por Oscar Cuervo
En los años 80 todos éramos pequeños e inocentes. El mundo era un lugar sencillo. Las películas eran encantadoras. Afortunadamente había llegado Steven Spielberg a nuestras vidas y así aprendimos que nada hay que no pueda resolverse con un poco de sentimiento y comprensión. Los monstruos venidos del espacio exterior, aun los de aspecto repugnante, sólo quieren tener un amigo, pero a veces se comportan de manera poco amigable porque se los trata como monstruos. Cuando nos volvimos adultos nos olvidamos de esos valores tan simples y entrañables. Bastaría con que los niños de 13 años tomaran el mando para que las cosas fueran mejorando de a poco otra vez, como en los amables años 80.
Ser bondadosos, tener amigos, descubrir el amor, vivir una aventura: eso es lo que todos queremos. ¿Por qué no volver a ser simples y pequeños por un rato? ¿Por qué no volver al futuro del pasado, a la tecnología analógica, a los pasacasetes y a los golpes orquestales que nos indicaban cuándo teníamos que asustarnos, cuándo sentirnos enamorados y cuándo emocionarnos?
Todas estas películas ya han sido hechas, las vimos en el cine, después en VHS, después el VHS se llenó de hongos y la videocasetera se trabó. Más tarde llegó la tecnología digital. Avatar nos resultó muy emocionante y divertidísima también, pero la verdad es que no estaba tan buena como pensamos el año pasado.
Ahora por suerte J. J Abrams y Steven Spielberg se unieron y nos hicieron recordar qué lindos eran aquel mundo y aquel cine, cuando aún éramos pequeños e inocentes. Super 8 es el título. La película no está filmada en super 8, las de Spielberg tampoco estaban en super 8. En realidad, el único que filmó siempre en super 8 es Claudio Caldini. Pero ese es otro cantar. Caldini nunca fue parte de ese mundo bondadoso e inocente. Spielberg y Abrams sí.
Entre aquel mundo lindo, los extraterrestres, y la infancia, habrá alguna aparición de Truffaut ?
ResponderEliminarSi fuera en kodachrome, mejor !
saludos,
juan
Oigo un discurso.
ResponderEliminarA mi no deja de conmoverme nunca cuando ELLA, se refiere a su marido como lo hace la gente de pueblo: EL.
Como las viudas en las Cajas de Jubilaciones cuando ellas presentan los ya gastaditos documentos de identidad de EL , de el marido y con la mirada bien de frente, explican lo que hacía el marido.El.
EL