¡Ashuda! ¡Que alguien me lo explique!
Quizás lo interesante del asunto sea escuchar nuestra escucha. Baremboim dice lo que dice, pero ¿qué escuchamos cuando lo escuchamos? ¿Qué hay en nuestro oído que nos lleva a escuchar de un cierto modo? Por lo que puedo ver en estos días, casi todo lo que se dice sobre palestinos e israelíes despierta reacciones agresivas y ofensas, aunque se trate de Bremboim diciendo que los dos pueblos debieran persuadirse de las ventajas de vivir en paz. Una idea sencillísima para salir de este atolladero de muerte y esta cadena de violencia. Si los pueblos se convencieran de que es ventajoso vivir en paz y no en guerra, serían capaces de librarse de quienes apuestan a una escalada del conflicto. Decir eso es lo más razonable y lo más humanista que se me ocurre. Pero estuve notando que incluso cuando alguien dice eso despierta reacciones agresivas.
Pido ayuda no para que me expliquen lo que dijo Baremboim en el programa de Lanata y Magdalena, porque creo haberlo entendido perfectamente.
¿Qué es lo que quiero comprender entonces?
Es la primera vez en años que escucho a Lanata durante una hora seguida. Lo hice por la entrevista a Baremboim, con la prevención de que dos amigos a quienes respeto me advirtieron que se trataba de algo deleznable. Y lo escuché con temor porque el domingo a la mañana había disfrutado del concierto en Puente Alsina, donde la orquesta dirigida por Baremboim tocó obras de Ravel. Y también disfruté del discurso de Baremboim al final. Dijo que él nació en Argentina y se fue a los 9 años, pero lo mejor que le había quedado de ser argentino es la experiencia de que acá no es problema tener identidades diversas, que se puede ser polaco, alemán, italiano, judío, sirio, libanés y seguir siendo argentino. Eso y la belleza de la música que tocaron me resultó un bálsamo, bajo el cielo frío de una mañana gris de agosto en el barrio de Nueva Pompeya, mientras en otro lugar del mundo, en la Franja de Gaza, se está llevando a cabo una masacre. El discurso de Baremboim no es un añadido ocasional: en 1999 Baremboim y Edward Said fundaron la West-Eastern Divan Orchestra, un conjunto de músicos de origen israelí, palestino y árabes, "con la esperanza de que la ignorancia sea remplazada por la educación, el conocimiento y la comprensión, para humanizar al otro" (ver completo acá).
Y me preguntaba: ¿qué le habría dicho Baremboim a Lanata y Magdalena para que le resulte tan reprobable a mis amigos?
- ¿Qué pasa mañana cuando termine la guerra? -se pregunta Baremboim ante Lanata y Magdalena-. Porque la guerra a veces dura demasiado, siempre dura demasiado, pero suele terminar. ¿Y qué pasa después? ¿Cuál va a ser el resultado de todo esto? Un odio tan fuerte que no va a permitir ninguna solución de lo que se pretende mejorar ahora. Y como Israel es un estado armado, un estado fuerte,l y los palestinos aún no son un estado, no son ni siquiera una nación, son un pueblo, hay una asimetría de responsabilidad, porque el que tiene el poder tiene más responsabilidad. Y es esa falta, aparte del aspecto moral, que la considero imposible de tolerar, está la falta de pensamiento, la falta de estrategia. (...) Hace falta mucho más coraje para hacer la paz que para hacer la guerra. En realidad, es muy simple todo. Nuestro pasado es una transición hacia el presente. Somos lo que somos hoy por lo que hicimos antes. Pero el presente también es una transición, no se puede vivir solamente como presente, es la transición hacia el futuro. Hay una obligación tanto moral como estratégica en la vida de cada uno de nosotros de preparar el mañana. Y eso es lo que no está aquí. Tenemos una obligación moral hacia el otro, como estratégica para ambos, de solucionar esto. Y solucionar quiere decir que hay que darle la justicia al pueblo palestino que pretende, pide y necesita, y que no la tiene ahora. Que haya un estado binacional o dos estados que convivan. Y eso quiere decir que no haya fronteras herméticas, dos estados que colaboren uno con el otro. Y ahí yo creo que tanto los unos como los otros se olvidan de las ventajas de la paz
- ¿Están en condiciones de perdonarse unos a otros? -pregunta Lanata.
- Para perdonarse, primero hay que tener el coraje de admitir errores, ese es el problema. Y el temor de los israelíes, a mi modo de ver, es que admitiendo los errores, con eso borran el derecho de existir.
La brillantez del entrevistado se sobrepuso al habitual patetismo de Lanata y Magdalena y el resultado fue una gran entrevista. Otra idea notable de Baremboim es separar tajantemente el problema palestino-israelí de la cuestión del Holocausto y del antisemitismo:
- Se puede criticar a los palestinos sin fin: que no quieren respetar el estado de Israel, que no quieren aceptar a los israelíes, pero eso no tiene absolutamente nada en común con el antisemitismo europeo.
- Usted es muy valiente -acota Magdalena-, saber enfrentar los extremos es una actitud muy difícil...
