domingo, 31 de enero de 2016

Martín Buscaglia en vivo en nuestros estudios


Un especial de La otra.-radio de 2006, para escuchar clickeando acá

Como acostumbro a hacer cada domingo a la noche durante el breve lapso que La otra.-radio no esté en el aire, estoy subiendo al blog algunos programas especialmente queridos de estos casi diez años de emisiones. En este caso, encontré una verdadera joya que nunca había subido a la web. Pocas semanas después de empezar el ciclo, el 18 de junio de 2006, calculo que será el quinto o sexto programa que hacíamos, nos visitó el genial Martín Buscaglia. Con su guitarra. Es decir, estuvo cantándonos en vivo canciones suyas y también de Eduardo Mateo y El Príncipe. Martín es el hijo de Horacio "el Corto" Buscaglia, amigo fraternal y co-autor de grandes canciones de Mateo. Mateo fue para Martín no el mito artístico que es hoy para la mayoría de los melómanos del Río de la Plata, sino un tío un poco loco. Ya más grande, Martín tuvo la suerte de hacerse amigo del Príncipe y de compartir el vértigo de sus shows. De todo eso habla Buscaglia en este precioso programa. Cuando lo hicimos, acababa de presentar en La Trastienda su disco El evangelio según mi jardinero. Una joya para escuchar esta noche fresca en la que empieza febrero. Si quieren hacerlo, clickeen acá.

Para los que volvieron de vacaciones, tienen estas otras opciones de programas que ya estuve subiendo en las semanas anteriores:

La grieta según Scott Fitzgerald, Gilles Deleuze, Andrés Calamaro verano del 2007 acá.

Coiffeur en vivo en nuestros estudios + Jesus and Mary chain, en mayo de 2007 acá.

Especial Luca Prodan 2007 acá.

Tom Waits, diciembre de 2008, acá.

Especial Andrea Prodan/ The Clash, septiembre 2015 acá.

Inéditos de Luca, Andrea y versiones alternativas de La hija de la lágrima acá.

Pronto volvemos a salir en vivo a la misma hora y en otra radio.

El grito

(Edvard Munch, 1893)
Visuales LXXXII


por Liliana Piñeiro

Mano como garra larga que lastima y me agarra y se hunde en el medio del cielo y lo hace sangrar y la tierra que empuja hacia abajo y aspira, aspira y me miro los pies paralizados y los brazos y mi carne que quiere volar y el cielo se hunde y no acepta y soy yo la que sangro por la boca y todo se confunde en un batir de alas como un lamento largo que no acaba.

El furor del verano: los grandes diarios del domingo remplazan los análisis políticos serios por columnas humorísticas


NOTA DEL EDITOR: En línea con la nueva era política que empezó en Argentina el 10 de diciembre pasado, dejando atrás los enojosos enfrentamientos entre los vecinos que promovía el viejo régimen, los grandes diarios han comenzado a impulsar una nueva tendencia que ya es furor: las adustas columnas políticas, que ensombrecían las mañanas dominicales con lúgubres admoniciones que finalmente se cumplieron, han sido reemplazadas por piezas de humor. Uno de los que hicieron punta de lanza en esta tendencia es el ex-sociólogo Manuel Mora y Araujo, que aquí revela un manejo desopilante del sarcasmo, lo que nos hace celebrar su cambio de profesión:

REALIDAD PENDULAR

Volatilidad y dificultad

El país pasó rapidamente del proyecto K a la aceptación amplia del nuevo gobierno. Desafíos locales y globales.


por Manuel Mora y Araujo

Esta sociedad notablemente volátil parece hoy haber aceptado de pronto que hay otro destino posible: el de un país normal, realmente normal, parecido a la mayor parte de los países del mundo que constituyen referencias para los argentinos. Volvemos a imaginarnos más cerca de Europa, de Estados Unidos, de la mayor parte de los países de América Latina, no de Cuba, o de Venezuela. La sociedad ha renovado un crédito a esta clase empresarial que ha reemplazado la fantasía de la ficción igualitarista por una expectativa de aproximación al mundo normal, y a un presidente tranquilo que se siente cómodo con este mundo tal como es, que practica técnicas para relajarse y habla en inglés con los dirigentes del planeta, que parece saber adónde quiere ir y adónde nos lleva su gobierno, que no pelea todos los días con los enemigos del país y con los personeros de la antipatria. Cada tantos años, esta Argentina reaparece en la escena, para pronto volver a esconderse detrás de la otra Argentina demandante, conflictiva, exaltada y necesitada de líderes, que tan bien conocemos.

En el mundo, más allá de nuestras fronteras, el Gobierno encuentra igualmente una acogida expectante. Con excepción del caso de Venezuela, no hay en la región expresiones hostiles al nuevo gobierno argentino. En Davos, según lo expresa un comentarista internacional calificado, “el presidente argentino fue muy bien recibido y logró una audiencia calificada en mayor medida que otros dirigentes políticos allí presentes”. La Argentina recibe estos días muestras de buena voluntad de parte de otros gobiernos para discutir asuntos complicados pendientes y recoge expectativas favorables y buena disposición.

[Completo acá]

viernes, 29 de enero de 2016

No al vaciamiento del Grupo Veintitrés: festival en Parque Centenario


Con motivo del proceso de vaciamiento del Grupo Veintitrés, sus trabajadores organizaron un festival en Parque Centenario para este domingo 31 de enero a las 14:00 hs, con la actuación de importantes artistas: Liliana Herrero, Chango Spasiuk, Bersuit Vergarabat, Acorazado Potemkin, Flopa, Fernando Noy, Cristian Aldana, Las Manos de Filippi y Ariel Prat, entre otros.

La empresa de Sergio Szpolski, Matías Garfunkel y Darío Richarte dejó de editar las revistas 7 Días y Cielos Argentinos y las ediciones de Córdoba, Rosario, Mar del Plata y zonas Sur y Norte del Gran Buenos Aires del diario El Argentino. Desde noviembre dejó de pagar sus sueldos a los más de 60 trabajadores que hacen esos medios. Tampoco pagó el medio aguinaldo y los sueldos de diciembre a los 800 trabajadores de la empresa, entre ellos quienes se desempeñan en Tiempo Argentino, Radio América, el portal Infonews, Rock n’ Pop, Splendid, el diario El Argentino y los empleados de las áreas comercial, administrativa y de limpieza.

Hace una semana Sergio Szpolski les comunicó a sus trabajadores que había vendido el diario Tiempo Argentino y Radio América al Grupo M Deluxe, propiedad de Juan Mariano Martínez Rojas, un empresario correntino dedicado a la organización de espectáculos.

Pero el conflicto no terminó. Los trabajadores advierten a la opinión pública que, después del anuncio de la venta de Tiempo Argentino y Radio América, continúa la incertidumbre de más de 500 trabajadores. 65 de ellos siguen sin cobrar sus sueldos desde noviembre y pocos cobraron diciembre. En el caso de Tiempo Argentino y Radio América sus trabajadores siguen alertas y con eventuales medidas de fuerza hasta que el nuevo dueño, Mariano Martínez, cumpla con lo que prometió: garantizar el pago de salarios y las fuentes de trabajo bajo las mismas condiciones laborales.

