Bafici 13/2

por Alan Dorfman

La vida útil

(Federico Veiroj, 2010) Tal como se anticipaba, va lidiando entre la vida y la muerte del cine, como lugar. Es "la cinemateca" en Montevideo, un cine que lleva por lo menos 25 años, y, dadas las circunstancias que difícilmente se nombran, el lugar empieza a tener cada menos socios hasta fundirse. Es muy inteligente la manera de llevar de ahí en más el relato. El personaje principal es un rutinario típico: llama a sus padres y quiere ir a tomar un café con una mujer que invitó a una función del cine. Se hace mucha referencia al cine de autor, a veces hasta a lo "aburrido" de ello. Pero de ahí en más, todo se vuelve un relato "clásico", o al menos una parodia de esto. Una inteligentísima parodia de la burocracia, la verdad, la mentira y el cine. Es lo experimental y Hollywood, es todo. Y cuidado, porque el actor anda paseando por los pasillos del Abasto: salúdenlo.

La Terraza

(Leopoldo Torre Nilsson, 1963) Ah, pero qué hermoso ver a Graciela Borges por primera vez en la pileta (y después, luego de tantos años, la veríamos en La ciénaga, de Martel), acompañada de chicas y chicos jóvenes (incluído... ¡Leonardo Favio!). En La terraza (nombre tanto real como metafórico) varía la acción. A veces no es clara, ni sabe para dónde va, con cierta complicidad, creo yo. Está dividida entre los niños, los jóvenes y los adultos. Se reparten cierta cantidad de actitudes entre estas tres categorías, y no todas parecen ser tan obvias, tal como podría ser inocencia en los niños. Cuatro años antes aparecía Shadows, la ópera prima de Cassavetes, que se acerca mucho a la de Torre Nilsson, por cierto libertinaje, pero del más poético. Un año atrás aparecía un clásico de Buñuel: El ángel exterminador. En ella hay una fiesta, de la cual por días no pueden salir, y se empieza a ver lo más humano y lo más salvaje. En La terraza, hay algo muy parecido: los jóvenes en la terraza (cierto placer: pileta, cerveza, chicas, chicos, ¿qué tan dañino puede ser?) no quieren abandonar, pero parece que ya están rendidos, y no pueden, o al menos eso piensan: es más el pensar que el actuar.

Tourneé 

(Mathieu Amalric, 2010) Un espectáculo (en la ficción) creado por quienes actúan más que por quien produce. Es lógico que ese argumento sea el de un actor como el reconocido Amalric, que hoy se pone a dirigir. Se mezcla la familia con el trabajo, y más aún el trabajo con la familia, por sobre todo. Los shows en el cabaret son hermosos, y lo digo: si la película fuese puro show (y no sería "Tourneé"), la pasaría bomba. A veces (sin querer queriendo, diría el Chavo) se pone más melosa de lo que en realidad es; está entre el despechado y el amado, siempre entre el trabajo y la poca familia que aparece; entre el tour o "ir a casa"-