(Leandro Quintero, 2011)
por Liliana Piñeiro
Cuando los árboles se hacen amigos de la oscuridad, el ocaso filtra sus últimos rayos entre las copas y la vida acorta una distancia dentro de sí.
Siguiendo el rastro de luz, es la hora de descubrir rincones olvidados. Allí están la primera caricia y el primer dolor: ese párpado que se levantó en el mundo cuando los ojos ni siquiera sabían llorar.
lili: para cuándo el libro con las fotos y los cuadros y tus textos debajo? yo lo quiero!!
ResponderEliminarLili: Qué hermosa foto y muy bueno el coment!
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ResponderEliminarUn paisano de mis pagos diría:
ResponderEliminar"Tá demás.... de gúeno !" martha
H
ResponderEliminarhOLA!! fELICITACIONES. MARTHA