Los trabajadores de las ediciones del diario El Argentino de Córdoba, Rosario y Mar del Plata y las revistas 7 Días y Cielos Argentinos siguen sin recibir los sueldos de noviembre, diciembre y el medio aguinaldo. En El Argentino, se les dijo a los trabajadores verbalmente que van a quedar en la calle. En las revistas, la empresa avanza en el proceso de vaciamiento, dejó acéfalas sus redacciones y prometió un retiro voluntario paupérrimo a pagar en 12 meses sin garantí, como única salida.

Los trabajadores de Zona Norte y Sur de El Argentino se encuentran en situación indefinida y sin respuesta por parte de la empresa. En el caso de Infonews, la empresa debe parte del medio aguinaldo. Entre los trabajadores administrativos y de maestranza, un sector todavía no cobró diciembre ni el aguinaldo. A los trabajadores de El Argentino, edición Ciudad de Buenos Aires también se les deben sueldos y aguinaldos.

En el resto de los medios del Grupo (CN23, Rock n’ Pop, Splendid y Vorterix) la empresa pagó fuera de los plazos de ley los sueldos y el aguinaldo. Tampoco hay garantías de que se vaya a cumplir con el pago de los sueldos de enero en tiempo y forma.

Frente a la falta de intervención del Ministerio de Trabajo, los trabajadores del Grupo 23 junto con el Sindicato de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) mantienen la lucha por la defensa irrestricta de todos los puestos de trabajo y por el pago de todo lo adeudado.

Para seguir difundiendo este conflicto y reunir recursos, se hace este domingo el festival en Parque Centenario. Se pide a los que asistan que lleven un alimento no perecedero, para aportar al Fondo de Lucha, que es hoy el único sustento que tienen los trabajadores que no cobran desde noviembre.

Más información acá.

No a los despidos: movilización hoy a las 10 hs.


Este Viernes 29 de Enero a las 10 hs acercate a apoyar a los trabajadores despedidos de Jefatura de Gabinete de Ministros. Reclamamos tambien por el recorte a las horas extra, la persecución ideológica y política, y el achicamiento del Estado. ‪#‎DespedidosJGM‬
Seguinos en Twitter: @DespedidosJGM



jueves, 28 de enero de 2016

Acampe en Plaza de Mayo: tan importantes como los que están son los que faltan, los que podrían parar la represión que Macri prepara

Por la liberación de los presos políticos de la Argentina macrista 

Se puede ver a MILES, Seamos Libres, CTA, CTEP, ATE, Movimiento Evita... ¿y el PJ? ¿Y los diputados del FPV que llevaron a Milagro como legisladora al Parlasur? ¿Y Scioli? ¿Sabrá Scioli cuánto resonaría una palabra suya en contra de la detención abusiva de Milagro?


miércoles, 27 de enero de 2016

Ultima estación Tarantino

Rumbo a Los ocho más odiados


El estreno de The Hateful Eight, la más reciente película de Quentin Tarantino, reavivó las controversias generadas a partir de que su filmografía dio un giro político no previsto por su desarrollo previo. A esta altura podemos dar por hecho que existe un “segundo Tarantino” a partir de Bastardos sin gloria, la película en la que el click de ruptura con su obra anterior es la aparición de referencias políticas e históricas que no habían jugado rol alguno en su filmografía, más allá de su continua y ya aceptada remisión a la cultura pop. 

En el caso de Bastardos…, los materiales históricos que usa son el nazismo, la segunda guerra mundial, el plan de exterminio de los judíos, la invasión de Alemania a París, y también dos figuras históricas concretas, Hitler y Goebbels, como personajes que no son protagonistas principales de la película pero alrededor de cuyo “ajusticiamiento” se organiza un fastuoso final de ribetes wagnerianos. Tarantino no hace desde entonces cine histórico, entendido esto como un género entre otros posibles; mucho menos busca una legitimación de su prestigio autoral a través del recurso a “temas importantes”, a la manera de Spielberg cuando quiere ser tomado en serio y diluir su contribución decisiva en la infantilización del business hollywoodense a partir de los 70. En cambio, Tarantino utiliza esos materiales históricos para tramar con ellos un plus ficcional desencadenado de todo rigor historiográfico, desmesura que pone en vilo la noción de espectáculo imperante en la industria del entretenimiento al que su cine podría haberse amoldado. De esta forma resetea su imagen autoral, forjada a partir de su filmografía anterior, a la vez que interpela a su propio espectador, acomodado en su función de consumidor de la cultura pop. La naturaleza política de este giro debe buscarse en el proceso de transferencia que ocurre durante la proyección; proyección entendida en sentido técnico, pero también en sentido psicoanalítico; transferencia que es una de las funciones implícitas de todo dispositivo cinematográfico.

La segunda película de este giro político es Django desencadenado. El título es elocuente acerca de la operación ficcional que Tarantino lleva a cabo, aunque la crítica no le prestó demasiada atención al múltiple sentido que enuncia. En la película, la referencia histórica a partir de la cual la ficción se desencadena es el esclavismo norteamericano del siglo XIX que llevó a la guerra de secesión, la emancipación de los negros y el racismo persistente que esa guerra no resolvió. Hay un evidente anacronismo en el discurso emancipatorio que el protagonista asume. Por eso, la película violenta su propio contexto historiográfico para irrumpir en la dura actualidad sobre la que la ficción se propone operar. La operación es compleja, porque Tarantino se vale de un personaje preexistente, Django, no una persona histórica real sino un héroe del spaghetti western, un metagénero europeo de los años 60 que se apropió de la iconografía del género por excelencia de la cultura norteamericana para ensayar sobre él, justo en el momento de su declinación en Hollywood, un juego de reinvención formal que rompió con las funciones históricas que el western americano tuvo en su contexto originario. Tarantino desencadena a Django de su función metagenérica (el spaghetti) y lo transforma en un esclavo negro liberado por un cazador de recompensas alemán. Django se desencadena de su estado de esclavitud y lleva a cabo un ajuste de cuentas con sus antiguos opresores. A la vez, la ficción se desencadena de sus referencias históricas: ese ajuste de cuentas es enteramente anacrónico porque sólo es posible en el plano de la ficción. Su función referencial se reduce a un mínimo, al ser puesta al servicio de una intervención desafiante de Tarantino contra el racismo persistente y larvado de su audiencia potencial. Desencadena de esta forma el tema del esclavismo del tono habitual con que Hollywood lo trata, en el que los negros son objetos padecientes de un sadismo que luce pasteurizado, filtrada una violencia corporal que el mainstream no es capaz de digerir. Por último, Tarantino se desencadena a sí mismo de su rol de mero reciclador posmoderno de géneros bajos y demodés, la pulp fiction con que se hizo célebre.


