Debate con Lucas Carrasco, Bah, él debate consigo mismo y yo lo escucho. Terminamos a las trompadas. Nos moderó Gabriel Medina de la UES de FCSOC.
Me adelantó un talón de setecientas
más gastos, sin contar otras quinientas en fichas del casino
mi último tren llegaba con retraso
así que decidí aceptar el caso de la rubia platino.
Yo era un huele-braguetas sin licencia,
quemado en la Secreta por tenencia, extorsión y líos de faldas,
estaba, como buen ex-policía
a sueldo de un pez gordo que sabia cubrirse las espaldas.
Ninguna zorra vale ese dinero,
pensé, mientras dejaba mi sombrero nuevo en el guardarropa,
cantaba regular, pero movía
el culo con un swing que derretía el hielo de las copas.
Cuando salió, por fin, del reservado,
sentí que las campanas del pasado repicaban a duelo,
la última vez que oí esa melodía
me recetaron tres años y un día más IVA en la Modelo.
Para jugar al Black Jack y ser un duro
andar escaso de efectivo es igual
que pretender invitar con un farol al futuro,
no por casualidad me temen en los casinos
me daban diez de los grandes por el caso de la rubia platino.
Los besos que te dan las chicas malas
salen más caros cuando los regalan y huelen a fracaso
pero el croupier me echaba cartas buenas
y la rubia platino era morena y el caso era un gran caso.
En un bistró del puerto de Marsella
nos fuimos demorando entre botella y botella de Oporto
”Los que pusieron precio a tu cabeza
-le dije exagerando su belleza- se habían quedado cortos”.
Puede que me estuviera enamorando,
porque antes del café cambié de bando, de hotel y de sombrero.
Mi viejo puso un cuarto con dos camas,
fingiendo que la dama era una dama y su hijo un caballero.
Ni siquiera, señores del jurado,
padezco, como alega mi abogado, locura transitoria.
Disparé al corazón que yo quería,
con premeditación, alevosía y más pena que gloria.
Para jugar al Black Jack y ser un duro
andar escaso de efectivo es igual
que pretender invitar con un farol al futuro,
no por casualidad me temen en los casinos
me daban diez de los grandes por el caso de la rubia platino.
Para volver a ser alguien en el ambiente,
necesitaba un par de buenos clientes,
algo para mis vicios y un despacho decente,
no dan para comer las putas del barrio chino,
todos los lunes no me encargan el caso de la rubia platino.
Para no ser un cadáver en el tranvía,
aparte de tener gramática parda
hay que saber que las faldas son una lotería
con luz de gas brilló mi lámpara de Aladino
todos los lunes no me encargan el caso de la rubia platino.
más gastos, sin contar otras quinientas en fichas del casino
mi último tren llegaba con retraso
así que decidí aceptar el caso de la rubia platino.
Yo era un huele-braguetas sin licencia,
quemado en la Secreta por tenencia, extorsión y líos de faldas,
estaba, como buen ex-policía
a sueldo de un pez gordo que sabia cubrirse las espaldas.
Ninguna zorra vale ese dinero,
pensé, mientras dejaba mi sombrero nuevo en el guardarropa,
cantaba regular, pero movía
el culo con un swing que derretía el hielo de las copas.
Cuando salió, por fin, del reservado,
sentí que las campanas del pasado repicaban a duelo,
la última vez que oí esa melodía
me recetaron tres años y un día más IVA en la Modelo.
Para jugar al Black Jack y ser un duro
andar escaso de efectivo es igual
que pretender invitar con un farol al futuro,
no por casualidad me temen en los casinos
me daban diez de los grandes por el caso de la rubia platino.
Los besos que te dan las chicas malas
salen más caros cuando los regalan y huelen a fracaso
pero el croupier me echaba cartas buenas
y la rubia platino era morena y el caso era un gran caso.
En un bistró del puerto de Marsella
nos fuimos demorando entre botella y botella de Oporto
”Los que pusieron precio a tu cabeza
-le dije exagerando su belleza- se habían quedado cortos”.
Puede que me estuviera enamorando,
porque antes del café cambié de bando, de hotel y de sombrero.
Mi viejo puso un cuarto con dos camas,
fingiendo que la dama era una dama y su hijo un caballero.
Ni siquiera, señores del jurado,
padezco, como alega mi abogado, locura transitoria.
Disparé al corazón que yo quería,
con premeditación, alevosía y más pena que gloria.
Para jugar al Black Jack y ser un duro
andar escaso de efectivo es igual
que pretender invitar con un farol al futuro,
no por casualidad me temen en los casinos
me daban diez de los grandes por el caso de la rubia platino.
Para volver a ser alguien en el ambiente,
necesitaba un par de buenos clientes,
algo para mis vicios y un despacho decente,
no dan para comer las putas del barrio chino,
todos los lunes no me encargan el caso de la rubia platino.
Para no ser un cadáver en el tranvía,
aparte de tener gramática parda
hay que saber que las faldas son una lotería
con luz de gas brilló mi lámpara de Aladino
todos los lunes no me encargan el caso de la rubia platino.
pero contá algo...
ResponderEliminary el audio...?
ResponderEliminaren el blog de lucas no encontré nada...
ResponderEliminaraguante cuervo. Lucas tiene problemas, si no se entra en su juego no es complicado dejar asentadas 2 o 3 verdades e incluso ayudarlo a calmarse un cacho y que salga del bordeline.
ResponderEliminarel audio!
ResponderEliminarNo hay banda.
ResponderEliminarEn el politburo de La UES estamos editando los audios, no sea cosa... En breve estarán a disposición de Oscar
ResponderEliminartrompadas? no salio nada en perfil. El polémico director k de La Otra embistió contra el polémico bloguero es k?
ResponderEliminaral menos subí una foto. porque ahí están todos riéndose...
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