- ¡Pero eso es lo que hacemos en la música! ¿entiende? ¡Justamente saber juntar los extremos! Tocar una melodía y tener un acompañamiento musical subversivo... ¡simultáneo! La música es eso, justamente. Encontrar todas las contradicciones y hacerlas convivir.
Estoy perplejo: estuve escuchando la entrevista a Baremboim de punta a punta, preparado para lo peor Y cada frase que él empezaba a decir, me temía que apareciese lo indigno. Pero a medida que lo escuchaba me daba cuenta de la inteligencia y la sensatez con que se plantaba ante un problema tan espinoso como el conflicto palestino israelí y la genialidad con la que lo vinculaba a la música... ¡Casi les diría que suscribo cada cosa que él dijo! Así que me quedé preocupado pensando qué habrán escuchado mis amigos, en cuyo criterio confío, que les produjera tanto rechazo, si a mí la posición de Baremboim me resulta de una gran lucidez.
Quizás lo interesante del asunto sea escuchar nuestra escucha. Baremboim dice lo que dice, pero ¿qué escuchamos cuando lo escuchamos? ¿Qué hay en nuestro oído que nos lleva a escuchar de un cierto modo? Por lo que puedo ver en estos días, casi todo lo que se dice sobre palestinos e israelíes despierta reacciones agresivas y ofensas, aunque se trate de Bremboim diciendo que los dos pueblos debieran persuadirse de las ventajas de vivir en paz. Una idea sencillísima para salir de este atolladero de muerte y esta cadena de violencia. Si los pueblos se convencieran de que es ventajoso vivir en paz y no en guerra, serían capaces de librarse de quienes apuestan a una escalada del conflicto. Decir eso es lo más razonable y lo más humanista que se me ocurre. Pero estuve notando que incluso cuando alguien dice eso despierta reacciones agresivas.
¿Qué piensan ustedes?
Me pareció lúcido y humanista todo lo que dijo.
ResponderEliminarEncontré alguna frase que me haga cavilar en todo el texto?
Solo una:
"Y el temor de los israelíes, a mi modo de ver, es que admitiendo los errores, con eso borran el derecho de existir"
Pero no porque esté en desacuerdo. Simplemente no la entiendo.
Me parece de una enorme lucidez lo que plantea Baremboim, muy interesante la idea de música y pensamiento, y como yapa re disfrutable escucharlo. El hecho de que sea ciudadano israelí y palestino al mismo tiempo dice mucho sobre su posición.
ResponderEliminarNotable. Desde el título del post y su introducción me preparé, yo también, para encontrar la patinada de Baremboin.
ResponderEliminarPero, a medida que se lee, como a vos me pasó que uno percibe la lucidez del entrevistado; lucidez a prueba de estúpidos.
Está claro que Baremboin dice lo que dice (no hay demasiadas maneras de interpretarlo) y hace lo que hace cuando arma esta orquesta y sienta a un joven israelí al lado de un joven palestino o cuando da un concierto en Israel y toca a Wagner.
Quizás debas empezar a desconfiar del buen criterio de tus amigos.
es el dilema del prisionero de nuevo. si ambos cooperan, ambos salen mejor parados. si ambos renuncian a la guerra y hacen la paz, salen mejor parados. si ambos desisten de querer obtener para ellos solos el mejor resultado, obtienen para ambos el mejor resultado. es así de sencillo. pero todos (personas, pueblos, naciones, estados, grupos, lo que sea) nos empecinamos en querer salir inmediatamente de la cárcel. y así, todos juntos, provocamos el peor resultado de todos. en ese mundo vivimos.
ResponderEliminarAl abrir el post, sin tener una idea definida, lo primero que se me pasó por la cabeza fue el prejuicio. Imaginé al tipo diciendo vaguedades bienpensantes e indefinidas, pero cuando dice "hay que separar el problema del Holocausto de este conflicto", eso es una tremenda definición política. No sé si la transcripción le hace justicia a la entrevista completa, pero al afirmar la asimetría de un estado frente a un pueblo, nos encontramos con otra definición más que clara.
ResponderEliminarDaniel: creo entender que dice que los israelíes temen que admitir sus errores en relación con su trato con los palestinos, o al no haber cumplido con las resoluciones de la ONU acerca de las fronteras establecidas en los 60, ese reconocimiento les quitara legitimidad como estado. Baremboim dice que, al contrario, reconocer los errores le daría más legitimidad.
ResponderEliminarBalmaceda: yo consigné un pasaje donde destaca la asimetría de la situación y otro donde desliga el conflicto con los palestinos del Holocausto y el antisemintismo.
Pero no tenía tiempo para transcribir toda la entrevista, lo que sería muy largo. DE todos modos puse el link a youtube, más una clarísima invitación a escucharlo todo. ¿Vos hubieras puesto otros fragmentos en tu blog? ¿O te habrías sentado a transcribirlo todo? ¿Por qué no lo hacés?
Ah! OK.
ResponderEliminarOSCAR: Me emocionó mucho leer l.o que Barenboim dijo (los viejitos somos de lágrima fácil). Gracias por tu post,
ResponderEliminarEddie