Ficción, historia y espectáculo: estas son las coordenadas del giro político que dio Tarantino en el tramo más reciente de su obra, algo cuyo alcance no ha sido comprendido por sus fans de la primera hora, así como tampoco por una parte de la crítica cinematográfica, que parece trabada en la enumeración de las referencias reconocibles de decenas de películas, autores y géneros citados: spaghetti western, blaxploitation, wu xia, Corbucci, Leone, Kurosawa, Rush Meyer, el Mandingo de Richard Fleischer, y a partir de The Hateful Eight se podrían agregar el Carpenter de The thing, De Palma, Ford, Hitchcock, Friedklin, etc. Enumeración en la que la recepción se limita a un acotado juego de trivias de las varias subculturas pop de las que Tarantino es un erudito ecléctico. La trivia es la forma elemental de la intertextualidad que signa la época actual de la industria de la distracción, el reciclaje permanente de materiales de consumo cultural obsolescente. El espectador iniciado en las mil variantes de los subgéneros deviene en dócil participante de un juego de resultado ya previsto: el consumo indiscriminado y febril de toda vieja mercancía reciclada como novedad. Tonto juego de guiños para el consumidor cuya destreza consiste en haber perdido un número suficiente de tardes frente al Cine de Superacción si la edad se lo permitió; si no, en descargar montones de películas y acumularlas en su archivo cinéfilo; o, en su defecto, hacer un curso acelerado a través de Wikipedia y Youtube o, más pretenciosamente, ir a buscar en los blogs correctos: formas de consumo irónico que desplazan la necesidad y el placer de pensar cada obra en su singularidad.

Es cierto que la irrupción del propio Tarantino en los 90 contribuyó a imponer este modo de lectura de sus películas en particular y del cine en general. Es innegable que los diálogos de los personajes de sus primeras películas indicaron un modelo interpretativo emulable. Detrás del comienzo fulgurante de Reservoir dogs y Pulp Fiction, de una originalidad y una potencia estética arrolladoras, vino una plaga de langostas en forma de películas, spots publicitarios, afiches, canciones, revistas, estudios culturales, programas de radio y de tv que hicieron de la trivia uno de los rasgos típicos de la distracción contemporánea. Al mismo Tarantino la divulgación de este gesto le sirvió como estrategia de marketing para imponer su propia marca: se volvió "el mago de la trivia", así como en otra época Hitchcock fue "el mago del suspense". En un momento, la potencia con que Tarantino irrumpió en los 90 pareció diluirse en el magma vintage, con el tramo más inocuo y previsible de su filmografía, conformado por Jackie Brown, Kill Bill y Death Proof.

Pero resulta que Tarantino devino no solo una marca sino también un autor cinematográfico. Rutinariamente se entiende que un autor es alguien que repite ciertos gestos estílisticos y temáticos, “obsesiones” que facilitan la tarea interpretativa de la crítica y en un nivel masivo, constituyen un argumento de venta de tickets a un público que ya sabe lo que va a comprar (de hecho, surgieron espectadores y comentadores tarantinescos). El éxito comercial de Tarantino sentó las bases de un posible ocaso artístico que lo conduciría a la irrelevancia. En el cine norteamericano hay cada vez menos autores, algunos de los que quedan tienden a desdibujarse para seguir en carrera (suele pasarle a Scorsese, Burton o Van Sant en sus momentos flojos), o a recluirse en los márgenes para mantener su libertad (Lynch, De Palma), o volverse fantasmas errantes de una gloria perdida demasiado prematuramente (Coppola, Carpenter). La inmensa mayoría de las películas que hoy se estrenan exhiben un look impersonal diseñado por equipos de técnicos en función de demandas industriales. De pocos directores norteamericanos actuales puede decirse que viendo apenas una o dos secuencias es posible reconocer su mirada personal y no un método de producción en serie. De Tarantino puede decirse que es un autor porque su mirada está sellada en cada plano de su cine. Pero un autor cinematográfico no es solo esa marca personal. Hay algo más difícil de lograr: una pulsión interna de la obra a resignificarse, una expansión de su capacidad de producir sentidos y un trabajo con las formas en el que el autor pone en tensión sus propios límites y los del cine mismo. Autores de ese tipo son, por poner ejemplos diferentes, Hitchcock, Godard o Fassbinder. En sus primeras películas no quedó sentada una esencia autoral permanente, sino que necesitaron toda su filmografía para trabajar su capacidad de reinvención hasta llegar a ser lo que son. 

A partir de su sexta película y en las dos siguientes, Tarantino dio una vuelta de tuerca en la que fue capaz de pensar su autoría y cuestionar el límite que le imponía ajustarse al lugar que le habían asignado. Su giro histórico, el que da lugar al “segundo Tarantino” del que hablé al principio, es la transfiguración de sus procedimientos previos al servicio de una autoconciencia política. No digo que empieza a tratar temas “importantes” y a someterlos a sus procedimientos preformados, sino que exige a su obra una capacidad para pensarse a sí misma y en su relación con el espectador.

En esa exigencia Tarantino desnaturaliza su talento y su sapiencia pop y se historiza, es decir, se distancia del punto de inicio en el que apareció y fue aceptado y pone en entredicho los dispositivos que posibilitan tal tipo de consumo cultural, tal clase de películas y tal especie de espectadores. Ese giro no le hace renunciar a su vocación espectacular, ni a su talento de escritor de diálogos y de director de actores -muchos de esos actores hicieron los papeles de su vida en esas películas-, ni a su excepcional destreza para estirar el tempo dramático, ni a su prodigiosa imaginación para poner escenas extensas e intensas y resolverlas con gracia.

El giro que hizo no lo llevó a renegar de ese habilidad para convertir cada una de sus películas en un gran espectáculo. A lo que en sus tres últimas películas se arriesgó es a forzar los límites de la noción común de espectáculo cinematográfico, a trabajar esa noción por dentro, para exigirse nuevas posibilidades. El riesgo es descolocarse: desorientar a sus espectadores, pedirles más de lo que creen que pueden, fastidiarlos con desplazamientos que requieren una mirada compleja y reflexiva que no suprime el placer sino lo diversifica y además lo interroga.


Al final de Bastardos… la cámara se coloca en un punto de vista en el que la mirada del espectador se alínea con la subjetiva de un personaje al que le dibujan una cruz esvástica en la frente. La poscición- espectador va a ser retomada con nuevas modulaciones en Django… y en The Hateful Eight. En todos los casos se trata de una experiencia placentera de la representación de la violencia en la pantalla, de la consumación de diversas especies de venganza que esa violencia satisface, de la ficción como mecanismo de permiso para desencadenar la violencia con que se goza, de la violencia formal que es requerida para que el cine actualice esa violencia. 

