Al final de mi post de ayer me preguntaba, después del violento final que las fuerzas represivas le impusieron a la marcha por Santiago Maldonado con la excusa de la aparición de un pequeño grupo de provocadores instalados en la misma zona por el propio régimen: "¿No saben cómo salir? ¿Están dispuestos a pasar de las fiestas de globos a las masacres callejeras? ¿A los operativos nocturnos? Nadie en el elenco gobernante se muestra capaz de parar este desastre".
Releyendo mi nota veo que oscilo entre la hipótesis de que al gobierno se le haya ido de las manos la situación y se vea en la necesidad de proteger a algunos de sus agentes "excedidos" o cebados por su prédica oficial, o bien la posibilidad de que sea una escalada represiva fríamente planeada desde el corazón mismo del poder. ¿Es razonable para un partido de derecha que se propone consolidar su poder en las urnas transitar el último tramo de la campaña electoral en medio de escenas de represión callejera, encarcelamiento de periodistas de medios alternativos, allanamientos a locales de organizaciones sociales y de derechos humanos, campañas de persecución y amedrentamiento a opositores, presos políticos, desaparecidos, difamación contra las víctimas de la represión? ¿Es consistente generar este clima, que es visto con alarma desde los organismos internacionales de derechos humanos y con perplejidad por la prensa extranjera, desde un gobierno que a la vez pretende dar señales de gobernabilidad al poder trasnacional? ¿O al contrario, se fomenta una tormenta social para desatar una represión sistemática que posibilite un endurecimiento del ajuste estructural que arrase con los derechos adquiridos de la clase trabajadora y toda pretensión de mejoras de los sectores populares? No se trataría ya de atraer capitales, que por otra parte no tienen ningún interés en traer inversiones productivas en Argentina, sino de imponer un esquema en el que amplios sectores de la sociedad sean disciplinados o excluidos con violencia, con el beneplácito de un sector de las clases medias que banque el ajuste con represión.
El experimento macri: ¿es ganar elecciones en un clima de miedo a la violencia de arriba? ¿es viable y por cuánto tiempo? ¿Tolera la sociedad argentina, con su experiencia de años de organización y movilización en favor de los derechos civiles y laborales, un apriete de tal naturaleza? O, para ser más precisos, ¿cuánta represión hace falta para aplastar la vitalidad expresada en marchas como las del viernes? ¿Cuántos muertos, desaparecidos, presos y proscriptos cuesta la "derecha moderna y democrática" que perciben observadores como José Natanson?
El experimento macri: ¿es ganar elecciones en un clima de miedo a la violencia de arriba? ¿es viable y por cuánto tiempo? ¿Tolera la sociedad argentina, con su experiencia de años de organización y movilización en favor de los derechos civiles y laborales, un apriete de tal naturaleza? O, para ser más precisos, ¿cuánta represión hace falta para aplastar la vitalidad expresada en marchas como las del viernes? ¿Cuántos muertos, desaparecidos, presos y proscriptos cuesta la "derecha moderna y democrática" que perciben observadores como José Natanson?
Algunas declaraciones de diregentes de diversa identidad política me llevan a pensar la posibilidad de que no se trate de una situación que se les esté yendo de las manos, sino de un plan que va desplegándose cada vez más rápido. ¿Cómo llegamos a fin de año?
