domingo, 17 de agosto de 2014

¿Hasta cuándo Hernán Lombardi tendrá cerrada la sala Lugones?

Una conversación con Horacio Bernades en Patologías Culturales, para escuchar acá



Decíamos en este mismo blog hace ya casi 8 meses:

Otra afrenta del macrismo a la cultura porteña

Los agravios del gobierno macrista a la cultura de la ciudad de Buenos Aires no tienen límites: ahora le tocó a la Sala Lugones, un bastión del buen cine que ni siquiera durante los momentos más oscuros de la dictadura militar cerró sus puertas. La excusa inverosímil es hacer obras de restauración y reequipamiento. La querida Sala Lugones es tan pequeña que solo podría causar risa pensar que se van a tomar más de 7 meses (la cerraron a mediados de diciembre) para restaurarla. ¡En 7 meses se podría construir un edificio entero de 10 pisos como el del teatro San Martín!

Lo que hace 8 meses parecía un agravio, hoy ya es un ultraje. A mediados de agosto nos venimos a enterar de que las obras de refacción ni siquiera comenzaron. Alejandra Portela, desde el blog El Leedor, nos recordó hace poco que el plazo anunciado, exagerado y todo, ya había vencido y el pescado seguía sin vender:


La Lugones cerró sus puertas en diciembre de 2013. En febrero de 2014 se levantaron la pantalla, los equipos de la cabina (dos equipos de 35 mm profesional y otro de 16 mm), video proyector y el sonido de toda la sala en vistas del comienzo de obras en el mes marzo. La obra consistiría en reparaciones de cubierta impermeable del piso 11 para evitar filtraciones, reparaciones de mampostería y cielorraso, quitar el asbesto de las paredes debajo del revestimiento de madera, cambio de cables, retapizado de butacas, cambio de alfombras, refacciones de los baños de hombres y mujeres, modificación de la cabina de proyección para instalar un DCP y reinstalación de los equipos de 35 mm y 16 mm  y cañones anteriores, digitalización de la sala cambio de cables de sonido y de electricidad, cambio de pantalla,equipos de sonido, luminarias, hall de entrada, cielorrasos ,yesería y pintura. Esto es en líneas generales, nada estructural ni grave, el cine Lorca tardó dos meses para hacer la refacción de su sala. El tiempo prometido por el Ministerio de Infraestructura de la ciudad de Buenos Aires para la terminación de la obra de refacciones de la sala era julio de este año 2014 y así estuvo anunciado en la puerta del Teatro.
Cuando en el mes de febrero las empresas oferentes de la licitación pidieron que se especificara mejor el pliego, todo quedó suspendido. Alguien, no se sabe quién, mandó a desarmar la sala de todas maneras. En  los meses de mayo y junio estaba elegida la empresa que haría los trabajos, todavía no comenzaron.  No está puesto ni el obrador.
La Sala Lugones permanece hasta hoy, completamente desmantelada y su  público desde hace 7 meses que no cuenta con sus proyecciones: ni las de siempre, ni las del BAFICI, ni tampoco tendrá en vistas de todo esto, el Doc Buenos Aires.
El domingo pasado una nota de Oscar Ranzani en la sección de espectáculos de Página 12 dio la señal de alarma: Página/12 intentó entrevistar a Lombardi, pero sólo habló el vocero del ministro de Desarrollo Urbano, Sergio Levit, admitiendo que ni siquiera se había decidido qué empresa iba a llevar a cabo las refacciones. Una mínima cuota de razón administrativa indicaría que si a fin de año se anunciaron las refacciones de una sala pequeña, en ese mismo momento estaría hecha la licitación y se aprovechará el lapso de las vacaciones veraniega para iniciar las obras. Pero esa lógica no rige para la administración macrista de la cultura, comandada por Lombardi, que cultiva un perfil alto en el plano del marketing mientras desmantela sin piedad los espacios destinados a producir la cultura cotidiana (centros culturales, programa cultural en barrios, ahora la sala Lugones).

La importancia de la Lugones en la cultura porteña no se puede exagerar: ubicada en el corazón de la ciudad, por ella pasó desde su fundación en 1967 el mejor cine del mundo de todas las épocas, con ciclos retrospectivos que educaron la mirada y el corazón de varias generaciones, desde Kenji Mizoguchi hasta Raya Martin, pasando por Robert, Bresson, Rainer W. Fassbinder y Lisandro Alonso, por citar unos pocos de los autores que no podrían verse en ningún otro lugar de la región. Tanto es así que el propio Alonso se vio movido hace unos años a hacer una película que es un canto de amor a la Lugones: Fantasma.