En esta reinvención, Tarantino retorna a las cuestiones constantes del cine norteamericano: la venganza violenta o la justicia, el límite incierto que las separa y el goce que proporciona ver cómo esta violencia se consuma ante nuestros ojos pueden encontrarse en una enorme cantidad de películas, autores o simples directores norteamericanos de diversa época y calaña. No de qué tratan sus películas sino cómo lo hacen es lo que diferencia a Tarantino de Clint Eastwood, de John Ford, de Martin Scorsese o de Michael Winner, por poner solo unos ejemplos bien disímiles. Tarantino llegó a asumir un vínculo belicoso con (contra) esa tradición. Para ser un autor norteamericano tuvo que salirse de su territorio y nutrirse con películas y directores de distintas procedencias: Italia, la nouvelle vague, Hong Kong, Fassbinder, Japón exceden en su heterogeneirdad la cinefilia pulp a la que se lo reduce. Su cosmopolitismo, característico de la era global, le dio la posibilidad de negar y mantener en una unidad más compleja su americanismo.

Violencia y espectáculo, venganza y goce: la forma en que él articula estos pares desconcierta a espectadores y a críticos, para los que sería más tranquilizador, menos inquietante, que Tarantino eliminara las tensiones que desestabilizan su cine. Demasiado articulado, excesivamente verbal para reducirlo a puro entretenimiento, demasiado violento y placentero para tomarlo en serio, su obra se mueve hacia lugares incómodos. Como toda obra que valga la pena, desafía al espectador tanto como al crítico a que sospechen de su manual de instrucciones.

Es sobre estas premisas que propongo pensar su más reciente película, The Hateful Eight, en mi próxima nota.

[continuará]

martes, 26 de enero de 2016

¿Contra Menem estábamos mejor?


Eduardo Balustein hace una pregunta: Contra Menem, ¿estábamos mejor? ¿Se daba este alucinante fenómeno psicosocial de bajón anímico generalizado... "entre nosotros"?

Mi respuesta:

No, no estábamos mejor sino más desorientados. Veníamos de la debacle alfonsinista, que fue una larga agonía. Y Menem era peronista, lo cual lo hacía más desconcertante. Nuestra sensación actual de agobio tiene que ver con que tenemos un registro reciente, muy vivo todavía, de la posibilidad opuesta a la que estamos atravesando, lo llevamos en el cuerpo y se resiste con fuerza a lo que hoy pasa, nos exige que no lo olvidemos. 

Conocemos cada gesto, cada palabra, cada falacia y cada truco retórico del macrismo antes de que se ejecute. A la opresión le agregamos la conciencia de la opresión, lo cual lo hace más angustioso. 

Pero hay algo más. Lo inquietante no es Macri. Creo que sus torpezas políticas a poco andar sugieren una declinación posible de su estrellato. Es un burgués inculto y brutal, algo idiota también, y eso nos humilla. No puedo afirmar si va a seguir cometiendo tantos errores innecesarios como para que en pocos meses un 80% del país lo esté puteando. Menem era un político más refinado, eso explica que haya gobernado el país durante 10 años. Argentina es un país difícil. 

Y los Kirchner se colaron por una hendija en 2003. Un golpe de azar a nuestro favor. Quizás la sociedad no había hecho lo suficiente para merecerlo. Los contornos del kirchnerismo se van a ver más claros cuando termine de definirse la aventura macrista. El fondo constante de todas estas configuraciones es la sociedad civil que somos y que no terminamos de conocer.

A mí lo que me inquieta, más que la previsible vulgaridad burguesa de Macri, es ver emerger de las sombras en las que anduvo escondida durante mucho tiempo a esa sociedad que apoyó a Videla. Lo que espanta es que ahora podemos unir muchos lazos que parecían sueltos: ¿cómo había sido posible que una sociedad "tan civilizada como la nuestra" se hubiera dejado gobernar por Videla, Massera, Viola, Galtieri? 


Lopérfido, un personaje parido por el alfonsinismo, ahora puede animarse a proclamar en voz alta su negacionismo: los desaparecidos no fueron 30.000, dice, sabiendo perfectamente que no es el ńumero lo que está en disputa, como cuando los neonazis dicen que los judíos muertos en los campos de concentración no fueron 6 millones: no es el número lo que está en disputa.  Lopérfido es el director artístico del Teatro Colón y ministro de cultura de Santa María de los Buenos Aires. Alguna vez fue director del Centro Cultural Rojas donde actuaba Batato Barea. Luego formó parte de la mesa chica de De La Rúa, fue el que lo llevó al programa de Tinelli. He ahí una continuidad. No creo que a nadie se le pase por alto, solo que nos resistimos a admitir que Lopérfido es el país normal.


Lo verdaderamente feo que ahora estoy viendo es que emerge la sociedad que apoyó (y no solo temió o consintió) a la dictadura. Los golpes militares no fueron anomalías de la historia argentina, las dictaduras son fruto de ese país normal que hasta hace poco oíamos pedir que les devolvamos. Esto que escribo no es algo inaudito: ya lo decíamos. Pero ahora estamos sintiéndolo. Hay una base social que reclama la represión, el racismo, el desprecio clasista, la humillación. El niño proletario de Lamborghini es literatura realista. Lo están haciendo a los gritos, en la tele, cada noche. Esa fiereza arrebatada nos descoloca. La posibilidad de que el fascismo se vuelva hegemónico. Todavía no lo es, podría llegar a serlo, o tal vez los errores políticos autoinflingidos por la patota del Cardenal Newman o un experimento económico fallido impidan que llegue a serlo. Lo que nos angustia es estar en vilo en ese lapso donde las cosas no terminan de definirse.

domingo, 24 de enero de 2016

La grieta, modelo 2007

Scott Fitzgerald, Gilles Deleuze, Andrés Calamaro: un programa de colección de La otra.-radio para escuchar clickeando acá


Muy pronto va a volver a emitirse La otra.-radio en vivo, en nuestro querido horario de los domingos a medianoche, en otra radio que oportunamente anunciaré. Mientras tanto seguimos con la práctica de subir al blog cada domingo a última hora un programa de colección de nuestros primeros años. Esta vez es un programa que hicimos en verano de 2007, cuando La otra.-radio no había cumplido siquiera un año y duraba solo una hora. Estamos solo Maxi Diomedi y yo, con Carmen Cuervo en la producción, por lo que infiero que es de febrero de ese año. Desde el inicio del ciclo tuvimos la idea de hacer programas que cruzaran a personajes a veces distantes, pero que era posible vincular con un eje temático. Los protagonistas de este programa fueron Francis Scott Fitzgerald, Gilles Deleuze y Andrés Calamaro. Y el hilo conductor es "La grieta", que en 2007 tenía resonancias diferentes a las actuales.

