viernes, 18 de mayo de 2012

Odio tu fingida solicitud

(Beast, Christoffer Boe, Dinamarca, 2011)


por Gabriela Zubiría

Las relaciones entre las personas son algo complicado, las relaciones de pareja (como un gran subconjunto del anterior) lo son más aún.

Beast se centra en el final de una relación de pareja, precisamente, en ese momento en el que uno de los protagonistas ha tomado la decisión de terminarla. Siempre escuchamos que en el marco de las relaciones -amorosas, en este caso- las “cosas” que pasan son responsabilidad de ambos participantes, pero es un hecho que terminar siempre es decisión de una de las partes. 

Beast habla de la capacidad, y no solo metafórica, que tiene cada persona para convertirse en una bestia, manifestado desde las reacciones más animales hasta las complicaciones más extrañas de las que somos capaces para lastimar a alguien, en un intento desesperado de aferrarnos a él, al punto tal que Bruno, el protagonista masculino, repite como una letanía: "quiero que estés dentro de mí y quiero estar dentro tuyo". 

"Odio tu fingida solicitud. Tu imagen de buena y entregada. Nunca das nada. No puedes, eres una bestia. Te amo porque eres una bestia", dice Bruno, y parece sugerirnos que es él quien se está volviendo una bestia, pero es también el reclamo que le hace a su mujer a la que, de alguna manera, ya sabe perdida. 

Ambos están concientes de algún modo de ser tan inocentes como culpables, la respuesta es simple y brutal: todos tenemos la capacidad de hacer daño. A partir de esto la película se desarrollará en una trama de engaños y culpas, una extraña -aunque muy leve- escena de canibalismo y un sostenido crescendo hacia locura, como el abismo.

Christoffer Boe, el director de Reconstruction (2005), propone una interesante vuelta de tuerca sobre una historia tantas veces vista, la de la ruptura amorosa con un tono sincero, entre lo cruel y lo tierno, para un tópico sobre el que es fácil caer en el idealismo: el amor en su faceta más desesperada, que se vuelve desoladora cuando Bruno pregunta: ¿por qué no tuvimos la vida que soñamos?

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