Leopoldo Moreau en El Puente, AM750:
"El gobierno usa el caso de Santiago Maldonado para alentar un clima de represión en la Argentina, para poner en marcha un mecanismo de persecución. (...) Están alimentando el descontrol de las fuerzas de seguridad, el mismo descontrol que seguramente alimentó Nocetti en ese día [en el que desapareció Santiago Maldonado en Esquel] cuando en el lugar daba órdenes que, cuando provienen del poder político y son desatinadas y excesivas, producen en los subordinados la sensación de que pueden hacer cualquier cosa porque eso no va a tener ningún tipo de consecuencia. Las fuerzas de seguridad son las mismas, la Gendarmería es la misma que cuando Cristina gobernaba, cuando gobernaba Alfonsín o cuando gobernaba Menem; el problema no es la Gendarmería en sí misma, el problema es quién la conduce. Y en este caso tenemos la desgracia de que la política de seguridad está conducida por Patricia Bullrich, que no es solo Patricia Bullrich y sus habituales deportes: ella representa las políticas de seguridad de la CIA en Argentina. Incluso te diría que en ese sentido está hasta por sobre macri. Por eso exhibe esa impunidad, esa falta de pudor, por eso miente descaradamente al Senado de la Nación, porque tiene la sensación de que todos sus actos no van a tener consecuencias en la medida en que está blindada nada más y nada menos que por la CIA, que tiene en ella una representante de sus políticas para América Latina. (...) A mí me da la impresión de que este es un gobierno que tiene tres objetivos inmediatos: Primero, como lo que viene en materia de ajuste va a ser muchísimo peor que lo que ya atravesamos -y no me refiero solamente a los aumentos tarifarios que ya anunciaron para después de octubre en materia de gas, de electricidad, de combustibles- ellos saben que son imposibles de imponer sino es despejando previamente la cancha. ¿Y qué significa para el gobierno, para estos grandes grupos de medios que son sus aliados, para los grupos dominantes despejar la cancha? Significa destruir el movimiento obrero organizado, no hablo de perseguir a tal o cual dirigente sindical. El segundo objetivo para que la cancha esté despejada es destruir al movimiento popular argentino; lograron hacerlo poniendo de rodillas a un partido histórico como el radicalismo y ahora van por el peronismo. Y en tercer lugar pasar por encima del estado de derecho, que es lo que ya estamos viviendo. Desde ya la desaparición forzada de Santiago Maldonado significa pasar por encima del estado de derecho; la remoción iliegal de un juez significa pasar por encima del estado de derecho; alertar sobre la supuesta existencia de grupos subversivos, extremistas, etc., para justificar la persecución política es pasar por encima del estado de derecho. (...) Yo creo que esta gente fantasea incluso con la idea de un estado de sitio, porque es tan feroz la campaña que han lanzado para crear un clima que justifique la represión que uno se pregunta hasta dónde están dispuestos. Por supuesto que todo esto está acompañado de todas las maniobras miserables que están llevando adelante también con la complicidad de los grandes medios hegemónicos para desviar la atención que tiene el gobierno en el caso de la desaparición forzada de Santiago Maldonado".
Juan Grabois, dirigente de CTEP, en El fin de la metáfora, Radio 10:
"El gobierno nacional está abriendo la Caja de Pandora, porque su especulación pequeña resultante de los focus groups que deben hacer por ahí les da que les conviene profundizar un discurso de derecha en el cual se le echa la culpa de todos los males de la sociedad a los pueblos originarios, a los militantes sociales, a los familiares de las víctimas, a los organismos de derechos humanos. Se empieza a ver una política de hostigamiento y de violencia y, como dice el dicho, la violencia engendra violencia. Se está creando un clima muy espeso, muy, muy espeso, con una actitud que es evidentemente calculada, planificada, porque no es que se les sale la cadena y dicen las barbaridades que dicen, que cada vez suenan más ridículas: es el discurso oficial de los funcionarios y el discurso paraoficial de sus voceros multimediáticos como Lanata, Longobardi y algunos editorialistas, de los que empezamos a escuchar cosas que nos parecen inverosímiles a muchos de los que pensamos que a la Constitución y los tratados de derechos humanos hay que respetarlos, que no hay que poner a las víctimas en el lugar de victimarios, etc. Y lo hacen porque evidentemente en un sector de la población ese es un discurso que talla. Eso es abrir la Caja de