Una conversación con Damián Selci en La otra.-radio del domingo pasado, para escuchar clickeando acá
El domingo pasado estuvo en La otra.-radio Damián Selci, escritor, autor de la novela Canción de la desconfianza, crítico literario, editor del blog Planta y militante kirchnerista. Lo invitamos para hablar de la batalla de las interpretaciones que se desataron a partir del resultado de las paso, no precisamente de las interpretaciones que intentó imponer el oficialismo desde sus medios poderosos, sino la interpretación que asume una forma de la "autocrítica" socialdemócrata encarnada a la perfección por el artículo de José Natanson, El macrismo no es un golpe de suerte. Ahora transcribimos parte de la charla.
- Con el resultado de las PASO, - le empezamos preguntando a Damián Selci- el oficialismo intentó hacer una lectura en base a la puesta en escena de una sensación térmica de apoyo popular, postergando interminablemente la difusión del escrutinio bonaerense.
- Eso es bastante esperable que lo hagan. Lo que hay que destacar es la tendencia de muchos analistas políticos que estarían sindicados dentro de "los nuestros" que tienen una tendencia muy veloz a admitir casi gozosamente el resultado adverso. En el caso de José Natanson uno lo puede ver más claro, pero durante las primeras 48 horas circularon análisis de mucha gente en el estilo de "tenemos que reconocer qué hicimos mal nosotros".
- Lo que llama la atención es que ciertos analistas, que se supone que tienen una capacidad refinada para desmontar las operaciones de los medios del régimen, se compren el paquete entero de estas operaciones, a menos que ellos tengan algún tipo de deseo de colaborar con esas operaciones.
- Del mismo modo que Deleuze y Guattari reclamaban una explicación del fascismo en términos de deseo, yo creo que algunos analistas reclaman una interpretación en términos de deseo en sus análisis siempre pesimistas, siempre desmovilizadores, siempre desmoralizadores.
- Nos acordamos de Natanson, pero la revista digital Panamá publica a pocas horas de interrumpido el escrutinio provisorio un análisis firmado por Martín Rodríguez y Pablo Touzón, titulado "Nagasaki". Se supone que el kirchnerismo había sufrido un Hiroshima en 2015 y en estas PASO nos había caído encima una segunda bomba atómica.
- Bueno, pero hay que imaginarse a un Joaquín Morales Solá leyendo esas columnas y sonriendo probablemente con satisfacción. En algunos casos se torna sospechosa esa fruición. Hay una tendencia muy firme a aceptar rápidamente los argumentos del adversario. En lugar de defendernos, nos presentan los argumentos del enemigo con nuestras palabras.
- Yo interpreto que esa rapidez para asumir los argumentos del enemigo puede llevar un deseo no tan oculto de dejar verdaderamente a Cristina atrás, cuando es la dirigente que suma la mayor cantidad de votos del país con estos resultados en la mano. ¿Cómo explicar, si no, que esta acumulación política sea presentada como catastrófica, si no se desea sacarla del medio de una vez y dejar el liderazgo popular vacante? Si una elección donde ella le gana a Vidal -que se supone que es la dirigente con "mejor imagen positiva" del país y se involucró de lleno en la campaña- vos la leés como un Nagasaki, es porque estás haciendo mucha fuerza para que Cristina parezca (ya que en verdad no lo está) arrasada.
- Yo creo que más que el deseo de dejar a Cristina atrás es el deseo de ser derrotado, el deseo de perder.
- ¿De perder o de que pierda el kirchnerismo?
- Es lo mismo, porque todas estas personas forman parte de algún modo u otro, socialmente o etariamente, del campo derrotado. Puede haber metido un quintacolumnista también, pero cuando Natanson titula "El macrismo no es pura suerte" nos quiere decir que es una tendencia histórica que nosotros no estamos viendo, como cuando a los comunistas se les cayó en el 89 el muro de Berlín en la cabeza. Se nos pone a nosotros en el lugar de los despistados de la historia, como en la película de Kusturica Underground, con un tipo que había estado abajo de un pozo y ni se enteró de que la ex Yugoslavia se había desmembrado en pedazos. Nos ofrecen entender los procesos históricos mundiales cada dos minutos. En 2013 la avenida del medio de Massa se llevaba por delante todo.
- Yo leí en tu nota un concepto que vos proponés, la "falacia de la subestimación".
