Leo lo que escribe María Pía López y me quedo pensando:
"Hay ausencias que duelen. Un nombre fue omitido en el documento inaugural del Encuentro Nacional de Mujeres. Lo silenciado grita. Y el grito asfixia. No nombrar a la más emblemática presa política del presente puede ser caro para todo el movimiento popular argentino. Esa mujer está encarcelada bajo un cúmulo de expedientes amañados, sin garantías procesales, por una justicia venal y un gobernador que declara “la tengo presa”. Es una militante que lidera un movimiento excepcional, confrontativo y fundador. Está presa después de un operativo de deslegitimación tramado entre programas de televisión, corrillos clasistas, sentido común conservador e instituciones linchadoras. ¿Por qué organizaciones populares le creen a ese entramado u objetan problemas en el trato, hasta el punto de obviar su condición de presa política? Hasta el punto de saber, digo, que Milagro es el nombre, presente o futuro de todas. Es la amenaza que pende sobre nuestras cabezas. Es la amenaza que movilizan los policías agazapados en la Catedral y la puesta en escena que los antecede, la coreografía en la que es menos visible la voluntad militante que la disposición a despertar la batalla. Nuestra actualidad es la del régimen disciplinador de la amenaza. El nombre ausente –el de la militante Milagro Sala- nos impide pensar la singularidad del conservadurismo actual, revanchista y osado, más concentrado en producir una escena de represión para sus propios votantes que en evitarla. Porque necesitaban reprimir para un electorado airado ante tanta pintada, mujerío, conventillo y aquelarre, mostrar su vocación de orden y la verdad de su protocolo. Si no había desorden, había que inventarlo. No nos confundamos: no quieren ocultar su faz represiva, sino volverla espectáculo. Suprimir con ese espectáculo el profundo hecho que fue el Encuentro multitudinario, controversial, polifónico, cooperativo. Milagro, pensar a fondo, nombrar a fondo, a Milagro, nos puede permitir entender de qué viene lo que viene. Tan distinto a los modos conocidos de las derechas anteriores".
No hay hechos aislados, son parte de un "todo". Y aunque las organizaciones, celosas de su representatividad y objetivos concretos, piensen que pueden excluirse de temas ríspidos de la política centrándose en lo general colectivo, los hechos políticos se encargan de resituar el eje, por sí mismos. La vergonzosa ausencia de reclamo por Milagro (por probable intención de concitar intereses desde lo general incontaminado), cierra con un baldazo de realidad como esa represión final y, reitero, resitúa en el verdadero escenario social.
ResponderEliminarSuelo discutir bastante esta categorización de la violencia sufrida por mujeres como exclusivamente de género, al permitirme pensarla más como violencia extensa contra vulnerables - mujeres, ancianos, marginados, trabajadores, sujetos precarizados y, por sobre todo, los más vulnerables de los vulnerables, los niños; un denominador común de sujetos violentados que supera la visión meramente de género. Cuando se reprime en una marcha, no se apunta preponderantemente a un actor en particular, sino a todo el sistema democrático en general, porque es un objetivo mediato de envergadura
Creo que la prédica antipolítica ha calado mucho desde hace años, infelizmente. Y por ello, toda mención a un actor - en ese caso una mujer como Milagro - que haya hecho pie en la política, resulta inconveniente para las agrupaciones que acotan demasiado la óptica en su rotunda especificidad. Saludos.
es lo Que observo,hay personajes que recorren el país con su discurso feminista,que hablan para canas y milicos con aires progres pero omiten a MILAGRO,CRISTINA Y DILMA...
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