendo porque existen tantas cosas, que no tengan que ver con eso.
ResponderEliminarPienso que pasé toda mi vida, hasta que ya era grande sin haber escuchado jamás esa palabra, salvo por un gesto de una maestra mía en primer grado, pero se fue muy rápido porque la tuvieron que operar, o se jubiló, creo que ese es el primero de mis traumas.
Ahora me viene a la mente una imagen de una película de Fassbinder en la que había cuerpos todos pegados, cubiertos de sangre, era como el infierno, creo que era en Berlin Alexanderplatz, al final, es así como percibo al mundo y a mí la mayoría de las veces.
El problema con el amor es que necesitamos experimentarlo, ¿y se puede experimentar algo que es libre?, la experiencia lo transforma en algo que no es, porque lo limita. ¿Lo puedo recordar? ¿lo puedo encuadrar dentro de un tiempo y un espacio? Ahí dejó de ser lo que es. Para mí, está más cercano al silencio, a la búsqueda, porque no se lo puede atrapar ni con palabras, ni con nada. Sobrevuela todo silenciosamente, si está en un lugar adentro nuestro podría ser en el deseo. Pero no sé si está muy bueno pensar así, suena triste.
hace un tiempo una amiga me habló de cierto blog que solia frecuentar..
ResponderEliminary aqui estoy,
disfrutándolo
La canción es bellísima.
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