(Egon Schiele, 1917)
Visuales XLIII
por Liliana Piñeiro
El paisaje se prepara para su hora de fuego: cada árbol se levanta como una pregunta.
Lo invisible está próximo. Se escucha la retina del pintor, y el viento huele a señales.
Así se va el sol: consumiendo la realidad, enrojeciendo la tierra.
Maravilloso poema lili,ademas Egon shille es extraordinario!
ResponderEliminarme pregunto por qué uno de los árboles tendrá tan pocas hojas...
ResponderEliminarGracias! Sí, Egon Schiele es extraordinario...y provoca preguntas
ResponderEliminar