"Fantasma tiene la particularidad de que fue filmada en el mismo Teatro San Martín, mientras en la Lugones se está proyectando Los muertos, el segundo largo de Lisandro. Todo es así de circular: es muy raro ver Fantasma en la Lugones, porque uno pasa por el hall, sube al ascensor en el que la voz grabada de la mina nos dice bienvenidos!, llega al décimo piso, pasa por el baño y entra a la sala a ver una película que transcurre en todos esos lugares por los que uno acaba de pasar. No hay mejor sitio en el mundo para ver una película que la Lugones para ver Fantasma". (Completo acá)

Alonso eligió este espacio por razones personales y a la vez compartidas por mucha gente. La Lugones es un lugar denso de experiencias vitales, donde los amantes del cine hemos tenido algunas de las revelaciones imborrables de nuestras existencias. Su función educadora y sentimental no tiene equivalente. Bueno: Macri logró una hazaña que ni siquiera Videla se animó a hacer: mantenerla cerrada por un tiempo exageradamente largo y aún indeterminado.

Horacio Bernades, de la redacción de Página 12, tuvo la iniciativa de convocar a "hacer algo" desde su página de Facebook la semana pasada. Un breve intercambio condujo a redactar un petitorio dirigido a Lombardi, "para que las autoridades comiencen la obra, fijen plazos, hagan algo. En caso de que ello no ocurra, el escrito se arroga la posibilidad de iniciar acciones legales, exigiendo a los funcionarios que lo hagan, tal como los obliga un artículo de la Constitución" (ver acá). 

La recolección de firmas empezó el martes pasado en la página de facebook Reabran la Lugones, a lo que un día después se agregó la posibilidad de firmar en change.org (se encuentra acá). Sumadas las firmas obtenidas en estos dos sitios, ya son 2000 las personas que adhieren: cineastas, artistas, críticos, productores, activistas culturales, cinéfilos...

Una vez que el reclamo tomó estado público, Lombardi tuvo que responder a la requisitoria de Juan Pablo Cinelli del diario Tiempo Argentino en su edición de ayer, aduciendo que las reformas empezaron a concretarse... ¡este viernes! y  estarán concluidas "lo antes posible" (sin aclarar cuándo es eso). Mientras tanto, Lombardi trasmite como si fuera "una gran noticia" que los ciclos de la Lugones se harán a partir de octubre en las salas del segundo subsuelo del Centro Cultural San Martín. Contra lo que él dice, esa no es una gran noticia: estas salas tienen su propia programación que se verá interrumpida, de modo que no se agregan pantallas para suplir la falta; además, su acceso dificultoso impone una barrera arquitecónica infranqueable para toda persona con movilidad reducida y, para colmo, la calidad técnica de las proyecciones en esas salas es paupérrima y sus sufridos asistentes están habituados a toda clase de interrupciones. 

La recolección de firmas en favor del petitorio sigue adelante hasta que el martes se presente oficialmente, así que todo el que quiera tiene unas horas más para sumarse al reclamo en alguno de estos dos sitios:



¡A sumar voluntades para que La Lugones se abra lo más pronto posible y la gestión macrista no pueda seguirnos bicicleteando!

Ayer en Patologías Culturales estuvimos hablando del tema con Horacio Bernades, uno de los impulsores de la iniciativa. La charla la pueden escuchar acá.



BONUS TRACK

"Durante el mediodía de ayer, un fotógrafo de Tiempo Argentino se acercó hasta el décimo piso del teatro, para documentar el estado actual de la Lugones. En los cuarenta segundos que tuvo para hacer libremente su trabajo se encontró con lo anunciado: la sala vacía y sin pantalla. Inútil. El único detalle inesperado eran los dos obreros que descansaban tras haber levantado la alfombra del hall. Pero enseguida apareció un hombre corpulento y con barba, quien sin identificarse en ningún momento exigió saber qué hacía ahí el fotógrafo. "¿Así que vos querés sacar fotos?", dijo al recibir la explicación solicitada y acto seguido les pidió a los dos obreros que se acercaran y comenzaran a hacer algo. "Ahí tenés una foto para sacar", concluyó el barbudo, muy satisfecho con su ingeniosa salida. No podía haber habido un mejor escenario que la Lugones, en el décimo piso del Teatro San Martín, para una escena de farsa semejante, digna de algún clásico de los Hermanos Marx". (Juan Pablo Cinelli, Tiempo Argentino, completo acá)

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