sábado, 12 de mayo de 2012

Con Panozzo llega al BAFICI la derecha talibán

Encumbramiento de un alcahuete grosso



























por Oscar Cuervo

Finalmente se produjo el cambio en la dirección del BAFICI. En las últimas jornadas de la reciente edición del festival alguien me había acotado que Wolf parecía agobiado en las presentaciones de las películas. Puede suponerse que terminó pagando los costos políticos de ser la cara visible del poder que decidió que Tierra de los padres fuera miserablemente excluida de la programación (entre centenares de películas mediocres proyectadas, la de Prividera no mereció la mínima atención de los programadores). También Wolf se va con la tristeza de haber dirigido una edición que mereció comentarios periodísticos como "Un festival militarizado", "El Bafici policial" o "...un trato inquisitorio".

Pero todo hace suponer que las cosas no irán mejor con el recientemente designado Marcelo Panozzo. Al contrario: Panozzo permite esperar una versión talibán de la barbarie macrista. Si la gestión Wolf encarnó "la ilusión de que era posible sostener una isla cultural socialdemócrata en medio de una ciudad gobernada por una casta ignorante, prepotente y xenófoba", las posiciones públicas de Panozzo anticipan un sinceramiento de la derecha cultural más abyecta.

Un par de ejemplos: cuando el diario La Nación despidió a su colega Claudio Minghetti, Panozzo, sobreactuando su alcahuetería, respaldó la decisión de la patronal: "...echaron a un pésimo crítico que ahora se victimiza y es nombrado héroe en 6,7,8.". El mismo entusiasmo oscurantista le permitió ser uno de los pocos que celebró la exclusión de la película de Prividera del BAFICI, cuando escribió en twitter: "Vengo viendo con horror como se desarrolla el así llamado "Affaire Prividera". ¿Tiene algo que ver con "el negocio de los derechos humanos"?". Cretinismo desembozado.

Un amigo me comentó sottovoce: "De Guatemala a Guatepeor! Te juro que hubiera preferido a Porta Pus, mirá lo que digo, antes que este (Panozzo), que encima es ignorante!".

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Además, la designación de Panozzo permitió explicitar un enfrentamiento feroz entre diversos sectores del ambiente de la crítica cinematográfica local. Por ejemplo, escribió Diego Lerer en su blog: "Me gusta la idea de Panozzo como director del BAFICI, como me gustaron casi todas las decisiones previas de quienes debían dirigirlo (salvo una)".

Fernando Martín Peña, ex-director del BAFICI (gestión posterior a Quintín y anterior a Wolf) se sintió aludido por la referencia oblicua de Lerer y escribió en facebook: "Se refiere a mí, pero no escribe mi nombre. Cagón".

La ira de Peña no terminó ahí. Durante el día de ayer publicó estos párrafos:

- De Lombardi uno naturalmente no espera más que chantadas, pero te confieso que la hipocresía sin límites de Wolf aún me sorprende, aunque ya no debería. En particular sobre a) tema transición, b) tema proyecto de ley de autarquía y c) tema relación con Mar del Plata. A eso sumale cómo evitan hablar de la pauperización presupuestaria del festival (no sólo ellos sino todos los periodistas "especializados" en general, cuando ante el recorte que sufrió Mar del Plata no les tembló la mano para putear al INCAA) y cómo reproducen las triunfantes cifras oficiales, que sin los Atlas Santa Fe son una simple imposibilidad matemática. La elección de Panozzo me parece astuta. Lo conozco poco pero me parece mucho menos arrastrado que el otro. Ojalá lo dejen laburar tranquilo.

- Dice Diego Lerer en su blog que Wolf deja un festival "organizado, ordenado, establecido, fortificado y sólido". O sea que el BAFICI quedó más o menos como EL TRIUNFO DE LA VOLUNTAD de Leni Riefenstahl.

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