Se puede ver a MILES, Seamos Libres, CTA, CTEP, ATE, Movimiento Evita... ¿y el PJ? ¿Y los diputados del FPV que llevaron a Milagro como legisladora al Parlasur? ¿Y Scioli? ¿Sabrá Scioli cuánto resonaría una palabra suya en contra de la detención abusiva de Milagro?
Hace mucho, cuando yo era chiquito, las películas "de acción" dividían a sus protagonistas en los "buenos" y los "malos".
ResponderEliminarLos malos eran, además de malos, feos, y maleducados.
El jefe de los malos resumía todos los defectos juntos con el agravante de ser un forzudo importante.
Los buenos eran jóvenes, atléticos, pintones y galantes y estaban generalmente representados por un héroe al que solía denominárselo popularmente como "el muchachito".
Luego de varias peripecias, hacia el final de la peli el muchachito se enfrentaba finalmente al jefe de los malos, generalmente a puño limpio, y la ortodoxia indicaba que la pelea empezaba con el muchachito recibiendo una feroz paliza y, cuando ya nadie daba 10 mangos por él, milagrosamente se recuperaba, y le propinaba al malo una tunda histórica que lo dejaba hecho un guiñapo.
Finalmente la policia se llevaba lo que quedaba del malo y el muchachito se iba con "la chica".
Si la realidad política argentina fuera una peli de aquella época, estaríamos en la parte en la que el muchachito es vapuleado sin miramientos por el malo.
Algunos aguardamos impacientes la recuperación del bueno de la película, del héroe que nos rescatará de tanta misería y nos libere del poder de los malos, pero, entre nosotros, dudo muchísimo que ese personaje vaya a ser Scioli.
Creo que la Argentina macrista no se parece a esas películas que veías de chico, sino a este cuento de Osvaldo Lamborghini: http://www.elortiba.org/lambor.html#EL_NIÑO_PROLETARIO
ResponderEliminarLeì el cuento.
ResponderEliminarNo sè si agradecèrtelo
Hace algunos años ya que no soporto bien la exhibiciòn de la crueldad.
Del mal desnudo.
Supongo que me estoy poniendo viejo.
Ademàs en este cuento "ganan" los malos y la pelìcula de la Argentina Macrista todavìa no terminò.