viernes, 20 de mayo de 2011

Chico conoce a chica

Ciclo "Los amores imaginarios (y el amor-amor)". Película nº 2


El elemento irracional y emocional es fundamental en las películas de Leos Carax (nacido como Alexandre Oscar Dupont). Uno no puede sino fracasar en cualquier intento de hacer encajar algunas de las escenas y situaciones propuestas por estas películas en un esquema racional, más allá de una interpretación puramente subjetiva. Escenas como la de Alex (Denis Lavant) tomándose como rehén a sí mismo en Mala sangre, o el robo de los discos en Chico conoce a chica, por ejemplo, no requieren una explicación. Se explican a sí mismos: Alex intenta robar algunos dicos, pero comete un error que lo delata, por lo que se precipita hacia la calle. Sale de la tienda de discos y va hacia la derecha. De repente se detiene, acción  que Carax resalta con un corte de montaje, y, sin razón aparente, comienza a ir en la dirección opuesta, pasando otra vez por la tienda de discos, mientras los empleados, en lugar de perseguirlo, se quedan quietos como si fueran estatuas griegas, mirando en dirección hacia donde Alex había ido inicialmente. (…)

En el cine de Carax, el material narrativo está vinculado instintivamente más que sintácticamente.


Carax propone un cine disperso, en lugar de uno dirigido estrictamente -dirigir es inevitable, la cuestión es no hacerlo en línea recta. Especialmente en Chico conoce a chica y Mala sangre, Carax abre mundos posibles para ser habitados por un tiempo limitado, sin necesidad de una plena comprensión de lo que sucede, como pasa en la vida misma. No se trata de evitar toda interpretación, no se trata de descubrir la clave, de alcanzar la verdad de la obra. La interpretación es un juego, no una herramienta para desentrañar. No se trata de domesticar la película, que tiene que ser libre e independiente. (…)

Sus personajes se comportan como si vivieran en una frontera, constantemente tratando de pasar al otro lado, para escapar de la quietud, arrancarse la piel y tomar un poco de aire -así es como debe entenderse la aficiónde Mireille (Mireille Perier) en Chico conoce a chica: en contraste con los largos monólogos estáticos, fragmentos de desborde verbal que responden a una necesidad lírica, no prosaica, palabras pronunciadas en voz baja a veces, otras como un torrente, dirigidas hacia a un rincón escondido de nuestra memoria, disparadas una tras otra.


Las primeras dos películas de Carax son poesía: los disparos responden a impulsos emocionales y no a una necesidad narrativa, hay grietas en la imagen que el espectador tiene que llenar; imágenes que participan por igual de la luz y la oscuridad, tan tiernas como son siniestras.

En cuanto al actor que protagoniza sus películas, la pareja entre Leos Carax y Denis Lavant es un milagro como la de John Ford con John Wayne, la de François Truffaut con Jean-Pierre Léaud, o la de Tsai Ming-liang con Lee Kang-sheng. Uno de esos prodigiosos eventos que sostienen la mitología del cine. Es difícil concebir los primeros films de Carax sin Lavant. (Extractado de Senses of Cinema, GREAT DIRECTORS, nº 41, Leos Carax, por Christian Checa Bañuz

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