- Sí, es una especie de broma para referirse a una estrategia discursiva que consiste en decir que los kirchneristas habrían subestimado a macri, que esa subestimación consiste en considerarlo un golpe de suerte y no una tendencia histórico-metafísica que vendría para quedarse en Argentina, que los kirchneristas consideramos que macri sería fácilmente derrotable en tanto otro golpe de suerte virara a favor nuestro. Pero en realidad hay una actitud psicopática cuando son estos mismos analistas los que viven subestimando el poder de daño del macrismo y son justamente los kirchneristas llamados "intensos" los que supieron prever con mayor precisión lo que iba a pasar. Cuando se nos habló de que macri era una nueva derecha democrática, que iba a respetar las instituciones, los consensos dados, que era un liberal moderno, lo que está sucediendo es que tenemos un gobierno que mete el tarifazo más grande de la historia, que empobrece a la sociedad a una velocidad increíble y que tiene presos políticos y desaparecidos. Esa es la falacia de la subestimación: la subestimación la están haciendo ellos y nos están haciendo bajar las defensas, eso me parece grave.
- Si fuera una lucha de las interpretaciones, sería solamente una disputa especulativa, pero en realidad tiene efectos políticos. Si vos instalás un diagnóstico desmoralizante, eso repercute sobre tu práctica: te desmoviliza, te dispersa.
- Claro, porque hay que fijarse que si uno analiza estos argumentos son mutuamente excluyentes: por un lado, te dicen, Macri y Durán Barba tienen un poder absoluto porque nos superan, tienen mejores ideas, trabajan técnicamente mejor; por otro lado, afirman, no hay nada que temer porque en realidad son una derecha moderna que no nos va a hacer daño. Cuando encontramos argumentos contradictorios juntos, ahí hay una prueba de que estamos ante propaganda enemiga. No estamos debatiendo, sino que nos estamos haciendo daño con las palabras. Eso tiene como efecto confundirnos. Te dicen que Cristina es sectaria mientras ella le ofrece a Randazzo formar parte de la lista y él la rechaza: es que te están corriendo el arco todo el tiempo. Eso deja de ser un debate interno y pasa a ser una lucha política.
- Yo tiendo a creer que están pensando en su carrera profesional como analistas políticos para los cuales es más cómodo situarse en un lugar de comentadores de un espectáculo que les es ajeno más que en involucrarse en un proyecto en el que tenés que poner el cuerpo y comprometerte: cuando perdés y cuando ganás.
- Yo a los que vi más deprimidos después del resultado de las PASO es a los que menos se comprometieron en el trabajo militante. Conforme uno se va comprometiendo el optimismo se transforma en una necesidad más básica; conforme uno está más lejos, tiende a ser más pesimista. A mí me gusta rememorar el diálogo que tuvo Cristina con David Viñas en el año 2000. Viñas le dice: "Usted es demasiado optimista, es una optimista panglossiana"; y ella le dice: "yo tengo la obligación de ser optimista". Y Viñas dice: "yo tengo la obligación de ser pesimista". Y ella replica: "sí, porque vos sos un intelectual crítico, pero yo soy una militante y tengo la obligación de ser optimista, porque tengo que creer que puedo cambiar la realidad". Para mí se puede plantear en estos términos: el intelectual ve la realidad y la analiza, ve diez factores y le da como resultado: "pesimismo". El militante también ve esos diez factores, pero además tiene un factor once que es él mismo, su propia acción ante la situación. En términos filosóficos, son dos posiciones ante la realidad incompatibles. Viñas hablaba de la realidad como si él estuviese afuera de ella, es una disociación entre el pensamiento y la realidad, y por eso el resultado es siempre: "pesimismo". La objetividad del militante está más deformada, es cierto, porque está incluido dentro de la realidad, pero esa deformación es porque la contradicción entre el pensamiento y la realidad cae del lado de la realidad.
- Además son otros los riesgos. una cosa es el intelectual crítico que cuando hace un análisis puede estar equivocado en su diagnóstico y otra cosa es participar en una disputa política donde ya no se trata de un error. Sos vos mismo el que te ponés en riesgo.
- Claro, pasa a ser de una cuestión gnoseológica a ser existencial. En la postura del intelectual la realidad está allá y yo la veo entera. Pero en la posición militante, hay un punto vacío que es mi propia intervención en la realidad. Cuando yo leo un texto de Natanson me pregunto: ¿y vos qué estás haciendo? Natanson no está describiendo la realidad, lo que él hace en su artículo es prolongar la realidad. Si la realidad que tenemos es la acción psicópata del sistema para desmoralizarnos, es obvio que el texto de Natanson no describe esa realidad sino que la produce.
- Consolida la lectura adversaria.
- Mientras tiene una presunción empírica o descriptivista de decir cómo son las cosas, lo que en realidad hace es propagar el efecto.
- Está operando.
- Está operando, hablando mal y pronto. Esto es importantísmo. Los textos forman parte de la realidad, las interpretaciones la constituyen. ¿Como interviene Natanson? Desmoralizándonos. Hay que medirlos por los resultados, como decía Perón.
- O como dice la Biblia: por sus frutos los reconoceréis.
El audio de la conversación con Selci se puede escuchar entero junto con las canciones que pasamos y algunos otros eventos radiofónicos, clikeando acá.
La Otra lo hizo otra vez. Clap clap!
ResponderEliminar