A ver cuándo nos curamos del golpismo que nos postra como sociedad
Desde que este blog existe, vengo sosteniendo que el dispositivo golpista nunca se ha desactivado en el sistema político argentino. Lo hicieron en el pasado siempre que pudieron y no paran de dar señales de que van a hacerlo cada vez que encuentren un resquicio. Los cacerolazos convocados desde los medios durante el lock out de las patronales agrarias, la pantalla dividida de TN, las operaciones después del "voto no positivo" de Cobos, el "sacarlos por puntos o por Knock out" de Duhalde, la prédica televisiva de Carrió ("Ella cambia o se tiene que ir"), las alusiones de Macri al "Círculo Rojo" son permanentes y reiteradas expresiones de un sector poderoso dispuesto a llevarse por delante las instituciones democráticas siempre que puedan. Podemos sumar el pliego de condiciones que Claudio Escribano pretendió imponer a Kirchner cuando aún no había asumido su presidencia, o la columna de Rosendo Fraga en que pretendía fijar una agenda política a Cristina apenas minutos después del fallecimiento de Néstor.
Es mentira que la derecha defienda las instituciones: cuando se les presenta la mínima ocasión no vacila en patear el tablero.
Ahora tenemos la contingencia de la salud de Cristina. La salud de cualquier ser humano es contingente y nadie está exento de verse sometido a situaciones imprevistas que exceden cualquier previsión política o voluntad humana. Cristina es una dirigente política excepcional, pero su cuerpo es, como el tuyo o como el mío, vulnerable. La contingencia de nuestra salud no está expuesta porque en las funciones cotidianas podemos parar por un tiempo sin que nadie lo note demasiado. Cristina atraviesa ahora una contingencia de este tipo pero, en el marco de un sistema político enrarecido por el dispositivo golpista latente, su fragilidad humana hace aparecer la ferocidad de la derecha argentina.
Hoy es un día para aguardar expectantes la pronta recuperación de nuestra Presidenta. Pero el golpismo no guarda las formas: se muestra con impudicia. La Constitución Argentina prevé los diversos mecanismos para afrontar estos problemas de salud en nuestros mandatarios. Todo eso podría funcionar sin sobresaltos si los poderes fácticos una vez en la historia se resginaran a respetar la institucionalidad. Pero esta sociedad es la misma que hizo posible la Revolución Fusiladora del 55, el golpe de Onganía y la Dictadura militar de Videla. Algunas cosas cambian: somos muchos los que estamos advertidos de cómo se dieron los golpes, cuán frágil ha sido el sistema político para evitarlos y qué poco le importa a la derecha patear el tablero apenas pueden.
En estos días vemos que hay, una vez más, un proyecto golpista en marcha. El pretexto será la salud de Cristina.
El asunto para nosotros es que no podemos alegar desconocimiento del proyecto golpista. Los que se hacen los tontos restándole importancia a estas evidencias terminan siendo cómplices por omisión.
Deseo que Cristina se reponga pronto de su problema de salud.
A ver cuándo nos curamos del golpismo que nos postra como sociedad una vez cada tanto.
Soy mas memorioso que Funes y jamas he visto tanta mierda en los medios,ni siquiero lo que mi vieja contaba que Critica desparramaba sobre Irigoyen.
ResponderEliminarLo unico que se acerca un poco es el vomito cloacal que si recuerdo del 55.
Bueno, yo JAMAS he leído tanta mierda de parte de un Ex. Y eso que conocí ex que han quedado resentidos. Y mucho.
ResponderEliminarDe alguien que se supone era kirchnerista de los más apreciados como lo que leí ayer en su twitter.
No nos perdamos entre la mugre; hoy pongamos nuestro pensamiento en generar la mejor energía posible para ayudar en lo que se pueda.
ResponderEliminar¡Avanti morocha!