Pandora, porque es sembrar vientos y cosechar tempestades. Por eso a mí de verdad no me sorprende lo que sucedió ayer [se refiere a los actos de represión policial propiciados por los provocadores que aparecieron después de la marcha en reclamo por la aparición con vida de Santiago Maldonado] y no me sorprende que estas cosas sigan sucediendo. Lo digo con mucha tristeza porque en general cuando se quiebra la paz social los más perjudicados son nuestros compañeros, los humildes. Nosotros [se refiere a los movimientos sociales como la CTEP, que él integra] hemos sido consecuentes y absolutamente responsables en evitar cualquier tipo de desborde en el marco de la protesta social. En dos años, con decenas de movilizaciones, ollas populares, acampes, protestas, siempre hemos recalcado la necesidad de institucionalizar los procesos de diálogo, de respetar las instituciones democráticas, incluso la investidura de un presidente que dice cosas que cada vez nos duelen más, que nos molestan más, que tenemos ganas de contestarle. Cuando se hacen desde el poder, es el lugar desde el que vos tenés que tener más responsabilidad. Aún así todavía seguimos sosteniendo la necesidad de ser muy responsables, pero hay muchas personas, mucha gente que se siente muy hostigada, muy asfixiada por este pensamiento que se intenta imponer, por la persecución de todo el que piensa distinto, por la caracterización de kirchnerista de cualquiera que se opone al gobierno, cuando hay un montón de otros espectros ideológicos y gente que no es ni kirchnerista ni nada, que no les gustan las cosas que están pasando. Insisto: se está generando un clima muy espeso y hay un responsable único y a mí no me cabe la menor duda de que es el gobierno. Sin contar con que estamos ante un caso gravísimo de desaparición forzada de un pibe, un artesano, un trabajador de la economía popular, solidario. Es absolutamente increíble la política de protección hacia fuerzas de seguridad que actuaron como mínimo en una represión totalmente excesiva y muy posiblemente en el marco de una desaparición forzada de personas; también en una secuencia que se viene profundizando de ataques contra las libertades democráticas individuales, de atentados contra militantes sociales (...), en el marco de represión y hostigamiento hacia los sectores populares, algo que no puede terminar bien si continúa esta política".
Esta mañana de domingo tormentoso abrieron Comodro Py para interrogar a los los 31 detenidos durante la represión posterior la movilización por la aparición de Santiago Maldonado.
Llueve en Comodoro Py, pero acá no se rinde nadie. Libertad a lxs detenidxs. Digan Dónde está Santiago y que renuncie @PatoBullrich pic.twitter.com/aqvkOm7cWI— marta dillon (@martadillon) 3 de septiembre de 2017
Me parece que estás dejando una posibilidad afuera, que me parece importante.
ResponderEliminarMás que el temor a la violencia desde arriba, están instalando el miedo a la violencia desde abajo, en la que los que la manifiestan son los loquitos que se hacen los anarquistas y pintan el Cabildo.
Ni siquiera tiene que ser algo permanente. Creo que este tipo de imágenes como las del viernes lo único que pueden hacer cambiar es a algún sector que todavía tiene dudas, como para que no voten al kirchnerismo. A eso apuntan todos los del Gobierno y, sobre todo, sus medios. Están culpando desembozadamente al kirchnerismo de todos esos hechos. Además, la imagen que quedó fue la del viernes a la noche. A nadie le cambia la idea si hoy salen todos los detenidos en libertad por falta de pruebas. El daño, como la mentira de la noche de las PASO, ya está hecho. No hay mucha gente que siga esos temas tres o cuatro días después.
Tu explicación tiene varias fallas. No hay violencia de abajo acá. No hay loquitos. Son implantados por el gobierno. Está clarísimo. No dejo de lado esa hipótesis por descuido u olvido, sino que la considero falsa. El Cabildo lo pintan ellos. Incluirlo como hipótesis de la "violencia de abajo" es propagar la operación del macrismo.
ResponderEliminarLa otra premisa falsa es meter al kirchnerismo en esto. Solo por complicidad con el régimen se puede encontrar una vinculación. Hay años de movilizaciones kirchneristas sin violencia. Hay décadas de movilizaciones de ddhh sin violencia. La violencia es un implante del régimen y solo se propone inyectar violencia, lo que se vio en la represión inmediata a los provocadores. Ni violencia de abajo ni kirchneristas. Lo que está en juego es más peligroso que una maniobra electoral. Es el estado terrorista, más conocido como "derecha moderna" por Natanson.
