domingo, 27 de mayo de 2012

El puerto


por Martha Silva

En esta nueva película de Aki Kaurismaki, que es parte de una trilogía que planea filmar en la próxima década, encontramos por primera vez- teniendo en cuenta la casi totalidad de su filmografía- una solución cercana al optimismo, en la que casi todo se va resolviendo favorablemente.

No se sabe si esto tiene algo que ver con la geografía, ya que por primera vez- salvo en su versión de Hamlet- Aki ha dejado ese territorio de gente parca, de un humor más bien negro y hasta hostil, para internarse en un barrio de la ciudad normanda de Le Havre donde la gente es cordial y solidaria, ante el tema de los inmigrantes sin papeles que provienen de los países pobres.



Porque de eso se trata: Marcel (André Wilms) es un escritor que trabaja lustrando zapatos –anticuada tarea- y es un ser solidario como pocos. A una edad madura, le cuesta ganarse el sustento para él y su esposa gravemente enferma (Kati Outinen), pero se empecinará en proteger a un joven inmigrante ilegal proveniente de Gabon. La historia se basa en un episodio real que narra el documental ganador de la edición 2011 del Bafici: Qu’ils reposent en révolté de George Silvain.

Este es un Aki más esperanzado ante las vicisitudes de sus personajes marginados. La gente es más solidaria que lo que estamos acostumbrados a ver en sus películas, o bien a esta altura de su vida y lejos de su país, Aki nos muestra una realidad más esperanzadora, un tanto más tierna que aquella a que nos tiene acostumbrados.

Todo esto condimentado con una música -infaltable en este cineasta- que nos sorprende en el momento más inesperado con un giro gardeliano: nada menos que el mítico Cuesta Abajo, que nuestro máximo cantante popular le dedicara a la inolvidable Mona Maris.

Y el concierto de rock solidario del increíble Little Bob.

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