domingo, 1 de septiembre de 2019

La caída: no pueden juntar en un mismo silogismo República y Democracia


El domingo 11 de agosto a las 12 de la noche (o el lunes 12 a la hora 0) salimos al toro con los resultados de las PASO. Obvio que hasta poco rato antes no sabíamos qué carácter tendría el programa, que finalmente fue de festejo total. Siempre llevando calma a los mercados, considerando nuestra responsabilidad de ser el programa en vivo que abre la semana, pocas horas antes de los bancos.

Hoy nos toca hacer Götterdämmerung, el incendio del Walhalla, la noche después del cepo y el default, o Der Untergang, la referencia cinéfila que prefieran.

Cierto, el país está yéndose al carajo y la vamos a pagar los de abajo, cuanto más pobres, peor. Pero lo que se celebra es la caída del velo, el fin de esta temporada de abyección macrista, en términos que ellos no podían imaginar ni en la peor de sus pesadillas. No solo fueron expulsados por el voto popular, sino que se van restaurando el control de capitales, con los organismos financieros poniéndoles el sello del DEFAULT (otra manera de decir "caída") y con Mirtha Legrand llamando "fracasado" a Don Gato. En este momento la cancha entera de River está puteando a macri. Un paseo por los perfiles de los macristas tuiteros (muchos críticos de cine que estos años nos estuvieron macarteando asquerosamente) nos muestra un paisaje de pesar y devastación.

Pero este domingo, aún antes de que se conocieran las medidas con las que intentan frenar la estampida bancaria de mañana apelando a medidas "intervencionistas" (je), ya era muy divertido leer a la troika de pensadores del domingo en el diario La Nación: Joaquín Morales Solá, Pablo Sirvén y Jorge Fernández Díaz. Es regocijante constatar que no se hacen cargo de su parte en el desastre, tampoco esperábamos que lo hicieran. Apuestan a:

- Exigirle responsabilidad ciudadana a un futuro gobierno que ni siquiera fue aún elegido.

- Convocar los fantasmas de una interna entre la "derecha" y la "izquierda" peronista, que hoy existe solo en sus desesperados anhelos, mientras lo que realmente se desgaja en pedacitos es Cambiemos.

- Atribuir el desastre producido por macri y al que ellos contribuyeron a la maldad insanable del peronismo.

Todo eso junto combinado de diversas maneras.

"Una vez más [el peronismo], cual peligroso depredador, acecha a su debilitada presa dispuesto a no otorgarle el más mínimo resquicio. (Pablo Sirvén)

Es particularmente desopilante la columna alucinada de Jorge Fernández Díaz:

La deuda tomada por Cambiemos -según describe Pichetto mejor que nadie- fue esencialmente para sostener y ampliar el gasto social, y para bajar de manera gradual los siete puntos del déficit que había legado Cristina. El Gobierno financió así la herencia, la pobreza y a las provincias, e intentó desarmar la bomba, hasta que los mercados se lo impidieron: las corridas cambiarias de 2018 lo dejaron al borde de 2001. El prestamista de última instancia, a cambio de evitar otra tragedia griega, sostuvo a la Argentina con la sola condición de que implementara un programa drástico, que condujo ciega y dramáticamente a la estanflación y el sufrimiento. La política exterior de Macri y su credibilidad en cuanto a que las reglas serían respetadas permitieron sofrenar aquella tormenta y comenzar la tortuosa recuperación. Vuelve Pichetto: "Hasta junio la inflación venía en baja y el Gobierno estaba evitando que el dólar bajara a menos de 42 pesos. No había duda de que estábamos recuperando la estabilidad. Con la amenaza del regreso del populismo estalló todo". Macri era el garante y la Argentina pendía de un hilo. El recuento final nos refresca que 12 millones de argentinos votaron con ira y que prácticamente entronizaron a un nuevo gobierno kirchnerista: el cuarto en 16 años. El estadista inglés David Lloyd George decía: "Las elecciones, a veces, son la venganza del ciudadano. La boleta es un puñal de papel". El puñal cortó el hilo, y lo que estamos viendo con angustia estos días es el desarrollo natural de esas calamidades en cadena.

Leer bien lo que sucede es crucial, puesto que sigue la eterna manipulación peronista del sentido, y porque reclamarles a los dirigentes que sean superhombres y logren ahora ponerle un dique a lo que 12 millones de personas decidieron a solas es urgente e imprescindible... (y sigue así).

Bancamos sus boludeces durante el proceso que llevó a este desastre, en el que ellos son partícipes. Le hablan al lector de La Nación, que es el que se moviliza con Brandoni. Porque a los multimillonarios no les pueden contar semejantes boludeces.

Nuestra tragedia social tiene su lado cómico.

Esta vez lo tuvieron todo: el lawfare, el FMI, el inédito blindaje mediático, el BCRA, El Banco Nación, El Banco Provincia, el Banco Ciudad, ADEPA, FOPEA, la Rural, las fuerzas represivas, las empresas trasnacionales, el poder financiero, las empresas nacionales, las universidades privadas, las encuestadoras, el gobierno de USA, el Big Data, Cambridge Analytica y las tecnologías de acción psicológica. Y volvieron a chocar el país igual que el papanatas de De La Rúa. Ahora implosiona el partido neoconservador que por primera vez ganó en elecciones libres. Por primera vez el mismo gobierno que batió el récord mundial de endeudamiento defaultea su propia deuda a un ritmo fulminante. Arrastran al FMI en su papelón.

Leyendo los diarios de hoy veo que la derecha no asume el enésimo fracaso político de su estrategia de disciplinar y ajustar al pueblo argentino y lo atribuye a errores tácticos. Todo fue porque macri no supo explicar bien o porque marquitos se distrajo con twitter, entonces los peronchos vienen a ensuciar la República. No pueden reunir en un mismo silogismo República y Democracia. Los escribas de la derecha no aciertan a diagnosticar correctamente su debilidad política. Siguen sin entender al peronismo, es decir: a la sociedad argentina. Están condenados a repetir el mismo error desde hace 70 años y de acá en adelante.

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