A 10 dias de asumido el gobierno se me hizo claro que un estado de excepcionalidad sería el camino inexorable para un proyecto que en menos de dos semanas mostraba su mapa de posibilidades oscuras. Que nunca adquiriran, por supuesto, la literalidad de otros pasados porque, como enseñaba Toynbee, la Historia describe movimientos en espiral y no círculos de repeticion idénticos.
ResponderEliminarCuando algunos percibiamos una fragancia conocida de otros tiempos, rápidamente surgieron voces cuestionando esta percepción. Supimos decir, incluso, "esto sera mas rapido y letal que el ataque de un tiburon blanco".
Yo le preguntaria a esos mismos ingenuos..¿Cuanto creen que pueden sostenerse las ambiciones parroquiales de gobernadores y territoriales diversos frente a una avanzada semejante?. ¿Cuán tarde pueden permitirse reaccionar los intelectuales organicos del Peronismo y otras fuerzas ante estas viejas y manifiestas herrumbres?
La novedad, en todo caso, ha sido el sincretismo logrado por Cambiemos respecto de las peores experiencias políticas de la Argentina. Porque estos tipos son verdaderamente sincreticos: aúnan todo lo peor de períodos distintos y lo refunden de manera ciertamente original (la globalidad y las precariedades subjetivas asi se los permiten)..
El gran pecado de esta contemporaneidad será, pues, no haber hecho caso a los signos que estaban presentándose por haberse dejado seducir por una misoginia que no tuvo más destinataria que Cristina Kirchner. Son muchos los que quemaron sus herramientas interpretativas voluntaria y ciegamente por esa pasión malsana.
Desde siempre sostuve que no hubo engaño de electorados sino imbricacion tanatica en gobernantes y gobernados complacientes surgidos del balotaje; la vocación punitiva hacia quienes no eran considerados semejantes cruzaba vastos sectores de la población, todavía más lejos que el 52 % vencedor. Cambiemos suministro apenas los argumentos miticos para salir a la cacería de esos contingentes percibidos como distintos y atemorizantes.
Pero el mapa global dista de ser estable. Y esos proyectos punitivos descansan sobre el supuesto de la inmovilidad de sus condiciones externas de apoyo. Por ahí, creo, vendrán las sorpresas. Saludos.
No sé si me expresé mal, pero lo que quise escribir es lo mismo que ponés vos. Ya sé que es falso, pero es como lo quieren vender. Este fin de semana nomás para tomar de referencia, lo que hizo Leuco fue editorializar con lo que te digo: un grupo de inadaptados mandados por Cristina Kirchner. Ni más ni menos dijo.
ResponderEliminarSé que es falso pero a lo que apunto es que esa mentira tiene gran calado entre la gente que no sigue mucho los temas.
Ah Diego, asumiste la jerga de ellos como si la afirmaras vos. Mirá: sé que ellos trasmiten eso en sus medios y lo tenían preparado para cuando terminara la marcha, había que tapar la extraordinaria manifestación y prepararon el show. Solo que este show no es solo montaje: hay un desaparecido, los culpables están al mando de la seguridad de la nación y hubo treinta detenidos y golpeados con saña, que no participaban de ningún disturbio. Así que creo que es algo más que propaganda electoral: si hacen esto antes de las elecciones (¡un desaparecido!) qué no harán después.
ResponderEliminarEn cuanto al tercio no politizado, es un problema típico de la politología de estos últimos años. No creo que sean todos de una sola manera ni que todos perciban las cosas igual. Esta elección se define en la pcia de Bs AS y por pocos puntos. NO sé si todos los que no votaron ni a uno ni a otra piensan igual, creo que no. Pero prefiero no hacer pronósticos. Saludos
Ahora me hice comprender :-)
ResponderEliminarGracias por contestar.