Dice Scott Fitzgerald en The Crack up

Febrero de 1936

Evidentemente toda vida es un proceso de demolición, pero los golpes que llevan a cabo la parte dramática de la tarea —los grandes golpes repentinos que vienen, o parecen venir, de afuera—, los que uno recuerda y le hacen culpar a las cosas, eso golpes que, en momentos de debilidad, habla a los amigos, esos golpes no hacen patentes sus efectos de inmediato. Hay golpes que vienen de adentro, que uno no nota hasta que es demasiado tarde para hacer algo con ellos, hasta que se da cuenta de modo definitivo de que en cierto sentido ya no volverá a ser un hombre tan sano. El primer tipo de demolición parece producirse con rapidez, el segundo tipo se produce casi sin que uno lo advierta, pero de hecho se percibe de repente.

...Y me rompí como un plato viejo.

Me di cuenta de que en esos dos años, con objeto de preservar algo —tal vez un sosiego interior, tal vez no—, me había apartado de todas las cosas que acostumbraba amar, que cada acto de la vida, desde lavarse los dientes por la mañana hasta la cena con un amigo, se habían convertido en un esfuerzo. Comprendi que durante largo tiempo no me habían gustado personas ni cosas, sino que sólo seguía con la vacilante y vieja pretensión de que me agradaban. Incluso comprendí que mi amor hacia los que me eran más cercanos se había convertido sólo en un intento de amar, que mis relaciones informales —con un editor, un vendedor de tabaco, el hijo de un amigo —eran solamente lo que yo recordaba de antes que debían ser, de otros dias. En el mismo mes llegaron a molestarme cosas tales como el sonido de la radio, los anuncios de las revistas, el chirrido de las vías de tren, el muerto silencio del campo —sentía desprecio ante la blandura humana, y de repente (si bien secretamente) sentía hostilidad hacia el esfuerzo—, odiaba la noche en la que no podía dormir y odiaba el día porque se encaminaba hacia la noche. Ahora dormía sobre el lado del corazón, porque sabía que cuanto más pronto lo cansara, aunque fuera un poco, más pronto llegaría esa bendita hora de la pesadilla que, como una catarsis, me permitiría encarar mejor el nuevo día.


Dice Gilles Deleuze en Lógica del sentido, "Porcelana y Volcán":

«Evidentemente, toda vida es un proceso de demolición». Pocas frases resuenan tanto en nuestra cabeza con este ruido de martillo. Pocos textos tienen este irremediable carácter de obra maestra y de imponer silencio, de forzar un asentimiento aterrado, como la novela corta de Fitzgerald. Toda la obra de Fitzgerald es un único desarrollo de esta proposición y sobre todo de su «Evidentemente». ¿Qué pasó exactamente?

(...) Por supuesto que sucedieron muchas cosas, tanto en el exterior como en el interior: la guerra, la quiebra financiera, un cierto envejecimiento, la depresión, la enfermedad, la pérdida del talento. Pero todos estos accidentes ruidosos ya produjeron sus efectos en su momento; y no serían suficientes por sí mismos si no socavaran, si no profundizaran algo de toda otra naturaleza y que, por el contrario, no ha sido puesto de manifiesto por ellos sino a distancia y cuando ya es demasiado tarde: la grieta silenciosa. «¿Por qué hemos perdido la paz, el amor, la salud, una cosa tras otra?» Había una grieta silenciosa, imperceptible, en la superficie, único Acontecimiento de superficie como suspendido sobre sí mismo, planeando sobre sí, sobrevolando su propio campo. La verdadera diferencia no está entre lo interior y lo exterior. La grieta no es ni interior ni exterior, está en la frontera, insensible, incorporal, ideal. Con lo que sucede en el exterior y en el interior tiene relaciones complejas de interferencia y cruce, de conjunción saltarina; un paso aquí, otro paso allí, a dos ritmos diferentes: todo lo que ocurre de ruidoso, ocurre en el borde de la grieta y no existiría sin ella; inversamente, la grieta no prosigue su silencioso camino, no cambia de dirección según las líneas de menor resistencia, no extiende su tela sino bajo el golpe de lo que ocurre. Hasta el momento en que los dos, el ruido y el silencio, se unen estrechamente, continuadamente, en el crujido y el estallido del fin, que ahora significa que todo el juego de la grieta se ha encarnado en la profundidad del cuerpo, a la vez que el trabajo del interior y del exterior ha distendido sus bordes.

(...) Cuando Fitzgerald habla de esta grieta metafísica incorporal, cuando encuentra en ella, a la vez, el lugar y el obstáculo de su pensamiento, la fuente y la desecación de su pensamiento, el sentido y el sinsentido, es porque ha efectuado la grieta en el cuerpo con todos los litros de alcohol que ha bebido. Cada uno arriesgaba algo, ha ido lo más lejos posible en este riesgo, y extrae de ahí un derecho imprescriptible. ¿Qué le queda al pensador abstracto cuando da consejos de sensatez y distinción? ¿Hablar siempre de la herida de Bousquet, del alcoholismo de Fitzgerald y de Lowry, de la locura de Niestzsche y de Artaud, permaneciendo en la orilla? ¿Convertirse en el profesional de estas charlas? ¿Desear solamente que los que recibieron estos golpes no se hundan demasiado? ¿Hacer investigaciones y números especiales? ¿O bien ir uno mismo para ver un poquito, ser un poco alcohólico, un poco loco, un poco suicida, un poco guerrillero, lo justo para alargar la grieta, pero no demasiado para no profundizarla irremediablemente? Donde quiera que se mire, todo parece triste. En verdad, ¿cómo permanecer en la superficie sin quedarse en la orilla? ¿Cómo salvarse salvando la superficie, y toda la organización de superficie, incluidos el lenguaje y la vida? ¿Cómo alcanzar esta política, esta guerrilla completa?


Me agarró la lucidez total
y quiero perderme un poco.
Para no ser un recuerdo
hay que ser un reloco.

Lo dijo Peralta Ramos
y lo transcribió Martínez,
y lo leí y tengo mala memoria
pero lo aprendí,
de acuerdo y poco a poco.

Para no ser un recuerdo
habrá que ser un reloco.
Y quién te va a perdonar
no hacer exactamente lo mismo.
Todos los abismos están
prohibidos o mal vistos,
es lo mismo.

Es sábado a la noche,
apenas me enteré, eso calculo.
No veo la televisión ni disimulo,
vos estarás rascándote el culo.
Yo no hago nada más
que lo que me corresponde
y es verdad, hago demasiado
a veces del otro lado.

Debo ser un bohemio,
una especie de otro milenio,
un maldito que pasó a la acción armada,
fue un desastre o no pasó nada.
Es otra cosa que el tiempo dejará enterrada.

Vuelvo por Cabildo
como cuando era potrillo,
no uso color amarillo, pero brillo
a cambio de algo por determinar.
Otro contrato sin firmar,
y sin hogar y sin soportar una cocina,
pero el tiempo no se termina.
Y queda gasolina y futuro,
el futuro.

El presente es duro,
se presenta
con su chicle de menta,

Verano 2007: Oscar Cuervo, Maxi Diomedi. Productora: Carmen Cuervo. Operador: Miguel. Lo podés escuchar ahora mismo clickeando acá.

