¿Qué pasa con la Justicia?
Lucas Arrimada hoy a la medianoche en La otra.-radio x FM La Tribu
Pasa esto:
- Una jueza impide, durante varios días, que se lleve a cabo un aborto permitido por la ley.
- Jueces de diversas juridicciones dictan medidas cautelares que fijan de un plumazo salarios para miles de gendarmes, más allá de lo deberían cobrar por escalafón, lo que provoca situaciones de inequidad y un desquicio descomunal en el presupuesto de las fuerzas de seguridad. El conflicto termina colocando a estas fuerzas al margen de la ley.
- Un juez de alguna parte del país dicta una medida cautelar que durante años frena la plena vigencia de la ley de medios, votada por el Congreso Nacional.
- Ciertas causas de alta sensibilidad política pasan de mano en mano, a través de jueces de trayectorias sospechadas, o rebotan de una semana a otra por distintos juzgados. Cualquiera de ellos puede emitir repentinamente una sentencia cuyas consecuencias afecten al interés público.
- La designación de los jueces está sometida a incomprensibles tironeos entre el Consejo de la Magistratura, la Corte Suprema, representantes del oficialismo y de la oposición, medios de comunicación cuyos intereses están involucrados en el conflicto.
- La designación de los jueces está sometida a incomprensibles tironeos entre el Consejo de la Magistratura, la Corte Suprema, representantes del oficialismo y de la oposición, medios de comunicación cuyos intereses están involucrados en el conflicto.
Me pregunto por qué el Poder Judicial conserva un aura de santidad que muchas veces tiende a colocarlo por encima de los intereses particulares, de la lucha de clases, de la desconfianza hacia las corporaciones, y a salvo del lugar común de que toda la dirigencia política está atravesada por la corrupción. No es que todos creamos todo el tiempo estrictamente en la superioridad moral de los funcionarios judiciales, pero por alguna extraña razón tendemos a no pensar en los jueces como dirigentes políticos, sujetos a por lo menos tantas sospechas, legítimas o ilegítimas, como las que nos puede despertar un senador de la nación, un comisario general, un intendente de pueblo o un operador mediático. ¿Estoy diciendo que todos los jueces son corruptos? No, detesto esas generalizaciones. Lo que me pregunto es en qué se basa la idea de que los jueces pueden proteger mejor nuestros derechos que los funcionarios del ejecutivo o del legislativo. ¿Goza la palabra de Lorenzetti -para dar un ejemplo- de un grado de confiabilidad mayor que la de los funcionarios de los otros poderes? ¿Por qué naturalizamos esos titulares periodísticos que dicen "La Justicia suspende el artículo n de la Ley X", mientras nos pareceria ridículo que ante la declaración de un gobernador se titulara:: "La Política dice que es necesaria la reforma constitucional"?
Por alguna razón no aclarada tendemos a creer que un juez ha de ser más respetuoso de las leyes que cualquier otro ciudadano, pero no encuentro motivos de peso para sostenerlo. ¿Es más democrático el poder judicial? ¿está más comprometido con la transparencia institucional? Pensándolo bien, creo que no: los jueces, que deciden sobre la vida y los bienes de las personas, no son elegidos por mecanismos directos. De hecho, ni siquiera sabemos bien cómo son elegidos los jueces y por lo general no tenemos idea de si sus desempeños están sujetos a algún tipo de control. Un presidente, un gobernador, un diputado tienen al menos que someterse al poder del voto popular, sus mandatos tienen un término estipulado con claridad. ¿Cuánto dura el mandato de un juez? ¿Por qué mecanismos se fijan sus remuneraciones? ¿Pagan impuestos como todos? ¿Qué requisitos hacen falta para removerlos? ¿Y cuántos jueces han sido removidos por mal desempeño, desde la vuelta de la democracia en 1983 hasta el día de hoy?
Tengo ganas de preguntarle todas estas cosas a Lucas Arrimada, amigo, abogado, docente, bloguero y agudo cuestionador de las relaciones entre derecho y poder. Lo haré hoy a la medianoche en La otra.-radio, FM La Tribu, 88.7, online.
buenísimo! grande lucas! :)
ResponderEliminarLas palabras son, entre otras cosas, símbolos.
ResponderEliminarEntre nosotros, “la justicia”, que se utiliza mucho más que el poder judicial, funciona en forma muy parecida a la palabra o concepto “el campo”,
En nuestra historia, muy ligadas la una de la otra, quieren decir lo mismo. Una verdad incuestionable, que precede al Hombre de Cro-Magnon, salvo cuando se le ocurre juzgar a ex represores de la época de Videla. En ese caso, no se trataría de “la justicia” sino de jueces nombrados a dedo (de apellidos desconocidos de la familias tradicionales) por los Kirchner.
saludos,
juan
'Justicia' en lugar de 'poder judicial' es una muestra, pero agrego otras que abonan mi propia postura de que el Poder Judicial como poder de la República y supuesto "equilibrio" en los poderes de la Nación, es un resabio de una forma de la realeza, de una corte que corteja a un reyezuelo, que vienen a ser los poderes fácticos: "Su Señoría", ¿señorío de qué? si el único soberano es el pueblo; "SUprema Corte de Justicia de la Nación", está bien, es "supremo" lo que está más alto, por encima del resto, pero llamarlos "supremos" en los medios es como demasiado; la deferencia rastrera, muy por sobre el respeto debido a cualquier autoridad que se arrogan los jueces, donde si alguien incumple es considerado en "desacato".
ResponderEliminarY sí, seré un "desacatao" pero creo que habría que hacer una reforma consitucional SIN REELECCIÓN y cambiar todo esto.
Se creyeron que hacía falta un poder que se mantuviera sobre las contingencias de los gobiernos (como afirmó esta semana el juez estrella de Clarín: los gobiernos pasan pero los jueces quedamos, he visto pasar muchos gobiernos), o sea, debemos someternos a la voluntad popular pero no tanto, no sea cosa que se den cuenta y nos saquen de provilegiados.
¿Estoy errado o los títulos de nobleza los anuló la Asamblea del año 1813? Parece que en cualquier caso, como se tome, no es así y siguen existiendo señorías y señoríos. Cuando el único señor debería ser la soberanía popular.
Saludos
Ladislao