González Fraga manda a la clase media a la mierda
por Eduardo Rojas
1) Un frasco de perfume franco-guaraní comprado en Ciudad del Este, República del Paraguay.
2) Un reloj marca Seiko nipo-guaraní comprado en igual lugar.
3) Un muñequito artesanal de River hecho en barro cocido comprado en el shuk (zoco) de Tel Aviv.
4) Dos fetas de jamón ibérico de cerdo alimentado con bellotas, adquiridas en Madrid por una amiga que luego me las regaló (las otras tres del mismo paquete me las comí).
5) Una botella de Pinot Noir marca Cóppola, origen Napa Valley, California, EEUU, que me regaló mi amigo Roberto Pagés.
6) Una edición de lujo en papel biblia con hebras de oro de El alquimista de Paulo Cohelo comprada en el Mercado de Frutas y Verduras de El Chuy, Brasil.
7) Dos rollos de papel higiénico reciclable comprados en el Shopping Adventure de Miami, EEUU en enero de 2015.
8) Un juego de lencería erótica masculina realizado en lana rústica de Manos del Uruguay, comprado en Paysandú, R.O.U.
9) Una corbata de seda florentina estampada, regalo de una tía política.
10) Una caja (sin uso) de preservativos musicales "para su amiga secreta señor" (sic, sic, sic) adquirida en Encarnación, República del Paraguay.
Hemos vivido en el lujo, la concupiscencia y el derroche, ahora gracias a Javier González Fraga (presidente del Banco Central con Alfonsín y responsable de la hiperinflación de 1989; otra vez presidente del Banco Central con menem y asesor de inversiones de Gaith Pharaon, el traficante de armas y lavador internacional de dinero) volveremos a la buena senda ¡Gracias Javi!
El lavarropas no lo entrego. Unos cuantos libros...algunos, incluso, que estoy pagando con Ahora 12... La máquina en la que estoy escribiendo esto. No pienso devolver nada. Voy a pasar a la clandestinidad.
ResponderEliminarHay que tener ganas de comprar una edición de lujo de El alquimista.
ResponderEliminarMe encantó la idea de la lista!!! Y la lista, aunque cada unx con su cada cual. Yo tampoco invierto el El alquimista, pero la liberta es (era) libre decía mi abuelita. Que como ya no vive la pobre, no sufrirá por el desfinanciamiento de la ansess. Yo sí.
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