Rechazo a la declaración de emergencia en seguridad

Documento de los grupos Acuerdo por la Seguridad Democrática y Convergencia, firmado por Verbitsky, Sarlo, Garré, Arslanián, Pérez Esquivel, Taiana, Binner, Solá, Gargarella, Artaza, Abal Medina, Svampa y Donda, entre otros



Referentes de la cultura, la política, organizaciones sociales y organismos defensores de los derechos humanos emitieron un documento en el que rechazan los términos de la declaración de emergencia en seguridad decretada por el gobierno de Macri. La crítica, publicada ayer en la página web del Acuerdo por la Seguridad Democrática, reúne a personas de posiciones políticas muy diversas, como León Arslanian, Horacio Verbitsky, Beatriz Sarlo, Nilda Garré, Marcelo Saín, Adolfo Pérez Esquivel, Jorge Taiana, Eduardo Valdes, Hermes Binner, Felipe Solá, Martín Becerra, Eduardo Rinesi, Roberto Gargarella, Pablo Alabarces, Juan Gabriel Tokatlian, Leonardo Grosso, Dante Caputo, Juan Sasturain, Carlos Gabetta, Mempo Giardinelli, Maristella Svampa, Gabriel Puricelli, Nito Artaza, Juan Manuel Abal Medina y Victoria Donda, entre otros.


El Poder Ejecutivo Nacional declaró la emergencia en seguridad a través de un decreto que, sin apoyarse en diagnósticos claros, pone en marcha medidas que profundizan las peores tendencias en materia de políticas de seguridad. Para dar respuesta a demandas sociales legítimas, otra vez se realizan anuncios efectistas pero ineficaces, con el agravante de que en esta oportunidad la escalada punitiva llega a habilitar una pena de muerte encubierta.

El decreto expresa un enfoque que considera que el narcotráfico es “la principal amenaza a la seguridad de los argentinos” y lo transforma en la explicación de los problemas relacionados con el delito y la violencia. Así se intenta justificar que para detener el ingreso de drogas declaradas ilegales al territorio nacional es necesario un estado de emergencia que habilita medidas excepcionales. Sin tener ningún diagnóstico, la emergencia hace foco en la frontera norte como causa principal de los problemas del narcotráfico y decide concentrar allí los recursos con un enfoque de corte militarista. Ya se ha demostrado que este camino no tiene capacidad para desarmar el complejo mercado de las drogas ilegales, ni su tejido con las instituciones estatales involucradas en las redes de ilegalidad. En cambio, sobran pruebas de su capacidad para incrementar los niveles de violencia y las violaciones a los derechos humanos.

El decreto caracteriza al narcotráfico como una violación a la soberanía nacional e inscribe a las políticas para enfrentarlo en el modelo de las “nuevas amenazas” que EEUU prescribe para América Latina pero que no aplica en su propio territorio. Asimilar el narcotráfico a una agresión militar extranjera lo coloca por encima de otros delitos tanto o más violentos como la comercialización ilegal de armas de fuego. Como consecuencia de este paradigma, se le atribuyen a las Fuerzas Armadas nuevas facultades para intervenir en cuestiones de seguridad pública y no de defensa nacional. Esta decisión produce un quiebre en la distinción entre seguridad interior y defensa nacional que ya se había debilitado en el gobierno anterior.

Las FF.AA. no se limitarían ahora a controlar el espacio aéreo sino que también tendrán la potestad de derribar aviones que no se identifiquen, sin necesidad de consultar a las autoridades políticas para hacerlo. Esta medida es inconstitucional desde el momento en que constituye una pena de muerte sumaria encubierta, en contradicción con el Pacto de San José de Costa Rica, con jerarquía constitucional. Las experiencias internacionales han demostrado que la intervención militar contra el narcotráfico no produce ningún efecto beneficioso, sólo contribuye a una escalada de la violencia.

La emergencia no reconoce las principales deficiencias del sistema de seguridad como la falta de profesionalización y de reforma de las fuerzas policiales para que dejen de ser un engranaje fundamental de los mercados ilegales ni la degradación de los sistemas penitenciarios y las deplorables condiciones de detención. En lugar de ello, se habilitan una serie de procedimientos de excepción para aumentar el número de efectivos policiales y dotarlos de mayor poder de fuego. Por ejemplo, se autoriza la convocatoria a personal retirado, medida que ya ha sido adoptada reiteradas veces y que no aporta nada positivo, pero que desprofesionaliza a las fuerzas de seguridad. Estos cuerpos policiales reforzados, que mantienen los mismos problemas de violencia y corrupción, son luego destinados a operativos de saturación en barrios pobres, sumando un problema más a las situaciones cotidianas de violencia que se viven en algunos de estos barrios. Al mismo tiempo, la declaración de emergencia habilita al poder ejecutivo a incrementar los gastos en tecnología y armamento y debilita los sistemas de control para las contrataciones estatales.

La declaración de emergencia se presenta como una estrategia unilateral e ineficaz que tiene más de impacto comunicacional que de política consensuada, técnicamente eficaz, sustentable en el tiempo y evaluable por sus resultados.

La declaración de emergencia no propone medidas capaces de afectar el funcionamiento de los mercados ilegales como por ejemplo fortalecer el control del lavado de activos provenientes del narcotráfico que atraviesan el sistema financiero. Al mismo tiempo, los nombramientos en la unidad encargada de elaborar estas políticas no parecen ir en el sentido de incrementar el control. Tampoco se han dado a conocer medidas para intervenir en la relación promiscua entre fútbol y política, fenómeno íntimamente vinculado al narcotráfico y a los crímenes mafiosos. Para promover una verdadera política de Estado para enfrentar los complejos fenómenos del delito y la violencia no es posible dejar de lado la necesidad de profesionalizar las instituciones policiales y el sistema de Inteligencia. Al mismo tiempo, debería jerarquizarse el trabajo preventivo territorial, en particular con los jóvenes y los niños.

Las políticas de seguridad en general y de drogas en particular, deben surgir de diagnósticos rigurosos y de un enfoque de seguridad democrática. La emergencia en seguridad declarada por el Poder Ejecutivo es otra oportunidad perdida para dar un debate serio sobre las formas en que un estado democrático debe abordar los problemas del delito y la violencia. Diversos espacios políticos, sociales y académicos, entre ellos el Acuerdo de Seguridad Democrática y el grupo Convergencia, venimos planteando que la obligación del Estado de dar seguridad a los ciudadanos debe realizarse en el marco de principios democráticos, a partir de acuerdos políticos y sociales amplios que eviten medidas demagógicas e ineficaces. Estos acuerdos deben avanzar en el diseño e implementación de políticas de corto, mediano y largo plazo, orientadas a encontrar soluciones perdurables a las demandas sociales en materia de seguridad.

