Guía desquiciada de la cultura rock

Gustavo Sala vino a La otra; escucharlo acá

Original de Gustavo Sala para La otra

Un programa con Gustavo Sala como invitado es infalible. Este domingo vino a La otra a presentarnos su nuevo libro, Desgracias totales. Una guía ilustrada de la cultura rock, lo cual nos permitió recorrer los vericuetos divertidos y ridículos del mundo del rock, al que Sala sabe retratar con acidez a su vez irreverentemente. ¿Se podría hacer con el rock acaso humor correcto, respetuoso y reverente? Las historietas de Sala tienen hacia el rock esa insolencia que prueba que proceden del rock. Dice bien Calamaro cuando en su prólogo del libro asocia el humor de Sala con el de Capusotto. Una tradición longeva, ya abarca varias generaciones, sus pioneros alcanzaron la ancianidad, los que no dejaron cadáveres hermosos, algunos llenos de arrugas, muchos algo deformes, si no mantienen una inclinación al desquicio es porque ya no hay rock en ellos. El desquicio está siempre aguardando en las tramas narrativas y en los trazos crueles de las páginas que salen de Sala.

En el programa hablamos de los chistes crueles, de revistas, del cierre definitivo de Inrokuptibles, de lo difícil que es retratar a Spinetta en pija, de las gloriosas canciones de los Ramones y su sorprendente argentinismo, de la reunión de los Redondos y la solemnidad paradójica de la misa ricotera, de los discos en los que los músicos anticipan su muerte, de las novias argentinas de los rockstars internacionales, de festivales tilingos, de historietas intertextuales, de Mortadelo y Filemón, de cosas que habrían pasado por la cabeza de Cerati en los segundos que tardó entre decir Gracias y decir Totales! También hablamos de una barbería, de una clase de Educación Cívica, de la estatura artística de Palo Pandolfo, de Charly gordo, los miles de discos que Melero produjo y vos ni sabías, un poco de cine, otro poco de canciones que hablan de cine y de libros, de evangelistas en la tele, del compañero de banco de Elton John y del compañero de banco de Ana Frank, de los podcasts, de algunas cosas que ahora se me olvidan, de todo lo que pueden escuchar si clickean acá.

Y por supuesto escuchamos esas canciones que perfuman la noche con colores raros.