El silencio más estruendoso de este verano de despidos y amenazas a los trabajadores es el de la burocracia sindical.
(También podríamos hablar de las exhortaciones típicas del Episcopado en defensa de los pobres, que ya no se escuchan, pero lo dejamos para otro momento).
En un mes y tres días de gobierno, el macrismo solo tomó medidas en favor de los sectores más concentrados de la economía y el capital financiero internacional. Además, ayer mismo el Ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay anunció que la economía interna va a estar regida por los ejes de a) imponer metas inflacionarias; y b) bajar del déficit fiscal -anuncio de hecho incumplible, dado que el propio gobierno suprimió o bajó las retenciones a las exportaciones agrarias, lo que implica un desfinanciamiento del estado en favor de los sectores más ricos del país; con lo que el déficit fiscal aumenta si no se ajusta por otro lado.
El retorno de las metas inflacionarias como ordenador de la economía implica entonces necesariamente la fijación de un tope a los acuerdos salariales -que ya no serían, por lo tanto acuerdos, sino imposiciones del estado en favor de las grandes empresas privadas.
El ministro afirmó que la inflación de este período será del 25%. ¿Cómo lo sabe? No cuenta en ese cálculo los enormes aumentos de precios de noviembre, diciembre y enero, que el gobierno ha decidido ocultar, justo cuando la devaluación se traslada al costo de la canasta básica. Ni tampoco tiene en cuenta el efecto que van a tener en el bolsillo de los asalariados el gran aumento de tarifas que pronto va a llegar.
Este período de rebrote inflacionario pretende ser borrado de todo registro.
Prat Gay les advierte a los trabajadores que acepten perder su poder adquisitivo porque si no pueden perder sus empleos. La caza de brujas lanzada por Macri y Prat Gay contra los empleados estatales -a los que se viene maltratando sistemáticamente como "ñoquis"- es un guiño a las empresas privadas para que se permitan echar a sus trabajadores. Cuando a Prat Gay ayer se le preguntó por los despidos en el sector privado, respondió que eso no es asunto del estado. Conclusión: el estado ya no protege el nivel de empleo ni los salarios y, por ende, las metas de inflación y la baja del déficit fiscal se logran con un aumento del desempleo.
En el mismo discurso, Prat Gay proclamó la necesidad de arreglar no solo con los fondos buitres, sino también de reconocer las pretensiones de los llamados me too, un sector de los acreedores que no había entrado inicialmente en litigio junto a los buitres, pero ahora quiere beneficiarse con el fallo a favor otorgado por Griesa. Así, el estado argentino está reconociendo una deuda con estos litigantes por un valor de casi 10 mil millones de dólares. Nada impide conjeturar que otros acreedores, de entre el 93% que sí entró en las reestructuraciones de la deuda externa argentina digan también "me too", y reclamen igualdad de trato que los litigantes del tribunal municipal de Griesa. De ser así, la deuda externa puede elevarse en los próximos años de manera desorbitada sin que esto implique inversión productiva alguna.
(Recuerdo ahora que la línea editorial de FM La Tribu sostiene, desde sus propias tandas, que afortunadamente ya no escucharé, la existencia de un consenso generalizado en favor del desarrollismo, lo que en vista del plan económico de Macri no se estaría verificando).
En resumen: todo a los exportadores y al poder financiero internacional y cero a los trabajadores. Ese es el auténtico significado de "pobreza cero", el slogan de campaña del PRO.
En ese marco rabiosamente derechista y antiobrero se entiende el bullying emprendido por Macri y Prat Gay contra los pobres. Hace dos días le preguntaron a Macri por los despidos de los empleados estatales y él respondió diciendo: “Sueño que encuentren un lugar donde ser feliz” (quiso decir "felices"). En la conferencia de ayer, Prat Gay habló de cortar "la grasa de los militantes". Semejante nivel de agresión discursiva hacia los sectores más vulnerables de la sociedad no se escuchaba desde la época de Domingo Cavallo. Solo es posible bajo el supuesto de que estas barbaridades pueden decirse impunemente, sin que los sectores agredidos de hecho y de palabra reaccionen.