Grupo coordinador Acuerdo de Seguridad Democrática y Convergencia: León Carlos Arslanian, Alberto Binder, Gastón Chillier, Enrique Font, Gabriel Kessler, Gustavo Palmieri, María Victoria Pita, Marcelo Saín, Sofía Tiscornia, Paula Litvachky, Marcela Perelman, Manuel Tufró, Agustín Colombo Sierra, Nicolás Comini, Enrique del Percio, Ernesto López, Juan López Chorne, Pablo Martínez, José Paradiso, Raúl Sánchez Antelo, Luis Tibiletti, Juan Gabriel Tokatlian, José María Vásquez Ocampo.

Horacio Verbitsky, Beatriz Sarlo, Nilda Garré, Adolfo Pérez Esquivel, Felipe Solá, Jorge Taiana, Eduardo Valdes, Hermes Binner, Rafael Gentili, Leonardo Grosso, Dante Caputo, Rut Diamint, Carlos Acuña, Victoria Donda, Gabriel Puricelli, Juan Manuel Abal Medina, Nito Artaza, Paula Alicia Ciciliani, Juan Pablo Cafiero, Roberto Gargarella, Germán Montenegro, Alicia Pierini, Manuel Garrido, Eduardo Rinesi, Ana Jaramillo, Hernán Patiño Mayer, Humberto Tumini, Juan Sasturain, Carlos Gabetta, Mempo Giardinelli, Maristella Svampa, Paula Canelo, Khatchik Derghougassian, Pablo Bergel, Marcelo Leiras, María Esperanza Casullo, Gabriel Anitua, Hugo Spinelli, Andrea Catenazzi, Silvia Guemureman, Virginia Manzano, Sebastián Pereyra, Máximo Sozzo, Esteban Rodríguez Alzueta, Alberto Schprejer, Mario Pecheny, José Garriga Zucal, Natalia Bermúdez, Alejandra Otamendi, Martín Becerra, Juan Tapia, Pablo Alabarces, Alberto Bovino, Ileana Arduino, Jorge Ceballos, Roberto Cipriano, Victor Mendibil, Gabriel Ganon, Alejandro Grimson, Lila Caimari, Diego Tatián, Susana Morales, Magdalena Brocca, Natalia Federman, Alfredo Lazzeretti, Graciela Cousinet, Federico Masso, Isaac Rudnik, Edy Binstock, Ángela Oyhandy, Juan Carlos Manoukian, Gabriel Bombini, Eduardo Tavani, Pablo Semán, Cecilia Ales, Daniel Lvovich, María Marta Bunge, Norberto Alayón, Daniel Badenes, Diego Sztulwark.

Asociación por los Derechos Civiles (ADC), Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), ANDHES, Asociación Pensamiento Penal (APP), Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Colectivo Habitar Argentina, Colectivo de Investigación y Acción Jurídica (CIAJ), Comisión Provincial por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires (CPM), Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia (ILSED), Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP), Intercambios Asociación Civil, Programa Universidad y Cárcel (Universidad Nacional de Córdoba), Xumek, Organización Barrial Tupac Amaru, Instituto de Investigación y Experimentación Política (IIEP).

Siguen las firmas…

Se reciben adhesiones enviando mail a consultas@cels.org.ar

sábado, 23 de enero de 2016

Ni siquiera las palmeras nos pudieron salvar de las llamas





La mano derecha hacia Dios,
la mano izquierda sostiene las joyas,
lo juro,
maldigo a la Luna
te me llevó la marea
estas arrugas en mi frente
no son líneas de bronceado
ni los ojos hinchados por el agua salada
(la vida en la playa)
el sol quemó mis ojos verdes,
demasiado frío este tramo de enero
no es natural.

La mano derecha en la tuya,
la mano izquierda sostiene el vaso
cuando esa flor de la jungla se abre,
y cae al piso
no trates de cortarla
las arrugas en tu frente no son líneas de bronceado
ni ojos hinchados por el agua salada (la vida en la playa)
el sol quemó tus ojos verdes,
demasiado frío este tramo de enero
no es natural.

Voy a rebelarme, voy a rebelarme
pero no es natural.
Yo trato y trato
esto está creciendo demasiado.
No soy un candidato para vos.
No es difícil de saberlo.

Esto no va bien
pero estamos bajo las palmeras
creyendo que el sol debe estar
en algún lugar detrás de estas palmera,
con todo el infierno que estamos viviendo,
al menos tuvimos las palmeras
para darnos sombra entre rayos de luz,
pero ni siquiera las palmeras
nos pudieron salvar de las llamas
persiste el verano. 

Frank Ocean posteó una captura de pantalla del fin de semana en el que apareció la letra de una nueva canción que está escribiendo, posiblemente titulada "Summer Remains". Después subió el vídeo de él tocando la canción.

viernes, 22 de enero de 2016

Rios










Fotografías de Lara Seijas

“El río del ser… que se pliega en la ribera.”

Roberto Bolaño, Sucio, Mal vestido

Los retratos y los cielos fueron tomados en algunas costas del Delta. Las personas fotografiadas son isleñas: un trabajador de la lancha colectiva, un hombre que se quedó dormido a la vuelta de su trabajo, una nena que mira el atardecer por la ventanilla, otro que se refresca un día de mucho calor. Todos esperan cruzar del otro lado de la orilla.

Jornada nacional de lucha por la liberación de Milagro Sala y en defensa de los trabajadores

Contra la criminalización de la protesta social


La Red de Organizaciones Sociales de Jujuy convoca hoy a una jornada nacional de lucha por la libertad de Milagro Sala, respaldada por organizaciones sindicales como las dos CTA, ATE, movimientos sociales y agrupaciones políticas kirchneristas y de izquierda, entre otros.


Manifestación sobre 500 rutas nacionales: por la liberación de Milagro Sala y en defensa de los trabajadores de la Economía Popular

La Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) participa hoy viernes 22 de enero de las más de 500 manifestaciones a nivel nacional, exigiendo la inmediata libertad de Milagro Sala.

Desde la CTEP sostenemos que la detención de una de las principales dirigentes sociales y actual diputada del Parlasur constituye un claro caso de persecución política y criminalización de la protesta social. Milagro Sala está presa por luchar.

Asimismo, la CTEP también denuncia que el conjunto de políticas económicas y sociales aplicadas por Gobierno Nacional apuntan a producir el desgaste del cooperativismo y perjudicar los derechos de los trabajadores de la Economía Popular. Un claro ejemplo de esto fue el incumplimiento del compromiso suscrito en Navidad de 2015 por representantes del Ministerio de Desarrollo Social, relacionado con el pago del Aguinaldo Social para los trabajadores de las Cooperativas Argentina Trabaja, el otorgamiento de un aumento del 40% de los ingresos por cada compañero/a beneficiario/a y la planificación participativa y autogestionada de las obras de infraestructura.

En reclamo por la inmediata liberación de Milagro Sala y por el respeto a los derechos de los trabajadores de la Economía Popular, la CTEP convoca a sumarse a las manifestaciones simultáneas en las principales rutas del país.