La clase social que hoy gobierna el país es perversamente maltratadora. ¿Será posible que no paguen por esto ningún costo político? Si y solo si la burocracia sindical entrega a sus bases al designio del poder económico. En momentos como este, el silencio gremial equivale a traicionar a sus representados.
Hace poco yo comenté una nota en el blog de Abel Fernández (dado que él me mencionaba en el cuerpo principal del post) diciendo que me llamaba la atención el silencio de la dirigencia sindical:
"Necesitaríamos, por ejemplo, sindicalismo, pero no se consigue. ¿Habrá que importarlo?".
Abel me respondió:
Oscar, el kirchnerismo ha sido la única corriente interna hegemónica del peronismo, en alguna de sus etapas, que no incluyó en su conducción al sindicalismo.
Hay razones sociales y de coyuntura para eso. Pero tiene un costo, que se ve ahora.
En esta etapa, el sindicalismo tiene un rol decisivo. Si no se cuenta con fuerza ahí, las manifestaciones y las redes sociales no alcanzan.
Existe mucha militancia gremial y dirigencia media enfrentada furiosamente al gobierno de Macri. Los dirigentes políticos del peronismo deberían hablar con ellos (algunos lo hacen).
A lo que yo acoté:
Abel, sé de la importancia fundamental del sindicalismo, sobre todo en un período en el que el desempleo va a ser variable de ajuste de la economía. [Pero] No pretendo que el sindicalismo salga a defender al kirchnerismo, sino a sus bases. Si vos decís que hay militancia gremial y dirigencia media enfrentada furiosamente al macrismo, debo inferir que la cadena se corta por los altos dirigentes del sindicalismo. Porque a ellos no se los ve furiosamente enfrentados al macrismo. La última bandera que alzaron con enjundia fue la eliminación del MNI. ¿Como Cristina no los incluyó en su conducción ahora los gordos se enojaron con sus bases? Hay algo que no cierra.
Abel me dijo que prefería seguir la discusión en persona y preferiblemente tomando una cerveza [Completo acá] .
Ese intercambio fue el 5 de enero y, por lo que yo sé, el silencio de la burocracia sindical continúa. Desde la página de facebook El desocupadómetro (cuya alineación política desconozco, pero ahora tampoco me importa) se lanzó una convocatoria a marchar el próximo 29 de enero a Plaza de Mayo para parar los despidos. El texto dice:
La dirigencia sindical sigue sin aparecer, así que decidimos convocar a una marcha el día de ñoquis para romper el blindaje. Si no difundiste hasta ahora, éste es el momento. Nos vemos el 29 en la plaza.
Quizás el gobierno empiece a pagar los costos de su agresión cuando las plazas de los autoconvocados se junten con las de los trabajadores, con los dirigentes a la cabeza o sin ellos.
Siempre me acuerdo de algunos analistas políticos que hace pocos meses pronosticaban que la sociedad argentina en este período iba a girar al centro.
Todo parece paralizado.
ResponderEliminarHay una sensación de indefensión, de que podrán hacer lo que se les cante.
Llama la atención la pobreza de la actuación de dirigentes políticos. Están todos de vacaciones.
Bueno, no todos, leí declaraciones de Picheto diciendo que era un error reunir multitudes en las plazas con discursos contra un gobierno que asumió hace poco tiempo...
Mientras tanto, Urtubey (no es sorpresa) y Bossio (?) se reunen con +a, antes de que se vaya a Davos...
¿Estarán esperando el inicio de las sesiones ordinarias del Congreso?
Si dependemos de "los gordos" estamos fritos.
Pienso que así como fue tan pobre la oposición al gobierno del FPV, también lo es ahora la oposición al gobierno de Macri.
¿La diferencia? antes había una oposición de los medios hegemónicos y toda la usina repetidora con alto rating.
Hoy esos medios "patean" a favor.
Además el "partido judicial" (SCNJ incluida) hacía lo suyo...hoy también.
No es poca diferencia.