¡ Libertad a Milagros Salas!

¡SI TOCAN A UNO, NOS TOCAN A TODOS!

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Jornada nacional por la libertad de Milagro Sala desde las 7.30 h con corte en Corrientes y Callao

En el marco de una jornada nacional de lucha por la libertad incondicional de Milagro Sala y contra la criminalizacíón de la protesta social, distintas agrupaciones de trabajadores, estudiantiles y partidos políticos de izquierda comenzarán con un corte que se realizará a partir de las 7.30 h en Callao y Corrientes.

La diputada nacional Myriam Bregman, que participará de esta acción, declaró que "la detención de Milagro Sala tiene como objetivo aterrorizar a los trabajadores que salen a luchar contra los miles de despidos que hay en todo el país y a quienes van a luchar para recuperar el salario perdido por la devaluación y la inflación. Por eso hay que luchar por su libertad más allá de que no tengamos nada que ver con su orientación política".

Por su parte, el legislador porteño Patricio del Corro manifestó que "venimos por la libertad incondicional de Milagro Sala, pero también por el desprocesamiento de los más de cuatro mil luchadores que tienen causas penales y por la derogación de las leyes antiterroristas y toda legislación represiva que viene del anterior Gobierno y que ahora será utilizada para amedrentar al pueblo trabajador".

jueves, 21 de enero de 2016

Y un día la cana te volvió a requisar en el colectivo

Emergencia de Seguridad Pública


Hay una responsabilidad colectiva por la degradación de la vida que el gobierno macrista va acentuando cada día. Es una responsabilidad transversal que se agrava cuando el sujeto dispone de información y del tiempo vacante para conseguirla. Un gobierno como el que la sociedad argentina decidió darse en noviembre pasado no encarna simplemente un "giro al centro", una supresión del "relato K", mientras la estructura socioeconómica del país sigue más o menos igual. El descenso cotidiano se siente más rápido cuanto menos guita tengas o cuanto más te involucres en el problema. Los métodos de evasión son costosos en billetes y en economía psíquica.

"Te vamos a dejar todo lo que tenés y te vamos a dar más, yo quiero que vos seas feliz" decía Macri con tono evangélico en el tramo verbal de su campaña, cuando había que decir al menos algo. Antes de eso, en la fase icónica, su proselitismo no decía nada, te mostraban al candidato mirando a los ojos de los ancianos de piel agrietada, tomando mate con un morocho o acariciando a unas nenas pobres.

En el sector menos politizado de la población, el que se gana lo que va a comer con 14 horas de trabajo, se trataba de penetrar con un mensaje consolador, prometiendo "un cambio", apostando al malestar en la cultura que nunca falla, o suponiendo la falta de registro del país "normal" al que se proponía volver, carencia atribuible al simple hecho de haber nacido después de que todo eso pasó.

En la pequeño-burguesía ilustrada, peor aún, en aquella que guarda cierta formación emancipatoria por haber ido a los colegios correctos, en los que aprendió qué fue la dictadura, qué sangre costó, cómo fue la sujeción al poder financiero trasnacional para la historia argentina, con cuántos muertos terminó aquello, en ese sector de las clases medias no existe la posibilidad de alegar inocencia en el momento de haber adoptado el gesto descontraído de leer los fenómenos de la lucha de clases como lo haría un comentador sarcástico y equidistante. 

No hay equidistancia. 

Hay una corrosión de la comunidad que el comentador irónico consintió al alzarse de hombros y no vivir la disputa política como una tragedia que atraviesa su vida, sino como una ocasión para mostrarse ingenioso en un tuit o para escribir por encargo una columna en un portal de la derecha que lo dejara bien parado con sus amigos y con unos honorarios razonables. He visto a las mejores mentes de mi generación (es un decir) departir jocosamente con el Coronel Gonorrea. Ahí el crimen político cuyos frutos estamos empezando a percibir configura la abyección del cómplice.

Todos los días te despertás con una noticia nueva en la que te avisan que vivís en una comunidad peor que ayer, que las posibilidades se angostan. Primero devalúan y aumenta la leche, después echan a un locutor, al día siguiente echan a un empleado público, esa misma tarde te avisan que por un tiempo no te van decir a cuánto asciende la inflación, al otro día amenazan a un obrero que no pida aumento porque puede perder el trabajo, un día después en una provincia de esas que quedan lejos de acá un gobernador pone a sus amigos en la Corte provincial y acto seguido encarcelan a una dirigente de una organización social, mientras en la tele debaten a los gritos si es correcto decir que todos los cabezas son sucios y vagos. 

Y así en dos meses vivís en medio de una mierda de la que no te hacés cargo. 

Más adelante, dentro de unos años nadie se va a acordar de que te alzaste de hombros cuando todo empezó a suceder y vos sabías para qué lado iba la cosa.

El que trabaja 14 horas se da cuenta al toque de que la comida está más cara y que tiene que trabajar más (mientras tenga trabajo) o comer menos. Sus hijos registran esa mengua en el estómago pero todavía no en la conciencia. Reconstruir la cadena de causas que lo empujan a estar peor, a comer peor y a ser temido por el pequeño-burgués que se lo cruza en una esquina es algo que lleva una cantidad de años.

El pequeñoburgués que tiene miedo que el negrito lo asalte pero desarrolló una insensibilidad para dejarse forrear por el que tiene más guita todavía puede comer casi lo mismo, está de vacaciones y se densenganchó unas semanas del estrés del país "sobrepolitizado": recortará algún consumo si es necesario. Uno y otro a partir de hoy pueden ser requisados por las fuerzas de seguridad. La tendencia a la austeridad no viene sola: también te meten el dedo en el orto para ver qué llevás ahí adentro, te hacen abrir el facebook para ver qué posteás, te piden documentos porque pasaste a ser sospechoso de narco, de militante, de ñoqui o de terrorista.

Bienvenidos al país normal. Vos lo hiciste posible, te daba lo mismo, no habías nacido, estabas cansado de discutir o de pensar cómo se defienden las conquistas sociales y de quién tenés que cuidarte. Si estás de este lado de la línea, vas a pedir que la policía te proteja del negro que acecha. Si quedaste del otro, el negro sos vos.

Si fuiste lo suficientemente sarcástico, eso se te impregnó en el alma y vas a tener que ir borroneando tu conciencia para volverte cada vez más jodido. Si tenés talento literario, capaz te encargan una columna de opinión en Ñ o en La Nación

El decreto del Poder Ejecutivo que estableció la Emergencia de Seguridad Pública ayer deja abierta la posibilidad de que las fuerzas de seguridad puedan revisar cualquier equipaje o bulto que lleve una persona en todo tipo de transporte comercial. La medida se podrá aplicar en los micros o trenes de corta y media distancia. La requisa incluye la identificación de su propietario, poseedor, tenedor o despachante, según se especifica.